Título: Las alas de un esclavo.
Autor:
yukojudithzzSpoilers: Hasta la 6 temporada, principalmente por los personajes pero no creo que se desvele ningún detalle importante.
Rating:NC-17
Warnings: AU/AR.
Fandom: SPN (Supernatural)
Pairing: Dean/Castiel (Destiel)
Summary: Meg a encontrado una forma de rescatar a Sam.
Disclaimer: No son míos y no gano nada con ellos.
Notas: Por fin, nuevo capítulo. Sé que he tardado, el trabajo, la universidad, la tesis, los ensayos… todo me quita tiempo que no tengo; aparte, decidí cambiar el último capítulo la semana pasada (y se convirtió en cuatro), lo borré y lo reescribí, pero espero que os guste. O que al menos nadie me odie demasiado por ello.
Capítulo 16. Capítulo 17.
El momento había llegado.
Después de un mes todo estaba listo, su plan estaba trazado al milímetro y estaban seguros de que nada podía fallar, pero como todo el mundo sabe, los humanos son imprevisibles.
Había pasado un mes exactamente y aunque al principio todo parecía estancado las cosas iban fluyendo con lentitud. Bobby y Chuck habían conseguido fabricar munición para el Colt con la ayuda de Gabe, todavía no sabían a ciencia cierta si iba a funcionar con un demonio pero lo único que podían hacer era rezar para que no les fallase cuando llegase el momento.
Ruby había seguido visitando a Sam cada semana, a Dean seguía sin hacerle ninguna gracia aquella extraña relación en la que las visitas continuas se habían convertido en algo más. Siempre que la chica volvía de uno de sus encuentros Dean la acribillaba a preguntas, intentando sonsacarle hasta el más mínimo detalle de la situación de su hermano. El humano aún no entendía por qué estaban tardando tanto en actuar, sabían dónde estaba Sammy, tenían armas y ahora incluso tenían munición para el Colt, Dean se moría de ganas de correr hasta la clínica y sacar de allí a su hermano pero Castiel siempre conseguía convencerle de que desistiese en sus descabellados intentos de rescatarle, lo cual únicamente aumentaba la frustración del esclavo.
Que la relación de Dean y Cas estuviese anquilosada sólo era otro añadido más al desasosiego y la desesperación del cazador. Hacía más de un mes que lo único que ángel y humano compartían eran las tediosas tardes de lecturas y prácticas y las acaloradas discusiones de las que hacían partícipes a todos los que se encontraban en la casa en aquellos momentos. No habían vuelto acercarse el uno al otro para buscar algún tipo de consuelo, Castiel ya no entraba en la habitación de Dean cuando éste no podía dormir y el humano trataba de alejarse del arcángel cuando los dos estaban solos en la misma sala. Por primera vez en la vida Dean se sentía inseguro, todo había sido culpa de Gabe, aquel idiota había conseguido implantarle estúpidas ideas en la cabeza, era difícil imaginar que Castiel pudiese tener sentimientos hacia Dean pero aún así su pulso se aceleraba cuando sentía el calor que el cuerpo del ángel irradiaba cuando ambos estaban cerca. A veces pensaba que todo eso sólo se debía a los nervios que se acumulaban cada día por no tener a Sammy a su lado, pero otras, otras se encontraba mirando a Castiel con una estúpida sonrisa en la cara y se abofeteaba mentalmente por siquiera plantearse pensar en la palabra "amor". De vez en cuando Gabe y Meg eran quienes captaban aquellas sonrisas y hacían comentarios a sus expensas, o Bobby, quien gruñía y agitaba la cabeza con una sonrisa en su rostro. Dean odiaba aquello, el no poder controlar sus sentimientos le hacía sentirse débil, pero si no podía dominarlos al menos intentaría mantenerlos en secreto.
Pero el humano no era el único que tenía secretos.
Todos creían que estaba de su lado, pero aún así no confiaban totalmente en ella, por eso después de muchas conversaciones entre susurros y de discusiones silenciosas decidieron que debía estar al corriente de todo. Por desgracia, Meg no fue tan sincera con ellos.
Aquella jornada, en la mañana del trigésimo día desde que recibió aquella llamada, entró como una exhalación en la casa de Castiel. Gabe le abrió la puerta pero apenas tuvo tiempo de dirigirle la palabra, así que simplemente se unió al resto que se encontraba reunido en la sala de estar, esperando a la chica que les había citado a todos ahí. El demonio sonreía y parecía nerviosa y emocionada, tanto que no pudo sentarse hasta que Gabe le dio una cerveza y se la terminó de un solo trago. Cuando estuvo lista, se sentó en un sillón frente al resto del grupo y con una sonrisa practicada y las manos dentro de los bolsillos de su chaqueta de cuero, habló.
-Lo haremos esta noche.- Castiel estaba desorientado, Gabe tomó un sorbo de su cerveza mirando a la mujer frente a él con una ceja arqueada, Bobby y Dean se levantaron y comenzaron a gritar sin que nadie pudiese entender lo que decían y Ruby les mandó callar con toda la paciencia de la que disponía en aquel momento, que era muy poca.
-¿Meg, porque no nos aclaras de qué estás hablando?- dijo el otro demonio una vez todo el mundo estuvo calmado y de nuevo sentado en el sofá.
-Hoy es el momento idóneo. Ruby, tú estás yendo cada semana a la clínica, ¿cierto?- la mujer asintió y esperó a que su amiga continuase.-Esta noche tienes cita para que te saquen sangre. He estado investigando, el centro está actualizado los sistemas de seguridad. -Se acercó un poco a ellos, sentándose justo en el borde del sillón y bajó el volumen de su voz. Una de sus manos jugueteaba con algo que llevaba dentro del bolsillo. -Mientras realizan la actualización, el sistema suele provocar algunas falsas alarmas durante algunos minutos, por lo que suelen desconectarlas momentáneamente, la verdad es que eso suele durar menos de quince minutos, pero todo estará desconectado, alarmas, cámaras, incluso los ascensores, todo.-
-Un momento, espera, ¿cómo sabes eso?- Dean interrumpió a Meg mirándola algo desconfiado.
-Bueno…- la sonrisa de Meg se hizo amplia y sus ojos se llenaron de una felicidad infantil que no pertenecía a aquel demonio. - … digamos que entre nuestros clientes contamos con gente valiosa, gente como uno de los empleados de la empresa de seguridad de la clínica y digamos que su lengua suele soltarse cuando el alcohol y las mujeres nublan su juicio.- Ruby la miró algo extrañada, no recordaba a aquel cliente pero entre sus negocios probablemente contaban con miles de asiduos por lo que era difícil recordarlos a todos. - Al principio intenté que me diese los códigos de seguridad pero sólo el jefe tiene acceso a ellos. De todas formas eso no importa, lo que importa es que va a pasar esta noche. El centro cerrará a las ocho para el resto de los clientes pero no pueden negarle a Crowley que use las instalaciones, sobre todo porque él ha contribuido con grandes donativos. Tu cita es a las ocho y media y las alarmas y cámaras serán desconectadas a las nueve, lo único que tienes que hacer es entretener a los guardias de seguridad de la entrada. Ellos serán la única dificultad que tendremos para entrar porque, como ya he dicho, todo estará desconectado. A partir de ahí sólo tenemos que encontrar a tu hermano y salir con la máxima discreción. - Cuando terminó de hablar todos la miraron entre incrédulos y sorprendidos.- ¿Y bien?-
-Debo admitir que estaba equivocado contigo muchacha.- Dijo Bobby, levantándose y acerándose al demonio con una gran sonrisa en el rostro mientras la tomaba de los brazos y la agitaba un par de veces.
-Podría funcionar.- Dijo Dean en voz alta, aunque parecía que en realidad estaba hablando consigo mismo. -Pero tenemos que darnos prisa, tenemos que preparar las armas, trazar un plan. Tenemos los planos del edificio, ¿verdad? Iré a por ellos.- Dean se levantó del asiento y desapareció de la sala durante unos minutos.
-No sé, todo esto es un poco precipitado. ¿Seguro que funcionará?- Ruby se había puesto algo nerviosa ante la actitud de su amiga, nunca la había visto tan emocionada y cooperativa. -No sabemos dónde estará Sam en ese momento y es muy probable que esté rodeado de seguridad y demonios, tiene un par de guardaespaldas que apenas le dejan solo. - Algo le olía mal.
-No te preocupes Ruby, nosotros somos cinco, podremos con ellos. -dijo Dean, entrando de nuevo en la sala, con un montón de papeles en sus manos y dejándolos sobre la mesita frente al sofá.
-¿Cinco? ¿Acaso no sabes contar, chico? Somos seis. Dos demonios, dos humanos y dos ángeles. A no ser que Chuck nos vaya a ayudar, en ese caso seremos siete. Pero Cas ha dicho que estaba fuera por negocios, ¿no?- Bobby, cogió el plano que Dean acababa de dejar sobre la mesa y lo abrió, indicándole a todos que se acercasen.
-Cinco Bobby, tú no vendrás, es demasiado peligroso.- el esclavo se sentó a su lado y apartó las bebidas que había sobre la mesa.
-Hijo, empecé a cazar antes que tú nacieras, no me digas qué es peligroso. Voy a ir.-
-Un momento, a mí nadie me ha preguntado si quiero apuntarme a vuestra pequeña excursión.- intervino Gabe, sintiéndose un poco ofendido.- No os lo toméis a mal chicos, es divertido pasar el rato con vosotros y ayudaros con las manualidades, pero jugarme el culo en una misión kamikaze… esta no es mi guerra así que no voy a meterme en ella.- Dean abrió la boca para replicar a ambos pero Meg se adelantó.
-Lo cierto es que es un poco peligroso que vayamos todos. Lo mejor sería que fuésemos cuantos menos mejor. Ruby debe estar allí, evidentemente Dean irá, creo que Castiel y yo debemos ser los que os acompañen. El resto deberá permanecer aquí.- Bobby no era un peligro, se encargaría de él en cualquier otro momento.
-No pienso quedarme fuera de esto.- Bobby comenzaba a estar furioso y dio un golpe en la mesa que hizo que los vasos tintineasen. Dean suspiró y agitó la cabeza algo molesto.
-Somos demasiada gente Bobby. Si quieres venir tendrás que quedarte fuera vigilando.- Meg no quería que el plan se complicase por culpa de aquel vejestorio.
-Creo que si Bobby quiere ayudarnos lo justo es que…- Castiel comenzó a decir pero fue interrumpido por Dean.
-Es la vida de mi hermano de lo que estamos hablando. Cuantos más seamos más difícil nos será entrar.- Bobby gruñó pero Castiel puso una mano sobre su hombro y negó mientras le miraba, comprensivo.
-No merece la pena discutir Bobby, todos queremos lo mismo, rescatar a Samuel. Será mejor que comencemos y dejemos las peleas para otro momento.- Bobby asintió aún algo disgustado. El ángel se giró para mirar a Dean con reproche, a veces no entendía al humano cuando se negaba a recibir ayuda de la gente que le quería.
-Bien, Ruby, tú conoces el edificio, supongo que sabrás por dónde entra, por dónde sale, la ruta que sigue Sammy, ¿verdad?- El humano cogió un lápiz y comenzó a hacer anotaciones en una esquina del plano. Meg le miró, su mano todavía dentro del bolsillo toqueteando el colgante, y una sonrisa perniciosa en sus labios.
Ruby esperaba en la sala sentada en un sofá de un blanco pulcro y de comodidad dudosa. Estaba algo mareada ya que acababan de sacarle unos cuantos litros de sangre, tenía suerte de ser un demonio. Eran las nueve menos cuarto y movía la pierna derecha, nerviosa, mirando cada cinco segundos su reloj, sabiendo que en la calle estaban esperando para poder entrar en el edificio, pero ella necesitaba hablar con Sam, tenía que decirle que Dean estaba vivo, tenía que explicarle por qué le había mentido. Unos pasos retumbaron en el pasillo y la chica se levantó de golpe, haciendo que se le nublara la vista. Unos segundos después vio como un hombre de gran envergadura se acercaba a ella y la tomaba en sus brazos.
-Pensaba que hoy no me esperarías.- dijo después de besarla en los labios delicadamente. Ruby alzó la vista y le sonrió algo tímida, lo cual era inusual en ella, siempre era directa y apasionada con Sam, pero aquel día no se sentía ella misma.
-La verdad es que no estaba segura de si ibas a venir.- ella rodeó el cuello del humano con sus brazos y se puso de puntillas para besarle de nuevo.
-Me van a hacer un chequeo rutinario y hemos venido a recoger la sangre. Sabía que estarías por aquí.- Sam la miró con el ceño fruncido, notando que algo iba mal.- ¿Ruby, te pasa algo?- al principio ella no dijo nada, le miró, dubitativa, no sabía si debía confensarle que le había estado engañando durante todo este tiempo, que sabía que su hermano estaba vivo, que estaban intentando rescatarle. Sabía que Sam no lo entendería, había visto sus ojos llenos de lágrimas muchas veces mientras hablaba de Dean y a ella se le había roto el corazón verlo así, lo cual era bastante raro en un demonio, pero en el poco tiempo que habían pasado juntos Ruby había llegado a sentir algo por aquel humano.
-No pasa nada.- ella sonrió y agitó la cabeza mientras hundía su cabeza en el confortable pecho del hombre.- Pero hoy tengo un poco de prisa así que nos vemos la semana que viene, ¿vale?- Sam acarició lentamente la espalda del demonio y besó su frente.
-Si no quieres hablar lo entiendo, pero no me digas que no te pasa nada.- Ruby dejó escapar una breve carcajada y deslizó sus brazos hasta la cintura del humano.
-Deja de hacerte el listillo, te digo que estoy bien, sólo un poco cansada y algo mareada, pero estoy perfectamente.- bajó una de sus manos hasta el culo de Sam y le dio una palmada. -Adiós guapo.- volvió a besarle, esta vez con más pasión y después desapareció sintiendo como algo dentro de su pecho se revolvía, como si tuviese la certeza de que el principio de la debacle ya había comenzado.
El sonido que un ser vivo hacía al perder la vida era una de sus melodías favoritas, cuando se sentía algo bajo de ánimos aquello solía alegrarle el día, sin embargo en aquellos instantes esos quejidos lastimeros, aquellas súplicas vanas que proferían los cachorros en forma de aullidos, le parecían molestas. ¿Se estaría ablandando? No, simplemente odiaba más al ser que estaba infligiendo dolor a aquellas criaturas. Quizás no era sólo odio, no le importaba negar que estaba un poco celoso por las tensiones que recibía de su padre, pero nadie debía saberlo. Caminó con sigilo pero sin intentar ocultar su presencia hasta que estuvo justo detrás del demonio con disfraz de niña. Puso una mano sobre la rubia cabeza y acarició lentamente el suave cabello de forma paternal.
-¿Así es como pasas tu tiempo libre, Lilith?- dijo Crowley, con voz pausada y tranquila, mientras observaba como la niña jugaba con los cachorros que tenía en sus brazos mientras la sangre que brotaba de sus miembros cercenados impregnaba su vestido blanco. El demonio sonrió sin girar la cabeza y dejó caer el cuchillo que estaba usando sobre el suelo de mármol negro.
-Lástima que tu incompetencia no te permita disfrutar de los pequeños placeres de la vida.- Lanzó el cuerpo sin vida del animal al suelo y comenzó a mirar sus manos llenas de sangre mientras su sonrisa se hacía cada vez más grande. - Si hubieses hecho tu trabajo bien desde el principio mi padre no tendría que haber recurrido a toda esta estúpida trama para quitarnos a Dean Winchester de encima. Deberías haber comprado a aquel esclavo el mismo día que lo capturaron, haberlo matado y junto a él a aquel estúpido arcángel.- La voz que salía de aquel cuerpo era la de una niña pero las palabras pertenecían a un ser que había existido durante siglos. Crowley dejó de acariciar el sedoso cabello de la niña y dejó caer sus manos sobre los pequeños hombros del demonio. La niña dibujó una sonrisa en el suelo con la sangre que había en sus manos.
-No creo haberlo hecho tan mal, Lilith.- Las manos de Crowley se tensaron un poco y Lilith dejó escapar una breve carcajada.
-¿Qué te hace pensar eso? Tienes suerte de seguir vivo, mi padre debería haberte torturado y matado hace tiempo.- Ahora fue el turno de Crowley de reír.
-Me temo que estás equivocada. Tu padre, nuestro padre, cree que lo he hecho tan bien que incluso me ha premiado con una pequeña recompensa. -La niña alzó la vista, había perdido su sonrisa pueril que había sido reemplazada por la confusión. -¿No lo sabías? De hecho… me acaban de ascender. - Lilith sintió como de repente una presión en el pecho le cortaba la respiración. Sus ojos, abiertos por la sorpresa, bajaron con miedo hasta su pecho, lentamente, mientras sus manos comenzaban a temblar sin ningún motivo aparente. Cuando vio los dedos manchados de un color rubí oscuro atravesando su tórax, goteando sobre su precioso vestido mientras la sangre de los cachorros se mezclaba con la suya propia, dejó escapar un grito ahogado que solamente se escuchó en su cabeza. El humo negro que salía de su pecho se entrelazaba en los dedos de Crowley, quien sonreía sin decir una sola palabra. Extrajo la mano del torso del demonio, el humo negro intentando escapar de aquel agarre, pero Crowley apretó su puño haciendo que el humo comenzase a desaparecer mientras el cuerpo de Lilith se convulsionaba y sus ojos, otrora blancos, comenzaban a oscurecerse dándole paso a la muerte. El hombre se inclinó sobre el cuerpo ya sin vida del otro demonio y se limpió las manos ensangrentadas en el vestido mientras le susurró al oído. -Adiós Lilith.- Se levantó sin más, dejando la sala en total silencio mientras la sangre encharcaba el suelo.
CONTINUARÁ…
Capítulo 18.