La Luna de Miel (17/19)

Jul 16, 2010 01:03


Título original: The Honeymoon
Autora: dracosoftie
Pairing: Draco/Harry
Género: Romance
Clasificación:NC-17
Disclaimer: No son nuestros *snif*
Resumen: Ginny abandona a Harry en el altar, dejándolo miserable y confundido. Entra un Draco Malfoy, abogado, quien se las arregla para enturbiar la situación aún más cuando Harry y él quedan atrapados en una isla.
Advertencias: Slash, lenguaje y sexo explícitos.



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En este capítulo es cuando Ginny me cayó bien. Gracias a Nande-chan por betear, ella es súper poderosa.

 
17 de Octubre

-¡Harry, con un demonio! -gruñó Deg, agarró su túnica y lo jaló hacia atrás segundos antes de que caminara frente a un par de novatos sumidos en un duelo de práctica.

Los dos habían sido reasignados a entrenadores en la Academia de Aurores hasta que Harry estuviera oficialmente declarado por los sanadores activo para las misiones de nuevo, pero parecía capaz de ponerse en peligro incluso en los relativamente seguros confines del Ministerio.

Harry murmuró una disculpa aunque no quedó claro si era para Deg o para los novatos. Había operado a tientas durante la última semana y sólo la atención cuidadosa de Deg en el trabajo (y las atenciones de Ron y Hermione en casa) habían evitado que encontrara el fin, simplemente porque no ponía atención.

Harry parpadeó con sorpresa cuando Deg lo llevó al salón de descanso y alzó protecciones de privacidad poderosas tras ellos para evitar que alguien entrara y escuchara su conversación por la entrada sin puerta que separaba el pequeño salón del salón central y más grande del DALM.

-Necesitas superarlo o irte a casa -espetó Deg con veneno atípico. El tono extraño atrajo la atención de Harry y lo miró con sorpresa.

-No me importa estar atrapado aquí con los novatos hasta que estés listo para el trabajo, pero por cómo lo estás llevando Harry, no estoy seguro de cuando será eso.

Harry lo miró sin expresión alguna y Deg gruñó con frustración pasando una mano por su cabello castaño claro.

-Sé que estás peleado con Draco…

-No estoy peleado con Draco -interrumpió Harry, el enojó incendió su pecho-. Eso implica que tengo algo con él y no lo tengo. Draco y yo ya no estamos juntos.

Deg suspiró, preguntándose si había razón para decir lo que estaba a punto de decir. Obviamente iba a llegar a oídos sordos.

-Él está en tu mente todo el tiempo. Lo sé, Harry -dijo con perspicacia cuando el hombre moreno protestó -. Tenías algo especial con él y creo que necesitas sentarte y hablar con el hombre antes de que lo olvides por completo.

-¡Se acostó con alguien más!

Deg subió las manos con exasperación.

-Lo que no cambia el hecho de que has sido un tonto inútil desde que lo descubriste y por lo que tu amigo Ron dice, también Draco.

Harry miró a Deg con enojo y cruzó sus brazos firmemente frente a su pecho. Su discusión estaba llamando la atención de los novatos en el salón principal pero afortunadamente las protecciones de Deg aguantaban y el grupo reunido en la entrada sólo podía verlos pero no escucharlos.

-¿Has hablado con Ron? ¿Sobre mí?

Deg murmuró una maldición en alemán antes de recargarse contra la mesa, su postura era tan a la defensiva como la de Harry.

-Lo hice. Está preocupado por ti. Estoy preocupado por ti. Harry, no eres tú mismo -dijo Deg, su voz tomó un tono más gentil al ver la expresión dolida de Harry.

-No eres tú mismo -repitió Harry, sus labios formaron una sonrisa amarga-. Hermione dijo lo mismo y George y Molly ¿Pero cómo sabes que este no es el verdadero Harry Potter? Tal vez ya estoy cansado de ser el triste estúpido tipo del que todos se aprovechan. Tal vez este soy yo.

Deg lo miró por un momento luchando por mantener su propio temperamento. No quería más que darle un golpe a la cabeza de Harry con la esperanza de que le regresara razón (o al menos atarlo a una silla hasta que dejara de ser un imbécil resentido) pero sabía que eso no ayudaría. Aunque lo haría sentirse un poco mejor.

-Parte del problema es que no sabes quien eres, Harry -dijo Deg calmadamente-. Has pasado toda tu vida siendo lo que todos los demás querían o necesitaban que fueras y nunca has podido decidir por ti mismo. Y sí, la gente se aprovecha de ti, pero es porque los dejas. Dejaste que Ginny te arruinara la vida durante años. Y ahora la dejas que arruine la primera relación real que has tenido. Necesitas hablar con Draco.

Harry le dio una mirada furiosa, se dio la vuelta y salió como torbellino del salón de descanso. Media docena de novatos se dispersaron cuando él los pasó, mirándolo con curiosidad mientras él caminaba hacia el pasillo que llevaba al Atrio.

-Si les falta algo para mantenerlos ocupados, estaré feliz de asignarles trabajo extra -rugió Deg mientras salía hacia el salón central, tuvo un sentimiento de satisfacción cuando la mayoría de los novatos saltaron y se tambalearon a sus escritorios.

-Dickkoepfiger Vollidiot -murmuró al regresar a la oficina que Harry y él compartían.

Ron se sentó en la mesa viendo a Draco prepararse para el Wizengamot. Ignoró la mueca inicial de Draco por su falta de modales, por decidir estar cómodo en vez de bien educado. Conociendo a Draco, esto tomaría tiempo y tenía muchos puntos de evidencia para abordar antes de que el hombre rubio saliera por la puerta, no había razón para estar parado con dolor de pies si se podía sentar, razonó Ron.

-… reporte que dice que ella estaba ahí, aunque el Auror en la escena no administró Veritaserum, así que no es tan sólido como una declaración oficial -dijo Ron dándole un golpe a un archivo gordo en sus piernas.

-Mándale una lechuza y pregúntale si consiente en venir para dar una declaración -dijo Draco ausente, volviendo a hacer el nudo de su corbata por cuarta vez en la búsqueda de un nudo perfecto. Ron lo observó por un momento, maravillándose de lo diferentes que eran Draco y Harry. Harry prácticamente se había desmoronado momentos después de su rompimiento, pero Draco había hecho justo lo opuesto. Había llegado al trabajo, la mañana siguiente, tan frío como un pepino, perfectamente arreglado y profesional, listo para empezar el día. Era extraño para Ron observar a ambos sufrir y no poder hacer nada al respecto, pero como ambos se negaban tercamente a reconocer que había alguna parte de su relación que valía la pena salvar, no tenía otro recurso. Si ejercía presión en el asunto, perdería a su mejor amigo y su trabajo, no estaba dispuesto a arriesgar ninguno.

Escribió una nota en el archivo, empujando los pensamientos de Harry fuera de su mente para poder concentrarse. Aparentemente Draco no tenía problema en hacerlo… había trabajado como maniaco toda la semana, de unas doce a quince horas por día preparándose para el caso que presentaría ante el Wizengamot esa tarde. Harry también se había ocultado en su trabajo, pero no tan eficiente como Draco. Draco sí lograba hacer las cosas mientras que Harry parecía existir en un constante estado de fuga, completamente ajeno de lo que pasaba a su alrededor.

-¿Los testigos? -preguntó Draco viendo a Ron por el espejo mientras peleaba con su cabello.

-Claro -dijo Ron, sacudiéndose los pensamientos-. El informe del Auror enlista un segundo espectador quien…

-Dijiste que ya tendrías el dinero -dijo Benito con el ceño fruncido mirando furiosamente a Ginny.

Ella alzó los hombros, jugando con el vaso de agua en la mesa. El Profeta había sacado fotos de ella y Harry afuera del bar por varios días, pero los informes de su reconciliación habían cesado pues no los habían visto juntos desde entonces. Pensó que encontrándose con Benny en una cena pública era un paso para regresar a las noticias, especialmente si podía hacerlo enojar lo suficiente para hacer una escena.

-Aún no tengo a Harry de regreso -dijo ella, alzando su mirada retadora para encontrarse con la de él-. Sin Harry no hay dinero.

Benito emitió un ruido de frustración, mirando fijamente hacia otro lado. Ella había prometido apoyar su equipo nuevo si la ayudaba con su plan, pero hasta ahora ella era la única en beneficiarse. No había tenido problema en cogérsela mientras estaba comprometida con Potter, pero lo había terminado antes de que ella abandonara al hombre. No tenía intenciones de siquiera salir en serio con ella y mucho menos de casarse. Ella era una perra sin piedad con lengua venenosa y mala actitud, quien también era una arpía en la cama. Y cuando ella se le acercó unas semanas antes con una propuesta de fingir su compromiso para ganarse a Potter otra vez, había estado escéptico. Pero luego le prometió 250, 000 galeones, lo suficiente para asegurar que su equipo pudiera continuar corriendo en el circuito europeo al menos durante otros dos años. Definitivamente el tiempo suficiente para estar dentro de los primeros cinco, donde estaba el verdadero dinero de los patrocinadores.

-Yo quiero mi dinero -dijo enfáticamente, hinchó su nariz resoplando mientras contenía su enojo.

-Yo quiero a Harry -dijo ella simplemente, echó su cabello sobre su hombro sonriéndole-. Y tú no vas a tener un solo sickle hasta que yo ponga mis manos en sus cuentas, así que es de tu interés ayudarme.

Benito golpeó la mesa con sus puños, haciendo que el servicio se sacudiera. Otros clientes empezaban a ver a la pareja y Ginny esperaba fervientemente que al menos un fotógrafo estuviera cerca. De otra forma lo que estaba a punto de hacer sería para nada.

-Pégame.

Benito la miró con la boca abierta, su ira fue desplazada por la sorpresa ¿Acaso había pedido que la golpeara?

-Te vas a levantar y vas a tirar suficientes galeones en la mesa para cubrir la cuenta, luego vas a agarrar mi brazo y vas a levantarme de mi silla y me llevarás fuera de aquí hacia la calle y si hay algún fotógrafo fuera, me vas a golpear.

Benito negó con la cabeza, sus ojos estaban muy abiertos.

-El dinero Benny. No tendrás nada si no lo haces -siseó ella, inclinándose hacia a delante. Su cabello cayó frente a su cara como una cortina, protegiéndola de la vista-. Escúchame estúpido idiota. Haz lo que te digo o le diré al Ministerio que has usado la magia para arreglar esas carreras muggles que tanto te gustan.

Un músculo en su mejilla se tensó y sabía que finalmente lo había logrado. Conocía la suficiente mierda de él para que hiciera todo lo que ella quisiera y lo sabía. Y ahora, también él. Le lanzó una sonrisa satisfecha antes de cambiara su gesto a algo más aceptable, sentándose para que su expresión de confusión y dolor fueran evidentes.

-Ahora -dijo ella con los dientes apretados, pegándole bajo la mesa.

Dudó por una décima de segundo, impulsado a la acción cuando ella movió los labios formando la palabra "tramposo". Se puso de pie abruptamente, aventando el monto de galeones de su bolsillo en la mesa y jalándola de su silla, el agarre en su brazo era tan fuerte como para dejar un moretón. Si ella quería un espectáculo, él estaría feliz de dárselo. Tendría su maldito espectáculo de 250,000 galeones.

-Benny -dijo ella con voz suplicante. No estaba seguro si el miedo que podía ver en sus ojos era real o no, pero no le importaba. La sacó del restaurante ignorando sus palabras suavemente pronunciadas hasta que estuvieron en la calle. El aire estaba frío pero no lo suficiente para contrarrestar el sudor bajando por su espalda bajo su túnica. Estaba a punto de golpear a una mujer. Era suficiente para hacerlo sentir náuseas.

Un movimiento rápido del otro lado de la calle atrajo su atención y vio a un fotógrafo avanzar hacia ellos, la cámara ya estaba en el aire. Sin dudar otra vez, empujó a Ginny hasta que su espalda topó con la dura pared de ladrillo.

-¡Mentirosa, perra manipuladora! -espetó, alzó su brazo y la golpeó fuertemente en la mejilla.

El cuerpo enteró de Ginny se encorvó con el impacto. No esperaba que la golpeara tan fuerte y le tomó un segundo recobrarse para recordar su plan.

-¡Me golpeaste! -lloriqueó, subió su mano para cubrir el naciente moretón en su mejilla. No tuvo que forzar las lágrimas que salieron, su mandíbula entera ardía por el golpe.

Benito le dio una mirada de odio, dio un paso atrás y desapareció. Evitó la entrada de su departamento, se apareció directamente en el baño, donde vomitó inmediata y violentamente.

Aunque Harry dejó de leer El Profeta el día en que sacaron una foto de los dos supuestamente "acaramelados" (como Skeeter expresó) en el callejón Diagon, supo del golpe para medio día del siguiente día. Fue fuente de mucho chismorreo en el café del Ministerio, donde se detuvo por café esa mañana e incluso todos los novatos estaban hablando de ello.

Un Deg con expresión agria deslizó el periódico por la mesa en el salón de descanso cuando Harry se le unió momentos después y Harry leyó con creciente horror la historia. Incluía la pelea de Ginny y Benito en el restaurante, así como su rudo comportamiento hacia ella. La foto del golpe se repetía una y otra vez, después de unos minutos Harry no podía soportar estar sentado ahí y observar cómo el dolor y la expresión de pánico en los ojos de Ginny parecían querer saltar de la página.

-No puede ser culpado por ello -dijo Deg sin levantar la vista de los resultados de quidditch cuando Harry se empezó a parar.

-Fue fotografiado haciéndolo -protestó Harry, no queriendo nada más que encontrar al bastardo italiano y lanzarlo a una celda del Ministerio. Estaba molesto con Ginny, de eso no cabía duda, pero nadie se merecía ser tratado así.

-Las fotos pueden editarse -dijo Deg viendo a Harry por encima de su periódico. Harry desvió la mirada muy consciente de esa verdad. La foto que El Profeta había sacado de Ginny y de él había sido fuertemente editada, la secuencia rearreglada para sugerir que habían estado besándose candentemente antes de que Ginny llorara-. Fácilmente.

-Es verdad.

-Somos tu familia Ginny -dijo Molly, sus facciones impregnadas con preocupación- Deberías confiar en nosotros lo suficiente para venir cuando estás en problemas.

Ginny suspiró, mirando alrededor de la mesa. Todos sus hermanos habían ido por esta emergente "reunión familiar" como le gustaba a su padre llamarlas, incluso Charlie quien todavía vivía en Rumania. Había esperado que también fuera Harry, pero cuando llegó sólo habían puesto ocho sillas alrededor de la bien manufacturada mesa de madera de pino, aplastando sus esperanzas.

-¿Harry tan siquiera sabe? -preguntó categóricamente, ignorando a su madre y dirigiendo su pregunta a Ron.

-¡Ginebra Weasley! -chilló Molly, sorprendiéndose de que las prioridades de su hija estuvieran tan torcidas.

-No lo sé -respondió Ron, estudiando cuidadosamente la expresión de su hermana-. Hermione y yo dejamos de mostrarle el periódico porque él no lo quiere ver. Me imagino que probablemente lo supo al ir al trabajo esta mañana, pero no tengo forma de saberlo.

Ella lo miró furiosa, el calor de sus ojos hacía que el moretón en su mejilla se oscureciera aún más.

-Esto no tiene que ver con Harry -intervino Percy, observando a Ginny con una mirada que rayaba en lástima.

-Esto tiene todo que ver con Harry -gritó ella, cerró los ojos antes de que dijera o hiciera algo más. Nada iba como lo había planeado y estaba a punto de echar a perder todo si no mantenía su compostura.

-No tienes nada que ver con Harry -dijo George, su voz era inusualmente fría-. Renunciaste a Harry el día en que te negaste a casarte con él de la forma más pública y vergonzosa en la que pudiste. Déjalo fuera de esto.

Ginny mantuvo los ojos cerrados, contó lentamente hacia atrás desde cincuenta. Cuando estuvo segura de hablar sin gritar, abrió los ojos otra vez buscando a su madre.

-Lo necesito -dijo con voz suave-. Esto con Benny me supera y necesito que Harry me ayude. Es el único que puede. No me siento segura.

Molly limpió sus ojos con su delantal, su corazón quebrándose por su hija pequeña. Nunca se imaginó a Ginny envuelta con alguien que pudiera lastimarla, no a su terca, fuerte y valiente pequeña.

-Entonces, está arreglado -dijo vigorosamente, levantándose rápidamente-. Te mudarás de regreso a la Madriguera hasta que este desastre se arregle. Iremos con los Aurores si tenemos que hacerlo. Tu padre, tus hermanos y yo te mantendremos a salvo, te lo prometo.

Ginny apretó los dientes, iracunda. Esto iba mal. Se suponía que era Harry el que debía vengarla. Se suponía que Harry sería el que insistiera en protegerla.

-¡No! -Lloró, se levantó y empujó a Molly cuando su madre trató de rodearla con sus brazos en un abrazo confortante-. No es así como debería ser. Harry debería estar aquí ¡No lo dejaré arruinar esto!

Arthur se movió para levantarse pero Ginny lo empujó al pasar, corrió hacia la chimenea en el cuarto de estar y saltó hacia las llamas antes de que alguien entendiera lo que ocurría. George estaba lo suficientemente cerca para oír a donde iba (el Ministerio) antes de que desapareciera.

La familia estuvo en silencio durante varios momentos, mirando mudos al fuego mientras el verde desaparecía dejando lenguas de fuego amarillas y naranjas cuando la última partícula del polvo Flú se quemó.

-¿Qué ha hecho? -murmuró Molly débilmente, recargándose contra Arthur mientras luchaba por entender lo que había pasado.

-Creo que ya sabemos lo que ha hecho -dijo George categóricamente-. Sabía que estaba obsesionada, pero no creí que fuera tan lejos como hacer algo así para llamar la atención de Harry.

Ron negó con la cabeza, la mención del nombre de Harry lo sacó de su expectación.

-Joder, Harry. Se fue a hacer algo estúpido -murmuró, compartiendo una mirada con George y ambos corrieron a la chimenea.

-Estuvo bien, considerándolo todo -dijo Ron filosóficamente ganándose un golpe de Hermione.

Ron alzó los hombros y añadió más azúcar a su café ya dulce. Hermione lo dejó pasar, incapaz de regañarlo por su consumo de azúcar cuando había pasado toda la mañana y la tarde en el Ministerio tratando de encontrarle a su hermana un abogado disponible. Nadie más (ni siquiera Molly) había ido después de que los Aurores se habían llevado a Ginny por conducta inapropiada y ataque a un oficial de la aplicación de la ley mágica; Ron sintió que era su deber al menos ayudarla a encontrar a alguien que la defendiera en el juicio de mañana. Ella le suplicó que lo hiciera él mismo, pero él se negó. ¡Por Merlín! Él estaba del lado de Harry y Draco. Ella había actuado como una completa banshee. Difícilmente reconocía a la hermana con la que había crecido y eso lo asustaba.

-¿San Mungo fue capaz de curar a Harry? -preguntó, acariciando la espalda de Ron cuando con un gemido se enderezó en su silla frente aemido te sobre la mesa de la cocinantrar a alguien que la defendiera en el juicio de mañana. . os patrocinad la mesa de la cocina.

-Fue sólo un pequeño corte -dijo con tono resignado. No estaba inventando excusas para Ginny, pero no podía evitar pensar en que si Harry sabía qué tanto la había provocado diciéndole que no sólo había disfrutado tener su pene en el trasero de Draco sino que tenía toda la intención de encontrar el trasero de otro mago para cogérselo tan pronto como pudiera, pues había encontrado que follarse a los hombres era mucho mejor que follar con ella. Sintió un poco de náuseas por enterarse él mismo, pero eso no disculpaba el comportamiento de Ginny-. Harry ni siquiera quería ir, pero los otros Aurores insistieron. Los sanadores lo mantendrán ahí toda la noche.

Hermione hizo una mueca. Eso iba a dañar la carrera de Harry, estaba segura de ello.

-¿Alguien que conozcamos?

-Oh, sí -dijo Ron, rodando los ojos. La estúpida tarada de su hermana había hechizado a Harry Potter en medio del Departamento de la jodida Aplicación de la Ley Mágica ¿Qué esperaba que pasara? ¿Qué los Aurores la invitaran a sentarse y tomar el té y discutieran las cosas?

-Adams y Stevens fueron los que la aturdieron. Estuvieron en su clase en la academia. Se ganó muchas burlas por dejar que una mujer frágil como Ginny lo atacara.

Hermione bufó, sus labios se encorvaron con diversión. Podía ver a Ron sonriendo también tras su café. Ginny, ¿una mujer frágil? ¡Ella jugaba Quidditch profesional! Probablemente era tan formidable como un mago común, aunque los Aurores estaban en lo cierto, Harry era mucho más fuerte que ella. Simplemente no quiso atacarla para defenderse.

-¿Puedo asumir que ella no se tomó muy bien el comentario? -preguntó Hermione, parecía tanto preocupada como divertida. Se preguntaba si el cargo por atacar a un oficial de la aplicación de la ley mágica había sido por lo que le hizo a Harry, pero como él no estaba activo en ese momento, lo dudaba.

-También Adams está en San Mungo -dijo Ron con una mueca-. Hechizó sus bolas.

Hermione arrugó su nariz. Ginny nunca había sido sutil, pero eso estaba fuera de los límites incluso para ella. Desearía saber que pasó con la chica dulce que solía ser. Todos sabían que Ginny se enojó un poco cuando se dio cuenta a quien había llevado Harry a la isla (especialmente después de que era obvio que su plan había funcionado y los dos habían regresado con un nuevo panorama) pero nadie pensó que iba a terminar con Ginny pasando la noche en una celda del Ministerio por atacar a un Auror.

-Mamá está bien -dijo Ron, negando con la cabeza. Hugo empezó a llorar al otro lado del pasillo y se levantó haciéndole una seña a Hermione para que no se levantara-. Yo voy. Deberías llamar por chimenea a San Mungo para ver a Harry. No estoy seguro de que quiera ver a un Weasley justo ahora. negdijo erminar con Ginny pasando la noche en una celda del Ministerio por atacar a un Auror.

Hermioné resopló, poniendo su dedo con el anillo frente a su cara.

-Soy una Weasley.

Él rodó los ojos, apuntando a su cabello y a sus pecas.

-Tú eres una Weasley por matrimonio. No tienes los accesorios necesario para estar en su lista de mierda por ahora.

Harry daba vueltas sin parar en la cama pequeña, molesto sin medida por pasar la noche en el hospital. El hechizo de Ginny apenas si había rozado su mejilla, pero el golpe en la mesa en la que había caído había agravado su clavícula en recuperación y los sanadores habían insistido en que necesitaban mantenerlo inmóvil toda la noche para prevenir daño alguno. Y como Deg había sido tan útil diciendo que él no seguía instrucciones como esa muy bien, se encontró siendo un huésped de San Mungo esa tarde.

-Estúpido jodido imbécil -murmuró con amargura, imaginando la sonrisa malvada de Deg mientras miraba el techo.

- ¿Hablas mucho de ti en tercera persona, Harry?

Harry trató de sentarse cuando la voz familiar rompió el silencio en su habitación, pero los hechizos que los sanadores convocaron, evitaban que se moviera lo suficiente para jalar su clavícula, lo que significaba que no podía hacer nada más que alzar su cabeza y mirar con odio a Blaise.

-Vete a la mierda.

-Encantador -dijo Blaise, tomando un asiento cerca de la cama para que el hombre de cabello negro pudiera verlo fácilmente. Harry estaba tentado a voltear su cabeza para ignorarlo, pero decidió que eso sería infantil.

-Estoy aquí porque Draco está haciendo un hoyo en una alfombra muy costosa de mi estudio porque es muy necio para venir y verte por sí mismo -dijo Blaise conversador, cruzando sus piernas y acomodándose en la silla incómoda.

-Vete-a-la-mierda.

Blaise rodó los ojos, sin dejar que el veneno de Harry lo distrajera de su misión. Estaba cansado de gastar su tiempo tratando de razonar con un rubio petulante y ni siquiera un Harry Potter con mal humor iba a alejarlo antes de que dijera su parte.

-¿Harry, sabes por qué está destrozando mi pobre Aubusson?

Harry apretó los dientes, lanzándole dagas con la mirada al otro hombre y mentalmente maldiciendo a Deg aún más por dejarlo en esa posición, sin poder escapar.

-¿No? Es porque te ama y está enfermo de preocupación por ti, pero es demasiado terco para admitirlo.

Harry bufó, mirando hacia otro lado. No quería que Blaise viera las lágrimas que de pronto inundaban sus ojos.

-¿Me ama? -gruñó con voz ronca-. Eso es mucho, viniendo del hombre con el que se ha estado acostando a mis espaldas.

Blaise hizo un sonido impaciente, moviéndose en la silla para inclinarse hacia delante.

-Él y yo no hemos tenido sexo desde que salíamos años y años atrás -dijo con tranquilidad.

-Pero él dijo…

-Sé lo que dijo. Sólo trataba de lastimarte, porque pensó que tú te has estado acostando con Ginny.

Harry se volteó para verlo, su mente de pronto estaba a toda velocidad.

-Tú le dijiste que lo estabas haciendo. Le mentiste justo como él te mintió. Así que están a mano.

Harry negó con la cabeza, buscando desesperadamente las palabras.

-No lo hice -dijo débilmente, la esperanza florecía en su pecho por primera vez en una semana. ¿Blaise podía estar diciendo la verdad? ¿Draco realmente no lo estaba engañando?

-Lo hiciste. Le dijiste que te la habías estado cogiendo más tiempo del que te lo habías cogido a él -dijo Blaise con tono casi aburrido. Todo eso se pudo haber evitado si tan sólo hablaran el uno con el otro. Era ridículo.

-Eso no fue lo que quise decir -protestó Harry, luchando otra vez por sentarse. Blaise suspiró, se levantó y pasó sus manos por los brazos de Harry para jalarlo y que así pudiera descansar su espalda contra las almohadas.

Harry afirmó con la cabeza, sintiéndose mucho mejor ahora que no tenía esa conversación acostado.

-Así que ustedes no…

-Nosotros no. ¿Por qué rayos pensarías que me quiere cuando te tiene a ti? Merlín, eres al que ha querido por años. No tiraría eso por un acostón.

Harry negó con la cabeza, sus pensamientos saltaban demasiado rápido para procesarlos. Draco le había mentido. No se había acostado con Blaise. Diablos, Draco lo amaba.

-Pero lo escuché hablar con su madre sobre mí -dijo Harry, sus ojos verdes chispearon al recordar la conversión que había escuchado.

-Sí. Ella está horriblemente avergonzada que viva en esa cueva que llama departamento y él le estaba asegurando que se mudaría a un lugar mejor una vez que ustedes dos acordarán dónde les gustaría vivir -dijo Blaise pacientemente, maravillándose de lo recelosa que era la mente de Harry.

Harry lo miró boquiabierto, tratando de unir todas las piezas en su cabeza. Pedazos de conversación entre Draco y Narcisa revolotearon por su conciencia y estaba tanto avergonzado como aliviado de darse cuenta de que todo lo que dijeron tenía sentido en contexto. Merlín, había sido un idiota.

-Creí que sólo estaba usándome -dijo Harry débilmente, un horrible peso cayó sobre él al darse cuenta que tal vez había echado a perder su relación con Draco por unos estúpidos malentendidos. No tenía idea si el rubio lo aceptaría de regreso, mierda, si él fuera Draco, probablemente no lo haría. Había sido un completo imbécil. Harry miró a Blaise, el miedo estaba impreso en su cara-. Pensé que sólo me quería para presumir que había tenido el pene de Harry Potter en su trasero. Joder, soy un idiota.

Blaise abrió los ojos sorprendido con las palabras de Harry. No podía creer lo que estaba oyendo.

-¿Te dejó cogértelo? -preguntó, sabía que no era de su incumbencia pero no pudo reprimirse.

Harry lo miró, distraído por el flujo de pensamientos y emociones atravesándolo.

-Claro -dijo Harry confundido. Pensó que todos sabían que tenían sexo. Vivían juntos, por Merlín.

-De verdad dejó que te lo cogieras -dijo de nuevo Blaise con un toque de duda en su voz.

-Bueno, sí -dijo Harry, empezándose a sentir incómodo con el abrupto cambio de tema-. Digo, yo nunca había… tú sabes. Así que parecía natural que él fuera el que lo hiciera.

-¿Nunca dejaste que te cogiera? -preguntó Blaise incrédulo. Este pedazo de información prácticamente cambiaba todo… ahora no había duda en su mente que Draco estaba completamente enamorado de Harry Potter.

-No -dijo Harry lentamente, viendo a Blaise con mirada confusa.

-Bueno, joder -dijo Blaise suavemente, negando con la cabeza. Le sonrió a Harry sorprendiendo al hombre de cabello negro-. Draco nunca está abajo. Nunca. Por lo que yo sé, nunca lo había intentado antes de ti.

Harry se le quedó viendo, inseguro de las implicaciones de sus palabras.

-Obviamente está loco por ti, idiota -dijo Blaise, rodando los ojos con exasperación-. Ahora sólo tienes que encontrar una manera de recompensarle.

TBC

Si se preguntan porque me cae bien Ginny, es porque está re-loca, es muy divertida.

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