Está claro que a estas alturas de la película todos deberíamos habernos dado cuenta de que el cine de hoy en día es mayoritariamente prescindible. Hay muchos motivos para estar convencido de esto, pero el más evidente es la falta temible de gente que manteniéndopse fiel a su concepción del concepto CINE haga cosas disfrutables. Comento esto a raíz de la última película de Isabel Coixet, Elegy. Isabel Coixet es un claro ejemplo de Autora dentro del mundo del cine, porque yo creo que existe el cine de autor. Pero ser Autor no es sinónimo de bueno, y de esto Isabel Coixet también es muy buen ejemplo, al menos hoy en día.
Yo me introduje en el Universo Coixet viendo Mi Vida Sin Mí, hace muy poco tiempo, lo reconozco. ¿Medio año quizá? Algo así. Me dejó clavado al asiento. Era incapaz de comprender como había podido vivir yo sin esa película. Ahora reconozco que me da miedo volver a verla porque quizá aquel día tuviera ciertos condicionantes que le dieron a la película mayor valor. Pero creo que no es el caso, quiero convencerme de que aquella peli era y sigue siendo una maravilla. Después vi enseguida La Vida Secreta De Las Palabras, estaba necesitado de continuar mi aventura dentro del mundo Coixet. Sentí cierta decepción al verla, y eso que la gente la prefiera a la primera, no todos, pero muchos la prefieren. La película tenía cierto tufillo a moralina que le hacía perder valor frente a su antecesora. Pese a todo, pensé que simplemente era un traspies sin importancia, que Coixet desde su rol de Autora volvería a dar algo mejor. Y entonces llegó Elegy, que desde el primer momento me dio pereza, pero tuve que ir a verla, porque estas películas hay que verlas para mantener el estatus. No sé si fue problema mío o no (creo que no), pero Elegy me pareció un enorme ejercicio de pedantería. La pedantería que precisamente convierte a un Autor en un Farsante. Porque Coixet se dedica a enseñarnos la desdichada vida de un tipo cercano a su jubilación, que se enrolla con todas sus alumnas buenorras gracias a sus irresistibles armas de seducción, que juega a dos bandas pero que no soporta que le hagan lo mismo a él, y lo hace de la forma más cansina que se puede mostrar.Repitiendo una vez tras otra la misma situación. Llenando los planos de metáforas que llegan hasta la obviedad de las hojas secas cayendo de una planta. Alargando los silencios íntentando decir no sé qué, sin que yo sea capaz de encotnrar una explicación. Y si algo se le podía agradecer a la película es que se hubiera olvidado de la enfermedad humana para conducirnos al drama, aunque claro eso sólo dura 1 hora, porque al final ahí que aparece otra vez . Menos mal que al menos la fotografía es bonita y te puedes distraer con el paisaje. Y, ¿Penelope? Sólo enseña las tetas.
He utilizado Elegy únicamente como referente cercano para acabar concluyendo que: Autores sí, pero sin pasarse. ¿Por qué a Lynch le admito que me tenga 3 horas y 15 minutos en un cine preguntándome que demonios está pasando en Inland Empire? Porque sé que Lynch está experimentando con los recursos que le ofrece el cine sin tener en cuenta las reglas narrativas y a mí me interesa ver dónde está el límite del cine. Hasta dónde se puede llegar. ¿Por qué a Wong Kar Wai le admito que haga una película de 100 minutos con una historia que cabe en un cortometraje de 15? Porque su dirección es elegante, y su punto de vista siempre es el acertado, haciendo que todo cobre un sentido nuevo mucho más interesante. Sigo recordando
la memorable escena de Deseando Amar (son los primeros 3 minutillos del cacho), en la que la pareja protagonista se da cuenta de que sus respectivas parejas, a quienes no quieren engañar el uno con el otro, están liadas .