Happy B-day!!!!!1
¡¡¡¡¡HOY ES EL CUMPLEAÑOS DE
luxbella!!!!!
*confeti*
Así que grítalo, chíllalo, brámalo a los techos del mundo y únete a la fiesta, que hay tarta para todos y Gusi-Lux se lo merece.
Tras el corte, mini mini mini fic. Advierto que es RARO y no me convence mucho pero he olvidado cómo se escribe y no quería que pasase este día sin regalarte algo, queen.
DIFFERENT NAMES FOR SAME THINGS
Por Truchita
Tres días de caza en Arizona, ríos de tequila en las venas y un trastero mal iluminado que es casi tan buen lugar para un polvo como un motel de carretera.
Cuando se apoyan sobre la puerta, una fregona cae entre botellas de cristal y la camarera -cortos mechones rubios, tirantes que resbalan por el sudor- protesta sin que las lenguas pierdan contacto, primero en una boca, luego en otra, después en el aire.
(No había cumplido los catorce cuando besó a una chica por primera vez, dientes y narices que tropezaban y manos que no sabían muy bien qué hacer. Se llamaba Fiona y llevaba menos tiempo que él en el instituto, en una época en que John buscaba vampiros en Nueva Orleans. Largos bucles color canela, la cara cubierta de pecas y labios de fresas con nata, así lo decidió Dean y así empezó a morderlos con los suyos, girando la cabeza para no chocar hasta que todo dejó de ser torpe y empezó a ser carnoso y bastante húmedo.)
Baja beso a beso, la línea del cuello, el hueco de la clavícula.
Deshace los botones con la misma facilidad con que mata demonios, de un solo movimiento y sin dudar ni un segundo. Hunde la cara en el escote y siente cómo los pezones crecen bajo su lengua, pequeños volcanes erectos que saben a jabón sudado y tienen el tacto del melocotón y la hacen gemir, así, justo así cuando esparce su saliva con los dedos.
(Nebraska temblaba de frío y Dean lo hacía sin saber por qué. A lo mejor por la anticipación o tal vez porque ya estaba empalmado. No se le ocurrió pensar que podía ser por el miedo, tenía diecisiete años y hacía mucho tiempo que ya no sabía qué era eso. Era morena y mayor que él, dos años, quizá tres. Tuvo que enseñarle cómo se desabrochaba un sujetador. También que se pueden meter otras cosas antes que la polla. Dean usó el índice y el corazón y la sintió correrse contra ellos. Luego no supo muy bien qué hacer y acabaron sudando contra el cuero del Impala, -beso, beso, embestida, beso, oh Dios, embestida-. Gwen. O Beth. ¿Jen? Era un nombre corto. Era guapa.)
Nota las manos que buscan el borde de la camiseta y siguen la línea ascendente de las vértebras.
Se aprietan uno contra otro, sudan, jadean y está tan borracho que no puede aguantar mucho más y manda al infierno los preliminares, busca sus bragas con una mano y se baja la cremallera mientras ella lo lame en el lóbulo de la oreja. Dibuja círculos con el pulgar y la obliga a arquearse contra él, levanta una de sus piernas sosteniéndola por detrás de la rodilla, muerde su cuello, encajan, empujan, sí, sí, sísísísísí, dos desconocidos en un cuarto trastero, mañana no recordará su nombre y arrancará el motor camino de Montana.
(A veces Cassie lo miraba cuando él fingía dormir. Ébano contra las sábanas, grandes ojos oscuros, algo que se rompía. Cristal líquido que todavía no había adoptado forma. Se cocía despacio, dúctil, la promesa de algo más frágil. A veces Dean cerraba los ojos cuando se movía sobre ella, como si eso bastara para no enamorarse.)
*fin*
luxbella!!!!!
*confeti*
Así que grítalo, chíllalo, brámalo a los techos del mundo y únete a la fiesta, que hay tarta para todos y Gusi-Lux se lo merece.
Tras el corte, mini mini mini fic. Advierto que es RARO y no me convence mucho pero he olvidado cómo se escribe y no quería que pasase este día sin regalarte algo, queen.
DIFFERENT NAMES FOR SAME THINGS
Por Truchita
Tres días de caza en Arizona, ríos de tequila en las venas y un trastero mal iluminado que es casi tan buen lugar para un polvo como un motel de carretera.
Cuando se apoyan sobre la puerta, una fregona cae entre botellas de cristal y la camarera -cortos mechones rubios, tirantes que resbalan por el sudor- protesta sin que las lenguas pierdan contacto, primero en una boca, luego en otra, después en el aire.
(No había cumplido los catorce cuando besó a una chica por primera vez, dientes y narices que tropezaban y manos que no sabían muy bien qué hacer. Se llamaba Fiona y llevaba menos tiempo que él en el instituto, en una época en que John buscaba vampiros en Nueva Orleans. Largos bucles color canela, la cara cubierta de pecas y labios de fresas con nata, así lo decidió Dean y así empezó a morderlos con los suyos, girando la cabeza para no chocar hasta que todo dejó de ser torpe y empezó a ser carnoso y bastante húmedo.)
Baja beso a beso, la línea del cuello, el hueco de la clavícula.
Deshace los botones con la misma facilidad con que mata demonios, de un solo movimiento y sin dudar ni un segundo. Hunde la cara en el escote y siente cómo los pezones crecen bajo su lengua, pequeños volcanes erectos que saben a jabón sudado y tienen el tacto del melocotón y la hacen gemir, así, justo así cuando esparce su saliva con los dedos.
(Nebraska temblaba de frío y Dean lo hacía sin saber por qué. A lo mejor por la anticipación o tal vez porque ya estaba empalmado. No se le ocurrió pensar que podía ser por el miedo, tenía diecisiete años y hacía mucho tiempo que ya no sabía qué era eso. Era morena y mayor que él, dos años, quizá tres. Tuvo que enseñarle cómo se desabrochaba un sujetador. También que se pueden meter otras cosas antes que la polla. Dean usó el índice y el corazón y la sintió correrse contra ellos. Luego no supo muy bien qué hacer y acabaron sudando contra el cuero del Impala, -beso, beso, embestida, beso, oh Dios, embestida-. Gwen. O Beth. ¿Jen? Era un nombre corto. Era guapa.)
Nota las manos que buscan el borde de la camiseta y siguen la línea ascendente de las vértebras.
Se aprietan uno contra otro, sudan, jadean y está tan borracho que no puede aguantar mucho más y manda al infierno los preliminares, busca sus bragas con una mano y se baja la cremallera mientras ella lo lame en el lóbulo de la oreja. Dibuja círculos con el pulgar y la obliga a arquearse contra él, levanta una de sus piernas sosteniéndola por detrás de la rodilla, muerde su cuello, encajan, empujan, sí, sí, sísísísísí, dos desconocidos en un cuarto trastero, mañana no recordará su nombre y arrancará el motor camino de Montana.
(A veces Cassie lo miraba cuando él fingía dormir. Ébano contra las sábanas, grandes ojos oscuros, algo que se rompía. Cristal líquido que todavía no había adoptado forma. Se cocía despacio, dúctil, la promesa de algo más frágil. A veces Dean cerraba los ojos cuando se movía sobre ella, como si eso bastara para no enamorarse.)
*fin*