Jul 04, 2006 13:17
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Creo que el primer sentimiento parecido al amor que sentí en mi vida fue hacia mi prima. Sólo nos veíamos en vacaciones (Semana Santa, Navidad y verano) pero... cuando estábamos en la misma ciudad nos empeñábamos en pasar cada minuto del día juntas y, a ser posible, solas, no dormíamos para aprovechar el tiempo, y éste parecía pasar a más revoluciones cuando estábamos juntas. Cuando nos separaban manteníamos largas conversaciones telefónicas y nos escribíamos enormes cartas de muchos, muchos folios, nos enviábamos paquetes con tonterías y nos echábamos muchísimo de menos. En el momento de despedirnos ella siempre, siempre lloraba y yo reconozco que al llegar a casa me encerraba en mi cuarto y alguna vez la tristeza también se me escapó por los ojos... Cuando volvíamos a vernos incluso me daba un abrazo y un beso y yo no ponía cara de asco, ni me sentía incómoda...
No es sólo que fuera mi mejor amiga, ni que nos tuviéramos un cariño especial, ni que lo pasáramos bien juntas, era algo mucho más allá de todo eso.
Claro que discutíamos, siempre que nos veíamos nos tirábamos al menos un día enfadadas sin mirarnos siquiera, pero... en cuanto nos dabamos cuenta del poco tiempo que teníamos dejábamos los enfados para después.
Jugábamos juntas a cualquier cosa, pero sobretodo, sobretodo al mejor juego del mundo, el "teimaginasque...?"
"¿Te imaginas que nuestra familia estuviera encerrada en ese cuadro y que los que tenemos alrededor fueran simplemente robots?" "¿Te imaginas que la tienda de muebles de la tía es el laberinto y a tu hermano se lo han llevado los goblins?" "¿Te imaginas que somos sirenitas y no podemos mover las piernas en la piscina?" "¿Te imaginas que ahora mismo hubiera un incendio y todo estuviera lleno de serpientes asesinas?" "¿Teimaginasque...?"
- ¿Te imaginas que esta noche apareciera Peter Pan y quisiera llevarnos con él a Nunca Jamás? ¡Qué guay!
- ¡Y veríamos a las sirenas! ¡Y a los niños perdidos! Y... ¿Y te imaginas que luego nos secuestrara y no nos dejara salir de allí nunca?
- Tendríamos que aprender a volar para escaparnos...
Y ahí estábamos, lanzándonos desde el cuarto escalón del patio delantero de la casa de mi abuela para practicar mientras mi padre divertido nos hacía fotos para que nunca olvidáramos el día que intentamos aprender a volar. Después de estrellarnos contra el cemento tres o cuatro veces decidimos que iba a ser más difícil de lo que pensábamos y lo más inteligente era poner cojines debajo. Después de estrellarnos treinta o cuarenta decidimos dejarlo por ese día y buscar otra solución inmediata por si ese malvado secuestrador aparecía esa misma noche. Y empezamos a practicar para darle una paliza y atarlo en cuanto atravesara la ventana turnándonos para hacer de él y poder practicar las dos, porque... ¿quién sabe si no lo intentaría cuando ya no estuviéramos juntas para que le fuera más fácil?
Ahora conozco una canción que dice "Si Peter Pan viniera... blablabla..." Tonterías... ¡Si Peter Pan viniera le daríamos un buen capirotazo con una flauta dulce! (de estas de plástico supercutres de toda la vida).
Todas estas variantes del "teimaginasque...?" unas veces tenían más consecuencias que otras, como la vez que gritamos "¡Fuego, fuego!" y toda la gente se lo creyó, o la vez que nos atamos las piernas en la piscina y casi nos ahogamos, pero las asumíamos con la cabeza bien alta y con una especie de "teimaginasque... somos un par de mártires y nos castigan injustamente?"
Con el tiempo pasó lo normal, la distancia hizo mella, la vida se fue haciendo independiente en cada ciudad, nosotras crecimos y cambiamos... etc, etc... Esas excusas que se dan para justificar que la dejadez mutua te ha separado de alguien querido...
Ahora, por lo menos, aprendí a volar, aunque tenga que ser con ayuda, y aprendí a caer bien cuando me estrello para no tener demasiadas magulladuras al volver a levantarme... Y el pasado se echa de menos con una sonrisa.
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