Título: Malentendidos.
Fandom: Fullmetal Alchemist.
Personajes: Edward, Alphonse y Winry. Hints de Ed/Winry, Al/Winry y Ed/Al (xD).
Palabras: 661.
Advertencias: es medio crack. No os lo toméis para nada en serio.
Notas: para el reto de enero de
fma_esp.
-Al, ¿puedo hacerte una pregunta?
Alphonse apartó la vista del horno, donde se tostaba una bandeja repleta de galletas de chocolate, y se volvió hacia su hermano con gesto curioso.
-Adelante.
Edward resopló y se cruzó de brazos, adquiriendo una extraña seriedad que Alphonse no sabía a cuento de qué venía.
-Te acuerdas de aquel día, en Central, cuando os pregunté a Winry y a ti por cosas que nos habían pasado de niños pero que sólo tú y ella sabíais, ¿no?
Alphonse asintió.
-Como lo de por qué ella nos “rechazó” -añadió, con una sonrisa burlona.
-Sí, sí, dejemos esos detalles -se apresuró a decir, zarandeando la mano. Se inclinó un poco hacia delante, como si ese pequeño movimiento fuese el impulso que necesitaba para atreverse a hablar-. Yo… lo que quería saber… er…
-¿Ed?
El susodicho carraspeó y adquirió un semblante aún más serio. Aunque para Alphonse resultaba más gracioso que severo, y tuvo que hacer de tripas corazón para no empezar a reír. Ed no se lo habría tomado muy bien.
-Er, sí. Recuerdo que empezasteis a hablar de cosas de las que yo no tenía ni idea, y que habías hecho cuando yo no estaba -Al volvió a asentir, y le instó a continuar e ir directo a la pregunta-. ¿P-puedo preguntar qué hicisteis? Es decir, siempre estábamos juntos de críos… s-sólo es curiosidad… -tartamudeó, con el sonrojo de sus mejillas creciendo por cada palabra.
Alphonse arqueó las cejas y entornó los ojos, con una expresión que Ed habría calificado de sospechosa.
-¿Estás celoso, Ed? -el retintín en su voz era lo faltaba para crispar los nervios del mayor de los Elric.
-¡NO, NO! -bramó. Se levantó de sopetón de la silla y su rostro azorado se contrajo en una extraña mueca de horror y vergüenza-. Pura curiosidad, ¿vale?
Alphonse encogió los hombros y volvió su atención al horno.
-Si tienes tanta curiosidad, puedo decírtelo. Una vez le di un beso, ya está. Poco después de que nos rechazase.
-¿YA ESTÁ? -De repente, Al sintió el grito de Ed más cerca de lo normal, y seguido un fuerte tirón del cuello de la camisa que le obligó a bajar la mirada hasta la cabeza dorada de su hermano-. Eres… eres… ¡TRAIDOR!
-¡P-pero Ed, sólo teníamos cinco años! -Al trató de zafarse del agarre de Ed, pero su hermano tenía una fuerza condenada.
-¡Lo hiciste a mis espaldas! ¡A mis espaldas! ¡Traidor! -espetó, apretando con fuerza el cuello de la camisa de Al y sacudiéndolo.
Alphonse trataba por todos los medios de calmar al irático Edward, que seguía mascullando y gritando, sin poder entender nada de lo que decía. Cuando el menor de los hermanos ya pensaba que iba a morir ahogado por tanto zarandeo, la puerta de la cocina resonó con un fuerte golpetazo y Ed paró súbitamente.
Bajo el umbral, Winry miraba atónita la trifulca de los hermanos. Una manzana cayó de la bolsa de papel que sujetaba y rodó por todo el suelo, rompiendo el silencio tenso que se había creado en pocos segundos.
-Chicos, ¿q-qué se supone que estáis… haciendo? -inquirió, con voz trémula y gesto dudoso.
Ed y Al se encararon de nuevo, lo suficiente como para percatarse de lo que Winry había visto al entrar en la cocina: los dos hermanos con los rostros a escasos centímetros y las mejillas con aspecto ruborizado (aunque ellos bien sabían que tenía más que ver con el enfado). Cosas muy malas debían de estar pasando por la cabeza de su amiga, y como si le hubiese repelido, Ed soltó a Alphonse de golpe y éste retrocedió lo más rápido que pudo, tratando de quitarse de la mente la desagradable imagen de él y Ed…
-¡No es lo que parece! -vocearon al unísono.
Esa noche, tres amigos de la infancia se sentaron delante de la chimenea con una bandeja de galletas recién horneadas y aclararon ciertas partes oscuras de su larga amistad.
-fin-
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