THE DEMON NEXT DOOR - KAISOO (Trad. En Español) Capitulo 10

Dec 29, 2015 22:40

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10 - Galletas y Chocolate.

“Dos tontos muy tontos.” Es cómo podríamos definir a Kim Minseok y a Kim Jongdae.

O al menos, si Kyungsoo hiciera su propio diccionario, así es como los clasificaría.

Cuando los conoció al sábado siguiente mientras se dirigía a la junta del consejo estudiantil, Kyungsoo no podía creer con quién estaba caminando. Eran las personas más estúpidas, ruidosas y ridículas que jamás había conocido.

Y también, una pareja demasiado adorable.

Se topó con ellos, por completo accidente, en la oficina, al parecer, tenían mucho con que ponerse al corriente en la escuela y les habían pedido que fueran a la escuela en sábado.

De inmediato, se sintió celoso. Los dos estaban sentados en unas sillas pegadas a la pared, la cabeza de Jongdae sobre el hombro de Minseok y sus manos entrelazadas, absolutamente lucían hechos el uno para el otro.

No podía decir que estuviera enojado con ellos o algo, pero sentía que las cosas que él y Jongin hacían estaban un poco fuera de la “típica relación”. Estaban juntos pero de algún modo alejados.

Minseok y Jongdae por otro lado, eran como dos almas unidas, seguro sabían todo acerca del otro, podían respirar a través del otro e incluso vivir a través del otro si pudieran.

Kyungsoo se acercó a ellos con diligencia, estrujando el correo que acababa de sacar de su buzón. Los papeles se arrugaron y el ruido causo que ambos chicos levantaran la mirada hacia él.

Kyungsoo hizo una pequeña reverencia de cortesía. “Hola.”

Y fue cuando el infierno decidió desatarse.

“¡Minnie! ¡Es el presidente!”

“¿Cómo le va, Sr. Do?”

“¡Aigoo! ¡Tienes ojos enormes! ¿No tiene ojos enormes?”

“¡Como binoculares!”

El último comentario de Minseok de verdad hizo que Kyungsoo lo quisiera golpear en la cara, pero de algún modo, se las arregló para curvear sus labios en una sonrisa forzada y frenar sus puños.

Los dos eran como marionetas unidas por sus cordones, Kyungsoo temía que no había ninguna manera de separarlos y así fue condenado a escuchar sus comentarios unísonos mientras caminaban por los pasillos de la escuela.

Hacían las preguntas más pendejas y hacían observaciones en cosas tan estúpidas. Yifan había dicho que ambos era coreanos, entonces, ¿por qué estaban actuando como si todo fuera de otro mundo? Era estúpidamente molesto.
“Y esta es la cafetería,” les dijo Kyungsoo abriendo la puerta y haciendo un gesto hacía la gran habitación.

Jongdae asomó la cabeza. “¡Wow! ¿Tienen comida aquí?”

Kyungsoo apretó los dientes. “No, tenemos perros. Por favor, síganme.”

Les dio un tour por todo el instituto. Oficialmente era la peor hora de su vida, durante todo el recorrido Kyungsoo se resistió pensando en dos cosas.

La primera; obvio era Jongin, tan pronto terminara el tour y la junta, podría regresar con su novio, que a pesar de haberlo visto el día anterior ya lo extrañaba.

Y segundo, Kyungsoo de verdad quería volver a drogarse, no podía explicar el repentino deseo, pero el aburrimiento que estaba experimentando con Minseok y Jongdae seguro tenía algo que ver. Necesitaba algo que compensara el tiempo perdido.

Lo que sea que pudiera llevar su mente a otro mundo era aceptable, Kyungsoo solo quería salir de ahí y si no era posible físicamente, entonces mentalmente estaría bien para él. Cuando llegaron a la cancha de futbol, Minseok se volvió absolutamente loco, Kyungsoo no podía creer como alguien podía correr de una manera tan desenfrenada alrededor de todo el perímetro.

Jongdae lo miró a un lado de Kyungsoo, meneándose de un lado a otro como si tuviera una canción en la cabeza. Kyungsoo de inmediato se hizo a un lado.

“Sabes que hueles como a cigarro, ¿verdad?” Jongdae preguntó de pronto.

“¿Disculpa?”

“Apestas,” respondió el estudiante de inmediato, “y muy mal, pareciera que caminaste a través de fuego.”

“Genial.” Dijo Kyungsoo, encogiéndose de hombros.

“No es genial. ¿Fumas?”

“¿Qué te importa?” Kyungsoo se quejó.

Jongdae levantó sus manos como si se rindiera. “Wow, wow. Aigoo, solo preguntaba, hombre. Sin ofensas.”

Kyungsoo le lanzó una mirada amenazadora antes de regresarla a Minseok que aún estaba corriendo a toda velocidad por la cancha. Este chico realmente se entregaba a la experiencia del futbol.

“¿Alguna idea de cuándo va a terminar?”

“Cuando pierda un poco de aliento,” Jongdae soltó una risita.” Minnie ama el futbol. Dejémoslo correr un poco, no ha estado en una cancha desde hace mucho, con todos los viajes que hemos estado haciendo.”

Kyungsoo metió las manos en los bolsillos de su pantalón. “¿Este no es su primer viaje?”

“Nop, verás, estamos en un programa de la escuela. Hemos estado en Hong Kong, debido a que nunca habíamos estado ahí, luego fuimos a Japón y ahora estamos en Corea…” sacó la lengua después de comentar algo obvio. “…y luego nos iremos a E.U.”

“No son tantos viajes.” Dijo Kyungsoo.

“Más de los que has hecho, sí.” Respondió Jongdae.

Kyungsoo entrecerró sus ojos, parecía que Jongdae no era tan estúpido como pensaba. De hecho era muy bueno con las palabras y posiblemente bueno insultando a otros.

Pero Kyungsoo no quería ir por ese camino, una cosa que aún no adquiría de Jongin, era el amor por pelear. No podía imaginarse golpeando a Jongdae en la cara.

Ya quería terminar con esto, solo quería ir a casa. Minseok ya casi terminaba de correr por la cancha, bajando su velocidad en su quinta vuelta. ¡Si tan solo el chico pudiera traer su maldito trasero de regreso igual de rápido!

Cuando por fin regresó Minseok, Kyungsoo ni siquiera esperó a que recuperara el aliento, se dio la vuelta y caminó hacia la puerta de la escuela.

“¡Espera!” gritó Jongdae. “¡Kyungsoo!”

Kyungsoo se detuvo por un momento y se giró un poco.

Minseok estaba cansado, pero no acabado. Pero aun así, tuvo dificultad para respirar. Kyungsoo observó como Jongdae se pasó el brazo de su novio por sus hombros y lo ayudaba a llegar hasta la puerta.

Y Kyungsoo estaba sonriendo, había algo tan puro en la acción de los chicos que no pudo hacer nada más que sonreír. Era el clásico ejemplo de “son el uno para el otro.”

Los ojos de Minseok parecían arder en llamas cuando se acercó. “¡Demonios! ¡Podría correr unas vueltas más! ¡La pista alrededor de la cancha es asombrosa!”

Jongdae frotó su espalda, mientras Kyungsoo abría la puerta riéndose.

“¡Estoy seguro que podrías! Síganme.” Y se detuvo a medio camino. “Y por favor, sin carreras en el auditorio.”

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La visita de Baekhyun a la casa de Chanyeol comenzó con gran sorpresa.

Encontró al capitán de basquetbol en cama con las colchas cubriéndolo hasta la cabeza, las cortinas estaban cerradas para evitar la luz y había pañuelos usados, tirados en el piso.

Era como si Chanyeol hubiera visto alguna novela que lo había dejado deprimido y Baekhyun no podía ni imaginar qué tipo de trama pudo haber tenido.

Al menos, esperaba que fuera por una novela, si Chanyeol de verdad estaba enojado por algo, Baekhyun no sabía cuánto podría soportar su corazón. Había sido una montaña rusa de emociones desde que Jongin apareció y Chanyeol se arrepentía por haber abandonado a Kyungsoo, que Baekhyun ya no sabía si estaba arriba de la curva o al final del paseo.

Pero como fuera, él estaba ahí, en el cuarto de Chanyeol. Con cuidado se acercó a la cama con una caja de galletas que él había hecho, algo para animar a Chanyeol para el juego de la siguiente semana.

Dudoso estiró su mano y golpeteó la figura debajo de las colchas, se estremeció y la profunda voz de Chanyeol emitió un gemido quejumbroso. Baekhyun mordió su labio.

“Largo.”

“Chanyeol, soy yo.” Baekhyun agitó la caja. “Ya sabes, ¿tu novio?”

Por un momento no hubo respuesta, Baekhyun casi creyó que Chanyeol lo ignoraba y eso dolía. Lo que sea que estuviera afectando a Chanyeol, también lo afectaba a él.

Porque no importaba cuanto odiara a Do Kyungsoo, Byun Baekhyun de verdad amaba a Park Chanyeol. Era un sentimiento ridículo, uno que jamás esperó tener. Jamás esperó que el mosquito del amor lo picara en nombre del gigante.

Y aun así, ahí estaba en el cuarto del gigante con una caja de galletas, parado al pie de la cama donde ambos habían tenido ya un montón de… experiencias. Se retiraron las colchas segundo después y Chanyeol rodó para encarar a Baekhyun, fue cuando el mayor tuvo una mejor visión de la condición de su novio.

Chanyeol había estado llorando, mierda, era obvio, sus ojos estaban rojos e hinchados, había restos de sus lágrimas por sus mejillas y cuando hablo, su voz estaba ronca, como si hubiera estado gritando a todo pulmón.

“Siéntate.” Dijo Chanyeol con voz ronca.

El más bajo lo hizo feliz pero forzado y se sentó en la orilla de la cama. Lo normal era que brincara y se acurrucara justo al lado de Chanyeol, pero había algo que le decía que no era muy buena idea.

“¿Estás bien, Yeollie?”

“Sí.” Limpió su nariz con su mano. “¿Por qué lo preguntas?”

Baekhyun miró los pañuelos en el piso. “Mmm… ¿quizás por la abrumadora evidencia de que no lo estás?”

Chanyeol cerró sus manos en puños.

“Te hice galletas.” Dijo Baekhyun con un entusiasmo forzado. “Algo para hacerte sentir mejor.”

Le sostuvo la caja y Chanyeol la tomó despacio, como si tuviera miedo de que explotara en su cara. Baekhyun lo observó mientras sus dientes se enterraban tanto en su labio inferior al punto que comenzara a sangrar.

Chanyeol abrió la caja y miró el interior. El olor a chocolate fresco inundo todo el cuarto, el menor lo respiró y levanto una comisura de sus labios formando una media sonrisa.

“Gracias, Baek.”

“De nada.” Baekhyun se acercó un poco más.

No estaba preparado para los brazos de Chanyeol, los cuales lo envolvieron con fuerza, atrayéndolo al pecho del menor. Estaba aplastado contra el cuerpo del gigante e intentó respirar con dificultad.

“Baekhyun,” dijo Chanyeol, moqueando. “No me abandonarías, ¿verdad?”

Una pregunta rara, hizo que Baekhyun se preguntara hasta qué grado estaba deprimido. Pero parecía que era a un nivel “extremo.”

“No.” El mayor se movió en el abrazo de Chanyeol para respirar un poco. “¿Por qué?”

“Por nada.” La voz de Kyungsoo diciéndole que su ego no podía soportar los golpes, regresó a Chanyeol y sintió que venía otro llanto incontrolable. “Solo preguntaba, solo preguntaba.”

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Sehun y Luhan no se presentaron para la junta. Kyungsoo encontró una nota en la mesa con la delicada letra de Luhan y los dos decían negarse a asistir hasta que regresara Tao.

Pero a Kyungsoo le importaba una mierda, él quería ir a casa.

Tan pronto se separó de Minseok y Jongdae, el presidente salió por la puerta del frente, pero no esperaba ver a Jongin sentado cerca de la entrada.

Kyungsoo se escondió detrás de un árbol y observó al menor. Jongin tenía la cabeza agachada, entretenido con algo en su teléfono y estaba sentado contra los ladrillos de la entrada con sus piernas estiradas frente a él.

Era obvio que no había visto a Kyungsoo, sino una sesión de acoso sexual ya hubiera ocurrido, así que decidió esconderse un poco más ya que estaba al cuidado de la sombra del árbol.

Jongin parecía una estatua al lado de la entrada, era perfecto. Kyungsoo tendría que buscar trabajos de modelaje para su novio, Jongin era suficientemente sexy para salir en una revista.

Y era rubio, Kyungsoo no podía creer que de verdad cumpliera su promesa y se tiñera el cabello. Se veía increíble y Kyungsoo casi empieza a babear.

Entonces vio al menor levantar la mirada y girar la cabeza hacia la puerta de la escuela, como si esperara que Kyungsoo saliera. El mayor tuvo que reírse un poco.

De verdad, era muy lindo. La manera en que Jongin no podía esperar para que saliera Kyungsoo era adorable. Y Kyungsoo se sintió honrado de tener a un novio que se preocupara tanto por él.

De inmediato, ya no pudo contenerse. Salió corriendo de detrás del árbol y fue corriendo a toda velocidad hacia Jongin. El menor tuvo solo unos segundos para verlo antes de que el cuerpo del mayor se estrellara contra el suyo.

Jongin se quedó sin aliento cuando Kyungsoo cayó sobre él, unos brazos delgados envolvieron sus esbelto cuerpo, unos brazos que lo apretaban lo suficiente como para partirlo a la mitad, a pesar de su apariencia.

“Ah,” jadeó. “Terminaste.”

“Sí.” Kyungsoo se recostó con su cabeza en el regazo de Jongin. “Ya termine. ¿Cuánto llevas aquí afuera?”

“Desde que te fuiste.”

“¿Me viste salir?” Preguntó Kyungsoo. “¿Y has estado aquí desde entonces? ¿En serio? ¿Desde las siete de la mañana?”

“Me enviaste un mensaje antes de irte, cerebrito.” Rió Jongin. “No es como si estuviera acosándote, además solo son las nueve. Me fui hace media hora para ir por algo y regrese, no es como si solo hubiera estado aquí.”

Kyungsoo rodó del regazo de Jongin y se recostó en el piso. El suelo estaba helado y podía sentir la temperatura a través de su ropa. Jongin deslizó una mano debajo de la cabeza de Kyungsoo para mantenerla fuera del piso.

“Vas a resfriarte,” dijo Jongin. “Siéntate.”

“Pero es cómodo.” Se quejó Kyungsoo con un puchero.

“Dije que te sientes, cerebrito.” Y Jongin frunció el ceño cuando Kyungsoo no obedeció. “Siéntate.”

Su tono era serio, era obvio que no bromeaba y Kyungsoo se sentó, recargándose en la pared de ladrillo al igual que Jongin. Entonces la expresión del menor se suavizó de inmediato.

“Bien, no quiero que te enfermes.”

Kyungsoo asintió, con los labios entreabiertos por la sorpresa del repentino cambio de personalidad. Jongin miró su teléfono y luego de nuevo al más bajo, lanzándole una pequeña sonrisa.

“¿Te gusta mi cabello?” Preguntó Jongin, cambiando el tema.

Kyungsoo asintió de nuevo y bajo la mirada a sus dedos.

Jongin contuvo el aliento. “Perdón, no era mi intención actuar como bestia hace un momento.”

“No, no,” suspiró Kyungsoo. “Entiendo que te preocupes. Y sí, de verdad me gusta tu cabello. Contrasta con tu complexión.”

“En coreano, cerebrito.”

“Se ve bien con tu piel morena.”

“Ah, entiendo.”

Kyungsoo estiró su mano y enredó un mechón de cabello rubio en su dedo. Jongin levantó la mirada, arqueando sus cejas cuando levantó sus ojos.

El menor guardo su teléfono cuando Kyungsoo retiró su mano, el mechón con el que jugaba se quedó parado y Jongin lo aplacó de nuevo. Y los labios de Kyungsoo se curvearon en una pequeña sonrisa.

Jongin jugó con ritmo en sus rodillas. “Entonces, cerebrito. ¿Qué deberíamos hacer? Es una hermosa mañana de sábado.”

Kyungsoo se encogió de hombros. “Lo que quieras.”

Jongin sonrió con malicia y se puso en cuatro como un perro queriendo jugar. “Quiero cogerte, aquí y ahora. ¿Esa es una buena idea?”

Kyungsoo se hizo a un lado con una expresión de puro terror en su rostro. “¡No! ¡Mierda, no! ¡¿Qué demonios, Jongin?!”

El alto respondió con una risa, se levantó y le ofreció una mano. El mayor, dudoso, aceptó la oferta de ayuda y también se levantó.

“Entonces, salgamos en una cita,” sugirió Jongin. “Una cita de verdad, nada de antros o bebidas o ese tipo de cosas.”

Kyungsoo pensó las opciones. Entre drogarse y tener una verdadera cita con Jongin, tenía que escoger la cita. Y una sonrisa de emoción se formó en su rostro.
“¿De verdad?”

“Sí, ¿por qué no?” Jongin meneo su fleco. “Una cena, baile y si pasa que tengamos sexo después de eso, no me importaría.”

Kyungsoo golpeó su brazo con fuerza y Jongin se retractó, sobando la parte que fue golpeada. Pero a pesar del dolor, se las arregló para sonreír de una manera malvada y Kyungsoo solo se quejó como una damisela negándose al servicio de un caballero.

“Sabes que quieres,” molestó Jongin. “Sabes que el solo pensarlo hace que te pongas duro.”

El rostro de Kyungsoo se puso rosa. “Cállate, llévame a la cita que me prometiste, idiota.”

Jongin se rio, puso un brazo en la cintura de Kyungsoo y comenzó a alejarlo de la escuela, más bien, Kyungsoo saltó voluntariamente junto a él.

Caminaron por la acera y el viento era implacable con cada uno de sus pasos. Aullaba y Kyungsoo estaba feliz de que Jongin lo obligara a levantarse antes, porque en definitivo se hubiera enfermado.

Jongin soltó la cintura de Kyungsoo para quitarse la sudadera que usaba. Y de inmediato la piel de su brazo  se puso de gallina pues solo vestía una delgada playera.

Kyungsoo estuvo a punto de protestar, pero Jongin le puso la sudadera antes de que pudiera decir una palabra y el menor le lanzó una mirada cortante y seca que decía: “cierra la boca y agradece.”

Kyungsoo estaba agradecido, prefería por mucho la tela de la sudadera de Jongin al viento helado lamiendo su piel.

El menor ya no pudo continuar caminando más tiempo después de haberse quitado su sudadera y llevó a Kyungsoo a una pequeña tienda en una esquina no muy lejos de la escuela.

Era un tipo de café. Cuando entraron Kyungsoo se dejó acariciar por el calor del calentador y le pasó la sudadera a Jongin, pero el otro solo negó con la cabeza y caminó a la caja registradora.

“¿Quieres algo?” preguntó. “Es un buen lugar, ya había venido.”

Kyungsoo pasó sus ojos por el menú que colgaba sobre sus cabezas. “Uh… ¿algo caliente?”

Jongin le dio una sonrisa traviesa. “Yo soy caliente, en especial cuando estoy desnudo.”

“En serio, Jongin.” Kyungsoo rodó sus ojos. “Chocolate caliente, si tienen.”

Jongin chasqueó los dedos. “Oh, caramba. Falle de nuevo.”

“Solo trae el maldito chocolate, idiota.”

Jongin se giró con una sonrisa a la cajera, mientras Kyungsoo se fue a sentar a una mesa en la esquina, cerca de la ventana y vio a Jongin ordenar en la caja.

Los ojos de la chica detrás se pusieron saltones. Se saltaron tanto que Kyungsoo tenía miedo de que se fueran a salir, estaban devorando todo de Jongin.

Sus mejillas parecían estar en llamas, Jongin estaba haciendo su magia y lo que sea que le estuviera diciendo, la estaba haciendo sonrojar tanto que parecía que se iba a incendiar.

Kyungsoo entrecerró sus ojos, no sabía que chingados estaba intentando hacer Jongin, pero no le gustaba. Tomó un paquetito de azúcar y lo rompió, tirando a propósito el contenido sobre el piso y esperó que ahora el café estuviera infestado de cucarachas.

El alto regreso rápido con una bandeja y dos tazas humeantes de chocolate caliente, una la puso frente a Kyungsoo y luego se sentó.

Pero la expresión del mayor no cambio y esperó una explicación para el coqueteo de Jongin y si se iba a disculpar por ello, pero en vez de eso, el chico se mantuvo callado sorbiendo de su taza con chocolate.

Jongin levantó la vista cuando sintió que lo observaban. “¿Pasa algo?”

“Oh, no.” Kyungsoo apretó su taza tan fuerte que pudo haberla roto. “No del todo.”

“No debería pasar nada.” Jongin alcanzó la taza de Kyungsoo y la empujó hacia él. “Vamos bebe, debes beberlo antes de que la chica cambie de opinión.”

“¿Cambie de opinión sobre qué?” Kyungsoo dijo enojado.

Los ojos de su novio brillaron con malicia. “Cambiar de opinión sobre pagar por mí.”
La boca de Kyungsoo se abrió. “Tu…”

“… ¿la persuadí para que me diera chocolate gratis?” terminó Jongin. “Sí. Sí, lo hice.”

“¡Jongin, eso es horrible!” Gritó Kyungsoo. “¡No puedes hacer eso! ¡Es malo!”

“No, no lo es.” Jongin se inclinó hacia él. “Vamos, somos el sexo débil. Tenemos más ataques al corazón, embolias, problemas de próstata.”

Kyungsoo pensó en explicar que las chicas no tienen problemas de próstata debido a que no tienen una, pero decidió que mejor solo dejaría que Jongin continuara.

“Así que, ¿qué importa si paga por mí? Probablemente viva el doble de lo que yo lo hare.”

Kyungsoo se encogió de hombros. “Supongo que tienes un buen punto, pero sigue estando mal.”

“Bebe,” Rió Jongin. “Solo bebe y disfrútalo, las mejores cosas en la vida son gratis, como yo.”

Kyungsoo atrajo la taza a sus labios y el chocolate pasó por su boca, derramándose por su garganta en una de las maneras más delicadas. Si este era el inicio de su cita, era una muy buena.

Cuando retiró la taza de su boca, Jongin empezó a burlarse de él. Le tomó un segundo darse cuenta que tenía un bigote de chocolate en el rostro. Entonces se sonrojó, todo avergonzado y antes de que pudiera si quiera coger una servilleta, Jongin ya se había inclinado sobre él. La respiración de Kyungsoo se detuvo.

“Yo me encargó.” Los labios de Jongin estaban a milímetros cuando lo dijo.

El bajito cerró los ojos mientras la lengua de Jongin limpiaba el dulce líquido de la piel del mayor y no se detuvo, se movía una y otra vez como parabrisas. Jongin regresó a su lugar solo cuando estuvo satisfecho con la limpieza del labio superior de Kyungsoo.

“¡Puedes abrir tus ojos, cerebrito!” se rio Jongin. “Ya he terminado.”

Los parpados de Kyungsoo se sentían como si rocas estuvieran atadas a ellos. “Lo sé, espera. Estoy tratando de entender que acaba de pasar.”

Y escuchó como la silla de Jongin crujió cuando el menor volvía a acercarse a él. Sintió como la respiración de Jongin hacia cosquillas en su oído y escuchó cada respiración cuando salían de su boca.

“Déjame explicar,” susurró Jongin. “Mi lengua, la cual es experta en lamer las áreas más sensibles acaba de rozar su santidad por tu piel. ¿Qué piensas sobre eso?”

Uno de los ojos de Kyungsoo se abrió. “Alto, no entrarás en mis pantalones.”

Y como si fuera una señal, las manos de Jongin lo rodearon y se movieron bajo su espalda. Kyungsoo se estremeció, ahora con los dos ojos abiertos y más aún cuando vio a la chica de la caja observándolos con los suyos abiertos como platos.

“J-Jongin…”

“No importa.”

Las manos del menor se deslizaron por el dobladillo del pantalón de su espalda desnuda.

“Ups, entré en tus pantalones.”

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Kyungsoo

Solo quiero decir que lamento todo lo que te he hecho. De verdad eres mi mejor amigo, pero te he tratado como a una basura.

Mi relación con Baekhyun no debió afectar la nuestra. Sé que no debería decir esto, pero estoy locamente celoso de Jongin. Cada vez que te veo con él, siento que quiero atravesar la pared con mi puño. Ese debería ser yo haciéndote reír, sonreír y haciéndote sentir… vivo.

De verdad espero que me perdones, fui un pendejo. Soy un pendejo. Ni siquiera merezco a un amigo como tú, pero si solo pudieras darme otra oportunidad, lo apreciaría.

Te amo, te extraño,

Chanyeol.

Chanyeol no sabía que lo había llevado a escribir esa carta que sostenía en sus manos. Tan pronto se había dormido Baekhyun acurrucado en su pecho, Chanyeol se sintió obligado a escribirla.

Le dolía de una manera horrible, era inexplicable. Ya no se trataba de su ego, había algo más y no sabía que era.

Kyungsoo era algo que no podía dejar ir y no se atrevía a dejarlo ir. Chanyeol estaba atado al menor. Después de todo, habían sido amigos por años.

Amigos…

Chanyeol se mordió el labio y bajo la mirada a Baekhyun- Era tan perfecto y hermoso. Su piel resplandecía bajo la luz del cuarto de Chanyeol. Sus mejillas y labios eran rosados mientras dormía tranquilo.

Y aun así, estaba deprimido, muy deprimido.

Y debido a la culpa Chanyeol hizo trozos la carta, tiró la basura al piso y atrajo a Baekhyun más cerca de él.

Y con el corazón pesándole, tomó una galleta.

Capítulo 11 →

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