Imágenes - Letras escritas con sangre
Fandom: Original
Rating: General
Tabla de imágenes
Prompt: #004
- ¿Vas a matarme?
- ¡No! ¿Qué es lo que quieres de mí? - Se seca el sudor de la frente, nervioso. Mirándole de reojo, temiendo que en cualquier momento el revólver se dispare y ¡pam!, adiós al novelista famoso.
Sería una buena historia, el cura podría contarla en el funeral. Sus amigos y allegados fingirían echarle mucho de menos, llorando por fuera y congratulándose por dentro pensando en los derechos de autor que les esperan. Los autores muertos siempre venden más que los vivos.
- Quiero que me des una vida, me la he ganado. Me lo debes.
Qué irónico. El autor muere a manos de su más preciada creación. Creyendo que ha bebido demasiado cuando de repente un tipo con el aspecto que se sabe de memoria de tanto describir se le aparece en el despacho, blandiendo una pistola, murmurando improperios.
Supone que reírse en su cara y llamarlo fantasma no ha ayudado demasiado a su causa.
- Oye, vamos a calmarnos, ¿de acuerdo? Tengo que hacerlo, no puedes vivir eternamente.
Pero miente, y ambos lo saben. Es su creación, su historia, y puede hacerla ser como le dé la gana. Convertirlo de un criminal en el margen de la ley a un hombre de negocios importante y con contactos. O de un solterón depresivo a un feliz hombre de familia. Sólo tiene que pedirlo, ponerse frente a la pantalla en blanco, y voilà, una nueva novela, un día más que sigue vivo.
Así que compra tiempo como cualquier otro hombre compra pescado en el mercado. Usa las palabras para convencerle, si le mata el novelista no volverá a publicar, y morirá en el olvido, nadie sabrá jamás su historia.
Pero si le deja vivir puede escribir día tras día lo que él le ordene, lo que le apetezca ser, para que el resto del mundo pueda leerlo y recordarlo.
Es otro autor más esclavo de su propia creación, aunque en su caso la analogía sea más literal que nunca.
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Prompt: #004
- ¿Vas a matarme?
- ¡No! ¿Qué es lo que quieres de mí? - Se seca el sudor de la frente, nervioso. Mirándole de reojo, temiendo que en cualquier momento el revólver se dispare y ¡pam!, adiós al novelista famoso.
Sería una buena historia, el cura podría contarla en el funeral. Sus amigos y allegados fingirían echarle mucho de menos, llorando por fuera y congratulándose por dentro pensando en los derechos de autor que les esperan. Los autores muertos siempre venden más que los vivos.
- Quiero que me des una vida, me la he ganado. Me lo debes.
Qué irónico. El autor muere a manos de su más preciada creación. Creyendo que ha bebido demasiado cuando de repente un tipo con el aspecto que se sabe de memoria de tanto describir se le aparece en el despacho, blandiendo una pistola, murmurando improperios.
Supone que reírse en su cara y llamarlo fantasma no ha ayudado demasiado a su causa.
- Oye, vamos a calmarnos, ¿de acuerdo? Tengo que hacerlo, no puedes vivir eternamente.
Pero miente, y ambos lo saben. Es su creación, su historia, y puede hacerla ser como le dé la gana. Convertirlo de un criminal en el margen de la ley a un hombre de negocios importante y con contactos. O de un solterón depresivo a un feliz hombre de familia. Sólo tiene que pedirlo, ponerse frente a la pantalla en blanco, y voilà, una nueva novela, un día más que sigue vivo.
Así que compra tiempo como cualquier otro hombre compra pescado en el mercado. Usa las palabras para convencerle, si le mata el novelista no volverá a publicar, y morirá en el olvido, nadie sabrá jamás su historia.
Pero si le deja vivir puede escribir día tras día lo que él le ordene, lo que le apetezca ser, para que el resto del mundo pueda leerlo y recordarlo.
Es otro autor más esclavo de su propia creación, aunque en su caso la analogía sea más literal que nunca.