Cafe con dos terrones de azucar [Puck/Kurt]

Jan 12, 2011 18:58

Si, llevo tiempo sin actualizar pero es que no tenia internet y ultimamente he tenido una RL muy caotica xD Pero eso no quita que me  haya olvidado de los fics y eso. Por eso voy a seguir con mi tanda de fics de Glee con uno que tiene una pequeña continuacion y en el que se me fue la pinza un poco mucho xD

Titulo: Café con dos terrones de azucar
Fandom: Glee
Pairing: Puck/Kurt
Disclaimer: Todo de Ryan Murphy y nada mio. Mas quisiera yo xD
Dedicado: a luandachan y malale que son un amor.
Notas: Este es algo asi como la primera parte, la segunda luego y eso xD


Café con dos terrones.

Kurt es muy metódico en todo lo que hace. Se levanta cada mañana, sábados y domingos incluidos, a las siete de la mañana para poder aprovechar bien el día. Aprovechar bien el día en el idioma de Kurt Hummel significa no parar quieto ni un segundo.

En cuanto se levanta, hace sus ejercicios matinales sin perder tiempo para luego poder relajarse en la ducha tranquilamente antes de desayunar leyendo el periódico, y luego irse a clase con una sonrisa radiante de haber dormido un día entero por lo menos.

Es como un reloj de lunes a viernes y los fines de semana aunque apenas tenga nada que hacer en casa también sigue esa misma rutina. Excepto una vez al mes.

Siempre coincide en sábado. Aún no recuerda si lo decidieron por mutuo acuerdo o simplemente surgió así.

Un sábado, una vez al mes, Kurt olvida por un momento que tiene que ver Mujeres Desesperadas y comentarle a Mercedes por teléfono sus impresiones del capítulo y sale de noche hasta tarde.

¿El motivo?

Bueno, realmente no reconocería que le encanta hacerlo, pero lo hace de igual forma. Va a ver a Noah Puckerman tocar en el garito donde trabaja.

Lo llaman noche de micros abiertos, pero casi podrían llamarlo la noche de los perdedores desesperados. Kurt no quiere ser malo con aquella gente que posiblemente nunca lleguen a triunfar en la música (algunos rezan para que nunca vean la luz más allá de aquel sitio) pero es que realmente es lo que parecen. Desesperados.

Todos excepto Noah Puckerman. El chico con el corte de pelo a lo mohicano se sube al escenario con su guitarra acústica como si no le importase realmente. Como si el escenario fuese enteramente suyo y simplemente se lo cediese al resto por unos instantes. Esa seguridad que desprende hace que todos se fijen en él en cuanto su figura se ilumina por los focos. Se sienta en uno de aquellos roídos taburetes del bar y afina un poco las cuerdas de su guitarra improvisando de paso una pequeña melodía.

Luego se aclara la garganta y con aquella voz profunda que hacía caer a las chicas como moscas en el instituto dice su nombre y lo que va a cantar en aquel momento.

Aquel mes toca “Beth”. Kurt no puede evitar sonreír sentado en la mesa más alejada (siempre escoge aquella porque así sabe que Puck no le mirará mientras canta). Recuerda aquella canción de su época en el Glee Club. Se la dedicó a Quinn cuando tuvieron aquella pela por el nombre de su hija. El Hummel sabe de buena tinta que la madre de Rachel mantuvo el nombre y que Beth es una niña de diez años monísima con el mismo desparpajo que su madre y el encanto de su padre.

Sonríe en la penumbra mientras Noah desliza sus dedos por las cuerdas y su voz canta los versos de Beth casi con devoción. El público le mira asombrado por su talento y Kurt no puede evitar pensar en que Puck está desperdiciando su vida allí. Trabaja de camarero en aquel bar a parte de cómo ayudante en un taller. Dice que su vida está bien así, que le es suficiente con subir una vez al mes a cantar y sentirse en paz con la música. El castaño no lo ve así. Porque si realmente quisiese, sabe que podría entrar en alguna escuela de canto o en el conservatorio y vivir de la música. Podría entrar hasta en una banda de rock y se haría famoso; pero dice que nada de eso le importa.

Y cuando Kurt vuelve a preguntarle esa noche tras la actuación y cenar algo improvisado en un chino, la respuesta de Noah sigue siendo la misma: “Me gusta mi vida tal y como es. ¿Por qué debería de cambiarla?”

Y él tiene que hacerlo. Debe hacerlo porque hay algo que siempre se le rompe cuando oye a Puckerman decir eso. Es como algo dentro de él que le dice que es el culpable de aquel pensamiento. Por eso simplemente le toma del cuello de la camisa que lleva abierta y le hace descender los pocos centímetros que ahora le separan para besarle con desesperación.

Nunca lo han hablado realmente. ¿Para qué hablar si pueden expresarse sin palabras? Pero realmente saben perfectamente lo que está pasando por la mente del otro en ese momento. Kurt piensa que ha atado a Noah a un destino que no desea por estar con él y Noah piensa que nada de lo que haga por Kurt será suficiente.

Son estúpidos, lo saben, pero a veces es mejor ignorar la estupidez y seguir adelante. Seguir con los besos lentos y húmedos; con los mordiscos y las caricias bajo la ropa; con los jadeos ahogados y con los gemidos penetrantes. A ellos les funciona. Se conocen demasiado bien a estas alturas como para saber lo que quieren.

Y, paradójicamente, quieren lo mismo. Despertarse cada mañana con los pies enredados en los del otro y saber que cuando abran los ojos estará ahí con una sonrisa y preguntando qué harán para desayunar ese día.

Y Noah contestaría con un “me da igual mientras tú estés en el postre”.

Y Kurt, sin embargo, diría “un café bien cargado con dos terrones de azúcar”.

No obstante nunca se preguntan lo que hay para desayunar porque nunca llegan al alba juntos.

fics, pareja:puck/kurt, fandom:glee

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