Bayo, Chimo y Zafón, Emma - No iba a salir y me lie, Roca Editorial, Barcelona, 2016
La aparición de la primera novela del mítico DJ valenciano de principios de los años noventa en el panorama editorial nacional fue tanto una verdadera sorpresa como un éxito sonado. Su lectura me ha resultado muy simpática, y aunque en muchos puntos no esté del todo bien escrito, por suerte el creador contaba con una coautora que sí sabe escribir en condiciones y ha debido de arreglar numerosas imperfecciones que podrían haber perjudicado mucho más al texto. Tanto es así que prácticamente es posible identificar los pasajes que han sido escritos por cada par de manos: las partes más estructuradas y la lógica narrativa más sólida probablemente sean obra de Emma Zafón, mientras que las frecuentes idas de olla seguramente son cosecha exclusiva de Chimo Bayo. Esta irregularidad perceptible no es tan acentuada como para lastrar el relato, aunque sí contribuye a generar cierta sensación de constantes altibajos cuyo candor y naturalidad no pueden ocultar las faltas de consistencia.
Altamente nostálgico, este libro no interesará a quienes no sientan curiosidad por todo lo que rodeó a la llamada “Ruta del bakalao” o, más correctamente, “Ruta Destroy”, aunque es poco probable que los legos en la materia puedan verse atraídos por su contenido. La narración llega a ser bastante sórdida por momentos, con un énfasis reiterado en el sexo y las drogas, y un punto machista adscrito a los personajes masculinos que alguna vez salpica al narrador, características que lo alejan del tipo de lecturas que uno recomendaría, por ejemplo, a los miembros de su familia. Lo más interesante, como cabía esperar, es cuando se habla de música, de lo que se escuchaba en la escena valenciana de finales de los ochenta y principios de los noventa, que a diferencia de lo que muchos piensan fue una fértil mezcolanza de géneros punteros en la época (post-punk, rock gótico, synth pop, primer tecno), muy alejada del imperio uniforme y ratonero del sonido mákina que vendría después. Sólo por esta faceta merece la pena darle una oportunidad, siempre y cuando al lector le apasione el tema.
En conjunto se trata de una novela entretenida, en la que ha sido todo un acierto la inclusión de una coautora que diera un poco de entidad y coherencia a la magmática pero caótica mente de su artífice. Huelga decir que no es una obra de alta literatura, pero eso no es algo que nadie esperara, empezando por su autor. Su intención, a todas luces, era capturar el espíritu de una época mágica, mitificada y añorada por muchos, reviviéndola para sus personajes y también para los lectores, sin escatimar los detalles escabrosos y oscuros, y ese objetivo se ha logrado con creces. Por su temática y características, dudo que recibiera halagos en Babelia, ABC Cultural u otros suplementos literarios con solera, pero tampoco me extraña que fuera éxito de ventas en su momento, ya que satisface plenamente todas las expectativas que uno pudiera haberse hecho al respecto.