THE PAINTER OF BONES
Fanfic OriginalAutora:
printedapplesPareja: Baekyeol/Chanbaek
Rating: Pg-13
Traducción:
NoemyCorrección:
yue_kissysResumen: Estaba acostumbrado a trabajar con personas muertas o cerca de morir. Definitivamente no eran tan jóvenes y frágiles, vivaces, o hermosos como lo era Byun Baekhyun.
Noviembre 27, martes.
El fuego quemó hasta las cenizas; una casa abandonada.
No se reportaron víctimas, causa desconocida.
Hacía demasiado frío, pensó Chanyeol, demasiado frío para que lloviera como lo estaba haciendo. Tembló mientras volteaba hacia arriba el cuello de su abrigo negro, cruzando sus brazos sobre su pecho para suprimir temblores causados por el viento frío. Estaba empapado, mojado hasta los huesos en agua helada, temblaba cuando descendía por sus mejillas, tensó sus hombros para dejar de temblar y mantuvo sus vista firme en el camino de adoquines irregulares de color gris. Había estado en el banco y está usando su mejor traje -hecho a la medida para que se ajustara perfectamente a su figura alta- todo en negro y blanco con línea nítidas. Maldice para sí mismo al sentir cómo el traje se sentía oprimido a sus piel y se sacude involuntariamente una, dos veces para librarse del sentimiento sofocador, intentando inhalar, exhalar uniformemente mientras continua caminado a pasos largos. Rizos color caoba se pegaban a su piel pálida.
Oye el timbre sonar a lo lejos cuando dobla en esquinas o cruza calles - sonidos de personas conversando en toldos de comedores o tiendas, y suspira el escuchar un trueno resonar en la distancia, el destello del relámpago iluminó el callejón. Es apenas un minuto después de las seis treinta de la tarde pero las farolas de la calle están encendidas, algunas lámparas parpadean, pero la lluvia es demasiado intensa y no le permite mantener sus ojos abiertos, razón por la tiene sus ojos entreabiertos de una manera incomoda, pero ha vivido toda su vida en está cuidad y sabe cómo regresar, aún si todo está a oscuras.
Pronto está doblando en la última esquina y puede ver una puerta negra que le resulta muy familiar, el león y le número nueve de bronce están goteando, brillando cada vez que hay destellos en el cielo. La ventana está cerrada, gracias a Dios, y ve la sombra de su compañero moverse detrás de las cortinas.
“Terrible clima.” Saluda, mientras entra por la puerta, pateando sus zapatos. Kris le lanza una toalla, sosteniendo una taza de té humeante en la mano, se quita el abrigo y la chaqueta, colgándolas en el perchero para que se sequen, arrugando su rostro al ver el charco de agua que se forma debajo.
“Primero sécate.” El hombre más alto mira a Chanyeol desde la mesa, colocando la tetera y otra taza de té y un platillo. “No hay necesidad de hacerme miserable al arruinar mi nueva alfombra persa.”
“¿De alguna de tus clientas ricas, supongo?” Chanyeol niega con la cabeza, estornudando cuando una corriente helada entra por la parte inferior de la puerta y se desplaza alrededor de sus pies descalzos.
“Prefiero referirme a ellas como mis diosas Bizantinas.” Sonríe mientras pone dos cubos de azúcar en su té, para luego sentarse cómodamente en una de sus sillas de roble.
“Por cierto, la policía llamó. Tienen uno esperándote en la morgue.” Kris desliza un periódico a través de la mesa. Está doblado y los ojos de Chanyeol se sienten atraídos por trozo rectangular que está encerrado en líneas de color rojo brillante de los marcadores que Kris siempre deja por todas partes. “Cuerpo no identificado que encontraron junto al río. Los detectives dijeron que enviarán alguien a recogerte en una hora o dos.”
“Oh, tu envió de pintura llegó hoy. Lo dejé en tu habitación.” Chanyeol asintió levemente mientras terminaba lo que le quedaba de té, Kris se estiro lentamente en la mesa, el cabello rubio hecho un desastre.
“Lavarlo, ¿Lo harás?” Kris mueve perezosamente su taza en su dedo índice. El más joven de los dos la mira con asco, pero lo hace de todas formas, secando sus manos en la toalla que le colgaba del cuello mientras subía las escaleras hacia el segundo piso.
La habitación y estudio de Chanyeol era prácticamente monocromático, a excepción de algunos adornos de oro y manchas de pintura en el piso. Su envio yacía en su cama, aún sellado.
Toma un cuchillo de su escritorio, el mango es de marfil, hay un tallado fino de una ave fénix en él, sus garras tiene una brillante perla que está incrustada en él. Mete la hoja bajo el sello y con un rápido y preciso movimiento (realizado fácilmente) corta la gruesa envoltura, apartando su cuchillo favorito y guardándolo en un lugar seguro antes de retirar el resto de la envoltura, sonriendo mientras mira los colores. Su mano se envuelve en un tubo plateado con una etiqueta blanca con el que está familiarizado, sus dedos recorren cariñosamente las letras que están en relieve.
Blanco de plomo.
Un rico, pesado y granular pigmento - un color que reservaba pura y únicamente para pintar piel.
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Él es un pintor - retratista para ser exactos. Lo llaman el Pintor de los Huesos, un tipo de cegador de vidas, pero Chanyeol sabe que un desafortunado malentendido. Sus primeros cinco clientes, fueron todos viejos caballeros nobles, amigos de su maestro y los pintó para devolver favores por su maestro, quien había muerto. Los cinco eran frágiles y enfermos y murieron uno después del otro a los pocos meses de haber finalizado sus retratos. De alguna forma o de otra, el periódico se había enterado que todos estaban relacionados con él y había sido sensacionalista en los vínculos que tuvo con ellos aportándole el nombre más llamativo que había escuchado: ‘El Pintor de huesos’, y en realidad, para ser sincero, Chanyeol piensa que es poco grosero que llamen a los caballeros que pintó ‘huesos’. Eran algunas de las personas más agradables que había conocido.
Con un poco más de investigación hecha por periodistas que querían fascinar al público, se enteraron de sus frecuentes visitas a la morgue, agregando su aprecio por los abrigos y trajes negros, su langa y esbelta figura con el bono de un cabello cobrizo, era perfecto para personificar el villano en una serie de desafortunadas coincidencias. Chanyeol se había convertido a los ojos de los medios de comunicación locales un ayudante de la muerte y su ineptitud social y sonrisa escalofriante solamente le añaden leña al fuego.
El reposo de la razón produce monstruos, piensa amargamente, mientras ajusta su sombrero al entrar en el pasillo del hospital, su nariz se arruga cuando siente el olor estéril a alcohol. Las horas de visitas ya han pasado y el pasillo está desierto, sus pasos producen eco mientras camina apresuradamente para dirigirse a las escaleras, en su mano, una maleta llena de brochas y pintura.
Ha pasado tiempo desde que estuvo en la morgue y cuando el fuerte olor llega a su nariz, recuerda vívidamente la primera vez que estuvo allí con su maestro, en aquel entonces era un joven, ingenuo, aprendiz adolecente con ansias de ‘¡Observar con sus propios ojos las milagrosas estructuras internas del cuero humano!’ y recuerda con más presión la incontable cantidad de veces que vomitó en una papelera o las veces en las que corrió desesperadamente hacia la puerta, asqueado; siente un poco de lastima en el fondo de su corazón por el guardia que ve parado cerca de la pesada puerta de metal.
Debe ser nuevo, piensa Chanyeol mientras entra a la habitación, suspira cuando coloca su atril, colocando tubos de aluminio y paletas de madera en una mesa libre, mirando hacia la ventana donde rayos de luz bailan sobre satinada tela oscura.
“Puedes salir si estás asustado, ¿Sabes?” Dice mientras se quita su abrigo y sombrero, dejándolo en una mesa cercana, antes de doblar con cuidado un trozo de tela blanca para evitar que su nariz se aturda por el fuerte olor.
“Y-y-y-yo tengo o-ordenes de p-p-permanecer aquí, s-señor.” El guardia tartamudea desde una esquina.
“Siéntate en una silla o algo.” Chanyeol se encoje de hombros, empujando con el pie uno de los taburetes vacíos, volteándose para ver el cuerpo frío que ha sido preparado para él en la mesa de metal. Una manta cubre hasta su cuello, ella es una joven de cabello largo y lacio.
El guardia aun mira con precaución el cuerpo en la mesa, está petrificado y su rostro es de un blanco fantasmal. Salta cuando la brocha de Chanyeol cae al piso.
“Está muerta, ¿Sabes?” Él replica, suspirando notoriamente. “No se moverá. O comerá tu cerebro u otra cosa por el estilo.”
Se levanta para recoger su brocha justo cuando un rayo particularmente brillante se dispara a través del cielo, iluminando su figura desde atrás, proyectando una larga y oscura sombra en el suelo, el guardia salta y grita alejándose cuando el ruido del trueno resuena.
Entonces, Chanyeol sabe lo que pasa, se levanta sosteniendo la brocha firmemente en su mano, el guardia no estaba asustado por la mujer en la fría mesa de metal después de todo.
Le tenía miedo a él.
“Parece que seremos sólo usted y yo, madame.” Chanyeol le susurra al cuerpo inmóvil de la mesa. Suspirando mientras el viento aúlla en el exterior, las ramas de un árbol golpean incesantemente en el vidrio de la ventana. Se desploma en su taburete, continuando en donde se detuvo, las luces sobre su cabeza parpadeaban de vez en cuando.
Iba a ser una larga, larga noche.
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Se tropieza en el borde de su pijama en medio de bostezo y camina a tropezones el resto de su camino, maldiciendo cuando su codo choca contra la pared y se pregunta por 469ª vez cómo fue que Kris lo convenció de tomar la habitación en el segundo piso.
Apenas logra arrastrarse a la cocina con los ojos medio cerrados, golpeando su pie contra uno de los gabinetes. Salta en un pie, con un muffin de arándanos en la boca, desplomándose en la silla antes de poner su frente contra la fría superficie de la mesa, gruñendo fuertemente. Kris ya está despierto, está ajustando la altura de su atril, uno de sus gigantescos lienzos está reposado en la pared de la sala. Chanyeol despega su frente de la superficie de la mesa y se sienta un poco más erguido, observando su amigo mientras trabajaba.
“Tú eres más alto que yo, y te miras como un diabólico dragón chino escupe fuego con ojos demoniacos.” Le da una mordida a su muffin, masticando agresivamente mientras le da una mirada acusadora a Kris. “Pero nadie está asustado de ti. ¿Por qué?”
“¿Por qué no paso noches solo en la morgue?” Kris se encoge de hombros y empieza a untar pintura blanca en el lienzo, su mano realizaba trazos rápidos y eficientes, mientras extendía la pintura en una capa delgada y uniforme con una de sus brochas grandes. “Y yo sólo pinto mujeres ricas y hermosas. Quienes, casualmente, están vivas.”
“Yo socializo, Chanyeol, voy a fiestas y a bailes en los que tomo vino gratis y como comida gratis y pretendo estar interesado en lo que pasa.”
Cuando ha terminado el cebado se quita le delantal y lava su pincel en trementina y una nueve de gases flota dentro de la casa. Chanyeol suspira y deja que la gravedad dirija su cabeza hacia la mesa otra vez, cerrando sus ojos, pone la mejilla sobre la madera.
“Por cierto, esto llegó esta mañana. Parece que es para ti.” Kris pone algo en su cabeza y se cae cuando vuelve a sentarse. Es un paquete rectangular envuelto en papel marrón, es más grueso que ancho. Rompe la envoltura y lo voltea para abrir la tapa.
“¡Parece que alguien tiene un admirador!” Kris se ríe de él, volteando con entusiasmo las paginas mientras Chanyeol frunce el ceño. Página tras página están llenas de recortes de periódicos en los que aparece Chanyeol están en la primera mitad, la segunda consiste de artículos sobre incendios provocados pegados en orden cronológico. Los bordes del libro son bastantes particulares, sus esquinas recortadas irregular y desigual.
“Wow, realmente le gustas a esta persona.” Kris parpadea, mientras voltea el libro para que Chanyeol lo pueda ver. “Esto tiene cada artículo sobre ti.”
Chanyeol lo ignora y se estira para cerrar el libro rápidamente una vez Kris llega a las páginas con los artículos sobre los incendios, metiéndolo bajo su hombro y poniéndose de pie para marcharse.
“Buenos días para ti también, señor gruñón.”
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Diciembre 8, sábado.
Almacén abandonado se quema hasta las cenizas.
No se reportaron víctimas. Causa desconocida.
Su siguiente trabajo llega dos semanas después y como de costumbre, es Kris quien atiende el teléfono y toma notas para él. Chanyeol de alguna forma logra llegar a la finca sin perderse, caminando el camino entero con sus zapatos brillantes en su traje, su abrigo se agita detrás de él por él viento. La finca está un poca alejada, un tanto aislada, en una colina en los límites de la ciudad. Con las semanas el tiempo se ha puesto más frío, el clima helado se transforma en nieve, y Chanyeol tiembla al levantar una mano cubierta por un guante para tocar el timbre en uno de los pilares que sostiene la enorme puerta. A través de los barrotes de hierro puede ver que hay un camino que conduce a una gran casa blanca, rodeada por arbustos meticulosamente podados. Hay un pequeño jardín con flores marchitas a lado, cree que puede ver un par de árboles con sus ramas desnudas por el frío del invierno. El lugar le parece inquietantemente familiar y Chanyeol siente un escalofrío descender por su espalda, pero sólo se encoge de hombros, pensando que es debido al frío.
Toca el timbre de nuevo después de un par de segundos, caminado de un lado a otro de la puerta para mantener el calor. Tiene miedo de haberse equivocado de dirección, entonces, saca el trozo de papel de su bolsillo a regañadientes, sus ojos recorren las palabras que Kris había garabateado en tinta roja. Mentalmente revisa la calle y compara el número 6 que está en una placa cerca de la puerta con el que está dibujado desordenadamente en el papel, suspirando al alzar la mano para volver a tocar el timbre.
Una fuerte ráfaga de viento lo golpea y entonces, arregla su bufanda en su cuello; sosteniendo con fuerza el pesado de papel, por miedo a que el viento se lo arrebate. Las palabras inusualmente bien hechas llaman su atención y las mira a través de su desordenado cabello, preguntándose cómo es su nuevo patrón, leyendo el nombre en voz alta; dejando su lengua bailar al pronunciar las silabas.
Byun BaekHyun.
Después de diez minutos que transcurren a ritmo inquieto y de golpecitos con el pie, Chanyeol ve al mayordomo cojeando por el camino que lleva a la puerta. Es un hombre viejo y gruñón, con la espalda encorvada, cara con el ceño permanentemente fruncido, Chanyeol apenas tiene tiempo para quitarse el sombrero y saludar de manera adecuada antes de ser arrastrado por la puerta. El agarre del mayordomo en su brazo es sorprendentemente fuerte, dedos cortos y gruesos clavándose en su antebrazo mientras lo arrastra y le duele pero no dice nada mientras da lo mejor de sí para no tropezar en rocas, observado silenciosamente el grabado de grotescas gárgolas y perros que recorría el edificio.
El interior de la casa es grande y su dueño es sin duda rico. Pilares de mármol de Corinto están ordenados en fila en el pasillo, el techo es alto y está decorado con candelabros de cristal. Hay muchas puertas - más de las que Chanyeol puede contar - y piensa, un poco divertido, que podría perfectamente meter cincuenta réplicas de su habitación y aún tener espacio libre. El mayordomo finalmente se detiene frente a la única puerta blanca en todo el edificio, la que está al final del pasillo. Suelta a Chanyeol y éste se sacude, intenta hacer llegar sangre a su mano adormecida.
Está a punto de alcanzar el picaporte cuando el anciano aparta su mano, con un gesto le indica a Chanyeol que levante sus brazos y les da palmaditas, sus manos revisan sus bolsillos y sus mangas. El mayordomo gruñe cuando encuentra el cuchillo de empaste en la maleta de Chanyeol y lo mete en su bolsillo, respondiendo secamente cuando Chanyeol protesta.
“No lleves esto.” El anciano cojea y Chanyeol observa cómo su figura se aleja estupefacto. “Te lo entregaré luego.”
Byun BaekHyun definitivamente no es lo que esperaba. De hecho, es completamente lo opuesto a la imagen mental que había creado fuera de las puertas. Él es joven. Él es joven, es hermoso y está completamente vivo.
Los pies de Chanyeol han dejado de funcionar y está clavado en el piso, casi tira su maleta cuando abre la boca para mirar la habitación. La primera cosa que ve es la cantidad excesiva de rojo - rojo por todas partes en varios tonos. Cortinas carmesí oscuro caen pesadamente en pliegues dramáticos desde el techo, bordes dorados que barren el suelo las decoran. La tapicería de los muebles es en su totalidad; de un terciopelo bermellón y las mesas de madera se tiñen de un encantador tono de burdeos. Incluso la gran cama en la esquina lejana de la habitación está cubierta de color granate y puede ver patrones aleatorios decorar el edredón. El papel tapiz es completamente blanco y el piso es de madera pintada, contrastando abiertamente con todos los rojos, todos los colores son tan brillantes y vividos que siente que sus ojos arden en llamas.
Chanyeol tiene que entrecerrar los ojos y parpadear, apretando los ojos para acostumbrarse. Cuando lo están, los abre y sus ojos están inmediatamente atraídos por el único ocupante de la habitación, presumiblemente su propietario, un hombre joven que parece tener su misma edad, sentado tranquilamente en el alféizar. La gran ventana muestra los al rededores de la finca y la colina, el paisaje está marcado por arboles marchitos puestos al azar y Chanyeol observa al otro tararear para sí mismo mientras hace garabatos con forma de animales en la condensación que hace con su aliento en la ventana. El chico misterioso aún no ha percibido la presencia de Chanyeol y él está a punto de abrir su boca para hablar, no quería ser grosero, cuando hay comezón en su nariz y estornuda fuertemente - el sonido rebota en las paredes blancas creando un débil eco.
El pintor intenta no sonrojarse de la vergüenza cuando el otro salta por el shock, volteando su cabeza con ojos muy abiertos que se miran asustados, pupilas dilatadas y manos estirándose para alcanzar la cortina y que la gruesa tela cubra su delicada figura. Chanyeol está muy ocupado haciendo un reverencia, estrechando el sombrero en su mano, disculpándose profusamente ante la figura acurrucada que no percibe la manera en la que la cortina es rápidamente tirada a un lado cuando pronuncia su nombre, no percibe la forma en la que el otro se aproxima a pasos apresurados hasta que siente dedos fríos, suaves y temblorosos acariciando su mejilla izquierda. Se pierde en su discurso, tartamudeando cuando siente una picazón particular bajo la piel en la que los dedos del otro estuvieron, desacostumbrado a todo tipo de caricia o contacto físico y cuando levanta sus pupilas marrones encuentra un par de pupilas negro azabache que los observan con una expresión que sólo puede ser descrita como fascinación.
“Yo-” El más pequeño retrocede, metiendo su mano en su bolsillo y armoniosa voz rompiendo el silencio “Y-yo estaba esperándote.”
“Lo siento, es tarde. Estuve un largo tiempo fuera.” Chanyeol se disculpa mientras vuelve a la realidad, entonces, recuerda porque está allí. Retrocede un par de pasos antes de dirigirse a una parte de la ventana donde él sol entraba, puso una de las enormes sillas recubiertas de terciopelo de Baekhyun allí y le dijo que se sentará. Los ojos de Baekhyun siguen en él, mirando cada movimiento mientras camina a paso delicado hacia donde está el otro, sus pies descalzos se desplazan sobre el piso de color blanco puro y el pintor puede sentir que la mirada de Baekhyun continua en él cuando desempaca sus pinturas, colocando la botella de aceite de linaza al lado de sus paletas.
Baekhyun espera por él pacientemente todo el tiempo, sentado en silencio en la silla, con las manos cuidadosamente colocadas en su regazo, moviendo los dedos de sus pies. Ha terminado de colocar su atril y el lienzo, está a punto de abrir la tapa de uno de sus tubos de pintura para comenzar a pintar cuando recuerda que ha olvidado un detalle muy, muy importante: Baekhyun no es uno de los cadáveres con los que está al trabajar.
“Entonces,” Dice, tragando con dificultad y mientras agarra su brocha, sus nudillos se ponen blancos porque se sentía peculiarmente nervioso. “¿Cómo te gustaría tu retrato?”
“Esperaba que me ayudaras con eso - no sé cómo me veo.” Baekhyun lo mira tímidamente, jugando con los dedos de sus manos.
“¿Seguramente te has visto alguna vez en un espejo?” Chanyeol pregunta con incredulidad con las cejas alzadas y frunciendo el ceño. “Hay uno en el vestíbulo.”
“¿Hay uno?” Baekhyun ladea su cabeza a un lado, parpadeando. “He leído acerca de los espejos en libros antes. Nunca he salido de esta habitación.”
“Oh.”
Con eso termina la conversación, no quiere hacer demasiadas preguntas, mira el lienzo frente a él. Chanyeol aún no tiene una idea sobre qué hacer y juguetea con la brocha. Nunca había tenido que interactuar con sus clientes anteriores (a excepción de caballeros que le daban detalles claros y concisos) nunca tuvo que aprender lo que su ceño fruncido significaba, lo que escondían sus arrugas o sobre las pecas que estaban esparcidas en sus mejillas y las líneas que se formaban en sus rostros cuando reían. Los había pintado, a todo ellos, en un nivel superficial, actuando como un documentalista que como un retratista, pintando líneas, costras y cicatrices sin comprender la relación que estas tenían con sus personalidades y con sus almas.
Chanyeol hace su mejor esfuerzo para permanecer profesional, aunque el hecho que Baekhyun lo mirara incesantemente lo distraía y lo ponía dudoso y nervioso. Finamente, decide que va a pintar a Baekhyun basándose en su apariencia visual, de la forma en que lo ha hecho muchas veces antes, pero hay un sentimiento alojado en su pecho que no puede ignorar, un sentimiento que le dice que está cometiendo un terrible error al pintar a una persona viva de la misma forma en la que pinta un cadáver.
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Cuando llega a casa esa noche, después de que el mayordomo de Baekhyun lo haya echado, poniendo el cuchillo que le había confiscado de nuevo en su mano, aún está un poco confundido y se tropieza en la alfombra persa de Kris, casi cayendo con la cara a los pies de su compañero. Kris le da una mirada extraña cuando se sacude las rodillas y los codos, Chanyeol mira enojado al piso mientras el otro revisa su alfombra, dándole golpecitos y arreglando la parte que se había levantado, trazando las figuras que tiene con sus dedos, sacudiendo el polvo que Chanyeol pudo haber dejado en ella.
Esta semana, es el turno de Kris para cocinar y Chanyeol mira a la nada mientras espera, reflexionado sobre su encuentro con Baekhyun en la tarde. Vuelve a la realidad cuando Kris pone un plato frente a él con un fuerte ruido seco.
“Me tocó, Kris.” Chanyeol dice seriamente, su mano curvándose sobre su mejilla en el lugar en el que los dedos de Baekhyun habían tocado su piel. “Tampoco me tiene miedo.”
“Eso es… interesante.” Kris comenta inexpresivo mientras se sienta en su silla. “Come tu comida, tardé un buen tiempo en hacer esto, de hecho.”
“Ha habido una gran cantidad de incendios recientemente.” Kris toma un volante y se lo entrega a Chanyeol. “Así que enviaron volantes para advertir a todos sobres estos misteriosos incendios. Encontré esto cuando llegué a casa.”
Chanyeol lee la lista de los artículos que pueden causar incendios y se ríe antes de arrojarlo a un lado.
“Materiales con bases de aceite como pigmentos y pintura, materiales de limpieza domestica incluyendo diluyentes y trementina y varios aceites de semillas, como el aceite de linaza.”
“¿Estamos jodidos, no?” Kris se ríe y no le pone atención a la advertencia y continúa masticado su comida.
Chanyeol creé que quizás, debería tener un poco más de cuidado.
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Diciembre 14, Miércoles.
Una tienda abandonada es destruida por un incendio.
No hay víctimas, causa desconocida.
Le toma un poco más de una semana terminar el primer retrato, compartiendo un silencio acogedor con Baekhyun por unas horas todas las tardes, regresando a su casa cuando atardece. Baekhyun está vestido exactamente igual cada vez que regresa, en una simple camisa con mangas largas de vestir blanca y pantalones negros, y a pesar de la costumbre de Baekhyun por observarlo, acepta que es un cliente bastante agradable.
Sus rasgos son delicados, por lo general tienen una expresión amable o curiosa. Sus ojos son brillantes y reflejan inteligencia, sus parpados tienen una curva hacia abajo en las esquinas exteriores. Chanyeol recuerda haberse sentido levemente incómodo cuando tuvo que pintar sus ojos porque tuvo que verlo por mucho tiempo, tiempo en el cual Baekhyun sólo parpadeaba inocentemente y luchaba por no moverse.
Nunca había tenido que ver por tanto tiempo el rostro de una persona viva cómo vio el de Baekhyun por una semana. Chanyeol probablemente podría dibujarlo al detalle sin tener que verlo, piel pálida, orejas grandes y una pequeña sonrisa que está grabada en su memoria, como lo está el pequeño lunar que hay en el borde de su boca, o el ángulo exacto de su nariz y las curvas de sus labios rosa. Pero Chanyeol sólo ha visto un par de sus expresiones y está cautivado por la forma en la que su piel se mueve sobre cada hueso, por como cuando alza una ceja y todo su rostro cambia, la forma en la que sus ojos brillan cuando sonríe y se opacan cuando se distrae. Entre más progresa Chanyeol con el retrato, más difícil se vuelve pintar, porque se da cuenta que no conoce el rostro de Baekhyun del todo.
Está insatisfecho y frustrado consigo mismo pero eso no es problema para Baekhyun, porque le dice que deje ese de lado e inicie uno nuevo, que tiene todo el tiempo del mundo, que puede esperar.
“He pasado 20 años sin saber cómo me veo. Creo que puedo esperar un poco más.”
A veces, Chanyeol se da cuenta que Baekhyun tiene que luchar para quedarse quieto en su asiento, pareciendo como si en verdad quisiera ponerse de pie, tanto que sus dedos están clavados en la silla. Al principio sólo lo ignora, pensando que lo imaginó todo, pero hoy, en particular, Baekhyun está tan rígido que su ceño está fruncido y Chanyeol pone el pincel en el atril con cuidado, rompiendo el silencio para preguntarle si está bien.
“Oh sí, estoy bien, gracias, está bien es sólo que - yo-” Chanyeol mira como camina por el espacio que los separaba y coloca sus manos es sus orejas, trazando las curvas y los huecos. “Tus orejas se ven bonitas y grandes y sólo he visto dibujos de orejas y he sentido las mías, entonces me preguntaba… cómo… se sienten.”
Chanyeol parpadea en su dirección, analizando lo que dijo mientras siente una comezón y calor en sus orejas y Baekhyun deja hace una exhalación en sorpresa y retira rápidamente sus manos, retrocediendo.
“Oh no, ¡Oh Dios! ¡No debería haber hecho eso! ¡Lo siento!” Baekhyun está en pánico, asustado porque pudo haber hecho a Chanyeol enojar. Nunca se le había permitido tocar a nadie, todo contacto con los demás estaba prohibido, pero las ojeras de Chanyeol se veían tan… fascinantes y Baekhyun no pudo evitarlo. Está a punto de correr sus cortinas para esconderse, porque está asustado, cuando siente una mano envolver su muñeca, deteniéndolo en seco.
“Está bien. Hazlo.” La voz de Chanyeol es muy grave y es la primera vez que dice algo además de los saludos formales de su primer encuentro. Lleva los dedos de Baekhyun a sus orejas, agachándose un poco para hacerlo más fácil para Baekhyun. Se queda de pie en silencio mientras deja que el otro frote y tire, jalando el lóbulo de forma suave, sintiendo el cartílago.
“Oh. No son iguales.” Baekhyun proclama genuinamente sorprendido cuando toca sus propias orejas, comparándolas a como las de Chanyeol se habían sentido. Si Chanyeol tenía alguna duda sobre lo que Baekhyun le había dicho de no haber tocado a nadie antes, por la forma meticulosa en la que examinó sus orejas, rápidamente se convenció. Detiene a Baekhyun solamente cuando intentó meter un dedo en su oído, después de haber comparado el tamaño, obligando a Chanyeol a sentarse en el piso mientras Baekhyun intentaba colocar su oreja contra la suya.
Baekhyun se distrae rápidamente con las manos de Chanyeol, sosteniendo su muñeca mientras pone su mano contra la de la Chanyeol, asombrado de lo pequeñas que se ven junto a las otras.
“¿Todo el mundo tiene las manos tan grandes como tú?” Baekhyun pregunta inocentemente mientras juega con los dedos de Chanyeol, comparándolos a los suyos uno por uno - pulgar, índice, corazón, anular y meñique. Los dedos de Baekhyun son suaves y perfectos, comparados a sus desgastados y callosos dedos e intenta quedarse lo más calmado e impasible porque alguien le está tomando de la mano y es un sentimiento desconocido que lo deja un poco desorientado.
“N-no, no lo hacen. Usualmente es proporcional a la altura. Cuando eres más alto tus manos tienden a ser más grandes o largos.” Intenta no tartamudear cuando Baekhyun entrelaza sus dedos, dándole un pequeño apretón antes de soltarlo. Ahora, Baekhyun intenta comparar las líneas de la palma de sus manos, comentando como las líneas de sus manos son más cortas y cómo las de Chanyeol son más largas, hasta que se detiene a media oración frunciendo el ceño y entrecerrando los ojos.
“¿Qué son esas… marcas?” Pregunta, girando la mano de Chanyeol para que éste sepa de qué está hablando.
“Ah. Es una pequeña cicatriz de una quemadura.” Chanyeol intenta explicar mientras Baekhyun deja que su dedo se deslice sobre la marca, sintiendo la textura de la piel.
“¿Cómo te la hiciste?”
“Toqué algo que estaba muy caliente.”
“¿Duele?” Baekhyun parece preocupado, casi asustado y Chanyeol etiqueta y almacena esa expresión en su mente, incluyéndola en su colección imaginaría de Expresiones de Baekhyun.
“No duele. Ya no.”
“¡Eso es bueno! El dolor no es bueno.” Baekhyun le sonríe y Chanyeol le sonríe también, una sonrisa cálida e infantil, su primera sonrisa real en un largo, largo tiempo.
Hay un fantasma en la ventana.
Un pálido y borroso fantasma en una camisa blanca, no era más alto que un joven, con la cara manchada de sangre, difuminando sus rasgos, manchando de gotas carmesí en su ropa. Hay sangre en sus manos y cuando intenta atravesar la ventana, esparce la sustancia por el vidrio.
En su sueño, él está flotando, muy por encima de las colinas y los árboles pero puede verlo con claridad, tan claramente que lo asusta hasta los huesos. El fantasma ha comenzado a llorar, arañando inútilmente el cristal y grita fuertemente de manera desesperada mientras golpea la ventana, su pecho se mueve fuertemente en los jadeos que le causa su llanto.
La brisa de verano hace contacto con su piel y lentamente comienza a alejarse flotando, el fantasma lo mira a los ojos con ojos penetrantes que se vuelven más oscuros, ojos que ruegan y suplican.
Déjame salir.
Déjame salir. Déjame salir. Déjame salir. Déjame salir. Déjame salir.
Intenta acercarse pero es arrastrado por el viento que lo empuja con violencia, la brisa acaricia salvajemente el césped de un campo familiar y él lucha, intentando moverse hacia el fantasma que solloza.
Mientras lucha contra las cuerdas invisibles que lo restringían nota un suave resplandor ámbar a su derecha que se hace más y más grande, consumiendo todo a su paso y él intenta gritar, trata de advertirle al fantasma de la ventana sobre el incendio, quiere decirle, pero no salen palabras de su garganta y las fuerza que lo detenía se desvanece y cae en picado al suelo, gritando:
Corre.
Había pasado un tiempo desde que había soñado con él.
Soñado sobre el chico solitario en la ventana.
Su ropa y su cabello están mojados porque Kris había tirado un balde de agua sobre él antes, quejándose de lo desalmado que es gritar tan fuertemente a las tres de la mañana. Chanyeol suspira y mira la habitación en la que está. Las paredes están desnudas, la pintura se está descascarando y hay trozos de ella en el piso. Hay agujeros en donde solía estar le cristal de las ventana y se recuesta en el muro cuando una rata cruza la habitación corriendo por el suelo. Puede ver la luna brillar a través del agujero. Viendo como su luz brillante ilumina misteriosamente el suelo. Hay una caja de fósforos y una botella de aceite de linaza cerca de los pies de su cama, levanta la caja, toma un cerrillo, encendiéndolo, mirando cómo se quema la madera, soplando la llama cuando está demasiado cerca de sus dedos. Saca otro cerrillo y cierra la caja, lo enciende con una facilidad que se gana sólo con la práctica. Tiene veinticuatro cerrillos.
Han pasado dos horas desde entonces.
Camina de un lado de la habitación a otro, se le pega la pintura a los pies mientras se sostiene la cabeza en las manos, tratando de librarse de los recuerdos del sueño que lo está asechando. Es una pesadilla recurrente que vuelve a él siempre y siempre termina de la misma manera, con él despertando en la cama gritando, asustado, pálido y sudoroso. A veces llega en noches consecutivas por unas semanas y esos días casi enloquece, se rehúsa a dormir y trabaja hasta que está agotado, temeroso del fantasma de la ventana. A veces lo deja solo por meses y logra convencerse a sí mismo de que había terminado, que el fantasma lo ha dejado solo, hasta que despierta llorando y enterrando su cara en la almohada.
Han sido 5 años.
Levanta la botella de aceite de linaza cuando vuelve a cruzar la habitación, desenroscando la tapa, dejando que el olor llene la habitación. Recuerda que, cuando aún era un aprendiz, descubrió que los trapos que usaba para limpiar el aceite que había derramado comenzaban a arder espontáneamente si los dejaba en el jardín bajo el sol. Recuerda la inmensa sensación de clamor que había sentido al ver las llamas parpadear, recuerda ver pequeñas brasas entre las cenizas.
Cuidadosamente derrama el aceite sobre la mesa rota que hay en una esquina, dejando un delgado pero interrumpido sendero de aceite cuando camina. No necesita mucho para hacer que la casa se queme - la pintura de aceite que había en las paredes hace que sea más fácil. Cuando la botella está vacía se dirige cuidadosamente hacia la puerta, guardándola cuidadosamente en su bolsillo antes de sacar la caja de fósforos, sostiene con cuidado el último cerillo. Revisa si tiene aceite en sus manos, ropa o zapatos, antes de encenderlo, dejándolo caer rápidamente en el sendero, retrocede cuando ve el fuego esparcirse, observando como lenguas de fuego bailaban por todas partes, ascendiendo por las paredes, llenándolo todo de un brillo ámbar.
Se va cuando debe hacerlo, hasta que sus ojos comienzan a arder y picar.
Aún está oscuro afuera y se estremece cuando la brisa fría lo golpea, deseando tener su abrigo y su bufanda. No puede regresar aún, dejó sus llaves en su abrigo y no quiere correr el riesgo de enfurecer a Kris por haberlo despertado dos veces la misma noche. Chanyeol decide caminar indiferentemente por las calles, tirando la botella vacía y la caja de fósforos mientras pasa por la esquina de una panadería, frotándose las manos para mantenerlas calientes.
Deja que sus pies decidan el rumbo, poniéndole poca atención al lugar al que se dirige y pronto se da cuenta que está en los límites de la ciudad, en el borde de un prado. Puede ver la casa de Baekhyun desde esa distancia, en la pequeña colina, su color inmaculado sobresaliendo en la oscuridad.
Chanyeol se acuesta en la hierba fresca, cerrando los ojos, esperando que el sol salga.
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Diciembre 18, martes.
Casa abandonada destruida por un incendio.
No se reportaron víctimas, causa desconocida.
Termina llegando tarde a su encuentro vespertino con Baekhyun, Kris se vengó dejándolo dormir hasta tarde a propósito. Cuando baja por las ventanas golpeándose el codo, como de costumbre, luchando por abrochar su cinturón, Kris está aplicando una capa dorada en su lienzo, la señorita que era su cliente salta por la sorpresa de ver a Chanyeol correr por sala. Dice unas maldiciones dirigidas a Kris, mientras éste solamente lo mira con una sonrisa en su rostro.
Cuando llega a la casa de Baekhyun, tarda otros 20 minutos tocando el timbre impacientemente, esperando que el mayordomo le abra la puerta y cuando finalmente está en la habitación de Baekhyun, mira rápidamente el reloj para ver que está dos horas y quince minutos tarde.
“Lo siento mucho, he llegado tarde.” Chanyeol hace una reverencia inmediatamente, sosteniendo su sombrero en su mano, mirando al suelo. “No tengo excusas.”
Cuando no obtiene respuesta, mira hacia arriba para ver a Baekhyun en el otro extremo de la habitación, sentado cerca de la ventana, con un libro en su regazo.
“¿Baekhyun?” Dice suavemente mientras camina al lugar en el que él está acurrucado cómodamente en su silla.
“¿Eh?” El más pequeño se sienta y mira alrededor desconcertado, hasta que ve a Chanyeol acercándose. “¡Oh! Hola, Chanyeol.”
“Lo siento mucho, he llegado tarde.” Repite su disculpa, haciendo otra reverencia.
“Hoy te ves horrible, ¿Estás bien?” Baekhyun parpadea en su dirección y Chanyeol se da un vistazo, nota las arrugas y los pliegues de su camisa y pantalones, recordando que no cepilló su cabellos (y probablemente el viento lo desordeno aún más), tomando en cuenta que posiblemente haya círculos oscuros bajo sus ojos. Eso explicaba por qué el mayordomo lo había visto con tanta desaprobación cuando apareció.
“Sólo tuve una noche difícil.” Sonríe tímidamente a Baekhyun, tratando de peinar su cabello con sus dedos, intentando arreglar los mechones que sentía que iban hacia arriba.
“¿Qué estás leyendo?” Pregunta acercándose y echando un vistazo sobre su hombro para ver el libro.
“Un libro de botánica.” Voltea el libro y se lo da. “Ten, míralo.”
El libro está abierto en una página con diagramas y hay anotaciones llenando todo el espacio. Los bordes de las páginas son irregulares y están desgastados, parece que fue hecho a propósito, pero enfoca su curiosidad y admira la calidad de máquina de impresión con la que habían hecho las ilustraciones.
“¿Lirios?” Pregunta, el encabezado en negrita del capítulo le llamó la atención.
“El lirio de los valles es mi flor de nacimiento.” Baekhyun le sonríe brillantemente, dándole la vuelta a algunas páginas y señalando una figura en particular. “Pero me gustan más las rojas y naranja. Se llaman lirios tigre.”
“No puedes ver el color en el libro, pero se supone que son de un naranja brillante. Sin embargo, nunca he visto una por mí mismo.”
“¿En qué mes naciste Chanyeol?”
“Noviembre.”
“Entonces, crisantemos.” Baekhyun llega a otro capítulo y le señala una sección. Chanyeol asiente mientras Baekhyun le da pequeñas reseñas.
“¿Está bien si leo mientras pintas?” Baekhyun pregunta, haciendo una pausa, esperando por la respuesta de Chanyeol antes de cruzar la habitación y acercarse a la alta librera que está a un lado de su habitación.
Chanyeol lo mira desde detrás de su atril, notando la forma en la que Baekhyun camina evitando pasar muy cerca de la puerta, evitando todo contacto con ella, eligiendo desplazarse por lugares estrechos que se forman entre las mesas y sillas, pareciera que le tiene miedo. No dice nada sobre eso, tampoco ha dicho algo sobre sus otras peculiaridades, desempaca silenciosamente sus brochas, haciendo su mejor intento para concentrarse a pesar de su estado. Después de todo su trabajo como retratista era revelar y reafirmar, no juzgar.
Intenta leer los títulos en el empastado de los libros mientras espera. Está un poco lejos pero logra distinguir algunas palabras y parece que son libros de temas generales como animales e historia. Hay un par de enciclopedias y atlas, el relieve dorado en el cuero negro es llamativo, en un borde de la librera reconoce un libro que ya leyó: Frankenstein. Espera pacientemente, evitando bostezar mientras Baekhyun sube por una escalera con cuidado, cada paso seguido de otro más cauteloso, hasta que puede alcanzar el libro que quiere el séptimo nivel de la librera. Chanyeol se pregunta si debería ir a ayudar, porque puede que Baekhyun le tenga miedo a las alturas, pero el otro se ve como si estuviera acostumbrado, entonces permanece en su asiento sin moverse.
Comienza a pintar otra vez cuando Baekhyun está acomodado en su silla, absorto en su libro. Los bordes de las páginas de ese libro también son irregulares y desgastados y llaman la atención de Chanyeol cuando Baekhyun las voltea en silencio.
Intenta trabajar tan eficientemente y rápidamente como le sea posible, intentando recuperar el tiempo que había perdido, compitiendo con el sol que se estaba ocultando más allá de la ventana, el brillo naranja se cuela por la ventana formando largas sombras en la habitación.
Ese es el cuarto lienzo y aún no está satisfecho. Sin importar cuanto lo intentará no podría lograr recrear en la pintura a Baekhyun y sus tantas peculiaridades y expresiones, a Baekhyun y su risa alegre, a Baekhyun y su pintoresca inocencia.
Chanyeol hace su lienzo a un lado, suspirando al guardar sus cosas, alejándose en silencio de un Baekhyun durmiente. Casi ha salido de la puerta cuando Baekhyun se despierta y se apresura a llegar donde él está congelado con sus manos en el picaporte. Lo mira con confusión cuando Chanyeol tira de la manga de su abrigo, alejándolo de la puerta antes de hablar.
“La próxima semana será navidad.” Mira hacia arriba, a los ojos de Chanyeol con expresión esperanzada antes de volver a mirar al piso. “Si no estás ocupado… ¿Te gustaría venir para la cena de noche buena?”
Chanyeol puede sentir los dedos de Baekhyun aferrarse fuertemente a su manga.
“Entenderé si no puedes o si no quieres, pero nunca he tenido un amigo antes y y-yo pesé que sería divertido… celebrarlo… contigo.” Ahora lo está sujetando fuertemente del brazo, su mano tiembla al igual que su voz, la cual también es muy baja.
“¿Baekhyun?” Chanyeol separa sus dedos de su muñeca, sujetando su mano fuertemente en la suya sonriendo cuando Baekhyun salta por la sorpresa.
“Me encantaría.”
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Parte II →