Autor:
yuvia Fandom: Expediente X
Tabla:
yuvia.livejournal.com/100139.htmlPersonaje/Pareja/Trío: Mulder/Scully
Tema: #19- Conejo
Quizá tres minutos, sí, aproximadamente. Scully llevaba tres minutos de pie, inmóvil, con el gesto vacío y la mirada congelada dirigida a los pies de la cama de Mulder. Entró, con su pijama verde de raso y cara de sueño, murmurando un “¿A qué ha venido esa llamada, Mulder?”, cerró la puerta y se quedó así.
Incapaz de entenderlo.
Le llevó un minuto ser capaz de pensar, otro retirar de su mente la idea de que estaba soñando y un tercero encontrar palabras.
Todo ese tiempo, Mulder permaneció de pie, al otro lado de la cama, sin saber qué hacer ni por dónde empezar. Hubiese sido mejor no haberla llamado. ¿Cómo iba Scully a tener zanahorias? Sólo pensó que, a veces, se llevaba cosas para picar en los viajes y solían ser cosas distintas a las que tenía él: chocolate, pipas y patatas fritas. Y el bicho le daba pena.
-En este motel no dejan tener...
Dijo ella despacio, sin acabar la frase, negando con la cabeza.
-Mulder...¿qué....qué demonios es eso?
-Es un conejo.
Scully retiró la vista del conejo por primera vez y le miró.
-Es curioso que eso me resulte tranquilizador, por un lado implica que no estoy imaginando que hay un conejo sobre tu cama y, por otro, hace que el hecho de llamar a las dos de la mañana preguntando por verduras adquiera cierta lógica.
-Pensé que tendría hambre.
Scully recorrió la habitación con mirada atenta, como tratando de encontrar las pistas necesarias para que la historia completa encajase. Pero fue inútil. Lo único extraño era una maleta abierta en el suelo con varias chaquetas sin doblar y un conejo en la cama junto a un montoncito de patatas fritas y lo que parecía (y esperaba que fuese) chocolate troceado. No. Allí no había pasado nada raro, simplemente había un conejo.
Se acercó a la cama y se sentó junto a él. Intentó acariciarlo descubriendo que era bastante dócil y que llevaba una cinta al cuello con una placa.
-Se llama Tambor, poco original dadas las circunstancias.
Mulder se encogió de hombros. Y fue entonces cuando Scully reparó en el baúl de pie que había tras él.
-¿Qué tal si nos saltamos la intriga y me cuentas la historia completa? Estabas haciendo una vigilancia en los almacenes del sur de la ciudad, en el 233 se habían observado actividades sospechosas e intentábamos descubrir si se ocultaban armas de contrabando. Una bonita noche de junio tú estabas en el coche con los prismáticos, el baloncesto en la radio, y entonces de pronto...
Mulder respiró profundamente, armándose de valor, y comenzó a relatar los hechos, con una mezcla de culpabilidad y vergüenza que habrían hecho que Scully se temiese lo peor, si hubiese podido imaginar alguna situación mejor, peor o de cualquier tipo. Sin embargo, al no ser capaz de imaginar cómo era posible que un conejo hubiese ido a parar a la cama de Mulder, simplemente le escuchó con atención.
-En el almacén de al lado ocurrían cosas extrañas, Scully.
-En el de al lado.
-Sí, en el de al lado. No quise decirte nada porque...no era lo que estábamos investigando pero durante mi guardia, todas las noches, entre once y once y cuarto, un hombre de aspecto extraño sacaba un baúl y una maleta que volvía a meter a las tres de la mañana.
Hizo una pequeña pausa y alzó las cejas interrogante.
-Sí, sí, hasta ahí lo entiendo.
-Yo observaba que el hombre, que siempre iba vestido de negro y tenía un aspecto verdaderamente extraño, pero muy extraño, solía hablar con el baúl. Pensé...lo normal, ¿sabes? Que estaba hablando sólo, quejándose del peso o algo así. Pero es que hoy pude oír que del baúl salían sonidos, parecían quejidos y...entonces....
-Entonces, ¿qué?
-Salí del coche, saqué mi arma y le dí el alto.
-Le diste el alto pero no paró.
-Pero no paró,-dijo Mulder negando con la cabeza, como si sintiese terriblemente ese hecho. Se acercó a la cama y se sentó, cogiendo el conejo y acariciándolo.
-Sino que dio un salto, corrió hacia el coche y salió huyendo...como si estuviese en un callejón oscuro y un hombre le apuntase con una pistola.
-Dije F.B.I., Scully.
-Dijiste F.B.I.,- repitió Scully.
-Pero es que mientras subía al coche gritó “No les hagas daño, por favor, no les hagas daño, son muy especiales”.
-Y eso te hizo pensar.
-Y eso me hizo pensar en qué sería lo que había en el baúl.
-Claro.
-Intenté abrirlo pero no pude, lo intenté con una palanca del coche pero no pude. Cuanto más lo intentaba más escuchaba los gemidos y empecé a ponerme verdaderamente nervioso, ya sabes, me preocupaba qué podía haber ahí dentro.
-Pero los conejos no hacen...
-Recordé entonces-le interrumpió Mulder- que me había dejado aquí las ganzúas y pensé que, fuese lo que fuese lo que había aquí dentro era mas importante que ninguna otra cosa y que podía llamar al agente Wilson para que comenzase antes su guardia, porque lo que quiera que hubiese dentro, podía estar muriendo, y era más rápido traerlo aquí que pedir ayuda y...además...bueno, ya ves el baúl. Un humano no podía caber ahí y...
-Un animal sí.
-Un animal sí, pero pensé que sería muy ridículo si había montado todo eso por...y que, bueno, que era mejor resolverlo solo.
Permanecieron en silencio unos instantes, Mulder con la mirada perdida en su regazo mientras acariciaba a Tambor, Scully esforzándose en parpadear, con los ojos como platos. Pero un sonido extraño rompió el silencio, un sonido gutural que sobresaltó a Scully.
-¿Has oído eso?
Scully levantó la mirada incapaz de creer que no había reparado antes en ellas. Escondidas entre los relieves de la escayola y la sobrecortina, apoyadas sobre la barra que la sujetaba, había tres palomas, aparentemente dormidas.
-Mulder, ¡has robado a un mago!
-Pues...sí. A punta de pistola.
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