Dystopia - XIUMIN/LUHAN (Trad. En Español) Oneshot (Final)

Jan 23, 2015 00:32


CONTINUACIÓN
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La semana pasó demasiado rápido para su gusto. A finales de esta, Minseok miró a Luhan y estalló en carcajadas por la patética barba de su amigo. Una vez que descubrió por qué se reía de él, Luhan sacó su navaja para que Minseok viera sus reflejos. Eso lo silenció.

Cuidadosamente se ayudaron el uno al otro a rasurarse, deteniéndose a medias cuando Minseok corrió hacia la tienda con crema en su cara insistiendo que era el monstruo de la naturaleza y estaba allí para comerse todo. Luhan lo tacleó, embarrando tierra en todo su pecho mientras Minseok intentaba pelear sin éxito.

Finalmente se calmaron lo suficiente para terminar de rasurarse aunque les tomó más de lo usual porque Luhan seguía riéndose del cabello de Minseok que estaba de punta, su cuerpo completamente café con montones de lodo pegados a él. Se veía como un verdadero salvaje. Se limpiaron en el río antes de irse a dormir esa noche, ambos quejándose de buen humor por el agua helada.

En la mañana, empacaron silenciosamente, comenzando a descender de la montaña antes de que amaneciera por completo. Para el medio día, Minseok encendió su celular y llamó al conductor para hacerle saber que estarían en el punto acordado para que los recogiera en un par de horas. Colgó y volteó a ver a Luhan quien estaba revisando sus propios mensajes.

“Mi mamá dice hola.”

“Dile que digo qué onda.”

Luhan rodó los ojos antes de escribir una respuesta y mandarla. Sus ojos se iluminaron mientras veía el lugar alrededor de él. “Hey, ¿no es aquí donde está el lago?”

Minseok asintió pensativamente, “Creo que sí. Venga, vamos a encontrarlo.”

Cinco minutos después de salir del camino se encontraban en la pequeña saliente donde habían jugado hace una semana.

“¡Minseok!”

“¿Hmm?”

“Tomemos una foto.”

“Bien.”

“Deja tu mochila. Ven acá.” Le hizo señas para que se uniera a él en la saliente, agachándose y subiendo el teléfono encima de ellos para capturarlos a ambos y el lago atrás de ellos. Tomó la foto y Minseok se levantó para irse.

“¡Espera! Una más, por si acaso.” Luhan le sonrió inocentemente  y este obedeció, hincándose a su lado una vez más. “¡3…2…1!” Luhan tomó la foto justo cuando empujó a Minseok de la roca. Soltó un grito de sorpresa cuando cayó al agua, tosiendo al salir y maldiciendo a su amigo quien estaba viendo alegremente su teléfono. “¡Minseok, tu cara!” Sacudió el teléfono violentamente, “Te ves como…” Imitó la expresión con demasiada exageración, extendiendo los brazos y abriendo la boca como si estuviera gritando de terror.

“Cómo sea,” Minseok balbuceó mientras intentaba salir del lago por segunda vez, “Al menos ahora huelo mejor que tú.”

Luhan rió, extendiéndole ropa seca y una toalla, “No ofendas mi olor a hombre. Trabajé mucho en ello.”

“Asco.” Minseok sacó su lengua, deshaciéndose de su playera mojada y escurriéndola antes de ponerse la nueva. Luhan amablemente le ofreció una bolsa de plástico para que echara ahí su ropa mojada después de cambiarse.

Al final del descenso, el elegante coche negro esperaba pacientemente. Minseok suspiró y caminó hacia él, golpeando la cajuela para que el conductor la abriera así podían poner sus mochilas dentro. Deslizándose dentro del vehículo, Minseok asintió al hombre tras el volante antes de elevar la división entre ellos. No sentía muchas ganas de hablar. Luhan se estiró a su lado e inmediatamente se quedó dormido, dejando a Minseok solo con sus pensamientos.

Observó como el paisaje se volvía cada vez más y más poblado hasta que llegaron a las afueras de la ciudad. Mirando como si fuera un forastero, Minseok no pudo hacer más que sentirse intimidado. La ciudad había estallado en los pasados diez años,  los caminos simples se remplazaron por carreteras y pasos a desnivel que se doblaban entre los rascacielos. Había señales de neón por todos lados brillando en la oscuridad que anunciaban productos  inútiles para él. Luhan soltó un ronquido, llamando la atención de Minseok. En la montaña habían estado a salvo pero ahora estaban de vuelta en la ciudad, se sintió nervioso de nuevo.

Un mes después de su regreso, Minseok comenzó a trabajar. Su padre había llevado a los dos muchachos a su estudio la mañana siguiente a su llegada  y les informó de su futuro. Siempre era así. Su padre decidía todo y los chicos obedecían sin ninguna queja.

Luhan fue inscrito a la universidad mientras Minseok usó el uniforme militar que había odiado y temido a lo largo de los años. Pretendió no notar el pánico en los ojos de Luhan la primera vez que lo vio con el uniforme puesto.

El lugar donde trabajaba su padre era enorme. Ubicado en el anillo exterior de la ciudad, se extendía por casi una milla en un complejo laberinto de edificios. Le tomó casi una hora localizar la oficina de su padre y una vez que lo hizo, se arrepintió. Su padre le informó que tomaría el periodo de entrenamiento para aprender a su manera y crear una impresión. Un día después se trasladó a las fortalezas con el disfraz de un simple soldado más.

En su tercer día, se metió en una pelea que terminó con un viaje a la enfermería y después con su superior. Esa noche, mientras yacía en su cama repitiendo la escena en su cabeza, no pudo sentir ni una pisca de lástima por el otro hombre quien seguía en una cama de la enfermería, golpeado hasta casi perder la vida. El soldado había estado alardeando de la cantidad de gente que había acusado en la depuración. Esas cuentas eran algo que Minseok había intentado no escuchar tan atentamente porque le ponían a hervir la sangre, pero hoy, en vez de quedarse callado, reaccionó.

Debió haber reconocido al idiota de la escuela. Su cara estaba hecha para ser odiada.

“Estaba este homo en mi escuela,” El soldado comenzó a alardear, agitando su tenedor sin cuidado, “Asqueroso pedazo de mierda. Cómo sea, él fue el primero que acusé. Cuando se lo llevaron, ¡Incluso intentó escapar! Como si mereciera vivir.”

La mesa estalló en risas mientras el idiota tomaba un largo trago de agua. “¿Cuál era su nombre? Nadie olvida al primero.” Voces comenzaron a elevarse alrededor de él y Minseok hundió su cara en la comida, intentando pensar en lo suave que era.

“Oh Sehun.”

Minseok se congeló, quedándose completamente en blanco al levantar su cabeza para mirar al hablador por primera vez. Ahora lo reconocía. Cuando todos los demás veían con temor, este tipo era el que estaba aplaudiendo. El odio ardió en sus venas pero Minseok trató de calmarse por el momento.

Después de las duchas esa noche, tomó su venganza. La suerte estaba de su lado porque el chico era el último en salir. Le metió el pie, haciéndolo tropezar y después moviéndose para empujar su cuerpo contra el suelo. El chico ni siquiera tuvo oportunidad de hacer algo más que abrir sus ojos en sorpresa cuando Minseok se puso encima de él, golpeándolo repetitivamente. No se detuvo cuando el muchacho comenzó a jadear por ayuda o cuando tosió sangre por primera vez. Entre toda la turbulencia, notó un par de fuertes brazos sostenerlo por atrás y arrastrándolo lejos de ahí. Aprovechando el movimiento pateó por última vez, atinándole a la parte baja del mentón del chico con su pie y golpeando su cabeza con tanta fuerza hacia atrás que el sonido de algo rompiéndose sonó por todo el lugar.

“Mierda, Minseok, ¿Qué diablos te pasa?” Fue uno de sus compañeros de dormitorio quien lo sostuvo mientras otros dos corrieron para atender a su ahora noqueado oponente.

Deshaciéndose del agarre, alisó su uniforme al mismo tiempo que lanzaba una mirada de disgusto hacia el sangriento piso. “Me miró mal.” Con eso, se alejó para evitar ser capturado por agredir a otro soldado.

Los demás lo trataron diferente después de eso. Fue promovido al final de la semana y su escuadra fue la más obediente de todos los nuevos reclutas. El muchacho que atacó se recuperó gradualmente pero fue enviado a casa, no siendo capaz de cumplir su deber como soldado debido al extenso trauma.

Al final de su segunda semana en la base, guió a su unidad a Los Comunes siguiendo órdenes que se le habían instruido a todas las divisiones presentes. Su padre subió al escenario, dando un discurso muy parecido al que persiguió a Minseok a lo largo de la escuela. El aplauso fue ensordecedor.

“Tengo un último anuncio que hacer.” La voz grave de su padre los silenció a todos de nuevo. “Estoy orgulloso de decir que mi propio hijo se unió a sus filas en secreto. Se los presento ahora como mi futuro sucesor. El tomará mi lugar como yo lo hice con el de mi padre.” Dirigiendo sus afilados ojos al final del salón, hizo una seña. “Minseok, ven aquí.”

Sintiéndose como si se hubiera hecho de piedra, se inclinó y rompió la formación para caminar entre el imposiblemente largo espacio hasta el escenario. Subió rápidamente, inclinándose hacia su padre antes de encarar a la multitud, completamente vacío de cualquier emoción. Registró las caras de impresión vagamente ocultas de sus nuevos reclutas y las curiosas de los mayores.

Su padre rió y lo palmeó en el hombro, haciéndole frente a la multitud de nuevo. “No habla mucho, pero esperamos grandes cosas de él.” Era una demostración ahora, puesta en beneficio de otros. Era importante que la gente pensara que la relación con su padre era una estrecha. Nadie se atrevería a desobedecer al preciado hijo del comandante. Ahora venía la parte clave, el recordatorio a todos de que Minseok era brutal.

“Hey, niño, ¿dónde aprendiste a pelear así?” Riendo, su padre apretó su hombro de nuevo. Minseok sintió el agarre apretarse más por el momento; una advertencia.

“De ti, padre.” Respondió sin expresión alguna. Era la respuesta correcta.

“¡Buen chico!”

Se unió a las líneas finales que fueron llevadas a la asamblea, deseando que terminara pronto. Cuando acabó, siguió a su padre en silencio a su oficina.

“Lo hiciste bien. Ahora puedes irte a casa. Espero que me reportes todo aquí, cada mañana a las 5am. Descansa.”

“Gracias padre.” Minseok saludó y abandonó la habitación rígidamente.

Luhan lo estaba esperando en su cuarto. Minseok apenas cruzó la puerta antes de ser aplastado en un abrazo.

“Estoy bien, Lu.”

“Desapareciste tan de repente. Estaba preocupado.” Murmuró en su cuello antes de liberarlo.

Minseok estudió a su mejor amigo, notando lo pálido que estaba y como parecía haber perdido aún más peso. “¿Cómo va la escuela?”

Los ojos de Luhan se iluminaron, “¡De lo mejor! Claro que apesta no tenerte ahí, pero me uní al club de soccer y ya tengo amigos.”

Las cejas de Minseok se torcieron, “Sólo…”

“Ya sé.” Luhan lo interrumpió suavemente. Las palabras no dichas colgaban pesadamente entre ellos en el aire.

Sólo ten cuidado.

En el segundo año de Luhan en la universidad, Minseok fue promovido a Teniente. Pasaba la mayoría de su tiempo siendo la sombra de los asesores de su padre, intentando aprender más sobre lo que había comenzado la depuración. La información era inquietantemente difícil de encontrar y mientras más buscaba, Minseok se convencía más de que nadie recordaba la razón y simplemente actuaban siguiendo la mentalidad de la manada.

Tarde una noche, Luhan se coló en su cama sacudiéndolo para que despertara.

“¿Qué?” La voz de Minseok estaba ronca.

Luhan se acercó más a él, prácticamente respirando en su oreja para no ser escuchado por alguien más.

“¡Hay una rebelión!”

Minseok se levantó de golpe, “¿qué?”

“Escuché a unas personas hablar de eso, así que los seguí. Minseok, ¡hay un montón de ellos!” Los ojos de Luhan estaban encendidos de emoción y Minseok intentó desesperadamente deshacerse del nerviosismo formándose en su estómago. “Iré a su próxima reunión. Por supuesto que todo es muy secreto. Tengo la suerte de haberlos encontrado.”

“No creo que sea buena idea, Lu. ¿Qué pasa si te atrapan?”

“No lo entiendes.” La bonita cara de Luhan fue estropeada por un celo fruncido, “Estoy tan cansado de esto. Cansado de pretender ser alguien que no soy. Cansado de pretender que esto está bien.”

Rodó para mirar al techo. “No está bien, Minseok,” y después tan despacio que apenas fue un susurro, “no estoy bien.”

Minseok sintió una presión en su pecho. Se sintió horrible por no ser capaz de aceptar los sentimientos de Luhan pero también estaba aterrado de que algo malo le pasara. “Lo siento, Lu.” Se inclinó torpemente para tomar la mano del otro. “No te vayas, por favor. Promételo. No puedo dejar que nada te pase. Eres el único que tengo a mi lado. Por favor.” Sabía que estaba siendo egoísta pero no pudo resistirse de rogarle a Luhan que reconsiderara.

Luhan lo volteó a ver, ojos humedecidos con lágrimas que comenzaron a escapar una por una. “Odio esto. ¡No puedo vivir más así!” La desesperación era prominente en su rostro y sacudió su cabeza esforzándose por no romper en llanto.

Viendo su angustia, Minseok abrió sus brazos y acercó más a Luhan. “Está bien.” Sintió lágrimas mojar su playera mientras acariciaba en forma de círculos la tensa espalda de su amigo.

“Yo te protegeré, Luhan.”

Luhan fue a la reunión, y a la que seguía después de esa. Le contó a Minseok todo acerca de ellos bajo la protección de la oscuridad. La rebelión estaba creciendo constantemente mientras el año llegaba a su fin.

“¿Qué harás durante la depuración?” Minseok le preguntó preocupado.

Luhan ladeó su cabeza mientras lo pensaba, “No lo sé. Honestamente ni siquiera estoy seguro de que haya un plan en marcha. Supongo que simplemente no nos reuniremos en esos tres meses.” Se encogió de hombros, obviamente despreocupado. “Confío en los mayores. ¿Tú no?”

Minseok sintió la ansiedad carcomiendo su estómago pero forzó una sonrisa en su cara. “Claro.”

Nevó en año nuevo y Minseok jugó con Luhan afuera por horas ya que todo estaba cancelado debido a la pesada tormenta. Luhan siempre había amado la nieve. La depuración comenzó ese año, arruinando el perfecto suelo color marfil con explosiones color carmesí y Minseok intentó no pensar en Luhan cada vez que veía las manchas frescas.

“¿Minseok?” Luhan murmuró su nombre bajo el abrigo de sus gruesas mantas a finales de Febrero. “Tengo miedo.”

Parpadeando para alejar el sueño de sus ojos, volteó a verlo, “¿por qué?”

“No lo sé. Algo no se siente bien.”

Minseok ignoró sus preocupaciones con pereza. “Es por tu examen en la mañana. Vuelve a dormir.”

El 13 de Marzo fue una mañana helada a pesar de que la primavera ya había llegado. Cuando Minseok despertó esa mañana, Luhan ya se había ido. Frotándose los ojos, Minseok tomó una ducha rápida y se puso el uniforme antes de que el conductor lo llevara a la base. Cuando llegó, notó el extraño frenesí de movimiento.

“¡Minseok!”

Giró y saludó obedientemente. “Padre.”

“Camina conmigo.”

Siguiendo su ritmo, intentó poner atención a lo que su padre le decía y a la conmoción alrededor de él.

“Iremos a una redada.” Miró fijamente a su hijo. “Te nos unirás hoy. Sin discusiones.”
Minseok había evitado cuidadosamente ir a las búsquedas, esperando que su padre no lo notara. Obviamente lo hizo.

“Ve a ponerte algo digno de tu rango.”

“Sí, señor.”

“Descansa.”

Salió disparado hacia un lado, encontrando rápidamente su casillero y sacó insignias que mostraban su nombre y rango así como los niveles especiales con los que estaba adjudicado. Se cambió sus zapatos deportivos por botas de combate, finalmente quitándose la gorra.

Afuera, se unió a otros veinte soldados mientras abordaban el transporte que los escoltaría a su destino. Pasaron por el sector de los ciudadanos y el distrito financiero antes de desacelerar al fin. Curioso, miró alrededor cuando escuchó susurros de los soldados alrededor de él.

“¿No es este el bloque de educación superior?”

“¿Como universidades?”

“O centros de investigación.”

“Vaya.”

Alertado, Minseok mordió su labio inferior. Por alguna razón se sentía más que nervioso, aunque era de esperarse ya que era su primera vez participando en un asalto. Tuvo toda la intención de tropezar y torcerse el tobillo así nadie le pediría ayuda para atrapar a alguien.

El transporte se detuvo y todos siguieron silenciosamente  al Comandante oficial entre los pasillos de la universidad.

“Prepárense.” Las palabras sonaron heladas y Minseok notó las espaldas derechas de los soldados mientras sacaban ya fuera una pistola paralizante o un palo. Mantuvo sus manos vacías a propósito, quedándose atrás. Las puertas del auditorio se alzaban frente a él y sabía con un sentimiento de ser hundido que se dirigían ahí. De todas maneras esperaba que quien sea que estuviera ahí haya echado un vistazo y ya hubieran comenzado a evacuar.

El comandante líder asintió una vez y el grupo se dispersó para cubrir todas las salidas posibles. O esa era la idea. Un agudo silbido sonó en sus tímpanos y todos se lanzaron a la acción atravesando las puertas.

Su primera impresión fue la de correr después de todos pero instantáneamente se congeló por el caos adentro. El grupo que habían encontrado tenía más o menos el mismo número de personas como los soldados,  aunque estaban muy poco preparados para una pelea. Observó como una chica intentó escapar solo para ser empujada contra la pared y esposada violentamente. Un grito lleno de dolor sonó desde su derecha y giró a tiempo para ver como otro estudiante era interceptado, rostro enrojecido al mismo tiempo que un shock electrizante atacaba su cuello. Se estremeció, animándose en silencio cada que un manifestante lograba atinar un golpe a un soldado.

Metiéndose en la batalla, agarró a la primer persona que vio y lo arrastro bruscamente como si fuera a esposarlo. La persona se resistió hasta que Minseok alcanzó la puerta, abriéndola y lanzándolo afuera. Confundida, la persona se detuvo, observándolo cuidadosamente.

“¡Corre, idiota!” Minseok le dijo antes de dar un portazo. Nadie lo había visto. Bien. Se dirigió a donde mismo. Logró sacar a tres más sin ser detectado antes de que viera un cabello familiar que llamó su atención y se congeló. No.

Luhan estaba en uno de los pasillos, retrocediendo lentamente mientras un soldado avanzaba hacia él. Sus ojos miraban hacia todos lados, buscando una salida. Mientras Minseok observaba, Luhan saltó sobre una fila de sillas y corrió hacia el foro. Los soldados reaccionaron rápido. Encontrar a alguien así de activo siempre les divertía. Minseok había escuchado tantas historias de los juegos que los soldados jugaban con los escapistas.

Parpadeó al ver que todo tomaba lugar. Se unió a la persecución. Luhan miró hacia atrás, ojos llenos de miedo, para juzgar cuán efectivo estaba siendo su escape. Calculó mal un paso, tropezó y cayó pesadamente dejando escapar un grito de dolor.  Cayó varios pasos abajo, completamente desorientado antes de batallar para ponerse de pie de nuevo. Gritó de nuevo cuando su captor tomó su otra muñeca y las torció juntas tras su espalda, esposándolo instantáneamente.

Minseok se detuvo en seco junto a los otros soldados cuando Luhan cayó, viendo con horror cuando fue levantado por ni más ni menos que el comandante líder. Lentamente dio un paso hacia el frente, el movimiento llamó la atención de Luhan. Sus ojos se ampliaron cuando vio a Minseok frente a él y su labio inferior tembló. Ambos sabían que era el final para él. Luhan alzó su cabeza tenazmente, rechazando el rendirse ante las emociones cuando tanta gente estaba alrededor de él. Negó suavemente con la cabeza hacia Minseok.

Dio otro paso.

“¿Puedo ayudarle, teniente?”

Ignoró al comandante, enfocándose en su mejor amigo.

“¿Teniente?”

Minseok siguió caminando. Luhan lo vio con cuidado. Sacudió su cabeza de nuevo, reconociendo la mirada en los ojos de su mejor amigo.

“¡Kim Minseok!”

Continuó ignorando a su superior. Su corazón amenazaba con salirse de su pecho por el temor pero no se detuvo hasta que se detuvo a un paso de Luhan.

Inclinándose, tomó su mentón, forzando a su amigo a verlo a los ojos. “Lu, esto no era lo que tenía en mente cuando dije que aún teníamos un montón de aventuras juntos.”

El pánico apareció en el rostro de Luhan cuando comprendió lo que decía. “¡No!” intentó rehusarse pero Minseok ya se había inclinado al frente, presionando sus suaves labios contra los secos de Luhan. Exclamaciones de sorpresa y horror hicieron eco en el lugar.

Gritó cuando Minseok fue violentamente alejado de él. La sonrisa en el rostro de su mejor amigo no lo reconfortó. Minseok asintió con su cabeza y  voluntariamente puso sus brazos tras su espalda para ser esposado. Sabía lo que pasaría después.

De vuelta en la base, Minseok se sentó rígidamente en la silla, conectado al detector de mentiras. Su cabeza daba vueltas por el golpe propinado por su padre antes de ser repudiado. Salpicó sangre en el piso, sonriendo a la ironía de que su padre hiciera toser la misma sangre que corría por sus venas antes de negar cualquier relación con él. Ya no le importaba. Su padre siempre había sido un monstruo. Luhan era la única familia que tenía.

Alguien entró a la habitación, pluma en mano, y comenzó a usar la máquina, encendiéndola y activando una cámara para grabar la sesión. Se sentó frente a Minseok cuando terminó, inclinándose levemente al frente con su pluma flotando encima del papel.

“Le preguntaré algunas cosas y va a responder con completa honestidad. ¿Entendido?”

Minseok asintió lentamente.

“¿Su nombre es Kim Minseok”?

“Si.”

“¿Tiene 21 años de edad?”

“Si.”

“¿Está infectado de homosexualidad?”

“No seas estúpido. No se puede estar infectado de homosexualidad.”

“Por favor señor, responda mi pregunta.”

Apretó los dientes al recibir un choque eléctrico. Aparentemente alguien del otro lado del espejo no estaba complacido con sus respuestas. Aún así, siguió diciendo. “¿Sabes siquiera por qué castigamos a la gente gay? Apuesto a que no.”

“¿Está infectado de homosexualidad?”

“Nadie sabe la razón. ¿No te parece un poco extraño?” Otro choque lo dejó jadeando por recuperar el aliento. “Quiero decir, ¡hemos puesto tanto esfuerzo en esto pero ni siquiera tenemos pruebas de que ser gay sea algo malo!”

“¿Qué relación tiene con el hombre a quien llamó ‘Lu’?”

“Lo amo.”

“No está mintiendo.”

Minseok sonrió de lado. “¿Por qué suenas sorprendido?”

Había alterado al interrogador.

“Es solo que… señor, si me permite hablar libremente, estaba en los mismos cuarteles que usted durante mi entrenamiento. Nunca habría sospechado de usted.

“Eso es parte del punto ahora, ¿no? Podría estar mintiendo justo ahora y nunca lo sabrías porque no hay manera de poner a prueba la homosexualidad. ¿Eso no te dice nada? No es una enfermedad. No hay nada malo con ser gay. Todos los humanos son lo mismo por dentro.” Se burló, “no deberías odiar algo solo porque no lo comprendes.” Volteó a ver al espejo, apostando que su padre estaba del otro lado dándole los choques que recorrían su cuerpo con la intensidad aumentando. “¿Quién eres tú para determinar cuál tipo de amor es correcto y cuál no?”

La puerta detrás de él fue abierta y Minseok sintió a alguien despegar los sensores de su cuerpo. “Suficiente. Ya escuchamos lo que necesitábamos.”

Si se le hubiera preguntado a Minseok como pensaba que moriría cuando era joven, ser ejecutado nunca habría estado entre las opciones. Sin embargo, allí estaba, marchando hacia su muerte con su cabeza en alto. La luz lo cegó cuando llegaron al campo y le tomó un tiempo reenfocar la mirada.

Siete personas estaban hincadas, sostenidos por un soldad atrás de ellos. La mayoría estaba en silencio pero un chillido de terror escapaba cada unos segundos por una chica que lucía joven que se encontraba al final. Minseok la miró con lástima. Realmente era muy joven para morir, todos lo eran. Sentía su conciencia un poco alivianada. Sólo siete de los veinte o más o menos en el auditorio fueron capturados.

Fue empujado hacia abajo al lado de Luhan quien lo había estado observando con absoluta desesperación cuando era guiado a través del patio hacia su perdición compartida.

“¿Por qué lo hiciste?” Luhan preguntó con voz áspera. Minseok repentinamente tuvo la seguridad de que él también había sido torturado antes de ser traído aquí, probablemente por su padre.

Girando su cabeza tanto como pudo, habló con absoluta honestidad. “Te amo, Lu. Eres todo lo que tengo.”

Minseok observó como las lágrimas salían de los ojos de su mejor amigo mientras Luhan sofocó un sollozo de terror. Los soldados retrocedieron, dejando a la línea de delincuentes valerse por sí mismos en el frío.

“Tengo miedo.” Luhan susurró con la voz entrecortada. “No quiero morir, Minseok.”

Cuidadosamente, Minseok se movió con sus rodillas hasta que estaba completamente presionado contra el costado de Luhan. Sintió a Luhan responder, alzando sus manos para enroscar sus dedos con los de Minseok tras sus espaldas.

“¿Confías en mí, Lu?”

Luhan soltó un sollozo ahogado, reconociendo sus propias palabras de unos años atrás. Sonriendo, apenas logró decir, “Por supuesto.”

Minseok respiró profundamente, luchando contra su propio terror que amenazaba con escapar de su garganta. En unos segundos, todo terminaría.

“Cierra tus ojos.”

GOBIERNO DERROCADO: UN NUEVO AMANECER LLEGA PARA NOSOTROS

Rumores de una rebelión comenzaron a infectar el Capitolio el mes pasado cuando un video que mostraba a un soldado retando al sistema, mientras era torturado e interrogado por ser homosexual, se hizo viral. El soldado fue rápidamente identificado como Kim Minseok, hijo del ex Comandante General. Era un chico callado quien luchó con pasión por sus creencias. La voz se corrió rápidamente en línea y la gente que había sido salvada por él durante su última y única redada se dio a conocer y hablaron de su valentía.

Cada persona describió que los había agarrado y escoltado hasta una salida donde les insistía que huyeran. Tristemente, Minseok fue fatalmente ejecutado antes de que el video fuera liberado al público.

Tras la investigación, encontramos al hombre de la sala de interrogación. Admitió que la fuga puso a la Rebelión en acción. Los ayudó en el derribo de la base militar, el lugar donde la depuración previamente se había llevado a cabo.

La rebelión entonces se fijó en el palacio presidencial. El Capitolio pidió un alto al fuego anoche tras el asesinato del Comandante General.. Las condiciones que La Rebelión insistía se cumplieron y el gobierno oficialmente se ha rendido esta mañana. Campañas y elecciones públicas serán llevadas a cabo en el curso de los siguientes meses.

La gente era visible celebrando en las calles después de este anuncio.

Los dejamos con una imagen de Kim Minseok, el muchacho que encendió un fuego salvaje con su muerte y al muchacho que murió protegiendo, su mejor amigo Lu Han. Se reveló después que Lu Han había sido uno de los fundadores de la rebelión. Trágicamente, su cadáver fue identificado como uno de los siete ejecutados junto con el de Minseok.

FIN DEL COMUNICADO.





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¿Y bien? Qué les pareció. ;___;
-Admin Kissys
(Maggie, ¡Felicidades por tu primera tradu!, Ahora es tu bebé.)

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