Fan Fic : "The Last Trip" Capitulo 5.

Feb 01, 2011 22:31

Titulo : The Last Trip. (Septima y ultima parte de Hunter’s Howls)

Autora : Presente!!!! Vulpix de Vulpecula.

Pairing : medio mundo, vamos… estos se multiplican, los jodios…

Advertencias : AU. Universos Mixtos. RPS/Wincest. Slash, sexo, palabras malsonantes y algun que otro palo por ahí suelto…

Resumen : Pues ale… ultima parte ya de esto, que iba tocando acabarlo! Dean y Jensen estan en Colorado mientras esperan la decision del Consejo. Mientras, en el rancho, las cosas no marchan como deberian…




Los maravillosos arts cortesia de la siempre genialosa inanna_maat!! Guapa!!!!!!!!



- ¡Joder, Dean!

La maldición de Jensen se convirtió en un largo gemido lastimero cuando su pareja siguió deslizando sus labios y su lengua por su garganta. Quiso cogerle y obligarle a besarle de nuevo, pero Dean fue más rápido, sujetándole de las muñecas y poniéndoselas contra la pared de la casa.

Estaban los dos en el exterior, el Winchester aun con sus vaqueros puestos, Jensen ya sin nada de ropa, los dos disfrutando de un buen rato a solas, después de haber visto una película mientras bebían unas cervezas.

Dean sonrió travieso y siguió besándole por el cuello, tomándose su tiempo ahí y marcando la piel con mordiscos fuertes que hacían gemir más al alpha. Miró satisfecho el leve moretón que había conseguido hacer en la garganta de su pareja y siguió su camino de besos y mordiscos por el delicioso pecho que se le ofrecía.

Se entretuvo lamiéndole los pezones, raspándole con los dientes hasta que le sacaba un gruñido dolorido, para luego calmarlo con su lengua.

Cuando se cansó de seguir torturándole, bajó por su estomago, mordiendo suavemente los abdominales, hundiendo la lengua en su ombligo, degustando el sudor que empezaba a brotar de la piel clara de su pareja.

El miembro del alpha estaba erecto y pidiendo atención a gritos y Dean se relamió los labios de ganas. Soltando las manos de Jensen, le sujetó de las caderas y empezó a lamerle con ansias, tragándoselo entero.

El ranchero jadeó su nombre por la sorpresa y embistió en su boca sin poder detenerse, luchando contra el agarre de su pareja, quien le mordió en represalia, haciéndole gritar.

Y, repentinamente, el calor de la boca del beta desapareció. Jensen abrió los ojos, sorprendido y vio al otro mirándole divertido y retrocediendo despacio.

- ¡Ey! ¡Aun no hemos terminado! - jadeó el alpha, su erección más que dolorosa clamando por atención.

Dean se transformó, ladrando una risa y alejándose unos metros más, moviendo el rabo y retándole con la mirada para que fuera a buscarle. Jensen se convirtió también, aullando disgustado y frustrado y salió corriendo tras él, dispuesto a atraparle y castigarle por dejarle de esa manera. Solo que su pareja no se lo puso nada fácil en esa ocasión, esquivándole con ágiles saltos y riéndose de él cuando gruñía frustrado.

A veces olvidaba lo que había sido su pareja en el pasado y eso le hacia subestimarlo demasiado…

El crujido de una rama les interrumpió el juego, justo cuando Jensen estaba a punto de acorralar a su pareja, poniéndoles alerta.

Alguien se acercaba.

Dean cambió rápidamente, y se dirigió a las escaleras del porche, levantando una tabla suelta de los escalones y sacando una pistola. El alpha gruñó, dándole una mirada torcida, que le hizo rodar los ojos.

- Si, lo se. Me la he traído a escondidas tuya. ¿Pero podemos discutir esto luego? Tenemos visita. - el lobo gris resopló, colocándose frente a él, esperando a que aparecieran los intrusos.

Tres hombres grandes, con pinta de matones y armados con martillos y hachas vinieron por la parte de atrás de la casa, mostrándose sorprendidos de ver allí a Dean. Estaba claro que habían estado espiando y debieron pensar que tenían vía libre al ver solo a los lobos allí.

- Vaya… - siseo uno de ellos, el que llevaba el hacha. - No esperábamos a nadie aquí…

- Curioso… - gruñó Dean, empuñando su pistola y apuntándoles con ella a los tres. - Yo tampoco. Largo.

- Eso no va a poder ser. - el Winchester disparó a los pies de los hombres, que retrocedieron de un salto, sorprendidos.

- Una pena. El siguiente no va a ser un aviso. Largo de aquí. - Jensen rugió, enseñando los colmillos, haciéndoles retroceder un poco más. - No voy a repetirme.

Los tres hombres le miraron, como si consideraran si podían vencerle o no, pero Dean volvió a cargar el arma mientras el lobo gruñía aun más fuerte, erizando el pelo de su lomo, por lo que dieron media vuelta, marchándose por donde habían venido, sin más alboroto.

Jensen regresó a su forma humana inmediatamente y le arrebató el arma de un manotazo, haciéndola caer a unos metros de ellos.

- ¿Te has traído una pistola a nuestras vacaciones? - le espetó furioso. Dean desvió la mirada hacia el arma, rehuyendo los ojos del otro.

- ¡Jen! Era solo para… desde lo de… - balbuceó. - No me fío de ir desarmado, eso es todo…

- ¡Dean, yo soy el encargado de protegerte! - gritó el ranchero, acercándose más al otro. - ¡No necesitas un arma!

- ¡Era para protegerte a ti! - se rompió finalmente Dean, con los ojos llenos de desesperación.

- ¡No necesito protección! - gruñó Jensen, entendiendo por fin los motivos de su pareja para traer un arma. - ¡Te dije que olvidaras lo del Consejo! - el beta le miró con los ojos llenos de lagrimas. El ranchero se le acercó, abrazándole.

- ¡No puedo! Jen… ¿Cómo quieres que olvide eso? No puedo… y si vienen a buscarte, les coso a tiros…

- Y firmarías tu sentencia de muerte. Eso no puede ser, Dean. No puedes hacer eso.

- Si te llevan, ya estaré muerto igualmente… - musitó el ex cazador con la cara oculta en su cuello.

Jensen cogió el rostro de su pareja y le besó profundo, apoyando después la frente en la de Dean, mientras le acariciaba las mejillas.

- Escúchame. ¿Por qué no dejamos esto por ahora y bajas a la ciudad a comprar cerveza y helado? Te voy a preparar algo especial para cenar.

- Como cambio de conversación apesta… - rió Dean, mirándole, sus ojos aun demasiado brillantes para el gusto del alpha.

- Lo se, pero la cena no lo hará.

- Esta bien. Iré a comprar la cerveza y el helado, pero más te vale que la cena merezca la pena.

- Lo prometo.

Dean suspiró, separándose y terminó de vestirse para coger el coche y dirigirse a la ciudad, dejando a Jensen ocupado en la cocina.

En la tienda, nuevamente notó los ojos de todos clavados en él, crispándole aun más los nervios. Y estaba bien seguro de que el tipo que se había tropezado con él en el pasillo, casi haciéndole caer, fue a propósito.

Pero fue al regresar a su coche, después de comprar, donde la cosa se puso alarmante. Una docena de personas, armados con palos y cadenas, se interponían entre él y el coche. Y ninguno parecía particularmente feliz de verle ahí.

- ¿Ocurre algo, señores? - preguntó con el tono más tranquilo que pudo componer. Uno de los hombres que le interrumpían el paso, que aparentaba unos cincuenta años y armado con una escopeta le encaró.

- Si. Queremos que os marchéis de nuestra ciudad.

- ¿Por qué? - preguntó Dean, extrañado. - No estamos molestando a nadie.

- ¡No mientas! ¡Sabemos lo que sois, monstruos!

- No se lo que estáis hablando… - siseó el Winchester, tensándose.

- ¡Sabemos que estáis detrás de los ataques a las granjas! - espetó otro de los hombres que allí estaba. - ¡Marchaos antes de que os echemos a palos!

- ¿Qué? Nosotros no…

- ¡Os vi! - esa vez fue un chico, no mayor de veinte años, el que se le acercó, empujándole rudamente con un palo. - ¡Vi como pasabais de ser lobos a personas! ¡Monstruos!

Dean por fin lo entendió. No hablaban de que fueran una pareja del mismo sexo, si no de ser lobos. Casi se sintió aliviado al oírlo… casi…

- Oh, mierda… Ey, mirad. No tenemos nada que ver con esos ataques, ¿vale? - trató de explicarse, aunque las miradas de escepticismo que recibía no eran muy halagüeñas. - Solo llevamos aquí cuatro días… también nos han atacado a nosotros… se que parecen hecho por lobos, pero no es así…

- ¿De verdad piensas que voy a creerte? - el ex cazador, suspiró. Por supuesto que no iban a creerle ahora que tenían un cabeza de turco a mano para culparles de todo.

- Esta claro que no. Pero estáis cometiendo un error.

- Si mañana seguís aquí, le prenderemos fuego a vuestra casa con vosotros dentro. - le advirtió el cabecilla, cargando la escopeta. Dean levantó las manos en son de paz.

- Esta bien… dejadme llegar a mi coche e iré a por mi pareja. Nos iremos.

Los hombres le abrieron paso a regañadientes y Dean consiguió entrar en su coche, no si antes llevarse un par de empujones e insultos. Reprimió las ganas de devolverlos y salió de la ciudad como alma que llevaba el diablo.

Tenían serios problemas.




En el rancho, Steve entró en la biblioteca y cerró la puerta con llave, guardándola en el bolsillo trasero de sus vaqueros, asegurándose de que Chris lo veía.

- ¿Por qué has cerrado? - le preguntó el alpha rubio, arqueándole una ceja. Steve se detuvo frente al escritorio, cruzándose de brazos.

- Porque no te voy a dejar salir de aquí hasta que entres en razón, Christian.

- Steve…

- Estoy harto de verte aquí encerrado, rabiando solo, siendo egoísta y malcriado cuando los demás te necesitamos. - le gruñó el beta mirándole a los ojos.

- Ahora no…

- ¡Ahora si, Christian! - gritó Steve, apoyando las manos sobre la pulida superficie del escritorio. - ¡Me vas a escuchar! Todos estamos dolidos, preocupados y tenemos miedo por lo que pasara con el Consejo, pero tu eres el segundo al mando y nos estas fallando. Te necesitamos aquí con nosotros, Chris y nos estas dejando tirados. Esta familia te necesita. Yo te necesito… - terminó, triste.

Chris le dio una larga mirada y se levantó de su silla, acercándose a su pareja para abrazarle.

- Lo siento, Stevie… lo siento mucho…

- No lo sientas y ayúdanos. Hazte cargo de esto antes de que se vaya todo por la borda y ya no quede familia para ayudar a Jensen cuando lo necesite.

Continuara...

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