Radioterapia - Toma de contacto.

Mar 23, 2007 15:37


Creo que nadie está preparado psicológicamente para el encuentro con el médico antes de la radioterapia. Al menos, tal y como el mío ha sido.

Tú te sientas, preparado para que te digan que lo que te queda no es más que un paseo al lado de lo que ya has pasado, y te empiezan a enumerar todo lo que te puede ocurrir, con toda la claridad del mundo, y al instante sientes un nudo en el estómago que te va oprimiendo cada vez más.

En mi caso, me han comentado que me van a irradiar formando una especie de "T". Salvarán mi boca, y se extenderán por el cuello y lateralmente sobre la clavícula, además de hacia abajo entre los pulmones. Los efectos secundarios durante el tratamiento no me preocupan, ya que luego desaparecerán, y son cosas que las pasas y ya está. En mi caso, me han comentado que donde más problemas puedo notar es en el esófago, a modo de dificultad para tragar y cosas así. Sin embargo, son efectos leves, que se harán más intensos conforme avancen las sesiones, y no es algo que me preocupe.

Lo que te deja helada son las palabras relativas a los efectos a largo plazo. Al parecer, cuanto más joven seas, al tener más vida por delante más posibilidades tienes de problemas a largo plazo. En mi caso, al tocar un poco los pulmones y los pechos, me han comentado que en unos 25 años aproximadamente podría padecer de cáncer de mama o de pulmón, y por otro lado, podría tener problemas de corazón.

Ya sé que falta mucho tiempo, que estamos hablando del futuro pero... ¿Quién no se queda helado al escuchar algo así?. Luego ha ido suavizando las cosas, pero al principio ha hablado en unos términos que me han asustado bastante. Me ha comentado que los datos con los que cuentan, son de las personas que se irradiaron hace unos 20 o 30 años, momento en el cual todo era mucho menos preciso que ahora. ¡Ah! y eso sí, me ha sentenciado de por vida a que ni se me ocurra fumar, ya que bastante tengo con tener más posibilidades de problemas de pulmón que el resto, como para encima tratar de provocarlo.

En la sala de espera me he encontrado a una chica de más o menos mi edad, que también iba por primera vez, y le ha pasado lo mismo que a mí. Nos concienciamos de que no queda nada, que es sólo un paseo, y cuando escuchamos de golpe tantas cosas que no queremos oír, nos encogemos en nuestros asientos.

Sin embargo no os equivoquéis, no estoy nerviosa. Estoy llegando a un punto en el que soy más fuerte que al principio, y aunque las cosas me afectan pues... trato de afrontarlas con mayor valentía.

Que todo tiene su riesgo... pues sí, pero... qué le vamos a hacer. No vamos a empezar a pensar en el futuro, o no saldríamos a la calle no sea que se nos cayera un árbol encima.

Si ahora los tratamientos de hace X años nos parecen arcaicos... en unos años pensarán lo mismo de los de que se están dando en estos momentos. Y... no tiene por qué pasar, tengo más probabilidades que otros, pero no puedo cerrarme en esos datos y no seguir adelante.

¿Acaso la quimioterapia no es mala? El propio doctor me lo ha comentado, todo es peligroso, pero es necesario, y no hay vuelta de hoja.

En cuanto a qué es lo que me espera, pues me han comentado que me darán entre 15 y 18 sesiones, y que empezaré el lunes siguiente a la Semana Santa. (Para que mi cuerpo se libere de los efectos de la quimioterapia). Vamos, para los murcianos, el día antes del Bando de la Huerta.

Las sesiones son de lunes a viernes, descansando los fines de semana, y su duración cada día aún no la sé.

Normalmente, antes de comenzar, hacen un nuevo escáner y te marcan en el cuerpo para saber donde darán la radiación. En mi caso, me han tumbado e inmovilizado, y me han puesto como una superficie de plástico caliente en la cara, que se ha secado formando una máscara protectora. Es una sensación extraña pero NADA DOLOROSA.

A continuación me han hecho el escaner, pero sin inyectarme contraste en mis venas ni nada, y por último me han puesto las señales para saber como he de colocarme la próxima vez.

Lo común es que te pongan una especie de tinte delimitando la zona a tratar, pero en el centro en el que yo voy a ir, lo que hacen es tatuarte unos pequeños puntos que luego sirven de referencia a las máquinas. ¿Qué? ¿Quién me iba a decir a mí que me iba a tener un tatuaje a estas alturas? jejeje.

Pensaréis, que exagerada, eso luego se borra y ya está, pero no, son tres puntos tatuados de verdad, pero tan pequeños que parecen pecas, prácticamente ni se notan. Y repito al hacerlos NO HE SENTIDO DOLOR.

En fin, mucha información en una misma mañana, pero ya la iré procesando poco a poco. De momento, a mejorarse que son dos días.

radioterapia, hodgkin, cáncer, linfoma

Previous post Next post
Up