Por fin!!! Séptimo fic del Festival De Las Imágenes Inspiradoras

Oct 23, 2015 19:35

Sí, sí. Sé que es tarde, pero dicen que más vale tarde que nunca... y aún me queda uno, contad con que lo escribiré, más tarde o más temprano.

No voy a dejar imagen sin fic.

Y aprovecho para hacerle un regalo de cumple a mi querida seelphy


Título: La luna como testigo
Autor: yvarlcris
Fandom: Diagnosis Murder
Personajes/parejas: Jesse Travis/Susan Hillard; Jesse Travis/Steve Sloan
Clasificación y/o género: slash; NR-17
Resumen: La luna y el amor siempre van de la mano…
Disclaimer: Los personajes no me pertenecen
Notas: Aprovecho que he tardado la vida en publicar esto para usarlo como regalo de cumpleaños para seelphy

-Es la quinta vez que miras el reloj- comentó Susan con fastidio- ¿Acaso esperas a alguien?

-No… es solo que…Bueno… Steve me comentó que hoy habría buenas olas y que se regresaba pronto me llamaría para ir a hacer surf…

-¿Planeaste una noche de surf para hoy?

-La verdad es que… no lo planeé exactamente. Simplemente Steve me dijo que me llamaría.

-¿Y Steve sabía que era nuestra primera noche libre en común en mucho tiempo y que habíamos planeado anteriormente una cena romántica?

Jesse tragó saliva. No le estaba gustando nada el cariz que estaba adquiriendo aquella conversación.

-Probablemente olvidé mencionárselo.

Susan sacudió la cabeza sin acabar de creérselo. Había pasado toda la tarde cocinando un elaborado menú. Había decorado su pequeña terraza con antorchas decorativas que daban una tenue y romántica luz. La luna se veía de forma increíble añadiendo una hermosa vista a la degustación del menú… y Jesse sólo parecía concentrarse en el teléfono.

Ni siquiera había dicho nada del ajustado y escaso de tela vestido que se había puesto para la ocasión.

-Jesse… creo que esto no va a funcionar.

-¡Vamos Susan! No seas dramática. ¿Ni siquiera me he ido y ya estás recriminándome?

-No te has ido porque Steve no te ha llamado. Y ahí es donde está el problema.

-Si me llama le diré que no puedo. No es la primera vez.

La enfermera se contuvo de replicar.

-Supongo que aún no te has dado cuenta.

-¿Darme cuenta? ¿De qué?
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La playa estaba prácticamente desierta a pesar de que hacía una noche perfecta para los románticos paseos a la luz de la enorme luna que se veía en el cielo. Mientras caminaba sumido en sus reflexiones, entre las que se incluía la pregunta de cómo no se había fijado en lo hermoso que lucía el satélite en el cielo, Jesse pudo observar a un par de surfistas.

Realmente las olas eran muy buenas. No pudo evitar una punzada de celos.

Le encantaba hacer surf. No lo negaría jamás. ¿Y de qué sirve vivir en Malibú si uno no puede disfrutar de sus playas, su clima y sus olas?

Jesse se sentó en la arena sin importarle mancharse la ropa. Su intención era la de observar a los surfistas, pero la luna estaba resultando hipnótica y el joven doctor sintió que podría estar horas y horas observándola sin cansarse. Y de hecho es lo que decidió hacer. Contemplar la luna mientras escuchaba romper las olas y meditar sobre el estrepitoso fracaso de su cita con Susan. En lo que ella le había dicho y en la realidad de todo aquello.

No sabía cuánto tiempo había pasado cuando sintió que alguien se sentaba junto a él.

A pesar de que a su mente vino un ”Con lo grande que es esta playa, ¿no hay otro sitio para sentarse?” no se dignó a desviar la mirada hasta que sintió algo frío en su mano. Una cerveza que le tendía su mejor amigo.

-¿Qué haces aquí?

-Susan me llamó.

-Creí que estabas trabajando, como no me llamaste para hacer surf…- dijo con un ligero toque de enfado que se parecía peligrosamente al que Susan había utilizado horas antes.
Steve carraspeó, incómodo.

-Amanda me dijo que Susan estaba preparando una noche especial y decidí no interrumpir.

-No hubieses interrumpido… o sí, pero probablemente solo hubieses adelantado un par de horas el resultado final.

-¿Estás bien?

-Me he dado cuenta de muchas cosas… pero aún no sé muy bien cómo reaccionar.

Steve no dijo nada. Permaneció un rato en silencio, dejando a su amigo solo con sus pensamientos.

-La luna está preciosa esta noche, ¿verdad?- comentó Jesse cuando se cansó de darle vueltas a la cabeza.

-Sí. Es un lujo poder disfrutar de noches así.

-Especialmente para ti, que las puedes disfrutar desde tu balcón.

-Prefiero pasarlas abajo, en la playa. Soy un poco nostálgico y este tipo de noches me traen muchos recuerdos.

-¿Noches de pasión en la playa? Siempre supe que de adolescente habrías sido un arquetipo. Rubio, alto, surfista… seguro que no pasabas frío por las noches.

Steve rió.

-No te creas.

-¿Y qué recuerdos son esos, entonces?

-Mi primer beso.

-Pues sí que eres un romántico. Creía que no recordarías algo así.

-¿Tan viejo crees que soy?- sonrió el teniente

-¡Ya sabes que no! Sólo pensé que tenías una lista demasiado larga como para recordar algo así

Jesse no sabría explicar en ese momento por qué tenía tanta curiosidad por el pasado amoroso de su amigo, pero realmente estaba interesado… al tiempo que una parte de sí mismo no quería saber nada de aquello. Lo que le sorprendió fue la reacción del teniente. Raras veces lo había visto dudar, por eso le llamó la atención verlo titubear ante semejante pregunta. Al final, el más alto tomó una resolución.

-Se llamaba Bobby Richmond- susurró. El doctor tardó en reaccionar tanto que Steve le dirigió una mirada cautelosa. -¿Tienes algún problema con lo que acabo de decir?

-No… claro que no. Caray, Steve… ¿Tanto tiempo siendo amigos y me dices ahora que eres gay?

-La palabra exacta es ”bisexual”. Me has visto salir con chicas.

-Bueno… claro. Pero pensé que… siendo policía… y habiendo estado en el ejército…

-¿Crees que lo hacía por aparentar?- Steve soltó una risa amarga-. No te dije nada porque no se dio el caso. Realmente nunca supe cómo sacar el tema.

-No me iba a importar- susurró Jesse

-Supongo que me lo imaginaba, pero a veces la gente reacciona de forma inesperada. No quería perderte como amigo.

El rubio le dio unas palmaditas suaves en la rodilla y permanecieron otro largo rato observando la luna en silencio.

-¿Cómo lo supiste?- nuevamente fue el doctor el que rompió el silencio.

-¿Cómo supe el qué?

-Pues eso. Que también te gustaban los hombres.

-¿Cómo supiste tú que te gustaban las mujeres?

-Ah…

Jesse se dedicó un tiempo a dibujar círculos en la arena con la base de su botella.

-Susan tiene una teoría sobre por qué no funciona lo nuestro.

-¿Sí?, ¿cuál?

-Que estoy enamorado de ti.

Steve se atragantó y su amigo le dio unas palmaditas en la espalda. Con los ojos llorosos, el teniente le miraba interrogante.

-Y realmente no sé qué pensar. Tal vez sea cierto.

-Jess…

-Ya, ya lo sé. Que a veces te sientas atraído por los hombres no significa que te vayas a enamorar de mí, pero, si lo pienso bien… Me gusta estar contigo hasta el punto de preferir pasar la noche contigo haciendo surf, o viendo un partido repetido, que quedar con mi novia… bueno, ahora exnovia.

-Eso no tiene nada que ver. Tal vez Susan no era la elegida, pero un día encontrarás a una mujer que…

-Me sé cómo te sientan todos los pantalones que tienes. Vamos, que inconscientemente he pasado los últimos años memorizando tu trasero. Y desde que Susan lo ha mencionado, no he podido dejar de imaginarme qué se sentiría al besarte… o al hacer el amor contigo. Sentirte dentro de mí y lamer…

Steve soltó un gemido

-Perdona, Steve. No quería incomodarte.

-No me incomodas… pero hasta hoy he tenido que conformarme con ser solo tu amigo. Diciendo estas cosas solo me lo pones más difícil- se sinceró el teniente considerando seriamente tirarse al mar vestido.

-¿Te sientes atraído por mí?

-Joder, Jess… ¿Cómo podría no hacerlo? ¿Tú te has visto bien?- El doctor se sonrojó y le dirigió una enorme sonrisa-. Pero ahora debes pensar que estás confundido. Acabas de romper con tu novia, te ha dicho cosas que te has planteado y no tienes las cosas claras. En unos días te reirás de esta conversación… o te avergonzarás. Y después de lo que acabo de admitir, te sentirás incómodo a mi lado. Empezarás cambiándote en el baño del vestuario de Bob’s, alejándote cuando hacemos surf, y luego empezarás a darme largas hasta que nos veamos lo justo…

-Jamás te haría eso.

-No sería la primera vez.

Jesse abrazó a su amigo con fuerza sabiendo que nunca podría tratarlo así. No después de todo lo que el teniente había hecho por él. Era su mejor amigo, y no podía imaginar su vida sin él. El corazón le latía a toda velocidad mientras en su estómago se formaban un millón de nudos. No se sentía así desde Karen Miller, cuando ambos estaban en la parte de atrás del pabellón del instituto la noche del baile de fin de curso. Tragó saliva y buscó los labios del policía con los suyos.

Éste se dejó llevar y Jesse experimentó el que creía que había sido el beso más apasionado y dulce de su vida.

-Vayamos a tu casa- susurró el doctor cuando consiguió separarse.

Steve suspiró.

-Jess… De verdad que no hay cosa que me gustaría más pero… Necesitas tener las cosas más claras. Ahora, de verdad, no es el momento.

El joven no pudo evitar admirar y tal vez enamorarse más de su amigo, que estaba siendo el caballero que siempre era y que estaba claro que estaba aterrado ante lo que podía ser el futuro de su amistad. Sonrió y volvió a besar al teniente con suavidad antes de decir:

-Muy bien. Hablaremos mañana. ¿Me llevas a casa?

Steve le miró con nostalgia y asintió. Mientras caminaban hacia el coche, Jesse planeaba mentalmente el día siguiente. Llamaría a Steve para comer juntos y le prepararía un suculento plato. Después irían a hacer surf y darían un romántico paseo. Volvería a besarlo, estaba claro, porque ahora que había dado el paso, se había dado cuenta de que aquello era lo que siempre había querido. Y hablarían del futuro y de la cantidad de tiempo que habían perdido.

La idea le hacía tanta ilusión que no pudo evitar sentirse mal por haberle estropeado la cena a Susan. Seguro que la enfermera se había sentido como él en ese momento, pero al menos la noche no se había perdido. Había aprendido muchas cosas y por fin parecía que su vida cobraba sentido. Comprendía ahora todo lo que su abuela le había dicho sobre el amor.

Y todo gracias a la luna.

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