Fic: "Cuentas pendientes" 5/?

Jun 30, 2010 02:49



Dean despierta en una camilla, la boca pastosa y la sensación de que un camión le ha pasado por encima. Dos veces. Al lado suyo, sentado en una silla de ruedas, se encuentra el hombre de las gafas, ese del edificio abandonado, observándolo con suma atención. Realmente perturbador. Al fondo de la habitación, el peso de su cuerpo contra la pared y de brazos cruzados, está ella, la morena de genio corto y cara de limón agrio (que, por cierto, le recuerda perfectamente a Sam en sus malos momentos).

Dean quiere llevarse una mano al rostro en un intento de aclarar las ideas, pero no puede. Descubre que tiene grilletes en muñecas y tobillos que le atan a la camilla. Por supuesto, debió haber imaginado que las cosas irían por ese camino. Busca con la mirada a la morena, Max, según recuerda, y le sonríe maliciosamente.

“Oh, pequeña pervertida” le guiña un ojo. “Si querías diversión, sólo tenías que pedirla”.

La morena rueda los ojos con impaciencia pero antes de que Dean pueda continuar en su plan de mortificarla, una fotografía es plantada ante sus ojos. En ella, una pareja con su hijo sonríen al lente de la cámara. El chico no tiene más de quince años, quizás menos y lleva anteojos. Él sabe quiénes son esos… Cole… Collins… ¿Cale?... Entonces, algo en la mente de Dean hace click. Vuelve su atención hacia el hombre de la silla de ruedas, que es quien sostiene la fotografía en su mano, y examina con ojos entrecerrados sus facciones.

“Te conozco”, le dice.

Max bufa desde el fondo de la habitación.

“Obviamente, Alec. ¡Es Logan!”.

Pero ni Dean ni Logan le están prestando atención en ese momento. El hombre sonríe.

“Así es, me conoces”.

“Ya no eres un niño”.

“Nop”.

Se miran el uno al otro en silencio por unos momentos, un poco admirados y otro poco ponderando la situación.

“¿Cómo? ¿Por qué?”, pregunta Logan en un tono casi reverente.

“No lo sé, amigo. Estoy esperando en primera fila a que alguien me responda eso”.

“Cuando Alec apareció en mi departamento, pensé que estaba delirando a causa del virus. Pero más tarde, entendí, conociendo todo el asunto de Manticore, que sólo podía ser un clon tuyo o algo así”.

Dean se ríe entre dientes. Es eso o comenzará a trepar por las paredes tratando de comprender de qué diablos le está hablando Logan y, además, intentando asimilar que tiene un clon superdotado al que ahora está usando como recipiente.

“¿Les importaría compartir con la clase?”

Ambos hombres miran al mismo tiempo a Max.

“Él me salvó la vida”, explica Logan.

“¿¡Alec!?”

“No” y señala al hombre en la camilla. “Dean Winchester”.

“Sus padres tenían un sucio espíritu vengativo anclado en la línea sanguínea familiar” aclara Dean. “Les ayudé con eso.”

“Yo tenía 14 años en ese entonces y el espíritu iba tras de mí, el miembro más joven de la familia. Casi termina conmigo pero Dean salvó mi vida arriesgando la suya”.

“Fue un trabajo difícil”.

“Sí, lo recuerdo bien”.

Max los mira a uno y otro, manos en cintura. ¿Se están riendo de ella?. Si se pone a sacar cuentas, resulta que Alec es once años más joven que Logan. Es imposible que el transgénico a los ¿qué? ¿tres? ¿cuatro años? hubiese hecho tal cosa como salvarle la vida al periodista cibernético. Y menos aún defenderlo de un espíritu. Tales cosas no existen.

“Eso no tiene ningún sentido”, protesta.

Dean simplemente la ignora y se vuelve hacia Logan.

“Er…¿Te importaría…?” y señala con un gesto de su cabeza las restricciones en sus muñecas y tobillos.

“Oh, perdón” dice Logan y empieza a abrir cerrojos. Max en un segundo está al lado de ambos hombres.

“¡Espera! ¿Qué haces?”

“Está bien, Max. Tranquilízate.

Pero Max no le quita la mirada de encima como una fiera acechando a su presa mientras Dean se masajea las muñecas libres allí donde las restricciones dejaron cierto ardor.

“Con calma, señorita. No muerdo”, le asegura y los ojos de la mujer parecen taladrarlo.

Con los pies liberados también, desciende de la camilla frente a la figura del cibernauta prestando atención por primera vez a la silla de ruedas en la que se encuentra el hombre.

“Oh, amigo. ¿Qué te sucedió? ¿Hiciste enojar a la dama?”

Logan, aún arriesgándose a una reprimenda de Max, ríe ante la broma.

“Gajes del oficio, larga historia. Ya habrá tiempo de contarla”.

“A propósito de tiempo, sé que voy a arrepentirme pero tengo que preguntar: ¿qué año es éste?”

“2023”

“Oh, mierda”.

“Y tú estabas en el año…?”

“2014”

Con un suspiro de resignación, el cazador se acerca al ventanal que da al pasillo, por primera vez también dándose cuenta que la sala forma parte de una enfermería u hospital. El vidrio le devuelve la figura estilizada de su juventud.

“Así que… ¿Cuántos años tengo? ¿20? ¿21?

“De hecho, 24”

“Wow. Me siento como Benjamín Button”

“¿Quién?”

“No importa”

Max se ha movido hasta detenerse unos pasos más atrás de Dean, los brazos cruzados sobre el pecho, el rostro duro como la piedra. Puede verla en el reflejo del vidrio.

“Lo que quieras decir, dilo de una vez, Max”, la exhorta Dean.

Ella lo mira unos instantes, también a través del ventanal, antes de responderle.

“Si tú no eres Alec, lo cual, por cierto, no termino de creer, entonces ¿dónde está él?”

Dean lo piensa un momento.

“Supongo que cazando un poltergeist en Madison, Winsconsin, nueve años en el pasado”.

Max entrecierra los ojos, sopesando la respuesta.

“Digamos que te creo: ¿cómo lo traemos de vuelta?”

Dean se voltea y la mira de frente para que ella pueda ver que no hay atisbo de mofa en él.

“Quisiera poder responder eso, pero no puedo, no lo sé”.

“Entonces ¿qué hacemos?”

Dean se vuelve hacia Logan que los observa desde su silla de ruedas.

“Tienes que ayudarme a encontrar a Sam”.

Cap. 6

dark angel, crossover, fic, spn

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