Candy [Puck/Kurt Fic]
Como ultimamente estoy sacando fics del baul voy a seguir con los de Glee que es algo asi como muy novedoso y porque asi me entretengo. Ademas no son muchos xD Este que publico ahora es el segundo que escribi de Glee y debo decir que intente hacer fluff y quedo mas bien angst. Siempre me pasa igual.
Titulo: Candy
Fandom: Glee
Pairing: Puck/Kurt
Disclaimer: Nada mio, lo juro por Snoopy.
Dedicado: a luandachan y malale que son geniales, escriben de vicio y hacen que haga estas cosas tan raras xD
Notas: pues...bastante angst, algo de fluff (si tienes imaginacion) y decir que se me ocurrio mientras escuchaba la cancion de Paolo Nutini, Candy. Si, soy un portento para los titulos *facepalm*
Candy
Llueve. Huele a tierra mojada y hierba húmeda. Llueve a cántaros pero a él no le importa. Tiene que estar allí. Debe estar allí. Tiene que llegar antes de que se vaya. No sabe a ciencia cierta cómo ha acabado corriendo bajo la lluvia, sin casi resuello y empapándose entero por aquella carrera loca.
Quizás debería haber cogido el coche, hubiese sido la mejor opción. Pero realmente no tuvo tiempo de pensar. La lógica le abandonó por completo cuando supo que aquella era la noche en la que Kurt Hummel abandonaba la ciudad para buscar una oportunidad en la gran ciudad.
Ni siquiera había cogido una chaqueta. Simplemente echó a correr calle abajo sin pensar en nada salvo en que él se iba. Sabía que algún día llegaría ese momento. Kurt no paraba de repetir una y otra vez que pensaba irse de allí pronto. Sin embargo, una cosa era saberlo y otra constatarlo.
Y Noah Puckerman no sabía muy bien por qué, pero aquello le desgarraba las entrañas cada vez que pensaba en ello.
Kurt no iba a estar allí. No podría meterse con su perfecto pelo o con su eterno olor a laca. No podría comprobar como el olor de su fresca colonia se mezclaba con la laca, salvo cuando estaba tan cerca de su cuello como para notar ese olor que embriagaba a cualquiera; la perfecta mezcla de su olor propio junto con la colonia. No se metería con el chico por sus caras al cantar. No podría fijarse más en aquellos labios que parecían invitarle siempre a ser besados. Ni podría perderse en los recovecos de aquella sabrosa boca que solía saber a chicle de fresa.
Todo aquello que se perdería le golpeaba con fuerza mientras las piernas le dolían por el esfuerzo de correr, prácticamente media ciudad, para llegar a tiempo a casa de los Hummel. Ni siquiera notaba la lluvia caer sobre él, sin descanso. Sólo podía pensar en que debía llegar a tiempo.
Cuando llegó a la calle de Kurt sintió algo parecido a alivio. Su casa aún tenía todas las luces encendidas lo que tenía que significar que el chico todavía no había salido. Aún no se había ido y aquello le dio fuerzas a Noah para correr incluso más e ir a su encuentro.
No supo nunca ni cómo llamó a la puerta y se quedó bajo el porche, chorreando los miles de litros que le habían caído encima en su carrera. Su imagen no debía ser muy favorecedora, porque cuando Kurt abrió la puerta puso una mueca de sorpresa de las que sólo solía poner cuando algo era totalmente imposible de creer.
El moreno sentía que el frío comenzaba a adueñarse de sus huesos. Sentía la piel de los brazos erizada y el agua chorreando por su escaso pelo. Sabía que de alguna forma debía de tener una imagen patética. Después de todo, estaba completamente empapado enfrente de un Kurt que le miraba con sorpresa y confusión.
No tuvo que pensar mucho cuando clavó sus ojos en los azules del chico. Simplemente fue un movimiento natural como cada vez que sus ojos se cruzaban. Le abrazó a pesar de estar empapado y le besó. Notó cómo el chico se intentaba librar de su abrazo. Seguro que le estaba mojando su camiseta de diseñador o algo así, pero le daba igual. Necesitaba aquello. Necesitaba sentir que todavía podía estar dentro de su vida. Necesitaba sus labios igual que le necesitaba en su vida. Estaba desesperado. No quería que se fuese. Era egoísta, pero necesitaba aquellos dulces labios, saber que eran suyos, sentir que nada podía separarle de él.
Todos aquellos pensamientos comenzaron a entreverse en el beso que empezaba a ser desesperado, completamente desesperado y demandante porque era lo que Noah necesitaba. Saber que si pedía algo. él se lo daría. Que si le pedía que volviese, no lo haría para siempre porque, ante todo, estaba su sueño; y él lo respetaba pero le dolía perderlo así.
No supo cuánto estuvieron besándose, pero les separó un carraspeo detrás de ellos. Burt Hummel les miraba con las cejas levantadas esperando una explicación o mejor aún, esperando que Noah se fuese de su porche y dejase de besar a su hijo delante de él sin pudor alguno.
Puck se separó del chico sin dejar nunca de abrazarlo y mirarle con adoración a los ojos. Depositó un casto beso en la frente del moreno y sin más le sonrió con aquella sonrisa arrebatadora que cortaba la respiración de Kurt.
-“Te esperaré aquí. Siempre.”
Ante tal declaración no sabía qué contestar. Tampoco hizo falta. Con los ojos anegados de lágrimas depositó un corto beso en los labios de Puckerman que sonrió agradecido.
No hubo necesidad de más palabras. Con pereza se separaron y sin dejar de mirarse a los ojos, Noah volvió a salir a la lluvia que parecía acompañar sus tristes pensamientos.
Aquella fue la última vez que se vieron en mucho tiempo.
La siguiente vez que se vieron, Kurt era una estrella y Puck aún le esperaba.
Titulo: Candy
Fandom: Glee
Pairing: Puck/Kurt
Disclaimer: Nada mio, lo juro por Snoopy.
Dedicado: a luandachan y malale que son geniales, escriben de vicio y hacen que haga estas cosas tan raras xD
Notas: pues...bastante angst, algo de fluff (si tienes imaginacion) y decir que se me ocurrio mientras escuchaba la cancion de Paolo Nutini, Candy. Si, soy un portento para los titulos *facepalm*
Candy
Llueve. Huele a tierra mojada y hierba húmeda. Llueve a cántaros pero a él no le importa. Tiene que estar allí. Debe estar allí. Tiene que llegar antes de que se vaya. No sabe a ciencia cierta cómo ha acabado corriendo bajo la lluvia, sin casi resuello y empapándose entero por aquella carrera loca.
Quizás debería haber cogido el coche, hubiese sido la mejor opción. Pero realmente no tuvo tiempo de pensar. La lógica le abandonó por completo cuando supo que aquella era la noche en la que Kurt Hummel abandonaba la ciudad para buscar una oportunidad en la gran ciudad.
Ni siquiera había cogido una chaqueta. Simplemente echó a correr calle abajo sin pensar en nada salvo en que él se iba. Sabía que algún día llegaría ese momento. Kurt no paraba de repetir una y otra vez que pensaba irse de allí pronto. Sin embargo, una cosa era saberlo y otra constatarlo.
Y Noah Puckerman no sabía muy bien por qué, pero aquello le desgarraba las entrañas cada vez que pensaba en ello.
Kurt no iba a estar allí. No podría meterse con su perfecto pelo o con su eterno olor a laca. No podría comprobar como el olor de su fresca colonia se mezclaba con la laca, salvo cuando estaba tan cerca de su cuello como para notar ese olor que embriagaba a cualquiera; la perfecta mezcla de su olor propio junto con la colonia. No se metería con el chico por sus caras al cantar. No podría fijarse más en aquellos labios que parecían invitarle siempre a ser besados. Ni podría perderse en los recovecos de aquella sabrosa boca que solía saber a chicle de fresa.
Todo aquello que se perdería le golpeaba con fuerza mientras las piernas le dolían por el esfuerzo de correr, prácticamente media ciudad, para llegar a tiempo a casa de los Hummel. Ni siquiera notaba la lluvia caer sobre él, sin descanso. Sólo podía pensar en que debía llegar a tiempo.
Cuando llegó a la calle de Kurt sintió algo parecido a alivio. Su casa aún tenía todas las luces encendidas lo que tenía que significar que el chico todavía no había salido. Aún no se había ido y aquello le dio fuerzas a Noah para correr incluso más e ir a su encuentro.
No supo nunca ni cómo llamó a la puerta y se quedó bajo el porche, chorreando los miles de litros que le habían caído encima en su carrera. Su imagen no debía ser muy favorecedora, porque cuando Kurt abrió la puerta puso una mueca de sorpresa de las que sólo solía poner cuando algo era totalmente imposible de creer.
El moreno sentía que el frío comenzaba a adueñarse de sus huesos. Sentía la piel de los brazos erizada y el agua chorreando por su escaso pelo. Sabía que de alguna forma debía de tener una imagen patética. Después de todo, estaba completamente empapado enfrente de un Kurt que le miraba con sorpresa y confusión.
No tuvo que pensar mucho cuando clavó sus ojos en los azules del chico. Simplemente fue un movimiento natural como cada vez que sus ojos se cruzaban. Le abrazó a pesar de estar empapado y le besó. Notó cómo el chico se intentaba librar de su abrazo. Seguro que le estaba mojando su camiseta de diseñador o algo así, pero le daba igual. Necesitaba aquello. Necesitaba sentir que todavía podía estar dentro de su vida. Necesitaba sus labios igual que le necesitaba en su vida. Estaba desesperado. No quería que se fuese. Era egoísta, pero necesitaba aquellos dulces labios, saber que eran suyos, sentir que nada podía separarle de él.
Todos aquellos pensamientos comenzaron a entreverse en el beso que empezaba a ser desesperado, completamente desesperado y demandante porque era lo que Noah necesitaba. Saber que si pedía algo. él se lo daría. Que si le pedía que volviese, no lo haría para siempre porque, ante todo, estaba su sueño; y él lo respetaba pero le dolía perderlo así.
No supo cuánto estuvieron besándose, pero les separó un carraspeo detrás de ellos. Burt Hummel les miraba con las cejas levantadas esperando una explicación o mejor aún, esperando que Noah se fuese de su porche y dejase de besar a su hijo delante de él sin pudor alguno.
Puck se separó del chico sin dejar nunca de abrazarlo y mirarle con adoración a los ojos. Depositó un casto beso en la frente del moreno y sin más le sonrió con aquella sonrisa arrebatadora que cortaba la respiración de Kurt.
-“Te esperaré aquí. Siempre.”
Ante tal declaración no sabía qué contestar. Tampoco hizo falta. Con los ojos anegados de lágrimas depositó un corto beso en los labios de Puckerman que sonrió agradecido.
No hubo necesidad de más palabras. Con pereza se separaron y sin dejar de mirarse a los ojos, Noah volvió a salir a la lluvia que parecía acompañar sus tristes pensamientos.
Aquella fue la última vez que se vieron en mucho tiempo.
La siguiente vez que se vieron, Kurt era una estrella y Puck aún le esperaba.