Dragón, Hetalia drabble
Titulo: Dragón
Fandom: Hetalia
Claim: Hong Kong/Taiwán
Desafío: Prompt manía
Reto: Multitemático
Advertencias: ¿Incesto?
Palabras: 371
Disclaimer: Hetalia no me pertenece, es de Hidekaz Himaruya. Hago esto por mera diversión.
Resumen: Un reencuntro tras muchos años trae consigo antiguos sentimientos que debieron ser olvidados.
Notas Adicionales: Simplemente amo la pareja n.n
Dragón
-Hermano menor-Cuando Taiwán vio a su pequeño hermano por primera vez en muchos años, los ojos se le llenaron de lágrimas. Había pasado tanto tiempo desde la última vez que había cargado a Hong Kong entre sus brazos cuando vivían en la casa de China, cuando las cosas iban relativamente bien-. Haz crecido tanto, Hong Kong; la última vez que nos vimos eras así de pequeño-Ella hizo un movimiento y marcó con la palma recta un poco más arriba de sus rodillas.
Hong Kong la observó con la misma mirada que no decía nada que compartía con Japón. Solo que él ni siquiera sonreía. Tampoco parecía contento como ella de su encuentro, ni alegre, ni emocionado. Nada.
Pero ella no sabía las emociones que se ocultaba tras esa cara. Solo el mismo Hong Kong sabía lo feliz que se sentía de volver a verla tras todos esos eternos años. Ella también había cambiado, se daba cuenta, porque muy poco de la niña que él conocía, que lo cargaba en brazos y lo llamaba con dulzura “Hermano menor” quedaba ahora en el cuerpo de esa dama, su lady, como diría Inglaterra. Estaba mal que pensara en su anterior hogar cuando apenas había regresado al suyo. Hubiera hecho una fea mueca si no estuviera embobado mirando a su hermana.
Porque los años en vano habían pasado para sus sentimientos. El cariño que sentía por ella, que distaba mucho del solo fraternal, no se había ido. Seguía ahí, durmiendo como un dragón mítico oculto de los ojos humanos, temeroso de las miradas de los inmortales que le temían. Así, como su nombre humano*, los sentimientos que tenía hacia su hermana mayor ascendían al cielo como un espiral, tan alto hasta las nubes. Un sentimiento así era difícil de detener. Y dolía demasiado. De pronto era una suerte que estuviera acostumbrado al sufrimiento porque había aprendido a ocultarlo con la indiferencia.
Taiwán poco o nada podía adivinar sobre los pensamientos que el casi ahora desconocido consanguíneo tenía en su mente. Ambos, hijos de China, sangre de su sangre, se miraban como dos desconocidos, alejados del tiempo en que estuvieron juntos como una familia.
Una familia que desde hace mucho se había roto.
-
*Uno de los posibles nombres humanos de Hong Kong es Wang Jia Long, que significa “excelente rey dragón”
Fandom: Hetalia
Claim: Hong Kong/Taiwán
Desafío: Prompt manía
Reto: Multitemático
Advertencias: ¿Incesto?
Palabras: 371
Disclaimer: Hetalia no me pertenece, es de Hidekaz Himaruya. Hago esto por mera diversión.
Resumen: Un reencuntro tras muchos años trae consigo antiguos sentimientos que debieron ser olvidados.
Notas Adicionales: Simplemente amo la pareja n.n
Dragón
-Hermano menor-Cuando Taiwán vio a su pequeño hermano por primera vez en muchos años, los ojos se le llenaron de lágrimas. Había pasado tanto tiempo desde la última vez que había cargado a Hong Kong entre sus brazos cuando vivían en la casa de China, cuando las cosas iban relativamente bien-. Haz crecido tanto, Hong Kong; la última vez que nos vimos eras así de pequeño-Ella hizo un movimiento y marcó con la palma recta un poco más arriba de sus rodillas.
Hong Kong la observó con la misma mirada que no decía nada que compartía con Japón. Solo que él ni siquiera sonreía. Tampoco parecía contento como ella de su encuentro, ni alegre, ni emocionado. Nada.
Pero ella no sabía las emociones que se ocultaba tras esa cara. Solo el mismo Hong Kong sabía lo feliz que se sentía de volver a verla tras todos esos eternos años. Ella también había cambiado, se daba cuenta, porque muy poco de la niña que él conocía, que lo cargaba en brazos y lo llamaba con dulzura “Hermano menor” quedaba ahora en el cuerpo de esa dama, su lady, como diría Inglaterra. Estaba mal que pensara en su anterior hogar cuando apenas había regresado al suyo. Hubiera hecho una fea mueca si no estuviera embobado mirando a su hermana.
Porque los años en vano habían pasado para sus sentimientos. El cariño que sentía por ella, que distaba mucho del solo fraternal, no se había ido. Seguía ahí, durmiendo como un dragón mítico oculto de los ojos humanos, temeroso de las miradas de los inmortales que le temían. Así, como su nombre humano*, los sentimientos que tenía hacia su hermana mayor ascendían al cielo como un espiral, tan alto hasta las nubes. Un sentimiento así era difícil de detener. Y dolía demasiado. De pronto era una suerte que estuviera acostumbrado al sufrimiento porque había aprendido a ocultarlo con la indiferencia.
Taiwán poco o nada podía adivinar sobre los pensamientos que el casi ahora desconocido consanguíneo tenía en su mente. Ambos, hijos de China, sangre de su sangre, se miraban como dos desconocidos, alejados del tiempo en que estuvieron juntos como una familia.
Una familia que desde hace mucho se había roto.
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*Uno de los posibles nombres humanos de Hong Kong es Wang Jia Long, que significa “excelente rey dragón”