Lips Like Morphine
Lips Like Morphine
La música sonaba atronadora en aquella concurrida habitación. La gente bailaba y brincaba al sonido de la música sin descanso, a nadie parecía importarle lo alta que sonaba. Solo había alguien en aquel espacio que parecía no saber muy bien que hacia allí. Sentado en una oscura esquina observaba como el resto baila, bebía y reía. Se sentía un tanto fuera de lugar aun no comprendía como habían logrado convencerlo para estar allí.
De acuerdo que querían sacarle de casa, vigilado pero fuera, estaba bien que intentasen animarle pero en aquellos momentos lo que menos le apetecía era salir de marcha. Se sentía decaído y aunque estaba pasando las vacaciones con los Weasley, no se sentía a gusto. No le gustaba lo sobre protectora que podía llegar a ser la señora Weasley.
Al genial le habían convencido tras mucho insistir, pero ahora se arrepentía de haber salido. Veía como los gemelos bailaban sin control atropellando a quien se encontraban; Hermione, Ginny y Ron riéndose cerca de él y Bill (que era su “vigilante”) apoyado en la barra con un vaso en la mano intentando que las mujeres del bar le dejasen en paz, cosa que no acababa de conseguir por más que lo intentaba.
##############
Después de diez minutos de aburrimiento en su esquina, el moreno apuro el contenido de su vaso y se acerco a Ron para decirle que iba al baño; el pelirrojo insistió en acompañarlo pero Harry consiguió que desistiera en su empeño. Cruzó el bar y subió rápidamente a los baños, quería estar solo y pensar, tal como llevaba haciendo todo el verano.
El baño estaba en silencio así que aquella soledad, interrumpida solo por el martilleo de la música al otro lado de la puerta, le ayudaba a pensar; no quería olvidarse tan fácilmente de su padrino, quería recordar a su única familia, no quería quedarse solo de nuevo.
Unas pequeñas lágrimas empezaron a agruparse en sus ojos verdes, intentaba retenerlas pero hacerlo le nublaba la vista por lo que no puedo hacer otra cosa que dejarlas salir lentamente. Intento serenarse apoyándose contra la pared pero al ver su reflejo en el espejo que tenía enfrente produjo que más lágrimas saliesen de sus ojos.
Se lamentaba de su maldita existencia y de su destino. Acabo encerrado en el espacio reducido que era el baño intentando contener su rabia y su malestar, pero no podía; por alguna razón no podía frenar sus lágrimas.
Pasó cerca de diez minutos llorando sin consuelo hasta que sus ojos se quedaron sin lágrimas y consiguió serenarse.
##############
Salio de allí y volvió con sus amigos; en el camino se sentía como en otro mundo, no sabía muy bien donde estaba, era todo muy irreal para él, a su alrededor sucedían cosas pero el parecía no verlas ni notarlas. Se sentía completamente desorientado.
De pronto tropezó con un chico más o menos de su edad de pelo negro y ojos grises, unos ojos que le recordaban a alguien. Harry se disculpo y siguió su camino notando una mirada sobre él, una mirada que le producía escalofríos.
Llegó a la altura de Ron y trato de sonreír cuando este le contó la ultima broma de los gemelos aunque solo consiguió mostrar una mueca poco parecida a una sonrisa. Su amigo no dijo nada aunque la había notado, no podía hacer nada para ayudarle y eso que lo había intentado todo.
A la media hora o así, Bill se acerco a ellos y les dijo que ya era hora de volver; eran cerca de las dos de la mañana. Los gemelos habían protestado pero una mirada severa de su hermano mayor había acallado las quejas. El ver a los gemelos con aquella cara tan divertida hizo que Harry mostrado una tímida sonrisa que no paso desapercibida para sus amigos ni por un muchacho que estaba unos metros más lejos de ellos.
Cogieron las cosas que habían dejado en un taburete y se dirigieron a la salida. Bill iba delante de Harry, que iba el último, y cada poco le miraba para ver si le seguía mientras avanzaban por la muchedumbre. Harry simplemente caminaba absorto en sus pensamiento y sin enterarse de lo que sucedía a su alrededor.
Bill ya había salido por la puerta y Harry lo iba a hacer enseguida en cuanto pudiese encontrar la forma de pasar a través de la gente que obstruía la salida. Parecía que ya había encontrado la forma de pasar cuando algo lo agarro por detrás y un cuerpo se pego a su espalda. Un escalofrió de pánico corrió por su espalda. El pensar que alguien le iba a atacar allí, así, tan fácilmente le hizo ponerse alerta.
Sin embargo, el ataque nunca llego, en su lugar sintió un aliento calido en la nuca que le erizo la piel y un susurro sensual en su oreja que le estremeció completamente.
-“Es una pena que tengas que irte. Nos volveremos a ver.”
Harry se giro cuando noto que el agarre disminuía y distinguió al chico de pelo negro con el que se había chocado antes, justo antes de que estés se abalanzase sobre sus labios y le besara.
Harry solo había dado un beso en su vida y había sido extraño y húmedo. No obstante, en ese momento le parecía algo placentero y normal. La boca de aquel extraño parecía encajar perfectamente en la suya y un cosquilleo envolvía todo su cuerpo. Aún lo consideraba húmedo pero cuado la lengua de aquel misterioso chico entro en su boca la humedad más que patente le parecía en aquellos instantes al cosa más sensual del mundo. Lo disfrutaba enormemente pero sabía que era algo extraño, que le estaban esperando y que además no sabía quien era aquel chico.
El misterioso chico se separo de él lentamente y Harry intento parecer normal aunque el sabía que todos sus esquemas se habían derrumbado y estaba completamente descolocado. El chico sonrió y le guiño un ojo antes de desaparecer entre la gente. Nadie parecía haberse dado cuenta de nada y Harry después de serenarse un poco, cosa que apenas consiguió, salió de aquel bar en busca de sus amigos antes de que se preocupasen por su ausencia.
Los encontró al instante ya que nada más salir del bar una cabellera castaña y alborotada se acerco a él al instante.
-“Por Dios Harry que susto nos has dado. Creíamos que te había pasado algo. ¿Estas bien?”
-“Sí, sí. Tranquila Hermione. Estoy bien. ¿Y el resto?”
-“Buscándote. Ven; volvamos con ellos.”
Harry asintió y se dejo guiar por su amiga aunque había algo que no le dejaba concentrarse en lo que le decía la chica. Esa cosa no tenía nombre pero tenía cara, cuerpo, ojos y labios; y llevaba con ella una sensación de bienestar y nerviosismo que Harry jamás había experimentado y una vez probado deseaba volver a experimentar una vez más.
Aquella noche, ya echado en su cama, con Ron a su lado roncando; no pudo evitar rememorar la sensación de aquellos labios sobre los suyos y la lengua de aquel chico explorando toda su boca sin esperar ni recibir permiso para ello.
Fue la primera vez que noto una presión dolorosa en sus holgados pantalones de pijama. La primera vez que sus manos bajaron más allá del abdomen buscando el alivio de su cuerpo por primera vez en quince años.
Su padrino acababa de morir hacia un mes escaso y él no podía dejar de pensar en aquellos labios que le habían besado de forma fortuita mientras se masturbaba sin ritmo y en silencio para que nadie le oyese.
La primera vez que pensó que aquellos labios eran como morfina para su organismo. La primera pero no la última vez que lo pensaría en aquel año.
FIN
La música sonaba atronadora en aquella concurrida habitación. La gente bailaba y brincaba al sonido de la música sin descanso, a nadie parecía importarle lo alta que sonaba. Solo había alguien en aquel espacio que parecía no saber muy bien que hacia allí. Sentado en una oscura esquina observaba como el resto baila, bebía y reía. Se sentía un tanto fuera de lugar aun no comprendía como habían logrado convencerlo para estar allí.
De acuerdo que querían sacarle de casa, vigilado pero fuera, estaba bien que intentasen animarle pero en aquellos momentos lo que menos le apetecía era salir de marcha. Se sentía decaído y aunque estaba pasando las vacaciones con los Weasley, no se sentía a gusto. No le gustaba lo sobre protectora que podía llegar a ser la señora Weasley.
Al genial le habían convencido tras mucho insistir, pero ahora se arrepentía de haber salido. Veía como los gemelos bailaban sin control atropellando a quien se encontraban; Hermione, Ginny y Ron riéndose cerca de él y Bill (que era su “vigilante”) apoyado en la barra con un vaso en la mano intentando que las mujeres del bar le dejasen en paz, cosa que no acababa de conseguir por más que lo intentaba.
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Después de diez minutos de aburrimiento en su esquina, el moreno apuro el contenido de su vaso y se acerco a Ron para decirle que iba al baño; el pelirrojo insistió en acompañarlo pero Harry consiguió que desistiera en su empeño. Cruzó el bar y subió rápidamente a los baños, quería estar solo y pensar, tal como llevaba haciendo todo el verano.
El baño estaba en silencio así que aquella soledad, interrumpida solo por el martilleo de la música al otro lado de la puerta, le ayudaba a pensar; no quería olvidarse tan fácilmente de su padrino, quería recordar a su única familia, no quería quedarse solo de nuevo.
Unas pequeñas lágrimas empezaron a agruparse en sus ojos verdes, intentaba retenerlas pero hacerlo le nublaba la vista por lo que no puedo hacer otra cosa que dejarlas salir lentamente. Intento serenarse apoyándose contra la pared pero al ver su reflejo en el espejo que tenía enfrente produjo que más lágrimas saliesen de sus ojos.
Se lamentaba de su maldita existencia y de su destino. Acabo encerrado en el espacio reducido que era el baño intentando contener su rabia y su malestar, pero no podía; por alguna razón no podía frenar sus lágrimas.
Pasó cerca de diez minutos llorando sin consuelo hasta que sus ojos se quedaron sin lágrimas y consiguió serenarse.
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Salio de allí y volvió con sus amigos; en el camino se sentía como en otro mundo, no sabía muy bien donde estaba, era todo muy irreal para él, a su alrededor sucedían cosas pero el parecía no verlas ni notarlas. Se sentía completamente desorientado.
De pronto tropezó con un chico más o menos de su edad de pelo negro y ojos grises, unos ojos que le recordaban a alguien. Harry se disculpo y siguió su camino notando una mirada sobre él, una mirada que le producía escalofríos.
Llegó a la altura de Ron y trato de sonreír cuando este le contó la ultima broma de los gemelos aunque solo consiguió mostrar una mueca poco parecida a una sonrisa. Su amigo no dijo nada aunque la había notado, no podía hacer nada para ayudarle y eso que lo había intentado todo.
A la media hora o así, Bill se acerco a ellos y les dijo que ya era hora de volver; eran cerca de las dos de la mañana. Los gemelos habían protestado pero una mirada severa de su hermano mayor había acallado las quejas. El ver a los gemelos con aquella cara tan divertida hizo que Harry mostrado una tímida sonrisa que no paso desapercibida para sus amigos ni por un muchacho que estaba unos metros más lejos de ellos.
Cogieron las cosas que habían dejado en un taburete y se dirigieron a la salida. Bill iba delante de Harry, que iba el último, y cada poco le miraba para ver si le seguía mientras avanzaban por la muchedumbre. Harry simplemente caminaba absorto en sus pensamiento y sin enterarse de lo que sucedía a su alrededor.
Bill ya había salido por la puerta y Harry lo iba a hacer enseguida en cuanto pudiese encontrar la forma de pasar a través de la gente que obstruía la salida. Parecía que ya había encontrado la forma de pasar cuando algo lo agarro por detrás y un cuerpo se pego a su espalda. Un escalofrió de pánico corrió por su espalda. El pensar que alguien le iba a atacar allí, así, tan fácilmente le hizo ponerse alerta.
Sin embargo, el ataque nunca llego, en su lugar sintió un aliento calido en la nuca que le erizo la piel y un susurro sensual en su oreja que le estremeció completamente.
-“Es una pena que tengas que irte. Nos volveremos a ver.”
Harry se giro cuando noto que el agarre disminuía y distinguió al chico de pelo negro con el que se había chocado antes, justo antes de que estés se abalanzase sobre sus labios y le besara.
Harry solo había dado un beso en su vida y había sido extraño y húmedo. No obstante, en ese momento le parecía algo placentero y normal. La boca de aquel extraño parecía encajar perfectamente en la suya y un cosquilleo envolvía todo su cuerpo. Aún lo consideraba húmedo pero cuado la lengua de aquel misterioso chico entro en su boca la humedad más que patente le parecía en aquellos instantes al cosa más sensual del mundo. Lo disfrutaba enormemente pero sabía que era algo extraño, que le estaban esperando y que además no sabía quien era aquel chico.
El misterioso chico se separo de él lentamente y Harry intento parecer normal aunque el sabía que todos sus esquemas se habían derrumbado y estaba completamente descolocado. El chico sonrió y le guiño un ojo antes de desaparecer entre la gente. Nadie parecía haberse dado cuenta de nada y Harry después de serenarse un poco, cosa que apenas consiguió, salió de aquel bar en busca de sus amigos antes de que se preocupasen por su ausencia.
Los encontró al instante ya que nada más salir del bar una cabellera castaña y alborotada se acerco a él al instante.
-“Por Dios Harry que susto nos has dado. Creíamos que te había pasado algo. ¿Estas bien?”
-“Sí, sí. Tranquila Hermione. Estoy bien. ¿Y el resto?”
-“Buscándote. Ven; volvamos con ellos.”
Harry asintió y se dejo guiar por su amiga aunque había algo que no le dejaba concentrarse en lo que le decía la chica. Esa cosa no tenía nombre pero tenía cara, cuerpo, ojos y labios; y llevaba con ella una sensación de bienestar y nerviosismo que Harry jamás había experimentado y una vez probado deseaba volver a experimentar una vez más.
Aquella noche, ya echado en su cama, con Ron a su lado roncando; no pudo evitar rememorar la sensación de aquellos labios sobre los suyos y la lengua de aquel chico explorando toda su boca sin esperar ni recibir permiso para ello.
Fue la primera vez que noto una presión dolorosa en sus holgados pantalones de pijama. La primera vez que sus manos bajaron más allá del abdomen buscando el alivio de su cuerpo por primera vez en quince años.
Su padrino acababa de morir hacia un mes escaso y él no podía dejar de pensar en aquellos labios que le habían besado de forma fortuita mientras se masturbaba sin ritmo y en silencio para que nadie le oyese.
La primera vez que pensó que aquellos labios eran como morfina para su organismo. La primera pero no la última vez que lo pensaría en aquel año.
FIN