Autor:
meztli_luTema:Nunca lo olvidaría
Tabla:
IlusoriaFandom: Real Personal Fiction
Claim: Shirota Yuu
Disclaimer: ….. naturalmente no me pertenece (risas)
Rating:Suspenso, muerte.
Resumen: Enfrentarse a la muerte de uno de los seres más queridos de su vida no es fácil y más cuando descubré que él fue el culpable.
Pues no me vayan a matar por tratar de ser original y realista. Todos hemos pasado por la perdida de un ser amado. Y está sólo es una manera de expresar un sentimiento, sin animos de ofender a nadie.
Nunca lo olvidaría
No supe que fue lo que pasó. Cuando salí de casa esta mañana todo estaba igual. La casa tenía la misma seguridad que días antes. Al regresar del trabajo, Meme estaba tirado en la cocina con las viseras de fuera y la boca abierta con vomito a su alrededor. El plato de comida estaba vacío. La sangre se había esparcido por la loza gris de la cocina. El hediondo aroma de descomposición empezaba a impregnar todo. Dai abrió las ventanas. Jun iba a enfadarse conmigo con justa razón por no cuidar al perro. Era mi culpa, lo sé no lo cuide como era debido.
No tenía el valor para llamarle a Jun y contarle. Mis manos aún estaban manchadas de sangre. Acaricie a Meme varias veces, vi sus ojos fijos en la pared. No me contuve, empecé a llorar. “¿Qué te paso Meme?” preguntaba sin algún consuelo.
- De cualquier manera llamé al veterinario, es extraño que pasará esto- dijo Dai cubriendo a Meme con una manta- dejemos que él nos diga que paso.
Me aleje abatido, seguí llorando. Yo amaba a Meme desde llegó a casa siendo un cachorro de dos meses. Me divertía cada vez que hacía alguna gracia y me hacía compañía. Las fotos en el refrigerador donde estaba él con Lala iban a ser mortales de ahora en adelante. Dai me abrazó cuando nos sentamos en el sillón. Odiaba ese sentimiento de encariñarte con los seres vivos, era parte de mi familia.
- Meme era mi mejor amigo- dije en medio de mis lágrimas que ahogaban mi tono de voz- él sabía más de lo que yo mismo sé de mí. Meme… - susurré.
Dai no sabía que más hacer. Me trajo agua pero yo estaba asqueado no quería nada. La escena me había transtornado de tal manera que estaba a punto de mandar al infierno todo, incluso mi carrera. Sí, me afecto mucho la perdida de un perro, un animal, como quiera que le llamen. No sólo era eso, era un amigo, confidente, era mi aliado. Meme sabía lo que tanto ocultó a los humanos, los medios, las fans. Conocía las pesadillas y lamía mi rostro cuando estaba abatido por el acoso de Esteban y Tshuva. Me daba valor, me animaba cada vez que me notaba deprimido. Era mi motor, una herramienta de fuerza irremplazable. Yo amo a Meme. Significaba para mí tanto…
Una hora después llegó el veterinario y examinó el cadáver de Meme. Quise volver a mirarlo aunque Dai me recomendaba que no lo hiciera. Lo observe, su pelo blanco con motas rojas, su estomago abierto, tendido ahí sobre un charco de sangre. El doctor tomó los intestinos de Meme y con ayuda de un bisturí, abrió lentamente. No me controle y volví a llorar en el pecho de mi hermano mayor.
- Alguien lo mató- aseguró el doctor. En su mano tenía un par de alfileres y comenzó a sacar diminutos cristales- se desgarró el estómago- dijo sin mirarnos.
Según el análisis del medico, alguien colocó esos pedazos afilados en el plato de su comida. Estaba muy consternado, probablemente nunca se había enfrentado a un caso así.
- ¿Quién pudo ser? Nadie vive aquí más que mi hermano y yo- aseguró Dai. El veterinario guardo las muestras en una bolsa y volvió a cubrir a Meme.
Yo seguía estático por el descubrimiento. Una visión escalofriante cruzó por mi mente al escuchar a Dai decir: “Nadie vive aquí más que mi hermano y yo” No era verdad, ¿y Esteban? Sentí que traicione la confianza de Meme. Me sentía culpable, yo deje que pasará todo esto. Yo mate a Meme.
El medico se llevó el cadáver del perro. Mañana lo incineramos dijo Dai.
- Yo hablaré con Jun. Ve a la cama y trata de descansar o dormir- me ordenó. Quizá fue un acto frívolo de su parte, pero siempre trataba de cuidarme. Quería a Meme como todos. Pensé no sólo en Dai, sino en Rina, Maria, mi padre. Todos nos habíamos encariñado con esa bola de pelo diminuta…
Sin discutir fui a mi habitación. Aun costado de mi cama estaba la de Meme junto con sus juguetes, incluso mi habitación olía un poco a él. Mis ojos ardían por las lágrimas acidas y ese sentimiento crudo de no volver a ver a ese ser amado. Acaricie sus juguetes, lo pensaba, corriendo por la casa, ladrándome al llegar. Pidiendo comida, echándose en mis pies, cuando se dejaba disfrazar y lo emocionado que estaba cuando llegaba con un premio o comida. Me odiaba tanto por no controlar a Esteban, dejarme manipular. Yo era la marioneta. Deje caer la carnaza del perro al suelo. Mire fijamente su lugar de dormir.
- No me gustan los perros- me oí decir. Una fuerza paralizó mis sentidos, incluso mi mente- a Tshuva no le gustan los perros Yuu- volví a decir. El tono de mi voz cambió, era más gruesa y golpeada, sentí que mi cuerpo me era ajeno, no sólo por que no me obedecía, sino por que pesaba, era crudo, era lejano.
Lo sentí, lo sabía. Tshuva fue quien organizó todo le asesinato. Estúpido Esteban, pensé. Eres aún más débil que yo, dejarte manipular por una conciencia que no es etérea o es extranjera. Mis piernas se doblaron y un grito salió de mi garganta involuntariamente. Hay estaba Esteban, tratando de desahogar su odio hacía mi.
- Quiero matarte- dijo. Yo pensé que estaría bien, necesitaba la muerte como Meme- no, hoy no te daré el gusto vas a sufrir como sufro yo. Tu perro esta muerto, mañana será…- una sensación de dolor empezó a conmoverme y me quede quieto, dejando que Esteban confabulara y se sitiera dueño de la situación, cuando sentí que estaba confiado de mantenerme calmado- ¡Cállate!- pude gritar y así volver- los odio…- dije al espejo- te odio…- en ese momento una serie de ideas macabras me inundaba. Quizá la muerte de Meme rompió el lazo que tenía con mi realidad, con la vida, incluso conmigo mismo.
Grcias por leer una vez más y cualquier error, coerción y saben. Saludos