Autor: herms_weasley
Fandom: Harry Potter
Personaje/Pareja/Trío: Ron y Hermione
Tema: #10 - Orgullo
Habían tenido una de esas pelea, que comenzaban por una tontería, la de esta vez fue, “Ron no comas con la boca abierta” el le había respondido “te crees mi madre para venir a regañarme” le había dolido eso…a pesar de la sonrisa que el tenia en su rostro. “si no te comportaras como un niño maleducado, no tendría que hacerlo”…y él había respondido con una frase hiriente…y ella contesto de igual forma. Hasta que llegaron a los gritos…esos que perforaban los tímpanos de los presente y desesperaban a Harry, que también terminaba molesto.
Había pasado un mes desde eso y la ultima palabras del pelirrojo aún retumbaban en su cabeza - te crees perfecta, pero solo eres una niña soberbia que por pensar que es más inteligente que los demás, no toma en cuenta sus opiniones- le había dicho, con los ojos azules refulgiéndole de ira. Seguían sin hablarse desde entonces…a pesar que estaban a cada momento juntos y lanzándose miradas de reojos, para después apartarlas cuando el otro se daba cuenta, a pesar de querer reír de sus chistes, de querer ayudarlo con sus exámenes y ver como se revolvía el pelo nervioso, dejándoselo todo desordenado, dando una imagen de niño travieso que le producía una ternura atenazándole las entrañas, de sentir la necesidad de hablar de cualquier cosa y pelear por trivialidades…de volver a tenerlo cerca, con sus pecas, ojos azules juguetones y su cabello rojo color fuego…el mismo que se encendía en ella cuando sentía el roce de su piel, cuando se abrazaban como amigos…tantas cosas que extrañaba…tantas que era imposible decirlas todas, siempre parecía que se le quedaba algo en el tintero.
El vació que siempre sentía después de alguna de sus entupidas peleas, seguía hay y parecía que había adquirido más fuerza, quien sabe donde, tenia claro que ambos trenzan la culpa, que ella había respondido a la defensiva, cuando el solo estaba bromeando, que lo había puesto a el en señal de alarma…que tenia razón en lo ultimo que le había dicho.
Pero el orgullo podía más, no era capaz de acercarse por miedo al rechazo, por temor a humillarse, sin darse cuenta que “no es mejor persona quien nunca se equivoca, si no quien es capaz de admitir sus errores e intenta enmendarlos”.
El pelirrojo pasaba por lo mismo que la castaña, sentía la necesidad de ver sus ojos castaños riendo de alguna broma suya, exasperado por que no entendía alguna materia, regañándolo con la mirada, aprobando sus progresos, dándole alguna explicación de porque eran importantes los estudios, su voz en susurro charlando que podrían hacer para ayudar a su amigo, las tardes que se quedaba como imbécil mirándola embobado, mientras ella estaba absorta en algún libro, de esos grandes que el no entendía ni media palabra, o no quería entender, era más divertido que ella se los explicara, con la angustia reflejada en sus bella facciones… cuando ella tomaba sus brazos de forma inconciente o el le agarraba la mano intentando darle protección.
Tenia conciencia de que se había pasado con ella, pero es que lo descontrolaba con su voz mandona, diciéndole que tenia que hacer, como si no lo supiera, otra cosa era que no le importara…el orgullo que poseía evitaba que pudiera pedirle una disculpa, aunque se maldecía por ello, ese orgullo que a veces lo ahogaba en su propia terquedad, ese orgullo que no le dejaba admitir sus errores, por el miedo de la mirada de ella, de que no fuera suficiente con una simple palabra…que se arruinara su amistad por eso.
Ese siempre había sido su mayor defecto, intentar ocultar el sol con un dedo, pensando que si ignoraba o postergaba las situaciones, todo volvería naturalmente a su cause, sin percatarse de que eso lo único que provocaba, era que los problemas fueran agravándose, hasta que como una bola de nieve, se transformaba en una avalancha, por no tomar en cuenta esa pequeña cosa que rodaba por la lluvia de invierno.
Ambos caminaban por el mismo pasillo, Harry había decidido ir a dar una vuelta, así que ninguno estaba con compañía, ensimismados en sus pensamientos, chocaron con el otro, cuando se levantaban dispuestos a decir algún insulto contra el que había tropezado con ellos, más cuando sus ojos se encontraron, las palabras murieron, los pensamientos se fueron de paseo….simplemente quedaron abstraídos con el brillo de los ojos del otro, azul y castaño, agua y tierra, fundiéndose juntos…
Cuando consiguieron que su cerebro volviera a funcionar y las neuronas trabajaran de nuevo, se saludaron incómodos y preguntaron vacilantes como estaban, la única respuesta que atravesó la tensión; emocional, mental y sexual…fue un “bien” pronunciado bajamente, como intentando que el otro no lo escuchara.
Por las mentes de ambos atravesaba como pedir disculpas, una palabra tan simple en su composición y de tan difícil pronunciación cuando salía del alma, el orgullo y la necesidad jugaban su propia partida de ajedrez, viendo quien ganaría…se levantaron lentamente, tratando de largar el momento y suplicando por que la dichosita palabra saliera de sus labios, pero esta testadura no lo hizo, el orgullo la reprimía con tal intensidad que se atragantaba en sus gargantas intentado liberarse. Al final simplemente se fueron cada uno por su camino, completamente opuestos e insultándose por dentro, por ser tan cobardes, tan entupidos, tan orgullosos.
Pero hicieron el primer acercamiento, algo vacilante y aletargado por la confusión, pero como el primer paso de un niño, se iría desenvolviéndose naturalmente…si lograban que el orgullo no ganara la partida de nuevo, que no callara mas palabras, que no ocultara más sentimientos.
Solo esperaban no tener que esperar a que algo realmente malo ocurriera, como siempre les pasaba, solo esperaban que no fuera demasiado tarde cuando ocurriera, que el daño todavía fuera reparable.