Capitulo 2
LUCIÉRNAGAS
Fuera de Seúl, 2011.
El tronco nudoso del árbol era solido por detrás cuando Jongin se inclinó cansadamente sobre él, pegando sus rodillas cerca de su pecho. Era pasada la media noche y no estaba cerca de dormir luego de venir aquí veinte minutos antes. Insectos, chirridos y zumbidos proporcionaban una banda sonora extrañamente reconfortante cuando aspiro el aire fresco de la noche y apoyo la barbilla con indiferencia sobre sus rodillas.
Sus ojos se dirigieron una vez más a la luz color naranja brillante y azul eléctrico emergente de la carpa que iba a compartir con Sehun esa noche. No podía ver nada de su mejor amigo, solo escuchar sus leves ronquidos. Para su diversión, Sehun había comenzado a roncar a mitad de la frase, mientras todas las minucias de la torre que habían construido la noche anterior en Minecraft se tambaleaban. Honestamente, Jongin se habría quedado dormido a mitad de la conferencia si Sehun no se le hubiera adelantado en quedarse dormido.
Así que, en lugar de derribar el sueño inducido por Sehun, Jongin quedó con nada más que ruidos rítmicos de sus ronquidos, y la sonoridad de sus propios pensamientos inquietos estando los jóvenes de diecisiete años uno al lado del otro en sus sacos de dormir de un tono oliva monótono. Se preguntó si Suho y Minho aún estaban despiertos. La luz de la tienda roja y negra se mostró quince minutos antes, con los dos chicos mayores probablemente dormidos. Suspiró. No es que se hizo alguna diferencia. Lo único que sabía con certeza era que el no obtendría sueño en corto plazo. La causa ni siquiera era por los ronquidos extremadamente fuertes de Sehun, sino algo completamente distinto que le estaba robando descanso. El pensar que Suho yacía apenas a cuatro o cinco metros de él, hervía bajo su piel, lo inquietaba mucho.
Después de diez minutos de mirar la carpa color rojo y negro sumido en la indecisión si debe ir a despertar a Suho o no, Jongin finalmente se arrastra hasta la abertura sin ataduras de la tienda y mira dentro. Podía ver la parte superior de dos cabezas -una mucho más grande de su hermano, y la de Suho mucho más pequeña-. Los ronquidos de Minho eran odiosos y retumbaban en contra punto a los de suaves y discretos de Suho y Jongin no pudo evitar sonreír. Al llevar su mano con rapidez antes de cambiar de opinión, Jongin sacudió el hombro de Suho suavemente. Suho siempre había sido de sueño ligero y sus párpados se abrieron casi de inmediato.
“¿Jonginnie? ¿Qué? ¿Ha pasado algo?” Luchó con preocupación para sentarse en su bolsa de dormir. Cabello lacio siempre corto. Se puso de pie y sus ojos todavía luchaban para permanecer abiertos.
“Vamos afuera, hyung.”
“Pero ya estaba dormido, idiota.” Suho lo fulminó con la mirada completamente despierto ahora.
“¿Por favor?” Jongin tomó su mano y tiró de él con insistencia. Suho suspiró. Nunca había sido capaz de resistir a las suplicas de Jongin a pesar de haber tenido problemas para decirle que no a su hermano mayor, Minho. Nunca se había negado a Jongin cuando ambos eran niños pequeños y ciertamente no podía negarse ahora cuando casi eran adultos. En realidad, nunca puso en duda el por qué. Simplemente era así.
“No puedo creer que me despertaste.” Lo golpeó ligeramente en el hombro ya estando afuera de la tienda.
“Bueno, entonces intenta dormir ahora frente a la sinfonía de sonido estéreo que ese par tiene para ti.” Señaló a Minho y Sehun quienes roncaban con fuerza en sus tiendas vecinas.
“Eres un imbécil. No podías dormir así que me despertaste ¿no?” Lo volvió a golpear.
“Temo decir que sí.” Jongin sonrió y Suho sacudió su frente con afecto, es un idiota; buena manera. La risa de Jongin llenaba el aire en la oscuridad de la noche.
“Todavía no puedo creer que me sacaste cuando ya estaba dormido, estúpido. ¡¿Sabes cuánto tiempo se tarda en quedarse dormido una vez que Minho ronca como un oso?! Solo pude hacerlo antes porque fui a dormir mientras él chateaba con Jinri. Los ruidos de la forma de digitar de Minho, no son tan fuertes como sus ruidos al dormir.” Suho gimió, bostezando y frotando los ojos adormilado, manos cerradas en puños y arrastrando el dorso de sus dedos índices sobre sus parpados.
“¿No estabas conversando con Sunyoung también?” Jongin preguntó. Suho empezó a salir con su compañera de clase el año anterior y había sido… difícil para Jongin. Ella era delgada y bonita, con personalidad alegre y Suho la miró como si tuvieran que estar juntos para siempre. Fue difícil para Jongin y nadie tenía la menor idea, especialmente Suho, porque Jongin ocultó lo que sentía por él, especialmente a él.
“Le envíe un mensaje después de la cena.”
“¿Solo eso? Porque cuando te gusta alguien, ¿No deberías estar pendiente de ella todo el tiempo? ¿No quieres verla y hablar con ella todo el tiempo?”
“Bueno, supongo que eso es cierto en algunas personas, pero nunca para Sunyoung y yo. Estamos cómodos juntos, Jongin. En realidad no es, ya sabes, intenso.”
“Cómodo, ¿eh?” Jongin repitió lentamente, rostro pensativo.
“¿Y por qué las preguntas profundas? Tengo tanto sueño que apenas recuerdo mi nombre completo. No sé cómo responder en este momento. Lo que me lleva de nuevo a cuestionarme... ¡¿Por qué me has despertado, Kim Jongin?!” Suho puso sus manos sobre los hombros del menor y lo sacudió, no estaba enojado, ambos lo sabían. Hace años, Suho había sido más alto pero ahora, Jongin le ha superado en altura. El más joven de los dos es ahora una cabeza y media más alto y actualmente está sonriendo a Suho con media sonrisa.
“Luciérnagas, hyung. Siempre te gustaron las luciérnagas.” Jongin dijo en voz baja y las manos del otro chico se deslizaron de sus hombros con una expresión de asombro en sus facciones.
“No he visto luciérnagas en mucho tiempo, Jongin.”
“Lo sé, hyung. ¿Recuerdas cuando las cogimos un verano?”
“Sí, claro que sí.” Suho asintió imperceptiblemente mientras sus pensamientos comenzaron a derivar de nuevo a ese verano con luciérnagas de hace cuatro años…
Seúl 2007
Durante el verano, cuando Jongin y Suho tenían 12 y 15 años, tenían la costumbre de traer sus jarras de té de limón y miel vacíos al campo junto a su bloque de apartamentos para cazar luciérnagas. Sehun y Minho los habían seguido una vez y declararon firmemente que el tiempo frente a la televisión era mucho más fascinante que estar en la penosa obscuridad capturando insectos brillantes o de otra manera. Eso no dejó a los otros dos, Suho y Jongin, aventurar fielmente una o dos veces a la semana para ver luciérnagas. Siempre se alejaban a una zona muy oscura después de atrapar unos cuantos para que pudieran observar su brillo etéreo mientras bailaban alrededor de sus jaulas de cristal transparente. Después de unos minutos de ver su espectáculo de luces irregulares, Jongin y Suho siempre desenroscaban las tapas de los frascos y dejaban a los insectos libres.
Sin embargo, una noche de Julio, dos de esas luciérnagas revolotearon misteriosamente alrededor de los dos chicos en vez de escapar a su refugio en los arboles, más allá del claro. Con labios ligeramente separados, Suho levantó sus palmas hacia arriba y Jongin imitó sus acciones. El dúo de luciérnagas se sacudía en el aire alrededor de ellos y finalmente cada una aterrizó en la palma derecha de cada niño. Su piel se estremeció y zumbó donde los insectos se arrastraban, ambos se miraron con asombro compartido, el rostro misterioso ante la luz verdosa fosforescente. Después los insectos tomaron vuelo. Sin darse cuenta, Suho había colocado su brazo alrededor de los hombros de Jongin, y habían visto juntos en silencio como las luciérnagas gemelas desaparecían en la noche.
Ese fue su último verano de luciérnagas porque en tres semanas, el otoño y los trabajadores con topadoras y excavadoras comenzarían a mover las tierras del campo. No mucho meses más tarde, un nuevo bloque de departamentos se quedaría donde Suho y Jongin cazaban luciérnagas.
Seúl 2011
“No creo que haya visto luciérnagas desde aquel verano.” La voz de Suho celebró con un toque triste, saliendo de su ensimismamiento y volviéndose hacia Jongin.
“Vamos, hyung.” Jongin dijo misteriosamente mientras tomaba su mano y lo guiaba hacia un claro. Suho le permitió ser arrastrado frunciendo el ceño y preguntándose cuándo es que las manos de Jongin se volvieron más grandes que las suyas. Parece que no hace mucho tiempo, su mano fue más grande que la de él. Pero ahora, había empequeñecido envuelto con seguridad y gusto entre los largos dedos de Jongin. Antes de darse cuenta, estaban de pie en medio de cientos y cientos de luciérnagas. Los diminutos puntos frescos de luz verde se cernían y flotaban alrededor y Suho se llenó con el mismo extraño sentimiento de años atrás. Jongin se detuvo bruscamente y Suho casi tropieza con él.
“¿Porque nos detenemos?”
“Shhh. Quiero probar algo.” Jongin se sentó en el suelo, y sentó a Suho a su lado.
“¿Qué pretendes, Jongin?” Suho lo miró con suspicacia. El menor solo le dio una sonrisa enigmática antes de estirar sus piernas y acostarse en el suelo. Suho yacía junto a él y podía sentir el pasto que empujaba incómodamente en la sensible piel de sus brazos desnudos cuando preguntó: “¿Qué estamos haciendo?”
“Solo viendo las luciérnagas pasar, hyung.” Dijo simplemente con voz levemente ronca. La voz de Jongin era mucho más baja que la suya, pensó Suho. Le gusta escucharlo, siempre lo había calmado, incluso cuando Jongin fue un niño con una inclinación por las travesuras. Los ojos de Suho volvieron al cielo y suspiró mientras absorbía la belleza efímera de los insectos luminosos que brillaban tenuemente a pocos metros encima de ellos.
“¿Sabes lo que le hacen brillar?” Preguntó Suho.
“No, pero estoy seguro que vas a decirme.” Jongin rió entre dientes, empujando a Suho con el codo. Este fulminó con la mirada al hermoso rostro con piel caramelo de Jongin. Su mandíbula se había vuelto más angular los últimos meses, y sus pómulos eran más prominentes ahora. Más fino. Jonginnie estaba creciendo. No podía distinguir los ojos del otro chico en el claro de la luna, pero sabía que esos ojos color chocolate, siempre eran amables con bordes suaves.
“¿Es una indirecta para decir que soy aburrido?”
“No, hyung. Solo significa que usted tiene gusto de compartir información y estoy encantado de escucharlo.” Jongin tenía cara de póquer pero Suho podía oír la risa en su voz.
“Mocoso.”
“Entonces, ¿Qué hace que las luciérnagas brillen?”
“No lo diré.” Deliberadamente no le hizo caso pretendiendo cubrir sus ojos con su antebrazo.
“Por favor, hyung. ¿Qué hace que las luciérnagas brillen?” Jongin preguntó en broma cuando se incorporó sobre sus codos y se acostó boca abajo en un movimiento lánguido. Suho se sintió inexplicablemente mareado mientras lo miraba. Jongin era tan hermoso con las luciérnagas flotando detrás de él. Será que las luciérnagas lo afectan, se dijo a sí mismo.
“Bueno, está bien, ya que me torcí el brazo...” Suho le dio una mirada antes de continuar, “Las luciérnagas tienen células especiales en su abdomen que puede producir luz. Las células contienen sustancias químicas llamadas luciferina que produce una enzima llamada lucíferas. Y la luz y las lucíferas, aceleran la reacción. ¿Entendido?”
“Si, hyung.” Jongin respondió obedientemente observando a Suho explicar, los ojos y las manos animados como siempre cuando llegaron al que estaba hablando fascinado de cosas que le gustaban. Y esas cejas arqueadas y boca pequeña rosa, eran tan expresivos como sus ojos y manos y Jongin nunca pudo resistirse a mirarlos. Se preguntó si Suho había notado cuanto tiempo pasó observándolo.
“Así que; así es como las luciérnagas hacen la luz y el proceso se llama bioluminiscencia.” Finalmente concluye su pequeña disertación sobre luciérnagas y deja que sus brazos caigan al suelo, palmas tocando la hierba húmeda.
“Bioluminiscencia, ¡¡ahh!! Sí que suena impresionante hyung, pero prefiero pensar en luciérnagas como bichos que quedaron rociados en polvo de hadas y por eso es que brillan.”
“¿Bromeas?” Los ojos de Suho se arrugaron por la risa, al igual que su pálida piel iluminada por la luna del claro.
“En efecto.”
“Esa es la explicación más anticientífica que he oído en toda mi vida.” Suho sacudió la cabeza con incredulidad.
“No todo trata de ciencia, hyung.” Jongin atizó el centro de su pecho juguetonamente, justo por encima del esternón.
“Pero la cienci-” Suho nunca tuvo la oportunidad de terminar la frase al sentir la corriente de aire y movimientos delicados sobre su piel por encima de su labio superior.
“No te muevas, hyung.” Jongin susurró mientras se acercaba. Suho se sentía atrapado cuando los dedos del menor rozaron sus labios, débil como una mariposa aun dejando un rastro de hormigueo que lo sacudió.
“Aterrizó en ese lunar encima de tu labio.” La voz de Jongin era leve cuando posó sus dedos para revelar una luciérnaga brillando con silenciosa luz verde.
“¿Cómo sabes que tengo un lunar sobre el labio?” Los ojos de Suho fueron intensos y ligeramente turbados mirando a Jongin.
Jongin nunca había querido esto, nunca había querido nada de esto. Siendo dolorosamente consiente de Suho y todo lo que hizo. De tener que verlo y hablarle como si nada. De que solo lo necesitaba de una manera que no podía explicar y nunca pudo mostrar. Y en un momento repentino de locura, con el corazón tronando en su pecho y oídos, Jongin cerró los ojos, puso su corazón en línea y dijo: “Debido a que la mayoría de los días, eres todo lo que veo.”
Aturdido, todo lo que Suho pudo decir fue: “Jongin, yo…”
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