Titulo : Forever mine : Prologo.
Genero : Wincest.
Pairing : Dean/Sam
Estado : Terminado. 6 capitulos.
Advertencias : palabras malsonantes, sexo del cutre y mi mala narrativa despues de casi un año de paron... avisadas vais...
Resumen : En lo de hacer resumenes no he mejorado... Dean y Sam sufren un contratiempo con una manada de weres que traera consecuencias para los dos...
Dean se despertó sintiéndose mucho mejor.
Quizás demasiado para lo mal que había estado antes de irse a dormir, cuando empezó el frío.
Fue una suerte que Sam aceptara hacer de su manta humana particular. Eso alejó el frío y el malestar de su cuerpo como el agua bendita ahuyentaba a los demonios.
Bostezó, notando el aroma de su hermano, más fuerte de lo que hubiera debido olerlo. Su cuerpo reaccionó solo a ese olor, su miembro despertándose e hinchándose casi en el acto en sus calzoncillos.
Por un segundo la lujuria se apoderó de él, llegando incluso a frotarse contra el muslo de Sam, pero consiguió detenerse.
¿Qué estaba haciendo? ¿Qué clase de pervertido se frotaba contra su hermano pequeño? ¿O simplemente se empalmaba con olerle?
¿Y por que podía oler también el café recién hecho, cuando el bar más cercano estaba frente al motel?
¿Por qué podía oír la discusión de una pareja como si estuvieran en su habitación?
¿Por qué podía ver con toda claridad la habitación si aun no había salido el sol y las luces estaban apagadas?
Se echó a temblar de nuevo, deshaciéndose del abrazo de Sam para sentarse en el colchón. Hasta ese momento no había pensado en ello, pero ahora recordaba que Bobby le dijo algo de que tenían que hablar… no pensó ni por un segundo que Sam le mentía cuando salieron tan apresuradamente del motel, pero ahora…
Ahora empezaba a atar cabos y no le estaba gustando nada a donde le llevaban sus conclusiones.
La cacería, el mordisco, ponerse enfermo sin venir a cuento, el que ahora sus sentidos estuvieran tan afinados…
Oh, dios…
- ¿Dean? ¿Qué pasa? ¿Te encuentras peor?
- Sam… ¿Por qué nos fuimos tan rápido del otro motel? - la cara del pequeño perdió toda expresión, señal inequívoca de que iba a mentir. Dean le conocía demasiado bien como para no notarlo.
- Ya te lo dije… había señales de demonios y…
- ¡No me mientas! - ladró, saltando fuera de la cama. Inmediatamente, su cuerpo se quejó, haciéndole sentir mareado y débil. - Me he convertido en uno de ellos, ¿verdad? - cuando Sam no respondió, se enfureció aun más. - ¿Estas loco? ¿Cómo se te ocurre llevarme en este estado? ¿Y si te hubiera atacado? ¿Y si ataco a alguien? ¡Debiste dejar que Bobby…!
- ¡No! - gritó de vuelta Sam, cortándole. - ¡Eso jamás!
- Sam… ¿es que no entiendes? - trató de razonar el mayor, aunque sabia que cuando su hermano se ponía en ese plan, no había nada que hacer para convencerle. - ¡No puedo estar así! ¡En cualquier momento podría terminar de convertirme! ¡Quizás hoy o mañana o vete a saber cuando, pero lo haré! ¡Y atacare a alguien, te atacare a ti!
- ¡Me da igual! - el pequeño se le acercó, mirándole decidido. - ¡Aun no has hecho nada de eso! ¡No puedes saber si lo harás! Todavía hay tiempo, Dean. Aun podemos investigar, encontrar algo que se nos haya pasado… ¡Bobby quería matarte en cuanto te lo dijera! ¡No podía permitir eso!
- Sí… si podías… y debiste… - gruñó Dean, caminando torpemente hacia la puerta. Dios, se sentía horrible… estaba tan mareado que iba a vomitar antes de hacer lo que quería.
- ¿A dónde vas?
- ¡A llamar a Bobby! Tu puede que no quieras matarme, pero él si lo hará. Debemos cumplir con nuestro deber. - Sam se movió rápidamente, interceptándole y bloqueando la puerta con su enorme cuerpo. Dean suspiro frustrado.
- No pienso dejarte que te suicides.
- En esto no tienes ni voz ni voto, Sam. - espetó, dándole un empujón. Obviamente, con lo débil que estaba, el otro ni se movió.
- ¡Y una mierda no lo tengo!
- Sam, escúchame. Los dos sabemos lo que va a pasar y no puede ser. Un cazador no se puede convertir en un monstruo. Seria el doble de peligroso que uno normal.
- ¡Dame tiempo para encontrar una solución, por favor! - rogó el pequeño, poniendo sus manos en los hombros del otro. - Aun queda hasta la luna llena y no creo que seas peligroso… por favor, Dean…
Dean sintió su determinación irse al garete al ver esos ojos de cachorro implorándole. Jamás tuvo fuerzas para resistirlos, en ese momento menos aun. No tenia ningunas ganas de morir, que demonios, pero también sabia cual era su deber. Pero Sam siempre consiguió que lo olvidara momentáneamente…
- Si noto cualquier cosa rara, se acabo la discusión… ¿entendido? - gruñó, dándose por vencido. La sonrisa de felicidad que le dio el pequeño era tan enorme que debía dolerle la cara.
- ¡Entendido! ¡Te lo prometo! - exclamó rápidamente. - Si veo que eres un peligro, yo mismo me encargare.
- Bien…
Dean fue a volverse hacia la cama pero el mareo que llevaba sintiendo desde que se levantó le hizo dar un traspiés. Habría acabado de cara en el suelo si Sam no le hubiera sujetado del brazo, manteniéndole en pie.
- Ey… vamos… has estado medio día con fiebre alta… vamos a la cama…
Dean empezaba a odiar sentirse tan débil todo el rato. Y empezaba a parecerle sospechoso que todo malestar desapareciera en cuanto se acercaba o tocaba a Sam.
Era de lo más extraño pero mientras estuvieron discutiendo se había ido poniendo más y más enfermo a cada segundo. Hasta que su hermano no le sujetó del brazo, casi abrazándole para evitar que cayera, no desapareció el frío y el malestar de su interior.
Sin embargo, no pudo pensar más profundamente en lo extraño que era esa situación.
El calor del cuerpo de Sam le reconfortaba, rodeándole como una calida manta y se durmió cuando su cabeza tocó la almohada, acurrucado entre los brazos del pequeño.
Continuara...