Este capitulo es un poco más largo y emocionante ^w^ .
-The cutest and the strongest-
CAPITULO 2
Al día siguiente de camino a la escuela a Yamada le temblaban las piernas mientras caminaba.
-Neee-Yuriii- lloriqueó
-¿Y ahora qué?- Se quejó su primo y compañero de clases mientras caminada unos dos metros adelante y resoplaba, cansado de las incesantes preguntas de su casi-hermano Yamada. Siempre habían estado juntos y eran muy unidos, era natural para ambos la confianza que se tenían pues eran lo más cercano a un hermano que ambos podrían tener alguna vez. A pesar de lo diferente de sus personalidades, se entendían y complementaban. Los dos tenían un secreto celosamente guardado también.
-¿Estás seguro de que todo estará bien y que nadie se dará cuenta?
Chinen Yuri suspiró una vez más sin detenerse.
-Tranquilo, las probabilidades de que la escuela descubra tu verdadero yo son las mismas de que me descubran a mi- Puntualizó despreocupado.
-¡Pero lo tuyo no es grave! ¿Qué tiene de malo que se enteren que debajo de esa fachada amable, adorable, humilde y pura se esconda un enano pervertido, mimado, narcisista, holgazán y egocéntrico??- Exclamó Yamada casi en un llanto de injusticia.
-¡Escucha Yamada Ryosuke! ¡No es mi problema que tú seas una nenita! ¡Yo finjo para encajar pero tú no tienes excusa! ¡Eres demasiado raro! ¡Y no me digas enano cuando estamos casi de la misma altura!- Gritó notablemente molesto.
-Pero pero…. ¡No tienes que ser tan malo conmigo! ¿¡Ves!? ¡Eres horrible! ¡Yo no te he dicho nada cuando ya me insultaste!- Yamada Lloriqueó más fuerte conforme se acercaban a la escuela.
-Di lo que quieras- Chinen puso los ojos en blanco- Pero si te sigues comportando así, de todos modos tarde o temprano se sabrá la verdad, tu problema es que no puedes contenerte.
-¡Claro que puedo! ¡Hasta ahora todo ha ido muy bien!
-Es decir, hasta que ese chico te descubrió ayer ¿no?- Preguntó molestando a Yamada.
-¡Como sea! Ni que fuera tan malo que me guste cocinar.- Alegó Yamada con un puchero.
-Y que en especial sean postres, con decorados llamativos y adorables.-continuó Chinen con voz burlona.
-¡Es repostería! ¡Es una arte!-Se defendió Yamada.
-Aja… ¿y lo es también tener un fetiche por los peluches?
-¡No es un fetiche! ¡Es sólo que soy un coleccionista!
-De peluches… de esos que son populares entre niñas y bebés.- El tono de chinen ponía de nervios a Yamada.
-¡Sí! ¡No! ¡Ahg!! ¡Son adorables y lo sabes! - A Yamada le costaba ganar esta discusión.
-Uy y es muy masculino y perfectamente normal que te encante hacer las labores del hogar.- Comentó con sarcasmo.
-¡Eso sí que no tiene nada de malo! ¡Tú eres un flojo y un bueno para nada! ¡Sólo tienes celos de que yo sea bueno, no sé cómo no te da vergüenza no mover ni un dedo!
-¡Pfff! ¡¿Yo un flojo!? ¿Quién limpió en desastre del pasillo de ayer gracias a tu ataque de pánico eh?
-No fue un ataque de pan-
-¡Llevabas 2 horas llorando cuando llegué!
-¡Fue por culpa de ese cretino!
-¡Pues en mi opinión tu reacción fue demasiado! Dices que él sólo te llevó unos cuadernos a casa y te vio así, que le pediste que no dijera nada y que sólo se fué sin responderte, en mi opinión estás exagerando.
-¡Es que tú no entiendes!- Por supuesto, Yamada había omitido la parte en la que el otro chico (según las palabras dentro de la mente de Yamada que jamás dirían algo de lo sucedido) lo atacó y trató de manera imprudente y atrevida.
De tan sólo recordar lo que había sucedido se sentía increíblemente avergonzado y confundido.
-Entiendo que estás loco y que te gusta usar ropa para niñas.
-¡No es ropa de niña!-Gritó de nuevo.
-¡Lo es cuando la usas para ir a conciertos de grupos de jpop femenino sin que te descubran!-Terminó triunfante.
-¡Cállate! ¡Alguien podría escucharte!
-¿Lo ves? ¡Eres demasiado obvio!-Comenzó a reír a carcajadas.
-¡Basta chiii! ¡Para ya!-Lloriqueó.
-Está bien, sólo porque hoy tenemos examen - Le lanzó una sonrisa juguetona y corrió. - ¡Apúrate o llegarás tarde!
-¡Te comerás mi polvo! ¡Soy más rápido que tú!-exclamo un Yamada corriendo y alcanzando a su primo.
Tal vez tenía razón, tal vez todo estaría bien y sería un día más y sólo eso…o tal vez debió tener más cuidado y prestar atención a la sombra que los seguía desde hace unos minutos…
…………………………………………………………….
Durante la primera mitad del día todo parecía en orden, Yamada había dejado de sentir paranoia cada vez que entraba y salía del salón y empezaba a creer que verdaderamente ese chico no había dicho nada y que tal vez podía confiar en él. Un amigo, pensó.
Yamada nunca había tenido alguien a quien realmente pudiese llamar así puesto que jamás había podido ser 100% sincero con sus sentimientos y sus gustos frente a los demás. Hasta el día de hoy, todo lo que tenía eran compañeros, siempre guardando las distancias.
Se había convertido en un chico reservado y hasta solitario por el bien de su reputación y el miedo a no ser aceptado. Al mismo tiempo las demás personas lo veían como alguien inalcanzable, alguien que era taciturno todo el tiempo.
Durante el receso intentó buscar al joven de ayer pero debido a que nunca preguntó su nombre, era muy difícil encontrarlo. Yamada desconocía el hecho de que el joven Yuto pertenecía al equipo de kendo y que por eso no podría encontrarlo con facilidad a esa hora por el patio.
Yamada se cansó de buscarlo pero no se dio por vencido pues pensó en buscarlo al día siguiente, fue entonces cuando recordó que siempre lo veía en la clase cocina al pasar por ese pasillo. Sin dudarlo se dirigió al aula pero al echar un vistazo rápido tampoco lo encontró, a decir verdad no sabía a qué hora o que días le tocaba esa clase.
Cabizbajo volvió a su salón.
Estaba tan encerrado en sus pensamientos que no se percató del silencio sepulcral que lo rodeó cuando entró al aula. Al llegar a su pupitre el color abandonó sus mejillas y palideció.
Encontró sus libros desordenados en el piso, su pupitre tirado al suelo y sus libretas completamente manchadas en pintura rosa brillante con confeti y diamantina rosa encima.
Se sintió completamente solo en ese salón donde sólo escuchaba murmullos de sus compañeros que mantenían una silenciosa conversación a base de acusaciones y especulaciones:
-¿Quién pudo haberle hecho esto a Yamada-kun?-Preguntaba una chica asustada.
-Deben de tener alguna razón.- Pronunció una voz masculina recelosa.
-Tal vez Yamada-kun no es tan bueno como todos piensan.-
-Hey Yamada-kun, creo que la persona que hizo esto estaba pensando en ti, en que te gustaría.-Dijo un joven al fondo.
-¿Pero que estás diciendo?-Alegó una fan de Yamada mirando acusadoramente al chico del fondo.
-¿Qué no lo saben? A Yamada-kun le encaantan estas cosas.
-¿Eh? ¿Pero qué están diciendo?
La confusión se hizo presente en el salón en un mar de susurros confusos que chocaban entre sí.
-Yamada mantuvo su cabeza gacha sin decir una palabra. Se a cercó a su lugar, levantó su pupitre, lo sacudió, levantó sus libros del suelo y los metió debajo de su pupitre. Se sentó en silencio sin cruzar miradas con nadie, fingiendo indiferencia.
El salón seguía en murmullos. En ese momento entró Chinen al salón con una mirada extrañada, el maestro entró detrás de él y la clase comenzó como si nada.
A pesar de que el maestro se percató que algo andaba mal en el salón, cuando preguntó, nadie se atrevió a decir una palabra.
Algunos se sacudían la culpa diciendo que no estaban dentro del salón en ese momento, mientras que otros decían que a pesar de haber estado en el salón en ese momento, ellos no habían tenido nada que ver, pero no mencionaban el nombre de los culpables.
Como siempre, el hacer la vista gorda ante los casos de abuso era algo normal.
……………………………………
El resto del día no podía importarle menos a Yamada. Ya todo se había terminado para él, y esto era sólo el comienzo. A pesar de que chinen ofreció quedarse a su lado hasta que su práctica de fútbol terminara, Yamada insistió en que era mejor que se adelantara.
Yamada caminó hasta los vestidores creyendo que al menos podría olvidar un poco lo horrible que había resultado ese día con un poco de práctica de futbol.
Estaba solo, no había nadie más allí. Frente a su casillero empezó a quitarse su uniforme para ponerse el del equipo. Se quitó la corbata, se desabrochó los botones de su camisa con la mirada perdida cuando de repente escuchó unas risas detrás de él. Se volteó pensando que eran sus compañeros de equipo.
Pero en lugar de ver las caras sonrientes y despreocupadas de sus compañeros una enorme cubeta de agua fría lo azotó en la cara, perdió el aliento y el equilibrio cayendo al piso.
-Deberías saber cuál es tu lugar.
-Ya no puedes estar aquí, nos darás mala fama, espero que lo entiendas.
-Si eres un chico bueno te irás a casa ahora.
Esas voces…algunas de ellas eran conocidas para él, se parecían a las de los chicos que recién habían entrado al equipo, había otras voces que no le eran familiares también.
El agua olía a jabón, intentó abrir los ojos y comenzaron a arderle. No podía ver nada, frotó sus manos sobre sus ojos intentando limpiarlos pero una mano lo tomó por la nuca jalando sus cabellos.
El agarre hizo que Yamada inclinara su cabeza hacia atrás y siseara de dolor.
-Y dinos Yamada-kun... ¿saldrías del equipo si te lo pedimos amablemente?
Yamada no respondió, sólo tragó saliva, sin abrir los ojos.
-¿No?
Yamada movió la cabeza en negativa a su pregunta, de ningún modo lo harían dejar el equipo así como así, pensó. Sin embargo también estaba asustado.
-Es una lástima, en serio.
………..
Chinen había ido a regresar unos libros a la biblioteca para hacerle creer a Yamada que ya se había ido, no había manera de que lo dejara solo después de lo que había sucedido antes.
Decidió ir al campo para verlo jugar y esperarlo cuando terminara pero al llegar vio a los demás miembros del equipo jugando sin él. Buscó con la mirada durante unos minutos pero no podía encontrarlo.
………..
La espalda desnuda de Yamada azotó contra la loza y resbaló por la pared una vez más.
Una nueva cubetada lo empapó.
El enorme charco de agua que lo rodeaba se mezclaba con la sangre que escurría de su labio. Su respiración era agitada y estaba temblando.
A pesar de los golpes que había recibido en su cuerpo no había hecho ni una sola queja, no se quebraría frente a ellos, no les daría esa satisfacción.
Intentó ponerse de pie, al igual que lo había intentado unas veinte veces, primero se apoyó en el suelo con sus manos y cuando se incorporó con los ojos rojos y la vista nublada por el jabón sintió un pie que lo golpeó en la espalda y lo tiró de nuevo al piso.
Las risas resonaron de nuevo en todo el lugar.
-¿Dejarás el equipo cierto?- Preguntó la voz de antes.
-No- Respondió entre jadeos intentando levantarse de nuevo. Escupió un poco de sangre y agradeció que al menos las cubetadas de agua limpiaran un poco su visión.
Cada vez podía ver un poco más. Intentó identificar los rostros de los chicos pero en cuanto uno de ellos notó que Yamada lo miraba fijamente, habló:
-Aquí hay algo que huele muy mal, ¿no lo creen chicos? Creo que deberíamos limpiar esta peste.
En seguida, un par de brazos tomaron a Yamada por sorpresa, juntaron sus manos y las ataron a su espalda y lo arrastraron hacia una de las duchas.
Abrieron la regadera dejando que el frió chorro de agua cayera en su espalda, uno de los chicos empujó con su pie a Yamada hasta el suelo, pisando su cabeza.
……….
Chinen corrió por los alrededores con una expresión preocupada.
A lo lejos, Yuto lo miró con curiosidad ya que lo identificó como el primo de Yamada. Durante todo el día no había visto rastro alguno de su pequeño amante de los conejitos sabor fresa.
Extrañaba su aroma y su sonrisa.
Chinen corrió hacia donde estaba él pero no lo estaba mirando.
-¿Tu eres el primo de Yamada-kun cierto?-Preguntó llamando la atención de Chinen.
-¿Por qué? ¿Sabes en dónde está él ahora?- La voz de chinen sonaba preocupada y su semblante de ceño fruncido intrigaron a Yuto.
-No…pero si lo estás buscando podemos buscarlo juntos, no lo he visto en todo el día.-Yuto observó el rostro de Chinen y se sintió inquieto.
El semblante de Chinen se oscureció.
-Entonces gracias, seguiré buscando yo sólo.- Chinen corrió siguiendo su camino de nuevo pero Yuto sintió algo retorcerse en su pecho y corrió en la dirección contraria.
…………………………………………….
Algo rozó dolorosamente la espalda de Yamada, un objeto áspero que identificó como una escoba. Uno de los chicos reía mientras restregaba la escoba en la espalda de Yamada como si estuviese limpiando una banqueta.
Yamada lanzó un grito de dolor al sentir su piel ardiendo de dolor al rojo vivo.
Creyó que no podría soportarlo más, un montón de manos lo sujetaban contra el piso mientras el agua caía golpeando su cabeza, no podía ver u oír bien y el dolor en su espalda era cada vez más insoportable aunado a las estrepitosas risas de los presentes, Yamada sintió mucho miedo al no saber cuándo terminaría esta tortura, era demasiado tarde para arrepentirse de haberse negado a dejar el equipo.
Si pedía piedad su orgullo se iría por el drenaje junto con su dignidad.
Deseó desmayarse del dolor y no volver a despertar nunca.
-¡Alguien viene!-Gritó uno de los chicos a lo lejos y como si esas hubieran sido las palabras de su salvación, Yamada sintió como un pequeño hilo de esperanza se sujetaba a él, al mismo tiempo que escuchó las risas detenerse y el cepillo de la escoba se detuvo sobre su espalda.
Lo siguiente fue el sonido de un montón de pisadas alejarse corriendo y una voz susurrando en su oído antes de irse corriendo.
-Esta vez estás vivo, pero la próxima no seremos tan amables.
Esas últimas palabras lo helaron más que la corriente de la regadera aún abierta.
………………………………
Un grupo de siete chicos salió corriendo de donde se supone que quedaban las regaderas, todos corrían por el pasillo y se ponían unas máscaras de Mickey mouse y doreamon. Yuto seguía caminando por los alrededores para ver si encontraba a Yamada, pero al ver a eses chicos, el estómago de Yuto dio un vuelco, tuvo una corazonada y deseó con todas sus fuerzas que estuviese equivocado.
Comenzó a correr en esa dirección como si su vida dependiera de ello.
…………………………………
De pronto todo fue silencio, excepto por el sonido del agua. Una parte de él sólo quería disolverse y desaparecer.
-¡Ryosuke! ¡Ryosuke!
Esa voz…. Reconocería la voz de su primo Chinen donde fuera.
-¡¡Ryo…-¡RYOSUKE!!!! La voz del joven Chinen se quebró y elevó muchas octavas más de las que jamás había escuchado Yamada, incluso cuando peleaban.
Chinen corrió hacía donde estaba el cuerpo de Yamada hecho un ovillo, maniatado y únicamente vistiendo unos bóxers.
El sonido del agua se detuvo y Yamada sintió unas suaves manos liberarlo de las cuerdas que lo habían aprisionado.
Esas suaves manos tomaron sus hombros y lo incorporaron a la altura del pecho de Chinen, donde lo abrazaron cálidamente.
Yamada estaba a punto de hablar cuando escuchó el sonido de unas pisadas húmedas que se acercaron a toda velocidad y se detuvieron al instante.
-Tú…-Chinen reconoció al joven alto que entró jadeando.
Yamada guardó silencio al darse cuenta de que no estaban solos y volteó de reojo para mirar a esa persona. Abriendo los ojos de par en par dándose cuenta de algo.
-¿Estas…satisfecho?-Preguntó Yamada apenas levantando la voz.
-¿Qué?-Preguntó el joven alto que acababa de entrar, pasmado al no saber si ése que se encontraba allí, completamente empapado, semidesnudo y sangrante chico, era el mismo adorable y perfecto chico que conoció.
-Tú… eras el único que sabía…todo…
-Espera, yo no… No le dije nada a nadie, lo juro.-Yuto tartamudeó al percatarse de lo que había sucedido.
-Mientes- En el rostro de Yamada se dibujó una dolorosa sonrisa.
-Es en serio, yo nunca-Yuto extendió su mano para alcanzarlo cuando Yamada gritó sobresaltándolo.
-¿Esto es lo que querías no?! ¡Eras el único que lo sabía y esto pasó! Solo...déjame en paz- No, no lloraría frente a él.
Ante la mirada confundida y dolida de Yuto, Chinen habló.
-Si de verdad quieres ayudar, sólo vete por favor-Suplicó.
Yuto no necesito una segunda petición para irse de allí. Se fue con el semblante de Yamada en su memoria y al salir de los vestidores se derrumbó junto a la entrada con la mirada perdida.
Yamada se aferró con sus últimas fuerzas a los brazos y espalda de chinen y comenzó a sollozar sonoramente en su pecho, sin importarle nada más rompió en llanto sin poder contenerse.
Tantas preguntas atacaban su cabeza que sentía que estallaría.
Y como si el otro hubiese leído su mente respondió.
-No es tu culpa, tú no has hecho nada malo.- Chinen hubiese querido confortarlo acariciando su espalda pero al ver esas marcas surcando su piel tembló conteniendo su dolor agarrando fuertemente los brazos de Yamada.
Los sollozos resonaron en todo el lugar llegando hasta los oídos del joven Yuto que se encontraba en la entrada, sosteniendo su ira en un puño cerrado.
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Al día siguiente Yamada fue a clases. Chinen insistía en que debía quedarse en casa, sin embargo el hecho de ser víctima de abusos no haría que desapareciera de la escuela así como así.
A Yamada Ryosuke no le gustaba perder. Los días transcurrieron pero el abuso por parte de los chicos de la escuela no se detuvo.
Dentro de su casillero, debajo de su pupitre, dentro de sus zapatos, incluso dentro de sus bebidas, siempre encontraba algo desagradable.
Su uniforme del equipo y el de deportes fue manchado en varias ocasiones.
Letreros con rumores y fotos alteradas de su rostro en cuerpos de chicas pegados por la escuela.
Para Yamada era algo normal. Ya no caminaba por los pasillos con su usual sonrisa, las chicas ya no se detenían a admirarlo en voz alta, los compañeros de equipo que antes lo buscaban ya no se le acercaban. Ya no hablaba con nadie ni dejaba que se le acercaran.
Parecía que todos lo habían abandonado, o casi todos. Ya que furtivamente durante día y noche Yuto se dedicaba a buscar a los culpables. Preguntando entre los estudiantes, espiando, incluso golpeando a algunos. Estaba enojado y necesitaba desquitar su furia contra el mundo.
¿Cómo era posible que el chico más bueno del mundo, el más dulce, adorable y perfecto ser que jamás haya visto, fuese tratado de una manera tan cruel? Y lo peor ¿que él no haya sido capaz de protegerlo?
Yuto estaba enojado consigo mismo más que con ningún otro, dejó de asistir a muchas clases para salir a buscar a los culpables, pero no descuidaba el kendo, al contrario, practicaba hasta desfallecer.
Tanto Yuto como Yamada se estaban encerrando en sí mismos ante la imposibilidad de hacerle frente a sus problemas.
Uno de esos días durante la clase, Chinen, el chico inteligente, pero modesto de la clase, estaba harto, sencillamente harto. En el momento en el que el maestro puso un problema en el pizarrón, Chinen levantó la mano deseando resolverlo.
El maestro, algo extrañado de la participación de chinen, lo dejó pasar al frente. Yuri era de los genios silenciosos, casi siempre sabía las respuestas pero nunca las decía. No necesitaba alardear, porque era alguien maduro, amable, modesto y todas esas cosas buenas que les había hecho creer a todos.
Chinen terminó en tiempo record el problema y al hacerlo y recibir un elogio por parte del maestro, se jactó de su inteligencia superior, del poco cerebro de sus “compañeros” e incluso de la mediocridad del maestro al enseñar algo tan fácil y aburrido.
Toda la clase se quedó boquiabierta y molesta al ver a un arrogante chico mirándolos como si fueran cucarachas. Claro que el maestro, ofendido, sólo dejó más tareas a sus compañeros.
Causando el odio del salón hacia el menor. Yamada observó a Chinen y mostró una emoción de sorpresa, demostrando que no era un títere sin alma.
No sabía por qué su primo se comportó de esa manera. Todas las sonrisas falsas y los favores que había hecho a sus compañeros para quedar bien con ellos hasta ahora, ya no significaban nada.
Chinen se dirigió a su lugar no sin antes lanzarle una sonrisa a Yamada. En su asiento lanzó un suspiro que bien pudo haber sido de resignación o de alivio.
Al termino de la clase, chinen caminó hasta el lugar de Yamada.
-¿Por qué lo hiciste? Ahora el salón te molestará a ti también.
-No me importa, la verdad ya me estaba cansando fingir. Esta bola de hipócritas no lo vale- Chinen sonrió despreocupadamente con sus brazos doblados detrás de su nuca mientras se sentaba junto a Yamada.
-Gracias…he estado alejándome de ti para no causarte problemas y aun así tú…-La dolorosa mirada de Yamada bajó hasta el piso.
-Caalla~. En serio eres un tonto. No te dejaré librar esta batalla tú solo. Desde ahora ya no tenemos nada que temer ni esconder, si no le gustamos al mundo, ¡Que se joda! No tenemos que encajar en él. -Chinen le dedicó una amplia sonrisa a Yamada que fue correspondida. La primera desde hace muchos días.
………………………………
A la mañana siguiente Chinen y Yamada se dirigieron a su casillero de zapatos para cambiarse antes de empezar las clases. Cuando chinen abrió el suyo enseguida lo cerró.
-¿Sucede algo?- Preguntó Yamada volteando a ver a su primo.
-Me acabo de dar cuenta de que olvidé regresar unos libros a la biblioteca, si espero más tendré que pagar caro el retraso. Iré a devolverlos pero te alcanzaré en el salón, no te preocupes. Chinen le lanzó una mirada a su primo para tranquilizarlo.
-Bueno, de acuerdo, nos vemos-Yamada cerró su casillero y se fue.
Al ver a su primo alejarse, suspiró aliviado. Abrió con cautela su casillero de nuevo y halló un desastre sobre sus zapatos, ahora manchados de lo que parecía lodo….o eso deseaba que fuera.
Lo último que quería era ver el rostro preocupado de Yamada al ver que ahora también lo atacaban a él.
Cuando Yamada estaba junto a Chinen había menos posibilidades de que lo molestaran, claro que ahora que los dos sufrirían el mismo destino, los atacantes de ambos chicos tendrían una preocupación menos.
-¡Hey Yama-chan!- Una voz gritó desde los cielos llamando la atención del aludido. Volteó hacia arriba y desde la escalera del segundo piso cayó un gran pastel de zarzamora sobre la cabeza del chico. Los bromistas huyeron riendo entre ellos.
Con la cabeza y los hombros manchados se dirigió al baño, no estaba sorprendido en absoluto, esto ya era algo a lo que estaba acostumbrado.
Sacó un par de toallas de papel y abrió la llave del agua llenando el lavabo, se quitó su saco, mojó el papel y comenzó a limpiar sus ropas.
Cuando quitó lo mejor que pudo la mancha, metió la cabeza en el lavabo sumergiéndola completamente.
Debajo del agua sólo había silencio, no había lugar para las risas, los murmullos o los pensamientos.
Era una sensación relajante pero entre más tiempo permanecía bajo el agua, era más difícil aguantar la respiración. Curioso que no pudiese permanecer más tiempo en el lugar que quería y que no quisiera permanecer más tiempo en el único lugar que podía; el exterior.
Sacó la cabeza tomando una gran bocanada de aire. Miró su reflejo, demacrado y cansado. Lanzó un suspiro miró su saco y al ver la mancha de crema y zarzamora y pronunció en voz alta “que desperdicio de ingredientes”.
Una sonrisa melancólica recorrió sus labios al darse cuenta de que aún en estos momentos seguía pensando en los pasteles que tanto le gustan.
Una mano se extendió hacia él con un pañuelo blanco en ella. -Rápidamente respondió.
-Gracias pero ya tengo uno, además mancharé el tuyo. Yamada utilizó otra toalla de papel para limpiar su rostro y ver al dueño de la amable mano que se tendía ante él.
Cuando levantó la mirada se encontró con los ojos del joven Yuto. Al instante Yamada cambió su semblante a uno más duro y le dio la espalda hablándole:
-Si vienes a ver el espectáculo, lamento decirte que ya ha terminado. Yamada al quedarse sin más toallas de papel, sacó su pañuelo para secarse bien el cabello y el rostro, un pañuelo que no pasó desapercibido para el joven Yuto.
Creyó haberlo visto antes, le pareció lindo y pensó que debía ser una coincidencia y que debía ser un modelo popular ya que diseño de pequeños hongos verdes eran muy similares a los que estaban en el pañuelo de aquella chica esa tarde lluviosa.
Pero no era momento de ponerse a admirar lo adorable que era Yamada.
-Escucha, quiero hablar contigo, tal vez crees que yo fui quien le dijo a los demás pero…-comenzó Yuto pero en ese momento fue interrumpido.
-No hay nada que decir, olvídalo, lo que menos importa ya, es quien empezó todo. -Yamada respondió esto sin creerlo el mismo.
A pesar de que estaba pasando por todo esto, no se atrevía a seguir culpando a todo el mundo, ciertamente estaba enojado; enojado con ese chico, enojado consigo mismo por haberle mentido a todos.
Una parte de él creía que se lo merecía. Pero por otra parte también se sentía arrepentido.
Arrepentido de lo que le había dicho a ese chico y arrepentido de haber intentado aparentar algo que no es.
-Te equivocas, yo voy a llegar al fondo de esto-exclamó sorprendiendo a Yamada.
Voy a descubrir quién es el causante de todo esto y se arrepentirá.- En la mirada de Yuto no había ni un ápice de miedo o duda.
-Suenas en verdad convincente, sería bueno que fuese verdad.- Yamada le dedicó una triste mirada al más alto.
-¡Estoy hablando en serio!-Insistió.
-Escucha, ¿Cómo te llamas?- Preguntó Yamada al darse cuenta de que ni siquiera sabía el nombre del chico.
-Mi nombre es Nakajima Yuto.-dijo sin desviar su mirada.
-Bueno, Nakajima-kun, con toda la escuela molestándome a mí y ahora de seguro también a mi primo. ¿Cómo demonios vamos a descubrir al culpable? Probablemente una persona lo empezó todo, pero el acoso es muy fácil de empezar, basta una sola persona que lo inicie para que todos los demás sigan la corriente.
-¡Pues entonces yo haré que todos los demás paren! Hasta encontrar al culpable y hacerlo que pague. Yo te protegeré.
Yamada se paralizó al escuchar esa declaración. La mirada penetrante del joven Yuto lo miró y Yamada sintió que lo atravesaba. Un escalofrió lo recorrió su columna vertebral mientras se perdía en la intensa mirada de Yuto.
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Una foto del pañuelo
http://farm3.static.flickr.com/2449/3928766047_6605e3185a_o.jpg .....................................................................................................................................................................................
._.U ok este capi siento que no me salió tan bien pero espero que les guste n.nU
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