Tres fics para el cuarto reto de
lmf_torneo.
¤ Fandom: Las Crónicas de Narnia.
¤ Claim: Peter/Edmund.
¤ Advertencias: Incesto, Slash y Lime.
¤ Palabras: 487.
¤ Nota: Ubicado después de "El León, la Bruja y el Ropero".
Adicto a ti
Todo había comenzado como un simple ‘juego’. Ambos solían quedarse solos en una habitación y fingían que seguían estando en Narnia, donde todavía eran Reyes y acataban solo sus reglas, sin temor a nada.
Edmund solía inclinarse ante su hermano mayor, murmurándole que llevaría a cabo cualquier orden que le impusiera el Sumo Monarca. Peter sonreía, sin poder evitar señalar de vez en cuando lo extraño que era verlo tan obediente o, incluso, a veces se le salía decir que si ese fuera el caso, el único que parecería el malo del cuento sería él. Cuando mencionaba aquello, Edmund fruncía el ceño molesto y le soltaba un golpe, regañándolo por arruinar la diversión.
Peter le miraba condescendiente, aceptando su error. Se ponía de pie y lo abrazaba, comenzando a besar su cabello con cariño, luego bajaba un poco, mordiendo con suavidad su oreja, pasando a sus labios cuando conseguía que Edmund soltara aquel ruidito que tanto le gustaba.
Se besaban con parsimonia, como si tuvieran todo el tiempo del mundo. Pero eran jóvenes y las hormonas hacían acto de presencia, volviendo las tiernas caricias en urgentes, siendo más fuerte la necesidad de sentir más cerca al otro. Peter solía ser el que dominaba, introducía su lengua y le exigía a la otra seguir su juego. Edmund se dejaba llevar, pasando sus manos por la espalda de su hermano, colándolas por debajo de la camisa y logrando así que Peter se estremeciera.
Cuando los besos y las caricias dejaban de ser suficientes, Peter aventaba a su hermano a la cama y se posaba sobre él; devoraba su boca con hambre, introducía sin aviso una mano bajo el pantalón, frotando el miembro de Edmund con fuerza. Él menor no se quedaba atrás, metiendo también su mano en los pantalones ajenos, queriendo hacerle sentir a Peter lo que él le provocaba. En ocasiones, se quitaban los pantalones, haciendo la fricción más fuerte y placentera al sentirse así. Explotaban casi a la par, entregados en un beso o abrazando al otro como si la vida se les fuera en ello.
Pero nunca llegaban más lejos, tal vez por temor o porque la conciencia se empeñaba en repetirles una y otra vez que aquel lugar no era Narnia, sino Londres, y las reglas ahí ellos no las aplicaban, sino que solamente las cumplían.
Se acostaban juntos, abrazándose y dándose pequeñas caricias más pausadas, producto del cansancio. Peter dejaba pequeños besos en el cuello de Edmund, mientras que este último sólo se dedicaba a sonreír quedamente, disfrutando del aroma de su hermano.
Sabían que nunca dejarían ese ‘juego’ y que posiblemente, muy pronto, la necesidad por sentir al otro, por volverse uno, sería tan grande que no podrían evitarlo por más tiempo, y las leyes, el orden del mundo o el que fueran hermanos de sangre dejarían de importarles. Por que se habían vueltos adictos al otro y no querían dejar de serlo.
Fin de la historia.
¤ Fandom: One Piece (4to, 5to, 6to y creo que 7to especial de TV).
¤ Claim: Jefe Luffy/Monje Zoro.
¤ Advertencias: Lime y Yaoi.
¤ Palabras: 494.
¤ Nota: Desde que vi estos especiales me dije que tenía que escribir sobre los mismos. Oda hizo estos especiales, 'universos alternos' y salen en medio del anime, así que son canon (?)
En contra de todo
No era correcto, o bueno, puede que si lo fuera para el resto de la gente, pero para él no podía serlo o no debía al menos. Era un monje por Kami-sama, entrenado durante años para seguir ciertas reglas que sólo se aplicaban para personas como él, las cuales debía de cumplir al pie de la letra. O eso se suponía, porque desde que había llegado a esa ciudad lo último en lo que había pensado era en si estaba haciendo o no lo correcto.
Si, pudiera ser que no fue un monje modelo y que desde un comienzo cometiera algunas faltas graves -como el hecho de gustar del Sake más de lo debido-, pero nada era comparado a lo que estaba haciendo en aquellos momentos. Una cosa era gustar de alguien, tener alguno que otro pensamiento ‘pecaminoso’ sobre esa persona, pero hasta ahí, no se podía llegar a más que unas simples miradas o sonrisas ocasionales.
Pero Zoro era adicto a romper las reglas, a ir en contra de lo que se supone esta ‘bien’ o ‘mal’, a pesar de ser un Monje. Puede que sus actos ya hubieran condenado a su alma a vagar en el mismísimo infierno; pero cada vez que sentía aquellos labios sobre su cuerpo casi devorándolo, como esos brazos lo rodeaban o esas manos masajeaban con deleite su miembro, como ese chico era capaz de hacerle perder el control y que gimiera con tal fuerza cuando era penetrado, cada vez que eso sucedía consideraba que no era tan malo ser condenado de por vida, con tal de que él también sufriera la misma pena y así pudieran pagar sus pecados juntos.
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No entendía como mucha gente prefería el opio a aquello, aunque de cierta forma lo agradecía, porque estaba seguro que si los demás se enteraban que con un solo beso, de esos que logran quitar el aliento y hasta hacerte olvidar como fregados se respira, el Jefe Luffy era capaz de hacerte ver puntos blancos y que te sintieras como el ser más jodidamente feliz en ese planeta, de seguro todos se harían adictos al detective, como él lo era actualmente. Y para Zoro, ese monje que siempre solía perderse y que olvida fácilmente cuales son sus obligaciones, no sería algo bueno. Por qué lo último que quisiera hacer, sería compartirlo. No cuando le costó tanto hacerse con él, con ese chiquillo que portaba un cargo tan importante en esa ciudad.
Seguiría siendo un pecador, yendo en contra de la voluntad de buda y condenándose a sufrir el peor de los castigos, no sólo por desear de esa forma la carne ajena, sino por desear a alguien menor que él y que fuera un hombre. Lo haría, con tal de que Luffy siguiera aceptándolo de esa forma, a él, un monje que no tenía nada y que lo único que podía ofrecerle con seguridad era su compañía, tanto en la noche como en el día.
Fin de la historia.
¤ Fandom: Naruto.
¤ Claim: Shikamaru+Naruto.
¤ Advertencias: Intento de shonen ai.
¤ Palabras: 466.
¤ Nota: Quería otra cosa, pero sólo salió esto *gota*
La Droga de Naruto
Como cada tercer día, después de que se había implementado de manera inconsciente aquella rutina, Shikamaru Nara se encaminaba hacía el Ichiraku para poder encontrarse con Naruto y así poder desayunar juntos. En un principio la idea había sido que se vieran cada día en ese lugar, pero Shikamaru había asegurado que su sistema no aguantaría tanto ramen diario y Naruto solamente le había llamado aguafiestas, pero había aceptado al final su decisión.
Cuando el Nara llegó, como de costumbre, Naruto Uzumaki se encontraba sentado en su lugar y pidiendo los platillos correspondientes. Shikamaru solía saludarlo con un simple gesto de cabeza y un “Hey”, para luego sentarse al lado del rubio. Naruto sonreía, para dar paso a una pequeña platica, donde se contaban que habían hecho en aquellos días, a pesar de que era por demás conocido que solían verse a diario.
Los platillos eran servidos al poco tiempo, siendo Naruto el primero en comenzar a ‘degustar’, mientras que Shikamaru se tomaba su tiempo, tanto porque le gustaba saborear el ramen como para poder ver a Naruto, disfrutando de los gestos que el mismo solía hacer de manera inconsciente.
En esos momentos la plática solía morir un poco, ya que era algo desagradable ver a Naruto hablar con la boca llena. Pero en aquel día hubo algo distinto. Nara comió un poco y después se detuvo, para mirar de manera fija a su amigo, quien al sentir la mirada sobre sí también dejaba de comer y volteaba a ver interrogante a Shikamaru.
―¿Cómo es que lo soportas? ―preguntó, obteniendo por respuesta una cara de confusión de parte del otro―. Digo que, ¿cómo soportas comer solo ramen por varios días?
―¡¡Es que es delicioso!! ―contestó contento Naruto, pero aquella no era la respuesta que buscaba Shikamaru.
―¿Has intentado comer otras coa? Y no me refiero solo a verduras.
―¿Y ahora por qué sales con eso? ―Naruto enarcó la ceja― Chouji come pura barbacoa, yo ramen y no veo que a él le alegues por lo mismo.
―Es distinto ―aseguró Shikamaru―, el platillo favorito de Chouji es la barbacoa, si, pero no es lo que come siempre.
Naruto hizo un puchero, inconforme por el aparente regaño.
―Pero es que no existe mejor comida que el ramen ―dijo y al ver que Shikamaru se encogía de hombros dio por ‘ganada’ aquella discusión, regresando así a saborear su exquisito platillo.
Shikamaru suspiró, dándose cuenta que aquello no llevaría a ningún lado. Después de todo Naruto era como un adicto y el Ramen era su droga. Sería muy difícil desintoxicarlo y mostrarle que había mejores comidas que aquellas. Difícil, pero no imposible, o al menos eso consideraba en esos momentos el Nara. Ya se daría cuenta meses después que al fin de cuentas si podía ser algo imposible de lograr.
Fin de la historia.