THE DEMON NEXT DOOR - KAISOO (Trad. En Español) Capitulo 8
Melodíarecomendada: Fall Out Boy - Dance, Dance.
8 - ¿Declaración?
Clasificado como M por uso de drogas y provocación sexual. Muhahahaha.
“¿Alguien sabe la respuesta a esto? ¿Alguien puede resolverlo? ¿Alguien? ¿Nadie?”
Silencio sepulcral.
El Sr. Kang apuntaba al problema de cálculo en la pizarra con el que dio inicio a su clase.
“¿Alguien? ¿En serio, nadie? ¡¿Nadie?!”
Era obvio que estaba esperando que su estudiante estrella dijera la respuesta, pero Do Kyungsoo, quien estaba sentado cerca de la ventana, tenía la cabeza en algún lugar apartado de la clase matemáticas, su mente estaba más enfocada en otras cosas.
Y esas otras cosas eran más que obvias después de lo que sucedió a la hora del almuerzo, su mente estaba plagada de pensamientos que de verdad no quería tener.
Uno de esos era sobre Chanyeol, ese gigante pelo rizado y cobarde, porque eso era lo que era, un cobarde. Kyungsoo no sabía por qué le había tomado tanto tiempo darse cuenta.
Era una pena que Kyungsoo no hubiera visto antes esa cualidad en el mayor, era molesto y la verdad, una de las cosas que Kyungsoo quería evitar. Personas como Chanyeol eran del tipo que él despreciaba.
Pero aun así, al recibir la invitación del gigante a la fiesta de Baekhyun, no pudo hacer más que sentirse feliz. En algún lugar en lo profundo de su mente, Chanyeol aun encontraba importante a Kyungsoo.
¿De verdad podrían volver a ser amigos? ¿Era posible limpiar los restos de la pútrida relación que tenían ahora y empezar una nueva? ¿O solo era una hazaña imposible, algo demasiado estúpido como para que ambos lo intentaran?
Kyungsoo se mordió el labio inferior mientras observaba por la ventana y vio a una ardilla subir a toda prisa por un árbol, sus pequeñas patas escalando a la seguridad de las hojas. Su amistad con Chanyeol parecía haber desaparecido con la misma velocidad que la pequeña criatura, solo que a diferencia de la ardilla, no había habido nada que proteger.
Los dos eran culpables, era obvio que el comportamiento de Chanyeol había sido el catalizador y Kyungsoo iba en la misma dirección, ahora que lo pensaba, ambos habían encontrado a alguien para llenar un vacío.
Pero el hecho que Chanyeol estuviera dispuesto a alejarse de Baekhyun para arreglar todo con Kyungsoo lo hacía sentir culpable, pues bajo ninguna circunstancia el haría lo mismo con Jongin, él quería a Jongin sin importar el precio.
Se giró para mirar hacia Baekhyun, la rata estaba desplomada sobre el escritorio, lucía sombrío y el vapor de la furia parecía salir de sus oídos. Y ladeó su cabeza un poco. Normalmente, Baekhyun competía con Kyungsoo durante matemáticas, quien fuera el que respondiera más problemas durante la clase, ganaba. Pero hoy, lucía igual de distraído que Kyungsoo. ¿Sería por Chanyeol?
Sin recibir respuesta, el Sr. Kang borró la pregunta del pizarrón y la remplazó por otra. Limpió el sudor en su frente con su pañuelo y apuntando al pizarrón, trato de recuperar la atención de la clase, de nuevo.
“¿Alguien? ¿Alguien sabe la respuesta a f(x)= x³ - 7x² + 8x - 3 if x= 5? ¿En serio? ¿Nadie?”
La pregunta del Sr. Kang fue recibida por otro momento de silencio, pero entonces su rostro se iluminó cuando Kyungsoo por fin levantó su mano.
“¡Sí! ¡Sí, joven Do! ¡¿Cuál es la respuesta?!”
“¿-13, señor?”
“¡Excelente!” El Sr. Kang escribió con números elegantes la respuesta en el pizarrón. “Ah, hermoso.”
El viejo hombre lo hubiera estado alabando si no hubiera sido por el sonido de la campana. Kyungsoo salió disparado como todos los días, solo para evitar a Baekhyun. Mientras recorría el pasillo, con ojos bien abiertos buscaba a una persona en particular. Kyungsoo sentía una gran pesadez en su pecho después de haber hablado con Chanyeol y el único que podría quitarla era Jongin.
Y justo cuando lo necesitaba, Kyungsoo no podía encontrarlo por ningún lado.
No estaba en el gimnasio para la práctica de basquetbol, no estaba afuera esperando por Kyungsoo, cerca de la entrada como usualmente lo hacía si es que salía antes de la escuela, tampoco estaba cerca de la sala de juntas.
Yifan tampoco sabía dónde estaba y durante toda la junta del consejo estudiantil después de la escuela con Sehun, Luhan y Yifan, como suplente temporal de Tao, Kyungsoo no pudo concentrarse en nada más que el paradero de Jongin.
“Entonces, primero remodelaran la biblioteca,” Sehun leyó en sus notas. “Después, se pasaran a la cafetería.”
“Los fondos lo cubren todo,” Luhan silbó. “Estamos en buenas condiciones.”
“¿Tuviste oportunidad de conocer a los estudiantes de intercambio?” Preguntó Sehun a Yifan.
“Seh.”
Sehun arqueó una ceja. “¿Y?”
“Son molestos.” Yifan se recargó en su espalda. “Hubiera preferido a los coreanos, los chinos son esas dos chicas que no paran de molestarme, a Kyungsoo le tocaron dos chicos cool.”
Kyungsoo levantó la mirada de la mesa cuando escucho su nombre. “¿Qué?”
“Los estudiantes de intercambio,” explicó Yifan. “Te tocaron dos chicos que hablan coreano, Minseok y Jongdae. Dos buenos chicos y yo dos putas.”
Sehun y Luhan intercambiaron miradas ante el vocabulario tan colorido de Yifan, pero el hecho de que Kyungsoo no le dijera que usara un lenguaje adecuado los asustaba, era casi como sí… A Kyungsoo le pareciera bien la manera grosera en la que hablaba.
“Aún no he tenido la oportunidad de conocerlos.” Masculló Kyungsoo.
Le echo un vistazo a la nota de Jongin y jugueteó con ella. Ya quería salir de ahí, quería salir en busca de Jongin. Seguramente si no estaba en la escuela estaría en su casa y sino siempre estaba ese antro, en el cual también podría buscar.
“Junta cancelada,” dijo Kyungsoo. “Todos a casa.”
“¡Pero no hemos terminado de discutir ni la mitad de las cosas que apunte!” se quejó Sehun entre dientes.
“Podemos terminar mañana,” respondió Kyungsoo en voz baja. “No estoy de humor para continuar, además necesitamos a Tao aquí, sin ofender Yifan.”
“No hay pedo.”
Y Sehun se levantó de repente, sus rodillas golpearon por debajo de la mesa y se movió con el resto del cuerpo de Sehun mientras intentaba calmarse cuando miró a Kyungsoo con seriedad.
“¿Qué mosca te picó? ¡Siempre estas al pendiente de todo, Soo! ¡Ahora parece que no sabes nada! ¡¿Ya no es importante para ti ser presidente?!”
“¡Lo es!” gritó Kyungsoo, levantándose también. “¡Solo estoy cansado, Sehun! ¡Quiero descansar! ¡¿Por qué no puedes entender eso?!”
“¡Mentira!” interrumpió Luhan. “¡No estás cansado! ¡Solo estas muy ocupado saliendo con personas como él…” hizo una pausa y apuntó a Yifan. “… como para que te importe algo más! ¡Has cambiado Kyungsoo! ¡Has empeorado! ¡¿Crees que las personas no han notado que te juntas con esos ebrios?! ¡¿Crees que ese es un buen ejemplo de quien está representando nuestra escuela?!”
Al ver a Luhan tan exaltado, Sehun lo sujeto del antebrazo saliendo del cuarto, arrastrando a Luhan con él y Yifan se rio ante la salida dramática. Kyungsoo se desplomó de nuevo en su silla y puso su frente en sus manos mientras suspiraba. No podía recordar la última vez en que alguien le gritara de la manera en que Sehun y Luhan lo acababan de hacer.
Entonces sintió una mano en su espalda y miró a un lado para encontrarse con la mirada de Yifan, parecía muy compasivo. Y Kyungsoo, aunque apreciaba la preocupación, arqueó su espalda lejos del toque.
Yifan puso su mano en la mesa. “¿Algo te molesta?”
Kyungsoo se encogió de hombros.
“¿Tiene que ver con la de pronta desaparición de Jongin? No es como si se hubiera desvanecido de la Tierra, Soo. Anda por ahí en algún lado, además ¿Por qué te importa tanto?”
Kyungsoo volvió a encogerse de hombros. “Solo lo hago.”
Yifan sonrió a sabiendas de algo y se levantó de la silla, tomó su mochila y se pasó la correa por el hombro antes de tomar la de Kyungsoo y sostenerla para él.
“Vamos, hoy yo te llevo a casa.”
Kyungsoo levantó la mirada hacia él. No se sentía feliz de caminar con alguien más que no fuera Jongin, incluso si ese alguien era el mejor amigo del menor.
Suspirando, se levantó de su asiento y tomó su mochila, Yifan le dio un apretón a su hombro y se dirigió a la puerta, con Kyungsoo siguiéndolo por detrás.
El rubio alto apretó los labios por la de pronta depresión de Kyungsoo. “Soo, voy a preguntarte algo y quiero que seas completamente honesto conmigo.”
“Está bien.”
“¿Tú, teóricamente hablando, tienes ciertos sentimientos por Jongin?” Y Yifan le lanzó una sonrisa. “Y no digas que “no” porque ambos sabemos que la respuesta es “sí”.”
“Tal vez,” respondió Kyungsoo. “Quizás los tengo.”
“Entonces ¿sí?”
“Dije “tal vez”.”
“”Tal vez” significa “sí”.”
“Tal vez.”
“Sí.”
“¡Bien, sí, los tengo!” gritó Kyungsoo. “¡¿Y qué?!”
Yifan le dio una amplia sonrisa, obviamente tratando de evitar comenzar a reír. “Nada, eso solo explicaría los pantalones ajustados y leggings.”
Kyungsoo se cruzó de brazos. “Pude haberlos usado solo porque sí.”
“Alguien como tú no viste esa ropa “solo porque sí.”” Yifan retrocedió un paso detrás de Kyungsoo un momento para darle una fuerte nalgada. “Aunque, muchos lo estamos disfrutando.”
Kyungsoo se sobó, haciendo una mueca. “Sí, ya veo.”
Yifan se burló, mordiéndose el labio inferior mientras continuaba sonriendo. El presidente lo observó durante todo el camino para ver que no intentara otra cosa de nuevo y eso lo estaba matando de risa.
Cuando llegaron a la casa de Kyungsoo, Yifan se quedó en la acera y se despidió con la mano de Kyungsoo antes de que el menor abriera la puerta. Kyungsoo también se despidió y entró, cerrando la puerta de golpe tan pronto estuvo adentro.
Y encontró a su madre sentada en el sillón, tejiendo. De inmediato supo que algo andaba mal, la Sra. Do solo sacaba sus agujas cuando se ponía ansiosa por algo.
Ella levantó la mirada ante el ruido de la puerta y cuando vio a Kyungsoo, la Sra. Do negó con la cabeza como enojada antes de continuar con su tejido. Kyungsoo se acercó un paso más y se encontró con una bufanda roja.
Kyungsoo se mordió el labio inferior y apretó la correa de la mochila con gran fuerza, odiaba ver a su madre tan nerviosa, cuando sacaba las agujas debía de tratarse algo serio.
“¿Estás bien?”
La Sra. Do continuó tejiendo. “Sí, sí. Todo está bien. Cariño, ¿podrías pasarme la bola de estambre? Rodó por el suelo.”
Kyungsoo buscó con la mirada, pero no había ninguna bola de estambre. Su madre ya se había acabado toda la bola, lo cual significaba que no era el primer tejido. ¿Había estado tejiendo todo el día?
“No hay ninguna.”
La Sra. Do se detuvo y miró la alfombra. “Oh, mira esto. ¿Podrías traerme la bola de estambre azul del armario entonces?”
Asintiendo, Kyungsoo caminó hacia el pequeño armario blanco en el pasillo y lo abrió. La canasta de estambres de la Sra. Do estaba desbordándose de bufandas, calcetas y guantes, la mayoría eran de color azul.
“¡Ya no hay más azul!” Gritó Kyungsoo.
“¡El verde entonces!” respondió la Sra. Do.
Kyungsoo levantó la gran bola enredada de estambre y cerró con cuidado el armario. Caminó vacilante de regreso con su madre y le pasó la bola de estambre verde. Ella la tomó y de inmediato comenzó a lazar en sus agujas.
Kyungsoo se sentó en el piso y observó, como un niño pequeño, observó a su madre por horas mientras ella tejía. Sus manos se movían tan rápido y eficientes; era imposible pero divertido continuar.
“¿Mamá? ¿Segura que estás bien?”
La Sra. Do se detuvo y respiró con pesadez. “No, Kyungsoo. No estoy bien. ¿Tú estás bien?”
Kyungsoo parpadeó por la pregunta. “Sí.”
La Sra. Do continuó tejiendo de nuevo. “¿Estás seguro? ¿Cien por ciento seguro?”
“Mamá. ¿Qué pasa?”
“¡Esto!” La Sra. Do se levantó un poco para alcanzar algo de su bolsillo trasero. “¡Esto es lo que está mal!”
La respiración de Kyungsoo se paró, era la cajetilla de cigarros que Jongin le había dado. La Sra. Do estaba sentada ahí, con los ojos llenándose de lágrimas mientras esperaba una explicación. Kyungsoo ni siquiera sabía por dónde empezar, ¿cómo hacerlo? Y un enorme nudo se formó en su garganta.
Ella agitó la cajetilla, el sonido de los cigarros se escuchó por toda la habitación y Kyungsoo impotente observó cómo su madre comenzaba a llorar justo ahí en el sillón. Sintió como su mundo se derrumbaba, su madre no había llorado en años. Había tenido más razones para sonreír que para derramar lágrimas, la mayoría de esas razones habían sido por él y sus logros.
Y ahora, en vez de hacer reír a su madre y hacer que mostrara esos dientes blancos como perlas, Kyungsoo la hizo llorar.
“¡¿Cómo se supone que le explique esto a tu padre?!” Gritó ella. “¡Eres nuestro único hijo, Kyungsoo y él te ama a morir! ¡Yo te amo a morir! ¡No podía creerlo cuando los encontré mientras acomodaba la ropa en tus cajones! Me repetía, “¡No mi Kyungsoo! ¡Esto no es algo que haría mi hermoso Kyungsoo!” ¡¿De dónde los sacaste?!”
Kyungsoo agachó la cabeza. “Los compré.”
“¡¿Por qué?!” La Sra. Do suplicó. “¡¿Por qué los comprarías para ti?! ¡Tú eres un chico inteligente, Kyungsoo! ¡Sabes lo que sucede cuando la gente fuma!”
Kyungsoo cerró sus ojos. “Supongo, que solo quería probar.”
“¡¿Probar?! ¡Kyungsoo, casi te acabas toda la cajetilla! ¡Había veinte y ahora solo hay cuatro!”
Kyungsoo levanto la mirada y una sola lágrima caía por su mejilla. “Lo siento.”
La Sra. Do puso su mano libre sobre su boca para retener otro sollozo. Después bajo la cajetilla antes de caer al piso de rodillas y atraer a Kyungsoo en un abrazo.
Él enterró su rostro en su cuello y respiró el perfume olor a lilas de su madre y ella le sobaba la espalda y lloraba en su cabello. Cada uno de los sollozos arrancaba un pedazo del corazón de Kyungsoo.
“No le diremos a tu padre,” susurró la Sra. Do. “Este será nuestro secreto, ¿de acuerdo? Serás un buen chico y lo dejarás, ¿verdad? Me voy a deshacer de estos y haremos como que nada de esto paso.”
“De acuerdo…”
“No diremos otra palabra sobre esto, todo estará bien. Dejarás de vestirte así, volverás a comportarte, regresaras al Kyungsoo de antes del de los cigarrillos, ¿verdad, Soo? ¿Verdad?”
Kyungsoo suspiró sobre su piel. “S-sí, mamá.”
Ella acarició su cabello. “Buen chico, buen chico. Ahora sube las escaleras y has tu tarea como el encantador chico que eres, corre.”
Kyungsoo hizo como se le ordenó y alejándose con delicadeza de su madre, fue escaleras arriba. Se detuvo a la mitad para observar como la Sra. Do tomaba los cigarros y corría a la cocina a tirarlos.
Él sabía que le temía al Sr. Do, su padre fumaba, algo de lo que no estaba orgulloso pero que no podía parar. Y le había dicho a Kyungsoo que jamás comenzara o se volvería adicto de por vida. Un terrible habito.
Y la ira del Sr. Do era algo que nadie debía de experimentar. La Sra. Do tenía razones suficientes para temer por su hijo, que ambos lo mantuvieran en secreto era lo mejor para todos. Lo que el Sr. Do no supiera no lo mataría… o a alguien más.
Kyungsoo entró a su cuarto y cerró la puerta detrás de él. Se recargó contra ella y se deslizó hasta el piso. ¿Qué es lo que se estaba haciendo a sí mismo? ¿En qué se estaba convirtiendo?
Todo lo que había hecho desde la llegada de Jongin estaba mal, la bebida, los cigarros, las fiestas, todo. No había estado haciendo ninguna de sus tareas o sus deberes como presidente. Tenía que detenerse. Tenía que hacer lo que la Sra. Do le había rogado y regresar al Kyungsoo que todos conocían y amaban, eso regresaría el mundo a la normalidad.
Pero él no se detendría. No podía detenerse.
Cuando vio la cajetilla de cigarros en manos de su madre, Kyungsoo no solo se sintió avergonzado sino también enojado, enojado de que se los llevara. ¡¿Ahora que se supone que iba a fumar?!
Quitándose la mochila de los hombros, Kyungsoo se levantó y corrió hacia la ventana, la abrió y miró directo a la de Jongin justo frente a la suya.
Kyungsoo puso sus manos alrededor de su boca. “¡Jongin! ¡Kim Jongin!”
Nada, ni una respuesta.
Kyungsoo se estaba desesperando y la nota de Jongin que estaba en su bolsillo lo quemaba en el muslo. “¡Jongin! ¡¿Estás ahí?!”
Absolutamente nada. Ni un ruido.
“¡JONGIN!”
Estaba a punto de gritar de nuevo cuando sintió una respiración en su cuello. La boca de Kyungsoo se abrió un poco cuando se dio cuenta. No, no podía ser verdad, pero sí lo era, era seguro que Kyungsoo lo golpearía justo en el rostro.
Se dio la vuelta solo para ser recibido por una sonrisa, entonces lo brazos de Jongin envolvieron su cintura arrastrándolo hacia él hasta que sus cuerpos estuvieron casi cerca de fundirse.
“¿Cuándo fue que entraste?” Preguntó Kyungsoo.
“Me salté la última clase, vine aquí y me escondí en el armario cuando tu madre subió. Ella tomó tus cigarros.”
“Lo sé.” Kyungsoo se removió en su agarre. “¿Quieres soltarme?”
“No.”
“Bien, iba a invitarte a una fiesta, pero debido a que te estás comportando como idio-“
“Cerebrito, jamás pensaría en dejarte ir, aunque fuera por el bien de una fiesta. Mi entrepierna pegada a la tuya es más agradable que tener la de alguien más frotándose contra la mía en una fiesta.”
Kyungsoo bajó la mirada ante la declaración y sus ojos se abrieron un poco al ver que Jongin estaba en lo correcto. Sus partes bajas se presionaban una contra la otra.
“Ahora, así está el asunto,” continuó Jongin. “Si me garantizas que podré bailar cada canción contigo en esa fiesta tuya, entonces te dejo ir.”
“Jongin-“
“O puedo simplemente frotarme contra ti justo ahora.”
“¡Está bien!” gritó Kyungsoo, empujando al menor. “¡Todas las canciones! ¡Solo vámonos!”
Jongin obedeció y subió sus manos en rendición. Su mirada bajó hasta el evidente bulto que estaba creciendo entre las piernas de Kyungsoo y se atrevió a reírse.
“Mmm, cerebrito, te puse de buenas.”
Kyungsoo cruzó sus piernas y dio un salto atrás, Jongin solo se le acercó un paso, con una sonrisa ruin formándose en su rostro. Kyungsoo se sintió con ganas de quitársela a bofetadas.
“No te enojes tanto, Soo,” Dijo Jongin con voz cantarina y sus brazos envolviendo la cintura del mayor. “Entonces, sobre esta fiesta, ¿me estas pidiendo que vaya contigo como tu cita?”
Entonces las mejillas de Kyungsoo se pusieron rojas y alejó su mirada de la de Jongin. “N-no.”
“La respuesta sería mucho más dulce si fuera un “sí,”” susurró Jongin con sus labios justo al lado del oído de Kyungsoo. “Grr.”
Kyungsoo jadeó, su piel blanca como la leche parecía mesclada con jugo de arándano. Jongin se volvió a reír contra su piel con el agarre alrededor de su cintura notablemente apretado.
El menor se separó solo un poco para echar un vistazo al rostro de Kyungsoo y al verlo tan carmesí, trato con desesperación aguantar su risa, era patético y adorable al mismo tiempo.
“Solo mírate. Debería llamarte “Tomatito” en vez de “Cerebrito”. ¿Yo te hice esto, Soo? ¿Me deseas?”
Los labios de Kyungsoo se separaron un poco mientras respiraciones irregulares escapaban de él. ¿Cómo se supone que debería contestar a eso? La respuesta era más que obvia, pero no podía permitirse decirla. Levantó el rostro de Kyungsoo de la barbilla, para verse con perfección el uno al otro. El menor le dio una sonrisa sincera y el otro se permitió darle una pequeña y tímida a cambio.
“Sabes que eres lindo, ¿verdad?” preguntó Jongin.
“¿Lo soy?”
“Oh, sí, bastante.”
Entonces Jongin acarició el bulto entre las piernas de Kyungsoo y éste; inconsciente sacudió sus caderas.
“Entonces, soy tu cita, ¿verdad?”
Kyungsoo estaba demasiado perdido en el calor que se acumulaba en su pene como para responder a la pregunta. Levantó su cabeza hacia atrás, teniendo ya gotas de sudor resbalando por su frente.
“Soy tu cita, ¿verdad?” repitió Jongin, presionando.
Las rodillas de Kyungsoo se doblaron y no tuvo otra opción más que sostenerse de los hombros de Jongin.
“S-Sí.”
“Dulce respuesta.”
Baekhyun no estaba muy feliz de ver a Do Kyungsoo aparecer en su fiesta.
Porque eso significaba dos cosas: Primero, tendría que soportar el hecho de que ese idiota andaría rondando por su casa, bebiendo su cerveza y escuchando su música.
Ew.
Segundo, significaba que Chanyeol había tenido el valor de invitarlo, se había acercado a ese marica y lo había invitado. En ese momento Baekhyun se arrepintió de haberle dado el permiso.
De inmediato supo quién era Kyungsoo, a pesar de ser una fiesta enmascarada. La máscara de Kyungsoo era de color negro, el mismo color que podía describir con facilidad como se sentía Baekhyun.
Estaba parado arriba en las escaleras, desde donde observaba todo, una o dos veces, vio que Chanyeol volteaba a en dirección de Kyungsoo, solo para desviar la mirada cuando Jongin aparecía al lado del presidente. Desde donde estaba, Baekhyun podría haberle disparado Kyungsoo con un revolver si hubiera tenido uno. Dios, deseó tener uno.
Ajustando la máscara en su rostro, Baekhyun comenzó a bajar las escaleras, la música retumbaba por toda la casa y él bajaba cada paso al ritmo de ella.
Chanyeol lo sujetó de la cintura cuando cruzó el laberinto de gente para llegar a él, sus ojos brillaron debajo de su máscara naranja, al igual que los de Baekhyun pero con furia.
“¿Te diviertes, Chanyeol?” dijo entre dientes.
“¡Esto es genial, Baek!” Chanyeol rió, empujando las caderas de Baekhyun con las manos para así moverlas de lado a lado.
“¿Lo es?” Baekhyun giró su cabeza para observar a Kyungsoo y Jongin bailando algunos pasos alejados de ellos. “Era genial, mira lo que hiciste.”
“Oh, vamos, Baek. Esta es tu fiesta, disfrútala y olvida que están aquí.”
Baekhyun desvió la mirada con rapidez hacia Chanyeol. “¡¿Cómo puedo olvidar cuando ese es el idiota que me venció en las elecciones?! ¡Yo debería ser presidente, Chanyeol! ¡Sabes que lo odio! ¡No me importa si quieres volver a ser su amigo!”
Chanyeol frunció el ceño. “¿Quieres que los eche?”
“No sé lo que quiero.”
Chanyeol no sabía cómo responder a eso y optó por atraer a Baekhyun lo más cerca hasta que sus cuerpos estuvieron envueltos uno con el otro. Entonces el mayor lo observó.
“Si no te amara,” dijo Baekhyun, “ya te hubiera matado.”
“Eso es muy reconfortante.”
“Lo digo en serio, estas arruinando mi vida.” Baekhyun recargó su cabeza en el pecho de Chanyeol. “Y me encanta.”
El alto acarició su espalda y aunque la canción que sonaba tenía un ritmo rápido, él y Baekhyun bailaban lento. Pero todo el tiempo, Chanyeol no pudo apartar la vista de Kyungsoo y Jongin.
Estás arruinando mi vida y me encanta.
A Chanyeol le tomó un segundo el darse cuenta que eso mismo le estaba pasando a Kyungsoo, solo que una escala mucho mayor. Chanyeol le hacía daño a Baekhyun, pero lo que Jongin hacía en comparación, era como un ladrillo a la cabeza.
Kyungsoo jamás había bebido antes de que apareciera Jongin. Ahora, mientras bailaba con su vecino, el examigo de Chanyeol estaba engullendo una botella de lo que parecía ser ron. Ron. Como el que bebían los piratas.
Chanyeol soltó un jadeo al ver esto. Por alguna razón, el corazón le dolía mientras veía esta escena. Era su culpa, tenía que ser su culpa. Kyungsoo jamás se hubiera ido con Jongin si Chanyeol no lo hubiera dejado.
Y mientras Chanyeol estaba sintiéndose afligido, Kyungsoo sin descaro estaba disfrutando del momento de su vida.
Jongin no había bromeado cuando dijo que quería bailar todas las canciones con Kyungsoo. Una sonrisa traviesa iluminaba cada parte de su rostro que no estuviera bajo su máscara azul marino y sus brazos sujetaban a Kyungsoo como correas.
Y cuando alguien intentaba alejarlo del mayor, Jongin los ahuyentaba, lo cual Kyungsoo apreciaba, Jongin estaba llevando el papel de novio sobre protector a un nuevo nivel. Porque… Jongin era su novio, ¿no? Ahora que estaban en una “cita”, ellos estaban juntos, ¿no?
A menos que Jongin estuviera bromeando, Kyungsoo no estaba seguro de poder soportar un golpe así. Casi todas las cosas que Jongin hacia no eran lo que hacía una persona que tenía sentimientos neutros por otra.
Los amigos no se besan porque si, los amigos no juegan con las erecciones de otros amigos. Y si eso era una definición de amistad para Jongin, entonces había algo seriamente mal con él. Y el bailar con él, con sus cuerpo tan pegados que podían sentir la respiración del otro, Kyungsoo realmente esperó que Jongin estuviera cuerdo. Esto era todo lo que siempre había querido y no necesitaba que alguna estúpida broma se llevara todo.
En algún momento en medio de una canción, Jongin tomó las manos de Kyungsoo y lo arrastro a través de la multitud y Kyungsoo lo siguió.
Entonces Jongin dejo que saliera por la puerta trasera de la casa de Baekhyun hacia el patio. Había más gente ahí, pero la mayoría eran ebrios desmayados sobre el pasto. Jongin continuó caminado y Kyungsoo detrás de él. No se detuvieron hasta que llegaron a la cerca, tan lejos que muy apenas había luz. Kyungsoo no podía ver la mayoría del patio por la oscuridad.
“Cerebrito.” La frase golpeó el oído de Kyungsoo y flotó a través de él como música. “Tengo algo para que pruebes.”
La mirada de Kyungsoo se llenó con curiosidad. “¿Qué?”
Jongin sacó una pequeña capsula, tomó la mano de Kyungsoo, giró la palma hacia arriba y rompió la capsula sobre ella. Y un polvo blanco se esparció por la piel de Kyungsoo.
“Adelante, inhálalo.”
“¿Me acabas de dar droga?” preguntó Kyungsoo, obviamente sorprendido.
“Sí.”
“¿Qué droga es?”
“Pruébala y dime.”
Dudoso, Kyungsoo acercó el polvo a su rostro y con una tranquila afirmación de Jongin, inhaló. Tomó cerca de diez segundos para que los oídos de Kyungsoo comenzaran a zumbar, quince para que su visión se pusiera en blanco, veinte más para que su mente se sintiera cómoda y para los treinta segundos esta comenzó a dar vueltas, Kyungsoo sintió como si volara.
Una tímida sonrisa apareció en su rostro y Jongin tuvo que sujetarlo con fuerza antes de que pudiera tropezarse con sus propios pies. El bajito se burló de su propia torpeza y se aferró al menor.
“Jongin,” Kyungsoo ronroneó. “Me siento extasiado.”
“Éxtasis,” aclaró Jongin. “Funciona como magia, ¿verdad?”
“¡Magia!” Kyungsoo dio un solo salto, la droga haciéndolo sentir como si pudiera correr kilómetros. “¡Como los magos!”
“Mierda, Soo, no pensé que fuera a afectarte tanto.” Jongin lo ayudó a sentarse y recargarse contra la cerca. “Nos quedaremos aquí un momento, ¿de acuerdo? Solo hasta que estés mejor.”
“¡Me siento bien!” discutió Kyungsoo. “¡Me siento maravilloso!”
Y este levantó sus manos como si estuviera en una montaña rusa, Jongin se sentó a su lado entretenido y asustado. No había pensado que Kyungsoo se pondría así de loco, ni siquiera Yifan se había puesto tan loco cuando probó éxtasis la primera vez.
Kyungsoo movió los brazos hacia Jongin, pero sin poder soportar su propio peso, el peso de sus brazos lo llevó a un lado, causando que cayera de bruces directo en el regazo de Jongin. El menor se movió incómodo, cualquier otro día, hubiera visto esto como la oportunidad perfecta para aprovecharse de Kyungsoo, de hecho ese había sido su plan inicial para la fiesta.
Pero los sentimientos se interpusieron en el camino, Jongin realmente se preocupaba por Kyungsoo y él jamás haría algo para herirlo. Era extraño, Jongin era completamente ajeno a la preocupación y ahora que la estaba experimentando, se sentía bien.
Entonces lo levantó para que se volviera a sentar y solo dejó que la cabeza del mayor se recargara en su hombro. No le importaba eso, mientras Kyungsoo no empezara hacer algo ilegal, estaba bien con ello.
“Jongin…”
Dijo en un ligero suspiro.
“¿Sí?” preguntó el menor.
“Te amo.”
Jongin juró que su corazón dio una voltereta. Ahí estaban, esas dos palabras. No podía creer que vinieran de la boca de Kyungsoo. Por un momento, pensó que estaba teniendo uno de sus sueños húmedos.
Porque sí, Jongin tenía sueños húmedos con él, los cuales le hacían creer que esto era demasiado bueno para ser verdad. Pero de nuevo, esto era real. Estaba sentado al lado de Kyungsoo y las palabras salieron de su boca, no era producto de la imaginación de Jongin.
Sus palmas estaban sudando, al igual que su rostro debajo de la máscara. La cual, si no hubiera llevado puesta, habría dejado ver a Kyungsoo como se ponía tan rojo como una rosa. No podía creer que esto estuviera pasan-
“Y pasto,” de pronto dijo Kyungsoo, “También te amo.”
La boca de Jongin de abrió.
“Cerca, a ti también te amo, no creas que me olvide de ti,” continuó Kyungsoo, acariciando las tablas blancas de madera como si fueran un perro.
Jongin gruño una vez antes de golpear continuamente la parte trasera de su cabeza contra la cerca detrás de él.
Capítulo 9 →
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8 - ¿Declaración?
Clasificado como M por uso de drogas y provocación sexual. Muhahahaha.
“¿Alguien sabe la respuesta a esto? ¿Alguien puede resolverlo? ¿Alguien? ¿Nadie?”
Silencio sepulcral.
El Sr. Kang apuntaba al problema de cálculo en la pizarra con el que dio inicio a su clase.
“¿Alguien? ¿En serio, nadie? ¡¿Nadie?!”
Era obvio que estaba esperando que su estudiante estrella dijera la respuesta, pero Do Kyungsoo, quien estaba sentado cerca de la ventana, tenía la cabeza en algún lugar apartado de la clase matemáticas, su mente estaba más enfocada en otras cosas.
Y esas otras cosas eran más que obvias después de lo que sucedió a la hora del almuerzo, su mente estaba plagada de pensamientos que de verdad no quería tener.
Uno de esos era sobre Chanyeol, ese gigante pelo rizado y cobarde, porque eso era lo que era, un cobarde. Kyungsoo no sabía por qué le había tomado tanto tiempo darse cuenta.
Era una pena que Kyungsoo no hubiera visto antes esa cualidad en el mayor, era molesto y la verdad, una de las cosas que Kyungsoo quería evitar. Personas como Chanyeol eran del tipo que él despreciaba.
Pero aun así, al recibir la invitación del gigante a la fiesta de Baekhyun, no pudo hacer más que sentirse feliz. En algún lugar en lo profundo de su mente, Chanyeol aun encontraba importante a Kyungsoo.
¿De verdad podrían volver a ser amigos? ¿Era posible limpiar los restos de la pútrida relación que tenían ahora y empezar una nueva? ¿O solo era una hazaña imposible, algo demasiado estúpido como para que ambos lo intentaran?
Kyungsoo se mordió el labio inferior mientras observaba por la ventana y vio a una ardilla subir a toda prisa por un árbol, sus pequeñas patas escalando a la seguridad de las hojas. Su amistad con Chanyeol parecía haber desaparecido con la misma velocidad que la pequeña criatura, solo que a diferencia de la ardilla, no había habido nada que proteger.
Los dos eran culpables, era obvio que el comportamiento de Chanyeol había sido el catalizador y Kyungsoo iba en la misma dirección, ahora que lo pensaba, ambos habían encontrado a alguien para llenar un vacío.
Pero el hecho que Chanyeol estuviera dispuesto a alejarse de Baekhyun para arreglar todo con Kyungsoo lo hacía sentir culpable, pues bajo ninguna circunstancia el haría lo mismo con Jongin, él quería a Jongin sin importar el precio.
Se giró para mirar hacia Baekhyun, la rata estaba desplomada sobre el escritorio, lucía sombrío y el vapor de la furia parecía salir de sus oídos. Y ladeó su cabeza un poco. Normalmente, Baekhyun competía con Kyungsoo durante matemáticas, quien fuera el que respondiera más problemas durante la clase, ganaba. Pero hoy, lucía igual de distraído que Kyungsoo. ¿Sería por Chanyeol?
Sin recibir respuesta, el Sr. Kang borró la pregunta del pizarrón y la remplazó por otra. Limpió el sudor en su frente con su pañuelo y apuntando al pizarrón, trato de recuperar la atención de la clase, de nuevo.
“¿Alguien? ¿Alguien sabe la respuesta a f(x)= x³ - 7x² + 8x - 3 if x= 5? ¿En serio? ¿Nadie?”
La pregunta del Sr. Kang fue recibida por otro momento de silencio, pero entonces su rostro se iluminó cuando Kyungsoo por fin levantó su mano.
“¡Sí! ¡Sí, joven Do! ¡¿Cuál es la respuesta?!”
“¿-13, señor?”
“¡Excelente!” El Sr. Kang escribió con números elegantes la respuesta en el pizarrón. “Ah, hermoso.”
El viejo hombre lo hubiera estado alabando si no hubiera sido por el sonido de la campana. Kyungsoo salió disparado como todos los días, solo para evitar a Baekhyun. Mientras recorría el pasillo, con ojos bien abiertos buscaba a una persona en particular. Kyungsoo sentía una gran pesadez en su pecho después de haber hablado con Chanyeol y el único que podría quitarla era Jongin.
Y justo cuando lo necesitaba, Kyungsoo no podía encontrarlo por ningún lado.
No estaba en el gimnasio para la práctica de basquetbol, no estaba afuera esperando por Kyungsoo, cerca de la entrada como usualmente lo hacía si es que salía antes de la escuela, tampoco estaba cerca de la sala de juntas.
Yifan tampoco sabía dónde estaba y durante toda la junta del consejo estudiantil después de la escuela con Sehun, Luhan y Yifan, como suplente temporal de Tao, Kyungsoo no pudo concentrarse en nada más que el paradero de Jongin.
“Entonces, primero remodelaran la biblioteca,” Sehun leyó en sus notas. “Después, se pasaran a la cafetería.”
“Los fondos lo cubren todo,” Luhan silbó. “Estamos en buenas condiciones.”
“¿Tuviste oportunidad de conocer a los estudiantes de intercambio?” Preguntó Sehun a Yifan.
“Seh.”
Sehun arqueó una ceja. “¿Y?”
“Son molestos.” Yifan se recargó en su espalda. “Hubiera preferido a los coreanos, los chinos son esas dos chicas que no paran de molestarme, a Kyungsoo le tocaron dos chicos cool.”
Kyungsoo levantó la mirada de la mesa cuando escucho su nombre. “¿Qué?”
“Los estudiantes de intercambio,” explicó Yifan. “Te tocaron dos chicos que hablan coreano, Minseok y Jongdae. Dos buenos chicos y yo dos putas.”
Sehun y Luhan intercambiaron miradas ante el vocabulario tan colorido de Yifan, pero el hecho de que Kyungsoo no le dijera que usara un lenguaje adecuado los asustaba, era casi como sí… A Kyungsoo le pareciera bien la manera grosera en la que hablaba.
“Aún no he tenido la oportunidad de conocerlos.” Masculló Kyungsoo.
Le echo un vistazo a la nota de Jongin y jugueteó con ella. Ya quería salir de ahí, quería salir en busca de Jongin. Seguramente si no estaba en la escuela estaría en su casa y sino siempre estaba ese antro, en el cual también podría buscar.
“Junta cancelada,” dijo Kyungsoo. “Todos a casa.”
“¡Pero no hemos terminado de discutir ni la mitad de las cosas que apunte!” se quejó Sehun entre dientes.
“Podemos terminar mañana,” respondió Kyungsoo en voz baja. “No estoy de humor para continuar, además necesitamos a Tao aquí, sin ofender Yifan.”
“No hay pedo.”
Y Sehun se levantó de repente, sus rodillas golpearon por debajo de la mesa y se movió con el resto del cuerpo de Sehun mientras intentaba calmarse cuando miró a Kyungsoo con seriedad.
“¿Qué mosca te picó? ¡Siempre estas al pendiente de todo, Soo! ¡Ahora parece que no sabes nada! ¡¿Ya no es importante para ti ser presidente?!”
“¡Lo es!” gritó Kyungsoo, levantándose también. “¡Solo estoy cansado, Sehun! ¡Quiero descansar! ¡¿Por qué no puedes entender eso?!”
“¡Mentira!” interrumpió Luhan. “¡No estás cansado! ¡Solo estas muy ocupado saliendo con personas como él…” hizo una pausa y apuntó a Yifan. “… como para que te importe algo más! ¡Has cambiado Kyungsoo! ¡Has empeorado! ¡¿Crees que las personas no han notado que te juntas con esos ebrios?! ¡¿Crees que ese es un buen ejemplo de quien está representando nuestra escuela?!”
Al ver a Luhan tan exaltado, Sehun lo sujeto del antebrazo saliendo del cuarto, arrastrando a Luhan con él y Yifan se rio ante la salida dramática. Kyungsoo se desplomó de nuevo en su silla y puso su frente en sus manos mientras suspiraba. No podía recordar la última vez en que alguien le gritara de la manera en que Sehun y Luhan lo acababan de hacer.
Entonces sintió una mano en su espalda y miró a un lado para encontrarse con la mirada de Yifan, parecía muy compasivo. Y Kyungsoo, aunque apreciaba la preocupación, arqueó su espalda lejos del toque.
Yifan puso su mano en la mesa. “¿Algo te molesta?”
Kyungsoo se encogió de hombros.
“¿Tiene que ver con la de pronta desaparición de Jongin? No es como si se hubiera desvanecido de la Tierra, Soo. Anda por ahí en algún lado, además ¿Por qué te importa tanto?”
Kyungsoo volvió a encogerse de hombros. “Solo lo hago.”
Yifan sonrió a sabiendas de algo y se levantó de la silla, tomó su mochila y se pasó la correa por el hombro antes de tomar la de Kyungsoo y sostenerla para él.
“Vamos, hoy yo te llevo a casa.”
Kyungsoo levantó la mirada hacia él. No se sentía feliz de caminar con alguien más que no fuera Jongin, incluso si ese alguien era el mejor amigo del menor.
Suspirando, se levantó de su asiento y tomó su mochila, Yifan le dio un apretón a su hombro y se dirigió a la puerta, con Kyungsoo siguiéndolo por detrás.
El rubio alto apretó los labios por la de pronta depresión de Kyungsoo. “Soo, voy a preguntarte algo y quiero que seas completamente honesto conmigo.”
“Está bien.”
“¿Tú, teóricamente hablando, tienes ciertos sentimientos por Jongin?” Y Yifan le lanzó una sonrisa. “Y no digas que “no” porque ambos sabemos que la respuesta es “sí”.”
“Tal vez,” respondió Kyungsoo. “Quizás los tengo.”
“Entonces ¿sí?”
“Dije “tal vez”.”
“”Tal vez” significa “sí”.”
“Tal vez.”
“Sí.”
“¡Bien, sí, los tengo!” gritó Kyungsoo. “¡¿Y qué?!”
Yifan le dio una amplia sonrisa, obviamente tratando de evitar comenzar a reír. “Nada, eso solo explicaría los pantalones ajustados y leggings.”
Kyungsoo se cruzó de brazos. “Pude haberlos usado solo porque sí.”
“Alguien como tú no viste esa ropa “solo porque sí.”” Yifan retrocedió un paso detrás de Kyungsoo un momento para darle una fuerte nalgada. “Aunque, muchos lo estamos disfrutando.”
Kyungsoo se sobó, haciendo una mueca. “Sí, ya veo.”
Yifan se burló, mordiéndose el labio inferior mientras continuaba sonriendo. El presidente lo observó durante todo el camino para ver que no intentara otra cosa de nuevo y eso lo estaba matando de risa.
Cuando llegaron a la casa de Kyungsoo, Yifan se quedó en la acera y se despidió con la mano de Kyungsoo antes de que el menor abriera la puerta. Kyungsoo también se despidió y entró, cerrando la puerta de golpe tan pronto estuvo adentro.
Y encontró a su madre sentada en el sillón, tejiendo. De inmediato supo que algo andaba mal, la Sra. Do solo sacaba sus agujas cuando se ponía ansiosa por algo.
Ella levantó la mirada ante el ruido de la puerta y cuando vio a Kyungsoo, la Sra. Do negó con la cabeza como enojada antes de continuar con su tejido. Kyungsoo se acercó un paso más y se encontró con una bufanda roja.
Kyungsoo se mordió el labio inferior y apretó la correa de la mochila con gran fuerza, odiaba ver a su madre tan nerviosa, cuando sacaba las agujas debía de tratarse algo serio.
“¿Estás bien?”
La Sra. Do continuó tejiendo. “Sí, sí. Todo está bien. Cariño, ¿podrías pasarme la bola de estambre? Rodó por el suelo.”
Kyungsoo buscó con la mirada, pero no había ninguna bola de estambre. Su madre ya se había acabado toda la bola, lo cual significaba que no era el primer tejido. ¿Había estado tejiendo todo el día?
“No hay ninguna.”
La Sra. Do se detuvo y miró la alfombra. “Oh, mira esto. ¿Podrías traerme la bola de estambre azul del armario entonces?”
Asintiendo, Kyungsoo caminó hacia el pequeño armario blanco en el pasillo y lo abrió. La canasta de estambres de la Sra. Do estaba desbordándose de bufandas, calcetas y guantes, la mayoría eran de color azul.
“¡Ya no hay más azul!” Gritó Kyungsoo.
“¡El verde entonces!” respondió la Sra. Do.
Kyungsoo levantó la gran bola enredada de estambre y cerró con cuidado el armario. Caminó vacilante de regreso con su madre y le pasó la bola de estambre verde. Ella la tomó y de inmediato comenzó a lazar en sus agujas.
Kyungsoo se sentó en el piso y observó, como un niño pequeño, observó a su madre por horas mientras ella tejía. Sus manos se movían tan rápido y eficientes; era imposible pero divertido continuar.
“¿Mamá? ¿Segura que estás bien?”
La Sra. Do se detuvo y respiró con pesadez. “No, Kyungsoo. No estoy bien. ¿Tú estás bien?”
Kyungsoo parpadeó por la pregunta. “Sí.”
La Sra. Do continuó tejiendo de nuevo. “¿Estás seguro? ¿Cien por ciento seguro?”
“Mamá. ¿Qué pasa?”
“¡Esto!” La Sra. Do se levantó un poco para alcanzar algo de su bolsillo trasero. “¡Esto es lo que está mal!”
La respiración de Kyungsoo se paró, era la cajetilla de cigarros que Jongin le había dado. La Sra. Do estaba sentada ahí, con los ojos llenándose de lágrimas mientras esperaba una explicación. Kyungsoo ni siquiera sabía por dónde empezar, ¿cómo hacerlo? Y un enorme nudo se formó en su garganta.
Ella agitó la cajetilla, el sonido de los cigarros se escuchó por toda la habitación y Kyungsoo impotente observó cómo su madre comenzaba a llorar justo ahí en el sillón. Sintió como su mundo se derrumbaba, su madre no había llorado en años. Había tenido más razones para sonreír que para derramar lágrimas, la mayoría de esas razones habían sido por él y sus logros.
Y ahora, en vez de hacer reír a su madre y hacer que mostrara esos dientes blancos como perlas, Kyungsoo la hizo llorar.
“¡¿Cómo se supone que le explique esto a tu padre?!” Gritó ella. “¡Eres nuestro único hijo, Kyungsoo y él te ama a morir! ¡Yo te amo a morir! ¡No podía creerlo cuando los encontré mientras acomodaba la ropa en tus cajones! Me repetía, “¡No mi Kyungsoo! ¡Esto no es algo que haría mi hermoso Kyungsoo!” ¡¿De dónde los sacaste?!”
Kyungsoo agachó la cabeza. “Los compré.”
“¡¿Por qué?!” La Sra. Do suplicó. “¡¿Por qué los comprarías para ti?! ¡Tú eres un chico inteligente, Kyungsoo! ¡Sabes lo que sucede cuando la gente fuma!”
Kyungsoo cerró sus ojos. “Supongo, que solo quería probar.”
“¡¿Probar?! ¡Kyungsoo, casi te acabas toda la cajetilla! ¡Había veinte y ahora solo hay cuatro!”
Kyungsoo levanto la mirada y una sola lágrima caía por su mejilla. “Lo siento.”
La Sra. Do puso su mano libre sobre su boca para retener otro sollozo. Después bajo la cajetilla antes de caer al piso de rodillas y atraer a Kyungsoo en un abrazo.
Él enterró su rostro en su cuello y respiró el perfume olor a lilas de su madre y ella le sobaba la espalda y lloraba en su cabello. Cada uno de los sollozos arrancaba un pedazo del corazón de Kyungsoo.
“No le diremos a tu padre,” susurró la Sra. Do. “Este será nuestro secreto, ¿de acuerdo? Serás un buen chico y lo dejarás, ¿verdad? Me voy a deshacer de estos y haremos como que nada de esto paso.”
“De acuerdo…”
“No diremos otra palabra sobre esto, todo estará bien. Dejarás de vestirte así, volverás a comportarte, regresaras al Kyungsoo de antes del de los cigarrillos, ¿verdad, Soo? ¿Verdad?”
Kyungsoo suspiró sobre su piel. “S-sí, mamá.”
Ella acarició su cabello. “Buen chico, buen chico. Ahora sube las escaleras y has tu tarea como el encantador chico que eres, corre.”
Kyungsoo hizo como se le ordenó y alejándose con delicadeza de su madre, fue escaleras arriba. Se detuvo a la mitad para observar como la Sra. Do tomaba los cigarros y corría a la cocina a tirarlos.
Él sabía que le temía al Sr. Do, su padre fumaba, algo de lo que no estaba orgulloso pero que no podía parar. Y le había dicho a Kyungsoo que jamás comenzara o se volvería adicto de por vida. Un terrible habito.
Y la ira del Sr. Do era algo que nadie debía de experimentar. La Sra. Do tenía razones suficientes para temer por su hijo, que ambos lo mantuvieran en secreto era lo mejor para todos. Lo que el Sr. Do no supiera no lo mataría… o a alguien más.
Kyungsoo entró a su cuarto y cerró la puerta detrás de él. Se recargó contra ella y se deslizó hasta el piso. ¿Qué es lo que se estaba haciendo a sí mismo? ¿En qué se estaba convirtiendo?
Todo lo que había hecho desde la llegada de Jongin estaba mal, la bebida, los cigarros, las fiestas, todo. No había estado haciendo ninguna de sus tareas o sus deberes como presidente. Tenía que detenerse. Tenía que hacer lo que la Sra. Do le había rogado y regresar al Kyungsoo que todos conocían y amaban, eso regresaría el mundo a la normalidad.
Pero él no se detendría. No podía detenerse.
Cuando vio la cajetilla de cigarros en manos de su madre, Kyungsoo no solo se sintió avergonzado sino también enojado, enojado de que se los llevara. ¡¿Ahora que se supone que iba a fumar?!
Quitándose la mochila de los hombros, Kyungsoo se levantó y corrió hacia la ventana, la abrió y miró directo a la de Jongin justo frente a la suya.
Kyungsoo puso sus manos alrededor de su boca. “¡Jongin! ¡Kim Jongin!”
Nada, ni una respuesta.
Kyungsoo se estaba desesperando y la nota de Jongin que estaba en su bolsillo lo quemaba en el muslo. “¡Jongin! ¡¿Estás ahí?!”
Absolutamente nada. Ni un ruido.
“¡JONGIN!”
Estaba a punto de gritar de nuevo cuando sintió una respiración en su cuello. La boca de Kyungsoo se abrió un poco cuando se dio cuenta. No, no podía ser verdad, pero sí lo era, era seguro que Kyungsoo lo golpearía justo en el rostro.
Se dio la vuelta solo para ser recibido por una sonrisa, entonces lo brazos de Jongin envolvieron su cintura arrastrándolo hacia él hasta que sus cuerpos estuvieron casi cerca de fundirse.
“¿Cuándo fue que entraste?” Preguntó Kyungsoo.
“Me salté la última clase, vine aquí y me escondí en el armario cuando tu madre subió. Ella tomó tus cigarros.”
“Lo sé.” Kyungsoo se removió en su agarre. “¿Quieres soltarme?”
“No.”
“Bien, iba a invitarte a una fiesta, pero debido a que te estás comportando como idio-“
“Cerebrito, jamás pensaría en dejarte ir, aunque fuera por el bien de una fiesta. Mi entrepierna pegada a la tuya es más agradable que tener la de alguien más frotándose contra la mía en una fiesta.”
Kyungsoo bajó la mirada ante la declaración y sus ojos se abrieron un poco al ver que Jongin estaba en lo correcto. Sus partes bajas se presionaban una contra la otra.
“Ahora, así está el asunto,” continuó Jongin. “Si me garantizas que podré bailar cada canción contigo en esa fiesta tuya, entonces te dejo ir.”
“Jongin-“
“O puedo simplemente frotarme contra ti justo ahora.”
“¡Está bien!” gritó Kyungsoo, empujando al menor. “¡Todas las canciones! ¡Solo vámonos!”
Jongin obedeció y subió sus manos en rendición. Su mirada bajó hasta el evidente bulto que estaba creciendo entre las piernas de Kyungsoo y se atrevió a reírse.
“Mmm, cerebrito, te puse de buenas.”
Kyungsoo cruzó sus piernas y dio un salto atrás, Jongin solo se le acercó un paso, con una sonrisa ruin formándose en su rostro. Kyungsoo se sintió con ganas de quitársela a bofetadas.
“No te enojes tanto, Soo,” Dijo Jongin con voz cantarina y sus brazos envolviendo la cintura del mayor. “Entonces, sobre esta fiesta, ¿me estas pidiendo que vaya contigo como tu cita?”
Entonces las mejillas de Kyungsoo se pusieron rojas y alejó su mirada de la de Jongin. “N-no.”
“La respuesta sería mucho más dulce si fuera un “sí,”” susurró Jongin con sus labios justo al lado del oído de Kyungsoo. “Grr.”
Kyungsoo jadeó, su piel blanca como la leche parecía mesclada con jugo de arándano. Jongin se volvió a reír contra su piel con el agarre alrededor de su cintura notablemente apretado.
El menor se separó solo un poco para echar un vistazo al rostro de Kyungsoo y al verlo tan carmesí, trato con desesperación aguantar su risa, era patético y adorable al mismo tiempo.
“Solo mírate. Debería llamarte “Tomatito” en vez de “Cerebrito”. ¿Yo te hice esto, Soo? ¿Me deseas?”
Los labios de Kyungsoo se separaron un poco mientras respiraciones irregulares escapaban de él. ¿Cómo se supone que debería contestar a eso? La respuesta era más que obvia, pero no podía permitirse decirla. Levantó el rostro de Kyungsoo de la barbilla, para verse con perfección el uno al otro. El menor le dio una sonrisa sincera y el otro se permitió darle una pequeña y tímida a cambio.
“Sabes que eres lindo, ¿verdad?” preguntó Jongin.
“¿Lo soy?”
“Oh, sí, bastante.”
Entonces Jongin acarició el bulto entre las piernas de Kyungsoo y éste; inconsciente sacudió sus caderas.
“Entonces, soy tu cita, ¿verdad?”
Kyungsoo estaba demasiado perdido en el calor que se acumulaba en su pene como para responder a la pregunta. Levantó su cabeza hacia atrás, teniendo ya gotas de sudor resbalando por su frente.
“Soy tu cita, ¿verdad?” repitió Jongin, presionando.
Las rodillas de Kyungsoo se doblaron y no tuvo otra opción más que sostenerse de los hombros de Jongin.
“S-Sí.”
“Dulce respuesta.”
Baekhyun no estaba muy feliz de ver a Do Kyungsoo aparecer en su fiesta.
Porque eso significaba dos cosas: Primero, tendría que soportar el hecho de que ese idiota andaría rondando por su casa, bebiendo su cerveza y escuchando su música.
Ew.
Segundo, significaba que Chanyeol había tenido el valor de invitarlo, se había acercado a ese marica y lo había invitado. En ese momento Baekhyun se arrepintió de haberle dado el permiso.
De inmediato supo quién era Kyungsoo, a pesar de ser una fiesta enmascarada. La máscara de Kyungsoo era de color negro, el mismo color que podía describir con facilidad como se sentía Baekhyun.
Estaba parado arriba en las escaleras, desde donde observaba todo, una o dos veces, vio que Chanyeol volteaba a en dirección de Kyungsoo, solo para desviar la mirada cuando Jongin aparecía al lado del presidente. Desde donde estaba, Baekhyun podría haberle disparado Kyungsoo con un revolver si hubiera tenido uno. Dios, deseó tener uno.
Ajustando la máscara en su rostro, Baekhyun comenzó a bajar las escaleras, la música retumbaba por toda la casa y él bajaba cada paso al ritmo de ella.
Chanyeol lo sujetó de la cintura cuando cruzó el laberinto de gente para llegar a él, sus ojos brillaron debajo de su máscara naranja, al igual que los de Baekhyun pero con furia.
“¿Te diviertes, Chanyeol?” dijo entre dientes.
“¡Esto es genial, Baek!” Chanyeol rió, empujando las caderas de Baekhyun con las manos para así moverlas de lado a lado.
“¿Lo es?” Baekhyun giró su cabeza para observar a Kyungsoo y Jongin bailando algunos pasos alejados de ellos. “Era genial, mira lo que hiciste.”
“Oh, vamos, Baek. Esta es tu fiesta, disfrútala y olvida que están aquí.”
Baekhyun desvió la mirada con rapidez hacia Chanyeol. “¡¿Cómo puedo olvidar cuando ese es el idiota que me venció en las elecciones?! ¡Yo debería ser presidente, Chanyeol! ¡Sabes que lo odio! ¡No me importa si quieres volver a ser su amigo!”
Chanyeol frunció el ceño. “¿Quieres que los eche?”
“No sé lo que quiero.”
Chanyeol no sabía cómo responder a eso y optó por atraer a Baekhyun lo más cerca hasta que sus cuerpos estuvieron envueltos uno con el otro. Entonces el mayor lo observó.
“Si no te amara,” dijo Baekhyun, “ya te hubiera matado.”
“Eso es muy reconfortante.”
“Lo digo en serio, estas arruinando mi vida.” Baekhyun recargó su cabeza en el pecho de Chanyeol. “Y me encanta.”
El alto acarició su espalda y aunque la canción que sonaba tenía un ritmo rápido, él y Baekhyun bailaban lento. Pero todo el tiempo, Chanyeol no pudo apartar la vista de Kyungsoo y Jongin.
Estás arruinando mi vida y me encanta.
A Chanyeol le tomó un segundo el darse cuenta que eso mismo le estaba pasando a Kyungsoo, solo que una escala mucho mayor. Chanyeol le hacía daño a Baekhyun, pero lo que Jongin hacía en comparación, era como un ladrillo a la cabeza.
Kyungsoo jamás había bebido antes de que apareciera Jongin. Ahora, mientras bailaba con su vecino, el examigo de Chanyeol estaba engullendo una botella de lo que parecía ser ron. Ron. Como el que bebían los piratas.
Chanyeol soltó un jadeo al ver esto. Por alguna razón, el corazón le dolía mientras veía esta escena. Era su culpa, tenía que ser su culpa. Kyungsoo jamás se hubiera ido con Jongin si Chanyeol no lo hubiera dejado.
Y mientras Chanyeol estaba sintiéndose afligido, Kyungsoo sin descaro estaba disfrutando del momento de su vida.
Jongin no había bromeado cuando dijo que quería bailar todas las canciones con Kyungsoo. Una sonrisa traviesa iluminaba cada parte de su rostro que no estuviera bajo su máscara azul marino y sus brazos sujetaban a Kyungsoo como correas.
Y cuando alguien intentaba alejarlo del mayor, Jongin los ahuyentaba, lo cual Kyungsoo apreciaba, Jongin estaba llevando el papel de novio sobre protector a un nuevo nivel. Porque… Jongin era su novio, ¿no? Ahora que estaban en una “cita”, ellos estaban juntos, ¿no?
A menos que Jongin estuviera bromeando, Kyungsoo no estaba seguro de poder soportar un golpe así. Casi todas las cosas que Jongin hacia no eran lo que hacía una persona que tenía sentimientos neutros por otra.
Los amigos no se besan porque si, los amigos no juegan con las erecciones de otros amigos. Y si eso era una definición de amistad para Jongin, entonces había algo seriamente mal con él. Y el bailar con él, con sus cuerpo tan pegados que podían sentir la respiración del otro, Kyungsoo realmente esperó que Jongin estuviera cuerdo. Esto era todo lo que siempre había querido y no necesitaba que alguna estúpida broma se llevara todo.
En algún momento en medio de una canción, Jongin tomó las manos de Kyungsoo y lo arrastro a través de la multitud y Kyungsoo lo siguió.
Entonces Jongin dejo que saliera por la puerta trasera de la casa de Baekhyun hacia el patio. Había más gente ahí, pero la mayoría eran ebrios desmayados sobre el pasto. Jongin continuó caminado y Kyungsoo detrás de él. No se detuvieron hasta que llegaron a la cerca, tan lejos que muy apenas había luz. Kyungsoo no podía ver la mayoría del patio por la oscuridad.
“Cerebrito.” La frase golpeó el oído de Kyungsoo y flotó a través de él como música. “Tengo algo para que pruebes.”
La mirada de Kyungsoo se llenó con curiosidad. “¿Qué?”
Jongin sacó una pequeña capsula, tomó la mano de Kyungsoo, giró la palma hacia arriba y rompió la capsula sobre ella. Y un polvo blanco se esparció por la piel de Kyungsoo.
“Adelante, inhálalo.”
“¿Me acabas de dar droga?” preguntó Kyungsoo, obviamente sorprendido.
“Sí.”
“¿Qué droga es?”
“Pruébala y dime.”
Dudoso, Kyungsoo acercó el polvo a su rostro y con una tranquila afirmación de Jongin, inhaló. Tomó cerca de diez segundos para que los oídos de Kyungsoo comenzaran a zumbar, quince para que su visión se pusiera en blanco, veinte más para que su mente se sintiera cómoda y para los treinta segundos esta comenzó a dar vueltas, Kyungsoo sintió como si volara.
Una tímida sonrisa apareció en su rostro y Jongin tuvo que sujetarlo con fuerza antes de que pudiera tropezarse con sus propios pies. El bajito se burló de su propia torpeza y se aferró al menor.
“Jongin,” Kyungsoo ronroneó. “Me siento extasiado.”
“Éxtasis,” aclaró Jongin. “Funciona como magia, ¿verdad?”
“¡Magia!” Kyungsoo dio un solo salto, la droga haciéndolo sentir como si pudiera correr kilómetros. “¡Como los magos!”
“Mierda, Soo, no pensé que fuera a afectarte tanto.” Jongin lo ayudó a sentarse y recargarse contra la cerca. “Nos quedaremos aquí un momento, ¿de acuerdo? Solo hasta que estés mejor.”
“¡Me siento bien!” discutió Kyungsoo. “¡Me siento maravilloso!”
Y este levantó sus manos como si estuviera en una montaña rusa, Jongin se sentó a su lado entretenido y asustado. No había pensado que Kyungsoo se pondría así de loco, ni siquiera Yifan se había puesto tan loco cuando probó éxtasis la primera vez.
Kyungsoo movió los brazos hacia Jongin, pero sin poder soportar su propio peso, el peso de sus brazos lo llevó a un lado, causando que cayera de bruces directo en el regazo de Jongin. El menor se movió incómodo, cualquier otro día, hubiera visto esto como la oportunidad perfecta para aprovecharse de Kyungsoo, de hecho ese había sido su plan inicial para la fiesta.
Pero los sentimientos se interpusieron en el camino, Jongin realmente se preocupaba por Kyungsoo y él jamás haría algo para herirlo. Era extraño, Jongin era completamente ajeno a la preocupación y ahora que la estaba experimentando, se sentía bien.
Entonces lo levantó para que se volviera a sentar y solo dejó que la cabeza del mayor se recargara en su hombro. No le importaba eso, mientras Kyungsoo no empezara hacer algo ilegal, estaba bien con ello.
“Jongin…”
Dijo en un ligero suspiro.
“¿Sí?” preguntó el menor.
“Te amo.”
Jongin juró que su corazón dio una voltereta. Ahí estaban, esas dos palabras. No podía creer que vinieran de la boca de Kyungsoo. Por un momento, pensó que estaba teniendo uno de sus sueños húmedos.
Porque sí, Jongin tenía sueños húmedos con él, los cuales le hacían creer que esto era demasiado bueno para ser verdad. Pero de nuevo, esto era real. Estaba sentado al lado de Kyungsoo y las palabras salieron de su boca, no era producto de la imaginación de Jongin.
Sus palmas estaban sudando, al igual que su rostro debajo de la máscara. La cual, si no hubiera llevado puesta, habría dejado ver a Kyungsoo como se ponía tan rojo como una rosa. No podía creer que esto estuviera pasan-
“Y pasto,” de pronto dijo Kyungsoo, “También te amo.”
La boca de Jongin de abrió.
“Cerca, a ti también te amo, no creas que me olvide de ti,” continuó Kyungsoo, acariciando las tablas blancas de madera como si fueran un perro.
Jongin gruño una vez antes de golpear continuamente la parte trasera de su cabeza contra la cerca detrás de él.
Capítulo 9 →
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