Respuesta reto "Jeux a trois" (2/3): Sorpresa, Hong Kong/Taiwán/Macao viñeta.
Titulo: Ménage à trois
Fandom: Axis Powers Hetalia
Claim: Hong Kong/Taiwán/Macao
Tabla: Reacciones
Prompt: Sorpresa
Advertencias: Incesto, hurt/confort, poliamor
Palabras: 640
Disclaimer: Axis Powers Hetalia no me pertenece, es de Hidekaz Himaruya. Hago esto por mera diversión.
Resumen: "Hogar de tres", eso era lo que el hogar del maestro significaba para los tres. Cuando Hong Kong volvió a casa de China, no era tan positivo como antes. Pero cuando vio Macao y a Taiwan otra vez una extraña sensación lo inundó. Y nadie mejor que Macao para hacerle entender lo que en verdad quería.
Notas Adicionales: [2/3], aquí las notas de la autora.
2-. Sorpresa
Macao volvería a casa también. Apenas podía creerlo.
Hace tan solo unos años él había vuelto con el maestro. Hoy, acababa de enterarse de que su hermano también volvería a la casa de China. Todo volvería a ser como antes. Pero ya no era tan positivo como en el pasado. Desde el preciso instante en que hizo las maletas para volver a casa, esa incómoda sensación de que algo no iba bien no paraba de molestarle.
Taiwán quería irse de casa del maestro. Ya se había ido con Japón antes y cuando él la dejó, ella no quiso estar más pisando el mismo suelo que el maestro. Gritan. Se pelean. Y Taiwán llora porque quiere ser libre. Dice que el maestro nunca la ha querido como a ellos, que no la entiende.
Ella va con él a llorar. Siempre se disculpa al final por molestarlo con sus dramas, alegando que él también ha sufrido mucho como para cargar además con sus problemas. Si él pudiera derretir la pared de hielo de sus sentimientos, la abrazaría en lugar de quedarse solo a su lado, mirando hacia el ciruelo en lugar de acariciar su cabello mientras les susurra palabras de aliento. Qué tristeza que no pudiera ser amable con la persona que más amaba en el mundo.
Con esos pensamientos en mente, cruzó la puerta hasta el jardín. Ahí, en un rincón, se sorprendió de ver a Taiwán y Macao hablando. Como si solo hubieran pasado horas desde la última vez que se vieron en lugar de años. Como si supieran todo del otro incluso en esos años de absoluta obscuridad. Macao tomó su pelo delicadamente y con voz ronca y seductora la llamó “Fornosa” y ella rió encantadoramente, como cuando ellos dos eran niños y ella los cuidaba en ausencia de China.
No sabía que Macao estaba ahí de visita. No tenía idea.
Pero quizás lo que más le sorprendió fue saber que con todo eso, no sentía celos de sus hermanos. Solo una tristeza infinita al verlos a los dos sin él. No quería romper ese vínculo profundo y palpable aunque invisible que los unía. Se preguntaba si acaso entre Taiwán y él existía ese mismo vínculo a los ojos de los demás. Si había uno que pudiera llamar parecido entre Macao y él.
Macao notó su presencia y lo saludó. Taiwán giró el rostro hasta él y le sonrió. Sintió un rubor leve decorar sus mejillas y en lugar de querer ir a abrazarlos como quería se mantuvo ahí impasible.
Macao observó a su hermano menor y sonrió. A pesar de los años y de su aparente frialdad e indiferencia por lo que le rodeaba, no distaba mucho del niño que recordaba que iba hasta él por dulces cuando el maestro se los negaba. Con quien jugaba y compartía hasta que Inglaterra y Portugal los separaron del lado de China. Sin duda esos fueron años muy horribles para todos.
-Hong Kong, estábamos hablando de ti justo en este instante.
-No es como si debiera sorprenderme, como sea…
Macao fue hasta su hermano menor para conducirlo hacia Taiwán con él. Sabía que su hermano se estaba sintiendo aislado de ellos de la misma forma que sabía que Taiwán estaría tan contenta como él de estar los tres juntos como antes, de la forma en que siempre quisieron.
Hong Kong volteó el rostro hacia atrás mientras Macao lo empujaba por la espalda ya que se resistía a ir con él. Pero bastó tan solo una mirada para entender lo que su hermano mayor tenía en mente.
Sorpresa era que aún pudiera entenderlo con solo una mirada; que él tuviera en mente lo mismo que él. Y por sobre todo, lo más sorprendente era que él mismo estuviera absolutamente de acuerdo con lo que su hermano mayor quería hacer.
Fandom: Axis Powers Hetalia
Claim: Hong Kong/Taiwán/Macao
Tabla: Reacciones
Prompt: Sorpresa
Advertencias: Incesto, hurt/confort, poliamor
Palabras: 640
Disclaimer: Axis Powers Hetalia no me pertenece, es de Hidekaz Himaruya. Hago esto por mera diversión.
Resumen: "Hogar de tres", eso era lo que el hogar del maestro significaba para los tres. Cuando Hong Kong volvió a casa de China, no era tan positivo como antes. Pero cuando vio Macao y a Taiwan otra vez una extraña sensación lo inundó. Y nadie mejor que Macao para hacerle entender lo que en verdad quería.
Notas Adicionales: [2/3], aquí las notas de la autora.
2-. Sorpresa
Macao volvería a casa también. Apenas podía creerlo.
Hace tan solo unos años él había vuelto con el maestro. Hoy, acababa de enterarse de que su hermano también volvería a la casa de China. Todo volvería a ser como antes. Pero ya no era tan positivo como en el pasado. Desde el preciso instante en que hizo las maletas para volver a casa, esa incómoda sensación de que algo no iba bien no paraba de molestarle.
Taiwán quería irse de casa del maestro. Ya se había ido con Japón antes y cuando él la dejó, ella no quiso estar más pisando el mismo suelo que el maestro. Gritan. Se pelean. Y Taiwán llora porque quiere ser libre. Dice que el maestro nunca la ha querido como a ellos, que no la entiende.
Ella va con él a llorar. Siempre se disculpa al final por molestarlo con sus dramas, alegando que él también ha sufrido mucho como para cargar además con sus problemas. Si él pudiera derretir la pared de hielo de sus sentimientos, la abrazaría en lugar de quedarse solo a su lado, mirando hacia el ciruelo en lugar de acariciar su cabello mientras les susurra palabras de aliento. Qué tristeza que no pudiera ser amable con la persona que más amaba en el mundo.
Con esos pensamientos en mente, cruzó la puerta hasta el jardín. Ahí, en un rincón, se sorprendió de ver a Taiwán y Macao hablando. Como si solo hubieran pasado horas desde la última vez que se vieron en lugar de años. Como si supieran todo del otro incluso en esos años de absoluta obscuridad. Macao tomó su pelo delicadamente y con voz ronca y seductora la llamó “Fornosa” y ella rió encantadoramente, como cuando ellos dos eran niños y ella los cuidaba en ausencia de China.
No sabía que Macao estaba ahí de visita. No tenía idea.
Pero quizás lo que más le sorprendió fue saber que con todo eso, no sentía celos de sus hermanos. Solo una tristeza infinita al verlos a los dos sin él. No quería romper ese vínculo profundo y palpable aunque invisible que los unía. Se preguntaba si acaso entre Taiwán y él existía ese mismo vínculo a los ojos de los demás. Si había uno que pudiera llamar parecido entre Macao y él.
Macao notó su presencia y lo saludó. Taiwán giró el rostro hasta él y le sonrió. Sintió un rubor leve decorar sus mejillas y en lugar de querer ir a abrazarlos como quería se mantuvo ahí impasible.
Macao observó a su hermano menor y sonrió. A pesar de los años y de su aparente frialdad e indiferencia por lo que le rodeaba, no distaba mucho del niño que recordaba que iba hasta él por dulces cuando el maestro se los negaba. Con quien jugaba y compartía hasta que Inglaterra y Portugal los separaron del lado de China. Sin duda esos fueron años muy horribles para todos.
-Hong Kong, estábamos hablando de ti justo en este instante.
-No es como si debiera sorprenderme, como sea…
Macao fue hasta su hermano menor para conducirlo hacia Taiwán con él. Sabía que su hermano se estaba sintiendo aislado de ellos de la misma forma que sabía que Taiwán estaría tan contenta como él de estar los tres juntos como antes, de la forma en que siempre quisieron.
Hong Kong volteó el rostro hacia atrás mientras Macao lo empujaba por la espalda ya que se resistía a ir con él. Pero bastó tan solo una mirada para entender lo que su hermano mayor tenía en mente.
Sorpresa era que aún pudiera entenderlo con solo una mirada; que él tuviera en mente lo mismo que él. Y por sobre todo, lo más sorprendente era que él mismo estuviera absolutamente de acuerdo con lo que su hermano mayor quería hacer.