Titulo: Mono
Fandom: Hetalia
Claim: Japón/fem!USA
Desafío: Prompt manía
Reto: Multitemático
Advertencias:...
Palabras: 714
Disclaimer: Hetalia no me pertenece, es de Hidekaz Himaruya. Hago esto por mera diversión.
Resumen: Durante una junta del G8, Japón aparece completamente diferente. ¿rubio? y a América no le gusta para nada.
Notas Adicionales: Yo tengo una obsesión con este pairing n.n
Mono
Un día Japón llegó a la junta de los G8 completamente diferente. Tal cambio saltaba a simple vista. Incluso América pudo notarlo cuando llegó. Se quedó helada.
Japón tenía el cabello rubio y un extraño color violeta en los ojos. Qué decir de su vestimenta, simple tal pulcra, siempre tan formal… simplemente lucía normal. Y el concepto normal y Japón eran como antónimos.
- ¿Qué fue lo que te pasó? -Inglaterra fue el primero en preguntar.
- ¿Esto?-Japón tocó su pelo y lo acarició con los dedos-. Ah… últimamente las personas de mi casa suelen vestir así… c-creo que es una forma de acercarme y entender un poco más la cultura occidental-sus ojos pasaron por la sala hasta que logró divisar a América en el fondo. Hizo un gesto de alivio al encontrarla.
-Onii-sama piensa que te vas tan hermoso, Japón-Como siempre, Francia tuvo que dar el toque de perversión al ambiente.
Ignorando magistralmente a los demás países y sus charlas con Japón, América se quedó pensando. Ella creía firmemente que algo había cambiado en Japón, e iba más allá de la forma en que estaba vestido -que por cierto, acababa de caer en cuenta de estos detalles-y realmente la hacía sentir molesta…
- América-san…
- ¡Rusia! ¿Me llamaste? ¡Oh! ¿Quieres que vaya allá contigo? ¡OK!
…muy molesta. Tanto así para ignorarlo cada que pudo de esa junta. Cuando Japón hacía algún intento por llamar su atención, giraba el rostro hacia el lado opuesto simulando estar hablando con alguien y cuando Japón se le acercaba, fingía que la estaban llamando. Y definitivamente no estaba actuando de forma infantil…. Sólo no tenía ganas de hablar con Japón y no era capaz de decírselo de frente, sólo eso.
-América-san-Japón apareció silenciosamente a su lado. América intentó buscar a alguien con quién evadirlo pero todos los otros estaban ocupados hablando entre ellos. Fin del juego, game over para ella-. América-san, yo… pienso que tal vez… ¿ha estado evadiéndome a propósito? -titubeó Japón, algo pensativo. Un vistazo a los ojos y América supo que tras toda esa fachada estaba la nación que ella conocía. Sintió alivio.
-Japón, ¡Yo…!-Miró cauta hacia todos lados. Una vez que no vio moros en la costa, tomó a Japón de la mano y se echó a correr con él. Las mejillas de Japón se volvieron rojas de la vergüenza a causa de contacto físico al que no estaba acostumbrado. Se detuvieron dentro de una sala vacía del piso. América puso el seguro a la puerta. Ahora Japón sentía que la cabeza completa le ardía. ¡Y no había traído la cámara en caso de…!
-América-san ¿se puede saber qué está hacien…? -dejó de hablar cuando la escrupulosa y condenatoria mirada de América se puso sobre él. Además estaba violando su espacio personal al acercarse tanto-, ¿…qué?
- ¿Realmente eres Japón y no un impostor?
- ¿Por qué dice eso?
-Porque te comportas como él, pero no luces como él-reflexionó, haciendo un puchero-. No me gusta.
-Ah…-volvió a tocar su pelo entre los dedos-. Yo… creo que pensaba que si lucía un poco más como América-san o como los otros sería más fácil poder entenderlos…. Últimamente, las cosas en mi casa han cambiado mucho y no sé cómo adaptarme a estos cambios… -A América se le iluminaron los ojos. Japón creyó que se estaba burlando de él y le dolió internamente.
-Japón me gusta cuando es él-se rió-. Por muy extraño que puedas ser, estar contigo es divertido cuando eres tal cual eres-Sonrió-. Y por favor, quítate el tinte. El pelo rubio te sienta fatal-Al principio, Japón se había emocionado con las palabras que América le había dicho y que significaban que lo apreciaba; pero cuando América terminó de hablar, toda la magia se fue.
- ¿Uh? Yo pienso que no me sienta tan mal…-objetó Japón, sin quererlo demostrar, molesto con los comentarios de América.
- ¡Tonterías! Ya sabes lo que dicen: aunque la mona se vista de seda, mona queda-Lo miró-. Y tú ya tienes bastante con parecerte a uno-se rió y echó a correr feliz de la vida, derribando la puerta.
- ¡Así que era eso! -se molestó Japón alzando los puños y maldiciéndola mentalmente. Ella corría demasiado rápido.