Título: Flores rotas
Autor:
yuvia Personaje/Pairing: Mulder/Scully
Prompt: 021. Never again (4)
Rating: TP
Resumen: Scully paseando.
Notas de Autor: Este era el principio de un fic que nunca acabé, ni casi continúe. Después de unos 4 años creo que ya no lo voy a seguir...pero este principio me gustaba. Aquí queda.
Total Palabras:676
Monumento a los veteranos de Vietnam jardines de la constitución Washington D.C. 2:35 a.m.
“En cuanto a esos objetos voladores, ¿dónde fueron avistados?”
Un hombre adulto, un hombre inteligente, un hombre culto, con amplios conocimientos de psicología, de sociología, de comportamiento humano, cultura en general, con una capacidad de deducción que impresionaría a cualquiera, con una rapidez mental envidiable. Un hombre así, como él, de hecho él, está a las tantas de la madrugada en medio de ninguna parte realizando esa pregunta: ¿dónde fueron avistados los OVNIS? Probablemente estará pasando frío, seguro que le duelen los pies tras...¿yo qué sé?16 horas con esos zapatos, y tendrá sueño, le dolerá la cabeza, demasiadas horas tratando de mantener la atención. Seguro que no ha cenado pero ha pasado tanto tiempo desde la hora en que debió hacerlo que ya ni siquiera tendrá hambre, sólo ese extraño vacío en el estómago. Ese hombre escucha la explicación más absurda de la historia...No, perdón, ese hombre se ha creído explicaciones tan sumamente absurdas que considera esta coherente. Fijo. Se lo estoy oyendo decir: “Oh, Scully, ¿no te pareció coherente su historia?”
¿Por qué eres tan...tonto, Mulder?¿Por qué eres tan tonto, joder? ¡Podrías tener lo que quisieses y quieres esto!
¿Por qué eres tan tonta, Dana?¿Por qué? Soy yo quien no soporta estos malditos zapatos, quien se muere de sueño, y de hambre y de frío. Y como no me mueva toda la sangre de mi cuerpo va a lograr su objetivo de reunirse en mis pies, lo que será solventado por el hecho de que caiga al suelo dormida volviendo a esa bendita y desconocida posición horizontal. Sólo un paseo. No le importará que me vaya. Total, estoy aquí de adorno. Dios sabe qué absurda conjunción neuronal le lleva a llamarme para estas...chorradas. ¿A quién coño le importa dónde estaban los OVNIS o si el tipo éste vio o no vio a quién conducía el coche? Esto es lo que hacemos, sí señor, para esto nos esforzamos toda la vida: Para acabar frente al monumento a los veteranos de Vietnam escuchando a un chiflado.
Pobre gente. Sobre el monumento, los nombres se pierden unos entre otros. Nombres tallados en roca. Eso son ahora. Detrás de cada letra una historia interrumpida, una vida interrumpida, pero varias a su vez: Madres, padres, esposas, hermanos, hijos...amigos... ¿Para qué morir? ¿Por qué murieron? Fe, fe en lo que está bien y lo que está mal. En un estado que miente, en unos padres a los que honrar y que te hablan sin saber que no volverás, que si vuelves ya serás otro,
A los pies del monumento hay una ofrenda con una nota: “Hermano tras veinte años sigo echándote de menos. Hiciste lo que debías”. Seguro que él no lo creería así. El querría una casa, una familia, una vida. Algo distinto a haber muerto solo, abandonado, en medio de ninguna parte. Rosas, marchitas. Resulta tan extraño llevar flores a los muertos. Rosas, un coche de juguete con el que ambos jugaron juntos de niños y una nota...ahora abandonados sobre el frío suelo.
Echar de menos, hacer lo que se debe. Me pregunto qué le diría Samantha a Mulder...a Fox, a su hermano el que le tiraba de las trenzas y se portaba como un capullo sólo para hacerla rabiar. El que alguna vez la abrazó porque hacía frío y le dejó su coche favorito porque ella estaba llorando y no podía soportarlo.
Me pregunto qué le diría...seguro que él también se lo pregunta.
Una vida completa. Una rosa marchita. Eso es todo.
Supongo que en parte está aquí para acallar esas preguntas, para mantener la mente ocupada en una huída tan vacía y absurda como cualquier otra que le impide escucharse. Escuchar esa voz que dice que es tarde, o que se está haciendo muy tarde para cambiar. Para ser alguien distinto, alguien que no necesite huir de un pasado en el que algo se rompió de forma irreparable: La inocencia. La fe.
Supongo que por eso también yo estoy aquí.
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