Fan Fic : "Dark Hunters" Capitulo 9.

Jan 26, 2010 16:34

Titulo : Dark Hunters.

Autora : Vulpix de Vulpecula.

Estado : 17 capítulos. Completo.

Clasificación : Mayores de 18 años. Escenas de sexo, violencia, sangre, palabras malsonantes… vamos, lo tipico.

Advertencias : Good cuestion… es un Wincest, así que ya sabéis lo que hay. Torturas, blood-kink?? No se si llega a eso… spoilers temporada 4 y 5.

Resumen : Ambientado justo después del capitulo 4x16 “On the head of a pin”. Tras torturar a Alastair, Dean decide largarse y acabar con el Apocalipsis a su manera.



Imagen de inanna_maat. Grax nena!!! ^^



Estaba soñando.

Debía estarlo, porque nada más explicaría que hacia en mitad del desguace de Bobby cuando recordaba perfectamente haberse metido en la cama con Sam y tener una larga sesión de sexo.

Así que debía estar soñando. Aunque era un sueño de lo más raro.

En el centro del patio lleno de piezas de coche había alguien sentado y atado a una silla. Se acercó un par de pasos, para averiguar quien estaba en la silla y se quedó helado en el sitio al reconocer a su amigo Bobby.

- ¿Qué demonios…? - siseó.

- Adivina otra vez. - Dean se giró rápidamente para encontrarse, cara a cara, con un sonriente Zacharias, que le observaba burlón.

- ¡Tu! - el ángel se atuso la corbata, sin dejar de sonreírle.

- Eres una persona difícil de encontrar, Dean. Me has obligado a recurrir a trucos menores, como aparecerme en tus sueños…

- ¿Y secuestrar personas? No pensé que los ángeles caeríais tan bajo.

- Hacemos lo que tenemos que hacer, Dean. - Zacharias se acercó a él, quedando a un paso del cazador. - Esto es un mensaje para ti y tu hermano. Entregaos o vuestro amigo conocerá de primera mano el poder de un arcángel.

Dean rechinó los dientes y miró por encima de su hombro. Bobby tenía la cara llena de magulladuras y manchada de sangre seca, pero aun respiraba. La furia le cegó momentáneamente al ver a la persona que él consideraba un padre golpeado de esa manera tan cruel. El ángel se le acercó, sin borrar la sonrisa socarrona de su rostro.

- Ya sabes donde estamos. Ven y entrégate a Miguel o perderás a tu “padre”. De nuevo.

Dean se despertó gritando.

Sam se incorporó de un salto, asustado y confundido por el grito de su hermano. Dean miraba hacia todos los lados de la habitación con ojos salvajes, el cuerpo temblándole de pura rabia y las manos crispadas, agarrando con tanta fuerza las sabanas que tenia los nudillos blancos.

- ¿Dean? - toda su vida bregando con demonios y monstruos, viviendo en la carretera, entrando en lugares oscuros y tenebrosos a los que la gran mayoría no se acercaría ni con un ejercito armado cubriéndoles y nada le había asustado nunca tanto como la mirada que tenia Dean en ese momento.

Una mirada animal, salvaje, depredadora… asesina…

No tenia ni idea de que o quien la había provocado pero empezaba a sentir lastima del pobre desgraciado.

Dean tiró bruscamente de las sabanas, destapándolos a los dos y Sam le agarró rápidamente del brazo antes de que saliera de la cama.

- Zack tiene a Bobby. - gruñó el mayor sin darse la vuelta. Sam le miró, espantado.

- ¿Bobby? ¿Esta…?

- Esta vivo. Por ahora. Si no voy, lo mataran.

El pequeño sintió una nausea subiéndole por la garganta. Bobby era demasiado importante en sus vidas como para permitir que se lo arrebataran. Más que un amigo o colega, Bobby fue el que se comportó como un verdadero padre para ellos, alentando la curiosidad de Sam, asegurándose que Dean jugaba y se comportaba como el niño que debía ser cuando estaba en su casa, cuidándolos, queriéndoles a su ruda manera, ayudándoles siempre cuando les necesitaban. Bobby no podía morir. No ahora, no por su causa. Dean no se lo perdonaría nunca y él tampoco. Pero si Dean iba… le perdería para siempre.

Y a eso, Sam no podría sobrevivir… no otra vez…

Le intentó retener de la única manera que pensó que funcionaria. Abrazándole fuertemente por detrás, dándole besos por los hombros y moviendo una mano hacia su entrepierna, acariciándole hasta notar que se relajaba lo bastante como para apoyar la espalda en su pecho.

- Sam…

- No vayas, Dean. - le suplicó, mordiéndole en el lóbulo de la oreja. En el fondo, sabía que era inútil, que su hermano no iba a hacerle caso, pero tenia que intentarlo. No podía no intentarlo. - No vayas, por favor. Quédate conmigo.

Dean no contestó, pero se dejó arrastrar de vuelta a la cama, permitiendo al pequeño cubrirle de besos y caricias. Se mordió los labios, sintiendo el sabor de la sangre en su boca, cuando intentó ahogar un grito de puro placer al notar a Sam empalarse a si mismo, moviéndose tan despacio y tan cuidadosamente que llegó a pensar que lo mataría.

Se dejó hacer durante unos minutos, hasta que no pudo soportarlo más y tiró al pequeño sobre el colchón y empezó a embestirle con fuerza, rápido, haciéndoles terminar a los dos, acabando ambos con el cuerpo tembloroso y débil por el fortísimo orgasmo.

Sam se durmió casi al instante, acurrucado a su lado y aferrándole como si temiera que se fuera a desvanecer en cualquier segundo.

Dean no durmió.

Un par de horas más tarde, se encontraba en un cruce, lo suficientemente lejos de la nave como para que nadie pudiera seguir sus pasos hasta la nave. Castiel tardó menos de dos minutos en responder a su llamada.

- Dean.

- Necesito un favor, Cas. - le cortó abruptamente. No tenía tiempo para saludos ni ceremonias. El ángel calló, esperando a que continuara y Dean le tendió un trozo arrugado de papel. - Estamos en esta dirección. Quiero que vayas allí y protejas a Sam, ¿entendido? - Castiel parpadeo, sorprendido por el tono autoritario del joven.

- Dean, yo no…

- ¡Me da igual bajo las ordenes de quien te creas que estas! ¡Esto vas a hacerlo! ¡Me lo debes! - gritó Dean, con un leve tono de desesperación en su voz. - Ve y cuida de Sam. Protégelo. Incluso de mí.

Castiel no tuvo oportunidad de procesar ni de negarse a la petición, ya que Dean se desvaneció en el aire, envuelto en un aleteo y una ráfaga de poder que le era más que conocido.

- Zacharias…

Sam despertó solo en la cama en ese mismo instante. Un nudo se le hizo en la garganta al darse cuenta de lo que eso significaba. Dean había ido a entregarse a los ángeles.

Tenia que impedirlo.

Las prisas nunca eran buenas consejeras. Mezcladas con el miedo y la desesperación te hacían cometer los errores más grandes y esos eran siempre los que acababan costándote la vida. Y fue eso mismo lo que hizo a Sam olvidar protegerse con las bolsas de hechizos que le ocultaban de sus enemigos.

Antes de conseguir llegar al coche una horda de demonios le emboscaron y rodearon. No tuvo ninguna oportunidad. Fue reducido y apresado en cuestión de minutos.

Castiel llegó en el mismo momento en el que una exultante Lilith se llevaba a un inconsciente Sam sin poder hacer nada para detenerla.

Eso no podía ser bueno.

Gruñendo una maldición, se desvaneció en el aire. Necesitaba ayuda.

- Dean.

- Al final, entre todos, me vais a gastar el nombre. - Zacharias soltó una risita divertida por lo bajo.

Después de desaparecer inesperadamente del cruce, Dean se dio cuenta de que había llegado a la casa de Bobby. Estaban en su cocina, donde tantas veces vio a su viejo amigo cocinando para ellos sus platos favoritos solo por verles sonreír. Donde, durante años, le gruñó que dejara de meterse con su hermano y se terminara los cereales. Empujando esos nostálgicos pensamientos a lo más fondo de su mente, compuso una mascara de indiferencia y se volvió para encarar al ángel.

- Veo que sigues tan prepotente como siempre. - Dean le dedicó una sonrisa fría y carente de vida.

- ¿Qué quieres? Es un don. - Zacharias chasqueó la lengua, disgustado. - Dejémonos de gilipolleces, Zack. Estoy aquí. Suelta a Bobby.

- Eso dependerá de si vas a decir si a Miguel o si vas a seguir dándonos problemas.

- Si no sueltas a Bobby de inmediato, si que vas a tener problemas. De hecho, vais a tener que esperar sentados, hasta que se os quede el culo plano, a que yo diga que si.

El ángel gruñó, maldiciendo por lo bajo e hizo un gesto a un subordinado suyo, que estaba junto a la puerta. Este asintió y salio de la cocina, volviendo unos minutos después con Bobby, aparentemente ileso. No había marcas ni heridas visibles en él y Dean suspiró aliviado. Esperó a que llegara a su lado para colar una de sus bolsas de hechizos en uno de sus bolsillos.

- Más te vale que este bien. - siseo, sin dejar de fulminar con la mirada al ángel. Este se encogió de hombros.

- Esta como una rosa, como podrás ver. - Bobby les observaba a ambos, con la preocupación oscureciendo su rostro.

- Dean…

- Bobby, vete.

- Dean, no lo hagas.

- ¡He dicho que te vayas! - rugió el chico, empujándole con fuerza hacia la salida. - Ya me has causado suficientes problemas.

Bobby le miró un instante, sorprendido por la fría ira que desprendía el Winchester, antes de salir de la casa sin dejar de vigilar que no volvieran a cogerle.

Nada más bajar los tres escalones del porche de su casa, aun dándole vueltas al porque de la actitud de Dean, se tropezó con un apurado Castiel, que miraba la casa preocupado. Sintió alivio al ver al ángel. A lo mejor él conseguiría sacar al chico del lío en el que se estaba metiendo.

- ¡Castiel! ¡Menos mal que estas aquí! Dean esta dentro, con otro ángel y le van a…

Un enorme haz de luz blanca y pura interrumpió sus explicaciones y cayó directamente sobre su casa, cegándole momentáneamente. Oyó al ángel maldecir y un escalofrío recorrió su cuerpo. Era demasiado tarde.

La luz desapareció y Dean salió de la casa, contemplándose las manos y sonriendo siniestro. El escalofrío aumentó, junto con la sensación de que algo malo le había pasado a su muchacho. Castiel se tensó a su lado.

- Miguel… - le escuchó susurrar. La sonrisa de Dean se agrandó.

- Que empiece el juego. - rió, antes de desvanecerse.

Continuara...

dark hunters, mis fics, adorado wincest...

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