Un prólogo cualquiera

Jul 03, 2006 20:47

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Parecía imposible pero había notado una suave brisa que le cosquilleó en la nuca antes de desaparecer. Eso sólo podía significar que de nuevo no estaba sola. Intentó recuperar el aliento aún más rápido puesto que ya no tenía tiempo que perder y se levantó rápidamente de la postura acuclillada que había tomado durante los últimos dos, o acaso tres, minutos.

Miró con miedo detrás de sí, hacia la esquina donde el largo corredor formaba el codo de una L. Por lo menos había suerte en eso y no se veía a nadie todavía.
Dudó aún durante unos instantes escrutando nerviosa todas las puertas que había a su alcance en ese pasillo sin ventanas, como si pudiera sacar información tan sólo mirándolas de lo que podría encontrar al atravesarlas.

De repente oyó un ruido no lo suficientemente lejano en el fondo del corredor y se coló por la puerta que tenía más cerca sin pensarlo más, al fin y al cabo... parecía claro que le iba a dar igual elegir una u otra.
El interior de la habitación estaba totalmente oscuro. Como para asegurarse abrió la puerta que acababa de traspasar  y asomó la cabeza temblorosamente sin mover el resto del cuerpo a un inmenso cuarto de baño con una especie de piscina. Ni rastro del corredor. Bien, se dijo, había vuelto a cambiar.

Palpando la pared junto a la puerta encontró un interruptor y con varios chasquidos empezaron a iluminarse cientos de lámparas. Miró a su alrededor y con la boca abierta empezó a girar sobre sí misma. Estaba en una biblioteca inmensa, metros y metros de estanterías se perdían en todas las direcciones y montañas de libros llegaban casi hasta el techo.

No cabía duda. Tenía que estar allí, ahora sólo le faltaba encontrarlo. Sin un titubeo se puso manos a la obra aún fascinada por la inmensidad del recinto mientras su mente volvía al principio de todo aquello...

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