El día al que más le temía había llegado. Shaoran había roto el compromiso que desde niños los había unido y es que Mei Ling lo venía venir desde hace tiempo, pero prefirió ignorar las señales, las miradas, los sonrojos de Shaoran cada vez que la veía, cada vez que ella sonreía, siempre que le agradecía. Después de un tiempo ignorar ya no fue suficiente, se hizo a la idea poco a poco de que el castaño ya no le pertenecía, ahora era de ella.
Prepararse para lo inminente no hizo que no le doliera, -porque si que dolía- eso era una teoría tonta que alguien inventó- y que seguramente jamás le había roto el corazón- una verdadera estupidez si le preguntaban a ella.
Y ese momento para lo que tanto se preparó, por fin llegó, fue tan doloroso y humillante como lo había imaginado-tal vez mucho más-, el castaño fue amable con ella como siempre, eso lo hacía mucho más difícil, deseó que Shaoran su hubiera portado como un patán y tener una razón para odiarle, pero no fue así. Enamorarse de alguien más no era su culpa, era de ella, de esa niña castaña y despistada a la que ni siquiera podía odiar.
Sonrió triste, “Por fin te has dado cuenta, eres lento Shaoran” fue lo único que pudo decir, antes de anunciarle que pasaría la noche con Daidouji, que le había invitado, y que era de mala educación no aceptarle y varias excusas más, porque la verdadera razón era que no podía verle, no ahora que dolía tanto.
Corrió hasta la casa de Daidouji, ella era la niña más tierna -y rara- que había conocido desde que llegó a la ciudad, desde el principio le ofreció su amistad sin importarle que ella era la rival de su mejor amiga…Kinomoto. Y ahora se encontraba en su habitación, mojándole las rodillas y desahogándose con ella, llorando como hace mucho tiempo no lo hacía, afrontando la realidad…que Shaoran ya no era suyo.
Daidouji se limitó a escucharle, acariciarle y a sufrir con ella en silencio, dos horas después con los ojos hinchados y rojos -y probablemente una severa deshidratación-se calmó, estaba cansada de llorar, estaba cansada de sufrir, cansada de perder contra Kinomoto. Se levantó del suelo, bajo la inspección de Daidouji, con esos ojos llenos de paz, de tranquilidad…de tristeza, mucha tristeza.
-No me mires así -reclamó, no iba a permitir que alguien le tuviera lástima. Ella seguía siendo Mei Ling y no iba a permitir otra humillación. Tomoyo sonrió, una sonrisa igual de triste, amarga.
-¿Cómo es que te miro, Mei Ling?-preguntó.
-No te haga la que no sabes, me miras con… ¡con lástima!-gritó. Una gota, dos, tres gotas cayeron del rostro de Tomoyo, estaba llorando.
-No es lástima, es tristeza- se acercó a la chica y le tomó las manos.- Tu tristeza es la mía, y tu felicidad es la mía, ¿acaso no lo ves?. Por unos momentos callaron las dos. Mei Ling volvió a llorar y se le echó encima a Tomoyo, le abrazó fuerte.
-¿Por qué eres tan buena conmigo, Tomoyo?. Gracias
-Ya te lo dije, tu felicidad es la mía.-se separó de la chica y le miró tiernamente- Es lo que se hace por la persona especial- terminó por susurrarle. - La comida llegó, vamos a comer algo, y mira eso pasteles están de lo más deliciosos.-dijo soñadoramente.
Mei Ling asisntió, las dos se había calmado ya, estaban comiendo y platicando de todo lo sucedido- ahora sin gritos y jadeos de por medio- se sentía mejor, más tranquila, era el efecto que le producía Tomoyo.
-¡Hay, pero ya sé que te va animar!-gritó de repente Tomoyo, asustando a su invitada.
-¿Qué?
-Un desfile de modas, ¡claro!, sacaremos todos los trajes que he hecho y haremos un desfile de modas, será tan divertido, y te verás hermosa- dijo emocionada, levantándose a preparar todo lo necesario para el desfile y dejando sentada a Mei Ling que la veía asombrada.
Si que Tomoyo era la rara más linda del mundo.
Titulo: Por ahora no tiene.
Fandom:Charmed.
Paring: Wyatt Halliwell/Chris Halliwell.
Advertencias: Incest.
Beta:
charlonee , muchas gracias *O*.
Nekonotas: A petición de Blushie (?) las Nekonotas han vuelto y la verdad es que yo también las extrañaba ;_;. En fin este fic es un regalo para
kmiya y espero que le guste.
Tú no debías estar aquí. No, no y no. No debías estar en la posición en la que te encuentras: arrinconando contra una pared en pleno pasillo de la mansión Halliwell y con tu hermano metiéndote la lengua en la boca, impidiéndote pensar correctamente y reaccionar.
Quieres protestar cuando sientes que el beso se intensifica y, joder, quieres protestar por el beso mismo; pero no te da tiempo, porque el muy desgraciado te ha agarrado descuidado y cuando reaccionas ya lo tienes encima besando, lamiendo, mordiéndote el cuello, y sosteniéndote las manos. Cuando reaccionas estás atrapado.
Aparentemente atrapado, porque si lo piensas bien, en cualquier momento puedes orbitar para salir de la prisión en la que Wyatt te tiene, pero no lo haces, porque al igual que él, lo deseas; deseas lo que te está haciendo, deseas el placer que te da tenerlo tan cerca. Es por eso que los intentos de protesta se quedan en eso: intentos.
Sus manos se cuelan debajo de tu camisa, le pides que pare en un lastimoso gemido -un tanto patético, a tu parecer- que sabes que no escuchará, y en el fondo no deseas que lo haga, pero pedirlo es lo correcto, es lo que ustedes deben de hacer.
Ya no hay razón, la has perdido en el momento en que su mano se coló dentro de tus pantalones, en el momento mismo en que comenzaste a responder al beso con furia contenida, en el momento en que le miraste a los ojos y viste al Wyatt con el que creciste, a tu hermano y no el monstruo en el que se ha convertido.
Dios, cómo le extrañas. Sientes un gran alivio al ver esa mirada de amor, y poco a poco el miedo desaparece. Sabes que aún tienes oportunidad de detenerlo, de ayudarlo, algo de amor aún queda en él, aunque sólo sea hacia ti (pero el amor está presente y no serás tú quién se ponga exigente). Ya no luchas, ya no le pides que pare, te dejas arrastrar por él, por su deseo, y no te arrepientes porque si eso es lo que se requiere para volver a sentir a tu hermano, no importan las consecuencias de un después.
Si eso esto es lo que se requiere para volver a ver a tu hermano, por lo menos unos minutos, estás dispuesto a sacrificarte.
Autor:
gretchen_lethFandom: Dr Who.
Extensión:100 Palabras.
Una vez más se encontraba ahí, ni siquiera recordaba cómo había llegado, tampoco le importaba demasiado, lo importante es que estaba en la bahía de nuevo, en el último lugar donde lo había visto. Dios, lo extrañaba tanto que dolía, podía sentir verdadero dolor. Su familia no entendía porque siempre terminaba regresando a ese lugar, pero ellos no querían entenderlo, se negaban a aceptar qué la única manera de acallar el dolor era regresando al lugar de sus desgracias. Porque de una extraña forma estar ahí la hacía sentir cerca de él, con esperanza, la hacía sentir como en casa.
Titulo: Amor a primera vista.
Fandom: Dragon Ball Z
Paring: Goku/Milk (Chi-Chi).
Advertencias: Nada, nada.
Beta:
charlonee , muchas gracias *O*.Regalo para
seraph_yamoNotas:Se supone que es un Goku/Milk pero en verdad lo veo como un Goku con menciones de Milk (??). Extraño las Nekonotas (??)u.ú.
“Fue amor a primera vista”, es lo que Milk siempre dice a sus hijos, incluso les dice a quienes conocen la historia, quienes la han junto vivido a ellos. Milk se empeña en decir que lo suyo fue una historia de amor como en los libros que tanta presión hace para Gohan lea.
Pero tú sabes que no fue así y, por más que Milk lo diga y convenza al mundo entero -incluso a ella misma- de lo contrario, tú sabes que al principio no le amabas, que para ti su matrimonio sólo fue el cumplimiento de una promesa que habías hecho, porque ese eres tú, él tipo de persona que siempre cumple las promesas.
Jamás has confirmado lo que Milk trata de vender como la absoluta verdad de su amor, aunque tampoco la has corregido -y no tienes intenciones de hacerlo-, pero cuando Gohan te confiesa su deseo de encontrar un amor así, sientes una punzada en el pecho, una culpa grande, porque tú no crees en ese tipo de amor. Es más, estás convencido que ese tipo de amor no existe, por tu experiencia lo afirmas.
Y es por eso que te encantaría decirle a tu hijo la verdad, desmentirle de todo lo que su madre le ha dicho. Pero no por maldad o porque no ames a tu esposa, si no porque crees que la verdadera historia es mejor, más bonita, más real. Contarle que su amor se fue dando poco a poco, que al principio todo fue extraño, incomodo, pero que con el tiempo le tomaste cariño. Contarle como apreciabas la forma en que ella se esforzaba para complacerte, como te cuidaba los días y las noches que fueran necesarios cuando te enfermabas, o cuando eras herido en batalla. Contarle de cómo pasaste del cariño al amor al darte cuenta lo amorosa que es, al darte cuenta que ella es mejor madre y padre de lo que tú siquiera puedes aspirar a ser.
Te encantaría decirle la verdad a Gohan, contarle como su amor ha ido evolucionando y contarle la historia completa. Y si alguien te preguntara, no dudarías en decirle que no desearías que hubiera pasado de otra forma -ni siquiera la versión cursi y romántica de Milk- ya que tú amas la historia, su historia, y por sobre todo la amas a ella.
Te encantaría decirle la verdad a Gohan pero no lo harás. No lo harás porque eso la hace feliz, y ella merece ser feliz, así que callas por su bien, por el tuyo.
Y es cuando te das cuenta que “el amor a primera vista” es lo mejor que te ha pasado y que no lo cambiarías por nada en el universo.
Titulo: Viernes.
Fandom:Original
Autor: Mi persona.
Advertencias: lemon, femslash, es raro.
Notas: No esta revisado, así que la puntuación debe estar mal xDD. *los soborna con galletas*. Tengo más originale,s pero sinceramente son un asco, y este esta más o menos decente (excepción claro de la puntuación que es un asco ._.U)
Ya era viernes por la noche y Alex se preparaba para salir.
Esta semana había sido de lo más estresante, era tiempo de auditoría en la empresa, y ella, como la contadora general era su responsabilidad tener todo en orden. Se había pasado semanas encerrada en su oficina, haciendo llamadas, pasando cifras a su ordenador, gritándole a sus ayudantes, tomando café a cada minuto y comiendo lo menos sano y rápido que su estomago soportara. Había sido estresante.
Después de todo el trabajo y el estres, había sido arrastrada por su pareja a lo que ella llamaba: “terapia recreativa” -aunque a Alex se le ocurrían veinte maneras diferentes de “divertirse” que no involucraban olor a cigarro, ruido ensordecedor y luces de neón?, pero ya se lo había prometido y Alex cumplía su palabra. Así que tenía que alistarse.
Su largo pelo castaño caía por sus hombros hasta la mitad de su espalda, esta noche lo dejaría suelto para que combinara con vestido negro ajustado y tacones del mismo color, estaba satisfecha. Definitivamente hoy se veía muy bien.
Totalmente arreglada, Alex salió de su casa y se subió a su coche; Cassidi , su pareja desde hacía ya cinco años, una chica menuda y de cabellera negra, la estaría esperando afuera del lugar. Alex había insistido en pasar por ella, pero “Cassi” se negó, “No, porque así no tienes oportunidad de convencerme de no ir”, esa había sido parte de su conversación telefónica. ¡Demonios!, la conocía bien, tanto que había descubierto su plan, mucho antes de ponerlo en práctica.
En quince minutos, llegó a su destino, uno de los centros nocturnos “de moda” y más prestigiosos según lo que le había dicho Cassi; entró al estacionamiento que estaba repleto, tuvo suerte se encontrar un lugar relativamente cerca- más bien se lo robó- de la entrada, se miró en el espejo una última vez, hoy se veía particularmente bien, el negro le sentaba, sonrió para sí misma y se bajó del carro. Caminó a la entrada del establecimiento, esperando encontrar a su novia.
Por otro lado, Cassi buscaba por todos lados a Alex, tenía unos minutos de retraso, como siempre; ¿Cómo era posible que siempre llegaba puntual al trabajo y nunca a sus citas?, suspiró derrotada. Cassi no cambiaría, de eso estaba segura, llevaba un short con estampado de cuadros color verde y gris, una blusa verde con delgados tirantes, que resaltaba la blancura de su piel y combinaba perfectamente con el color verde ojos; alta, de piernas largas y estilizadas, indudablemente bella para cualquier ojo que se posará sobre su cuerpo. La chica buscaba por todo lados tratando de encontrar a su cita, ya eran diez minutos de retraso, tal vez le llamaría al celular. Si algo le molestaba a Cassi era tener que esperar. Marcó el número, y se colocó el auricular esperando a que su llamada fuera contestada, de repente su teléfono fue arrancando de su mano bruscamente, se volvió para ver quién lo había hecho, encontrándose con la sonrisa burlona de Alex.
-¿Me estabas llamando, obsesa de la puntualidad?-preguntó burlona.
-No-respondió Cassidi dándole un pequeño golpe en el brazo con su cartera-. Llagas tarde, como siempre.Vamos, mis amigos están adentro y nos están apartando una mesa-Tomó del brazo a su novia y se acercó a su oído y le susurró-:Te ves muy bien hoy.
Caminaron entre la multitud del lugar, y se adentraron hacia los amigos de Cassi se encontraban era una de las mesas semi privadas del lugar, muy cerca de la pista de baile.
El lugar era grande y su decoración era de lo más moderno con muebles cómodos y de colores vibrantes, los últimos hits del momento en diferentes versiones se escuchan por todo el lugar, luces de colores ambientaba la pista de baile que a esa hora ya estaba repleta.
Llegaron a la mesa, saludaron a todos como siempre.
-Alex, tengo sed, vamos por unas bebidas ¿sí?- pidió la morena, mientras se levantaba, siendo seguida de cerca por Alex.
Caminaron entre la multitud para llegar al elegante bar que se encontraba al otro lado de la pista, y aunque el bar estaba repleto, no tuvieron que esperar mucho ya que tenían mucho personal para atender a los clientes. Ambas pidieron unas bebidas suaves, esta vez le tocaba pagar a Cassi, ella había sido la de la idea, así que le tocaba soltar invitar. Sacó su tarjeta de crédito, pero antes de extendérsela al barman, se escuchó una voz detrás de ellas.
-¿Me dejan invitarles los tragos?-un chico se acercó a ellas con una gran sonrisa seductora.
-Si quieres, ¿quiénes somos nosotras para negarnos?-contestó coquetamente Cassidi. El chico sonrió abiertamente y pagó la cuenta.
-Miren, mis amigos y yo estamos en aquella mesa, nos gustaría que nos acompañaran dos chicas tan hermosas como ustedes
-Sí…en verdad lo lamento, pero eso no se va a poder, estamos con unos amigos-dijo Cassidi con una sonrisa-Y sería muy feo que los abandonáramos ¿no crees?-jaló a Alex del brazo, empujándola a caminar.
-Bueno entonces ¿me darías tu teléfono?-Alex lo miró duramente, pero Cassidi fue la que contestó.
-No tengo teléfono, estoy en contra de la globalización-caminaron lo más rápido que podían entre la multitud.
-¡Pero te pague la bebida!- gritó el chico.
-¡Ah! Gracias por eso-respondió Alex, estallando en risas.
Se alejaron con las bebidas y aún riéndose del joven, la verdad es que no era la primera vez que les pasaba. Algún tipo lindo trataba de conquistarlas, diferentes estrategias, diferentes formas de rechazarlos, era tan divertido, tan refrescante, tan jodidamente excitante para las dos. El efecto era inmediato, a Alex le encantaba ver a Cassi, tan seductora y provocativa, porque sabía que la única que disfrutaría de aquella sería la propia Alex, se detuvo en medio de la pista de baile, acercando a Cassi hacia ella.
Se acercó a su rostro y le susurró: “Tomate la bebida” haciendo ella lo mismo de un sólo trago. Estaba prendida, el chico las estaba siguiendo, algo común; del típico macho que no puede aceptar un no por respuesta, y ellas no eran las típicas mujeres, le gustaba la insistencia del tipo, las divertía y le ponía de buen humor. Cassi bebió de la misma manera el vino, mientras que Alex se dedicaba a besarle la oreja.
-Vamos, aquí no-Jaló a Cassi a los baños, aún era un poco temprano y casi no había nadie, la mayoría acababan de llegar y el baño se llenaba ya entrada la noche.
Entraron a los baños Alex la acorraló entre la puerta y ella. Le besó febrilmente, buscando la respuesta que no tardo en llegar, su lengua jugueteó con la de su amante, un sabor dulce mezclado con lo amargo del alcohol, la mezcla perfecta.
-¿Qué haces?- Cassi susurró contra su labios-¿Hablas en serio?¿Aquí? -le preguntó, dándole pequeños besos mientras hablaba.
-Sí-sonrió sin dejarla de besar- ¿quieres?
No recibió respuesta, Cassi había abandonado su boca y empezaba a bajar por el cuello; comenzó a empujarla hacia un compartimiento de los baños- después de todo ella tenía su pudor- besaba la unión del cuello y los hombos suavemente. Alex había colado una mano dentro de su blusa y acariciaba su vientre, dibujando pequeños círculos con la punta de sus dedos, estremeciendo a Cassi. Unos indiscretos gemidos se escaparon de la boca de Cassi, la morena ya le había bajado los tirantes a su novia, le masajeaba delicadamente unos de sus pechos mientras besaba el otro por encima del sostén, la temperatura del lugar había aumentado- eso les pareció- Alex se aventuró desabrochar y a colar la mano dentro del short de Cassi, acarició sus muslos lentamente con la punta de sus dedos, dejando un pequeño rastro de presión que enseguida se borraba, Cassi se arqueó un poco por la acción de la que era víctima. Continuó subiendo por sus muslos hasta llegar a su pubis, se atrevió a meter la mano profundo, masajeando el clítoris de la chica- estaban en un baño y más no podían hacer aunque lo quisieran-un ritmo lento y tortuoso, mientras le susurraba que tanto le amaba que estaba ahí en lugares a los que ella no pertenecía solo por complacerla, tanto le amaba que accedía a sus locuras como la de ahora. Aumento el ritmo, más rápido pero sin dejar de ser delicada con su novia, los gemidos aumentaban, cuando Cassi casi llegaba al clímax enterró su rostro en el cuello de Alex para silenciar sus gemidos.
Se acomodaron las ropas entre besos, caricias y palabras de cariño, dejaron el baño acompañadas de miradas de curiosidad al verlas salir del mismo cubículo, las mismas que ignoraron magistralmente.
-Sabes, no tengo ganas de regresar a la mesa ¿por qué no nos vamos?-dijo Cassidi. Alex la miró sorprendida, después de todo esto había sido su idea, no comprendía porque deseaba irse ahora pero no lo iba a cuestionar.
-Sí es lo que quieres, por mi está bien.
-La verdad es que tengo ganas de divertirme más en la casa-sonrió coquetamente.
Se despidieron de sus amigos en la mesa, inventando cualquier excusa pobre y tonta, pero no les importó mucho, la diversión les esperaba junto a una botella de vino tinto.