Titulo : Forever mine : Prologo.
Genero : Wincest.
Pairing : Dean/Sam
Estado : Terminado. 6 capitulos.
Advertencias : palabras malsonantes, sexo del cutre y mi mala narrativa despues de casi un año de paron... avisadas vais...
Resumen : En lo de hacer resumenes no he mejorado... Dean y Sam sufren un contratiempo con una manada de weres que traera consecuencias para los dos...
- Los humanos no hacéis más que complicar las cosas estúpidamente…
Dean gruñó una maldición, sin molestarse en moverse para encarar al ángel que había vuelto a aparecerse en su habitación. Se encontraba demasiado mal incluso para eso.
- ¡Vete a la mierda, Balthazar!
- Preferiría irme a mi orgia romana, fíjate, pero por lo visto no se os puede dejar solos y Cassy esta ocupado con su “guerra civil”, así que…
- No te hemos pedido ninguna ayuda… ni a ti, ni a Cas, así que largo.
- No, no lo habéis hecho, pero Cas si. - bufó Balthazar, abriendo la nevera de la habitación y arrugando la nariz al ver solo cerveza dentro. - Y, lamentablemente, aun se lo debo. - se acercó hasta el sillón donde estaba sentado Dean, arrastrando una silla y se sentó frente a él. - Te voy a poner las cosas claras, chico. A ver si así te entra en esa cabeza duro que tienes. - el Winchester hizo una mueca y desvió la mirada, pero el ángel le cogió de la barbilla para obligarle a mirarle. - Si no te follas a tu hermano ya, vas a acabar forzándolo. ¿Notas esa necesidad por tenerlo? Multiplícala por diez. Eso es lo que sentirás en unas horas si no dejas de ser tan estúpido.
- No puedo hacerle eso a Sam. - el ángel bufó frustrado.
- ¿Por qué? El quiere.
- El quiere que le corresponda. - repuso Dean, tratando de levantarse para poner algo de distancia, pero no tenia fuerzas. - Y eso no va a suceder. Esto no va a ser más que la necesidad de calmar al monstruo y nada más. En unos meses… días… acabara echándome eso en cara y ya será tarde para poder arreglarlo.
- No lo entiendes, ¿verdad? No has elegido a Sam porque era el que más cerca estaba ni por mala suerte. Eso no funciona así. Te lo creas o no, esas criaturas también tienen sentimientos, también se enamoran. No es solo instinto. - el Winchester le dirigió una mirada de horror.
- ¡Estas equivocado! ¡No siento eso por Sam!
- ¡Que bonita es la negación! Pues nada, sigue negándolo. - en serio, no podía con la cabezonería de esos humanos. No conseguía entender como Castiel les tenía tanto aprecio. - Te sentirás peor cuando trates de violarlo. Hazte un favor… - el ángel se acercó hasta quedar a centímetros de su rostro - …cuando Sam vuelva, dile que si. Preocúpate por el resto mañana. - le susurró al oído antes de desaparecer.
Sam pasó toda la noche y gran parte de la mañana caminando sin rumbo fijo mientras su enfado y su borrachera desaparecían con la luz de la madrugada. En su lugar quedó una inmensa apatía y decepción.
Cuando regresó al fin a la habitación, iba decidido a decirle a su hermano que le ayudaría a quitarse la vida si eso era lo que quería. No tenia más argumentos con los que defenderse si Dean solo sentía asco por él.
Abrió la puerta con miedo, entrando cabizbajo. Se llevó una sorpresa enorme al encontrarse a Dean esperándole sentado en la cama.
Desnudo.
Y todo el miedo y la pena que había sentido unos segundos antes se esfumaron por arte de magia.
Había ganado la discusión.
Por fin.
Se acercó despacio a la cama, subiéndose y gateando por el colchón hasta quedar frente al mayor. Los ojos de Dean solo mostraban deseo y determinación cuando le miraron.
- Lo siento… - murmuro el rubio, besándole.
Sam quería responderle, decirle que no debía sentirlo porque él no se iba a arrepentir de eso, que sus miedos eran infundados. Pero no tuvo ocasión. El beso era tan intenso y hambriento que no le dejaba concentrarse en nada que no fuera besarle con el mismo entusiasmo.
Las manos del mayor se volvieron cada vez más exigentes, más bruscas, sacándole la ropa a tirones, arañándole la piel. Notaba como iba desesperándose por no conseguirlo tan rápido como quería, perdiendo el control.
Y ahí fue cuando Sam recordó las palabras del ángel.
Obligo a Dean a ralentizar el beso, agarrando sus manos con fuerza, obligándole a detenerse, acariciando con los pulgares el pulso desenfrenado que latía en sus muñecas.
Cuando por fin notó que dejaba de luchar contra su agarre y de intentar acelerar las cosas, le soltó y se termino de quitar la poca ropa que le quedaba, volviendo a besarle y a acariciarle el cabello con ternura.
Dean trató de volver a apresurar las cosas cuando le vio desnudo, pero Sam se echó sobre él, atrapándole entre su cuerpo y el colchón, obligándole a seguirle el ritmo cuando empezó a moverse, sus miembros frotándose y haciéndoles gemir de placer.
El mayor se rindió, dejándose hacer y mirándole con tanta lujuria en sus ojos verdes que Sam no pudo evitar estremecerse y gemir su nombre mientras se preparaba para él.
Dolió bastante cuando por fin se empaló en el miembro de su hermano. Demasiado tiempo sin permitirse estar en esa posición, demasiado miedo a ser vulnerable con otra persona.
Pero no importó.
El rugido de puro placer de Dean y sus manos en las caderas profundizando las estocadas eclipsaron cualquier dolor o molestia.
Oírle gruñir su nombre sin parar compensaba ampliamente los moretones que tendría al día siguiente.
No importaba nada.
Había ganado. Tenia a Dean para siempre con él y nada ni nadie podría separarles jamás.
Ni siquiera le importaba ya, cuando ambos estaban saciados y acurrucados en la cama, que todo hubiera pasado porque su hermano se había convertido en aquello que cazaban.
No se paró a pensar en que ocurriría al día siguiente… ni en la siguiente luna… ni después…
Pero claro… tenia a Dean abrazándole con fuerza, mordiéndole con delicadeza en el cuello mientras emitía una especie de ronroneo sordo al oído…
No estaba para pensar en el futuro…
Continuara...