Jun 16, 2008 23:43
Aquí algo muy viejo, lo escribí para un tal concurso de no se que fregados y nunca supe nada. Esta bien oscurote y creo que le falta un “beteada” pero me gusta mucho la esencia de la historia.
Es un original.
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De nuevo el volcán causando desastres a la aldea arrasando con todas las casas, familias dentro. Además de las cosechas de todo el año, todo se ha perdido.
Recuerdo la última vez que sucedió, ha sido un volcán un tanto alocado. Un día amenaza con hacer erupción y solo arroja fumarolas. Hoy que todo parecía perfecto sucede. El castillo se encuentra a una distancia considerable y el lago se interpone. Mi ventana cuenta con una magnifica vista hacia ahí.
En aquella ocasión tu estabas con migo, a mi lado. Salíamos de la cama, completamente exhaustos con tal de demostrar y desnudar nuestra alma el uno al otro. Como te ame en aquella ocasión. Recuerdo que aun me dolía lo que sucedía con mi gente, cuando tenía corazón; antes de que tú te lo llevaras a aquella guerra. Me abrazaste, besaste mi frente y me juraste protección; promesa que rompiste al dejarme cuando yo te dije que no fueras.
Pero eso es cosa del pasado, has muerto y con tigo se fue mi corazón. Ahora de nuevo estoy desnuda, exhausta… pero no estoy asustada ni enamorada, no de él que ha intentado robarme mis recuerdos, recuerdos en los que tú estas presente.
Se acerca, pero no me toca, solo maldice, regresa a la cama a tomar sus vestimentas. Ropas que yo arranque de su cuerpo con hambre de sexo, deseos carnales, no hay nada mas pecaminoso que eso. Tú me lo dijiste una vez, cuando alguien entrega su cuerpo desnudo de sentimientos, es un mal que debe ser perdonado o quemado en las inmortales hogueras del infierno.
Aun a estas fechas, con los años de promedio y sigo reprocharme el sentimiento de amor que se anido en mi pecho, justo donde debería de estar mi corazón. Fuiste mi perdición y aun te odio por eso. Vendí mi alma al ángel caído para ver si te regresaba y no lo hizo, ahora estoy muerta en vida y con mi vida murió el fruto de nuestro capricho, lo único que me quedaba de ti.
-Necesito ayuda con los embajadores- dice ese hombre al que llamo marido. Si supiera que en esta misma cama me revolqué con su mejor amigo.
-Y yo que quieres que haga.
-Por lo menos vístete mujer.
-¡Si yo quiero saldré así!- gritó llena de exasperación, es que no entiende que lo odio con todas la fuerzas que mi vida me lo permite.
-Has eso y yo te cortare la cabeza con el arma con la que mate al bastando al que llamabas hijo.
-Me quitaste mi alma, mi hijo y ahora ¿quieres quitarme mi libertad?- rió de impotencia. Se que si me odiará un poco más de lo que ya lo hace me habría matado hace años.
Salgo de la habitación para dirigirme a la mas alejada de él, desnuda, así es como la servidumbre me ve. Además ya no tengo nada que ocultar, mi alma esta desecha y no tengo corazón, ¿Qué podría no querer mostrar a esta gente?
De nuevo a su lado. Con uno de mis mejores vestido, como quisiera echarlo al fuego en ese mismo momento. Todo lo que proviene de él.
Lo que me tortura el día de hoy, no es el hecho de no tenerte o no tener a mi hijo. Me tortura haber entregado mi reino a este engendro del infierno. Por que eso es. Salio del averno solo para quedarse con lo que por derecho me pertenecía. Ahora dependo de él, no me queda ninguna salida. Ni siquiera la muerte para estar con tigo, no, si él no quiere que muera, no lo haré.
Solo quiere que los convenza para que no se vayan. Al irse estos hijos de perra, hablaran mal del reino y entonces estaremos mas arruinados de lo que ya estamos. Me culpara me castigara y después querrá tener relaciones cóitales con migo a expensas de mi dolor.
Aquí estoy de nuevo, debajo de este entupido que cree disfrutar de lo que hace con mi cuerpo, cree que lo hace bien, pero no hay carisias ni besos llenos de pasión como los que probé en tu boca, solo tiene lujuria. De nuevo llueve, así como cuando me dieron que habías muerto en campo de batalla. No era lugar para un sacerdote, y tú tenías que estar ahí. Estupido. Por que no te diste cuenta que era una trampa del destino para arruinarme la no vida, no muerte.
De nuevo sola en la cama, después del ultimo que probo con lujuria y pecado mi cuerpo, se sacio, lo hizo cuantas veces su cuerpo le permitió. Me ultrajo y solo espero que no haya frutos después de esto, por que al arrancarlos es llevarse un poco de mi mente, dejarme vacía momentos después.
Ahora solo queda mi mente y los pocos recuerdos que quedan de ti. Cuando te vi por primera vez con sotana, recién salías del monasterio. Recuerdo la fiesta de recibimiento y cuando desaparecimos en busca de aventuras del gran salón.
Me volví adicta a ti, después tú me dijiste que no debías hacerlo, pero yo insistí, hasta que te ate a mi cuerpo y no podías dejar de “confesarme”. Nos atrapo la pasión y no quisimos zafarnos de ella.
Ha interrumpido mis pensamientos, de nuevo. Ahora espera que yo este tan feliz como él. Sus problemas se acabaron. Los embajadores se fueron y se aseguraran de que recibamos la ayuda para volver al punto de desarrollo en el que estábamos.
Sus besos saben a sangre, otra tonta que cae en sus garras. Las mata y después las penetra… ¿o era al revés?... no, siempre son las dos. Las ultraja, las mata y su parte necrofilica se sacia hasta el cansancio de los cuerpos. Que suerte. Morir, descansar por siempre, renacer lejos de él… el derecho del que fui privada por tener una vez en mi interior el hijo de un sacerdote.
volcan,
constante,
sacerdote