[exo fanfic trad] raise your expectations (1/7)

Dec 14, 2015 02:40

Título: raise your expectations
Pareja: joonmyun + chanyeol
Fic original: curledupkitten
Rating: R
Número de palabras: 49500
Resumen: Con el calor del verano llega Chanyeol, y Joonmyun empieza a despertar.
Nota: ¡Aquí está, por fin, el famoso porque soy una pesada fic del tiny hyung! He tenido meses aparcada la traducción hasta que de repente... salió Sing for you, donde Joonmyun y Chanyeol decidieron que los que se pelean se desean y encendieron un Fuego en mí. Y soy débil. Así que he traducido 40k en dos días. Y ahora no tengo dedos. Espero que os guste (¡y que esta vez no tengáis problemas para leer desde móvil! D:).

/mil gracias a mi jolya por prestarme sus ojos de halcón para corregir mis typos atroces, aunque ambas tengamos manos hechas de materiales que no sirven para escribir <3



-Bueno. El idiota está aquí otra vez -dice Jongdae cuando Joonmyun sale de la sala de personal, metiéndose la camisa de rayas de manga corta dentro de los vaqueros-. Lo he sentado en la mesa siete.

-Esa es la mesa que tiene una gotera encima, Jongdae.

Hace sol, pero el informe del tiempo predecía lluvia cuando Joonmyun se había puesto los vaqueros esa mañana. Apuesta que si se asomara por la ventana, vería avecinarse nubes de tormenta.

Jongdae le dedica una sonrisa lobuna que Joonmyun intenta no devolverle, porque un cliente es un cliente, pero ese tío es un idiota de verdad.

-A lo mejor así no vuelve -dice Jongin con optimismo, mientras lanza un vaso al aire y lo coge por los pelos. Joonmyun pone los brazos en jarras y frunce los labios-. ¿Qué? Como si tú no lo hubieras pensado.

-La última vez pegó un chicle en la bandeja de la tarjeta de crédito -dice Jongdae-. Quiero prenderle fuego.

Jongdae está mirando al hombre con el tipo de malicia que significa poner salsa picante en la salsa de frambuesas del pastel de chocolate que pide cada jueves cuando viene.

-Sé… educado, y ya está -dice Joonmyun. Ve entrar a una pareja por la puerta, con dos niños pequeños-. Jongin, voy a necesitar una silla alta en la mesa nueve.

-Marchando, líder -dice Jongin, y desaparece por la esquina. Joonmyun coge un par de sus coloridos menús para niños y se acerca a la familia con una sonrisa.

-Bienvenidos al Black Pearl -saluda Joonmyun-. ¿Mesa para cuatro?



Joonmyun lleva trabajando en el Black Pearl desde que necesitó un trabajo a tiempo parcial para poder pagarse los libros de texto en el cuarto año de universidad.

«Solo estaré seis meses» se había convertido en tres años. Ahora Joonmyun es el jefe de la pequeña tienda de yogur helado, y sus estudios de posgrado están tan postergados como el resto de su vida.

-Jongin, ¿puedes coger un turno más este fin de semana? -pregunta Joonmyun mientras mira su carpeta, lanzando una mirada asesina al hueco en blanco en la agenda-. Sé que tienes clases de verano, pero...

-Lo siento, hyung -dice Jongin-. Tendrás que preguntarle a Jongdae. Tengo un examen el lunes por la mañana y Sehun y yo vamos a dedicarnos a repetir los temas hasta que los sepamos de memoria. Tengo que aprobar esta asignatura. -Echa limpiador sobre la barra y le pasa un trapo limpio por encima-. Tengo que aprobar este semestre o mi padre me matará.

-Jongdae va a estar fuera este fin de semana -dice Joonmyun. Su compañero de piso se va a Jeju con su nueva novia, y eso significa que le queda Jongin o nada-. Y tu padre no te va a matar.

-Eso es lo que tú crees. -Jongin deja la botella de de un golpe en la barra y sobresalta a una colegiala que está leyendo al final de la barra, que levanta la mirada con algo de miedo hasta que los ve a ellos, se sonroja y vuelve a centrarse rápidamente en su libro-. Entonces leerás sobre mí en los periódicos. «¡Encuentran a estudiante de segundo curso de la universidad descuartizado en Gwanak! Tenía un futuro brillante, pero era completamente incapaz de aprobar matemáticas. Lo recordarán con cariño aproximadamente el cuarenta por ciento de las personas que lo conocían…»

-Estás exagerando -dice Joonmyun, y le revuelve el pelo a Jongin. Jongin resopla y se aleja, y Joonmyun se echa a reír, sin ofenderse-. Estoy seguro de que esta vez aprobarás. ¿A la segunda va la vencida?

-Sehun dice que va a ayudarme -responde Jongin-. Por eso no puedo venir el sábado. Lo siento.

-No pasa nada, Jongin. Estoy seguro de que podré apañármelas.

-Hyung, tenemos que contratar a otra persona, en serio. -Jongin se aparta el pelo de la frente-. Ha sido una locura desde que Minseok-hyung se fue en marzo.

Lo ideal habría sido que Joonmyun hubiera buscado un nuevo empleado en cuanto se enteró de que Minseok se iba. Había sido más fácil vivir negándolo, hasta el último día de Minseok, cuando le había dado unas palmaditas en el hombro y le había dicho «mucha suerte con todo» antes de echar a andar hacia el metro y dejar a Joonmyun comprendiendo de repente que no puedes llevar una tienda solo con tres personas.

Bueno, sí que puedes. Pero es horrible, y los fines de semana no se diferencian en nada de los días de entre semana. También es imposible encontrar tiempo para hacer la colada o para limpiar la cocina o para aprenderse los nombres del elenco de novias de Jongdae, que parecen ir y venir con la misma frecuencia que los clientes de su tienda de yogur.

-Ya lo sé -dice Joonmyun-. Sabes que lo sé.

-Bueno -dice Jongin. La chica de instituto sigue mirando disimuladamente a Jongin, y Joonmyun lo encuentra adorable-. Si sé que sabes que sé que… joder, demasiado difícil. ¿No podemos contratar a alguien y ya está?

-Me pondré a ello -responde Joonmyun-. Ve y pregúntale a tu admiradora secreta de allí si quiere otra soda, invita la casa.

-Deja de intentar liarme con menores -sisea Jongin-. Tú eres el que necesita tener citas. ¿Qué pasó con esa chica que Jongdae te presentó? ¿Luna?

-No es mi tipo -contesta Joonmyun, cuando Jongdae abre la puerta de la tienda con la espalda, con los brazos llenos de frutas de temporada-. ¡Deja que te ayude!

-Puedo, puedo. -A Jongdae se le pega la camisa a la espalda por el sudor-. Este es mi último día hasta dentro de cinco o así, puedo permitirme forzar un poco la espalda.

Joonmyun coge una caja de moras de encima del montón y se la lleva al frigorífico.

-No seas ridículo.

-Es tu espalda la que me preocupa -dice Jongdae, mirando a Joonmyun de arriba abajo-. El camión de suministros viene el domingo por la mañana, y no te ofendas, hyung, pero hay una razón por la que contratamos a Jongin aunque tenga la cabeza básicamente llena de carne picada.

-¡Eh! -Jongin le tira el trapo húmedo a la cara a Jongdae, y solo los reflejos rápidos de Joonmyun evitan que las otras dos cajas de frutos rojos caigan al suelo-. Se me dan mal las mates, ya está. Dame un respiro.

-Yo no doy respiros -dice Jongdae-. Doy verdades. -Lo siguiente que le lanza Jongin es la botella de limpiador, y la colegiala se echa a reír. Jongin se pone rojo, endereza la espalda y se inclina sobre la barra como si no acabara de lanzar una botella como un niño enfurruñado-. ¿Te preocupa que esa amiguita tuya de ahí deje de pensar que eres guay?

-Cállate -dice Jongin, y entonces en su rostro se dibuja una sonrisa encantadora hacia las dos chicas universitarias que acaban de entrar-. Iré a decirles en qué mesa sentarse.

-No, permíteme -interrumpe Jongdae-. Ayuda al líder con la fruta.

-No eres mucho mayor que yo -refunfuña Jongin, pero aún así le coge las cajas a Joonmyun y las apila al lado del fregadero-. Bueno, hyung, vendré el domingo una hora, a ayudarte a descargar lo del camión. -Joonmyun está a punto de expresar su agradecimiento, pero Jongin empieza a mover el dedo de un lado a otro-. Ah, ah, ah, pero con una condición. Tú tienes que empezar a buscar a un nuevo empleado.

-Trato hecho -dice Joonmyun, y Jongin sonríe triunfal antes de llenar un vaso de Coca Cola para llevárselo a la colegiala de la esquina.



Jongdae se va a Jeju el viernes por la tarde. Joonmyun sale de su apartamento al mismo tiempo, pero él se va a trabajar, y Jongdae lo mira con un poco de tristeza mientras carga con su maleta llena por las escaleras.

-Deberíamos ir de vacaciones juntos alguna vez.

-Sí, es mi deseo más secreto, ser el sujetavelas en una de tus escapadas románticas.

-Solo tú y yo -dice Jongdae, pasándole un brazo por los hombros-. Podemos ir a Gyeongju y ver los templos y toda esa mierda. Sé que te va eso, futuro profesor de historia.

-Tendría que volver a la universidad para ser profesor de historia -responde Joonmyun-. Y eso no es económicamente posible ahora mismo.

-Volverás el semestre que viene -dice Jongdae-. Sabes que no puedes dejarlo y ya está.

-No lo estoy dejando. Es solo hasta que las cosas en casa mejoren, ¿sabes?

-Ya -responde Jongdae. Durante unos segundos, el silencio es sepulcral. No es incómodo, porque Joonmyun ha visto a Jongdae con ropa interior de mujer y Jongdae ha visto a Joonmyun llorar, pero es total-. Tengo que irme. Min se enfadará si llego tarde.

-Venga, vete -dice Joonmyun-. Que vaya bien el vuelo.

-Te llamaré cuando llegue -promete Jongdae, aunque ambos saben que se le olvidará hasta que esté en la ducha por la noche y entonces le enviará un mensaje lleno de erratas a Joonmyun, que dirá algo como aún no estoy muerto así que no te hagas ilusiones!!11!!1!!!

-Espero que lo pases genial -dice Joonmyun, y se da la vuelta para cerrar la puerta mientras Jongdae baja las escaleras con sus 173 centímetros de gloriosa descoordinación, y después lo sigue, dirigiéndose a la tienda.



Joonmyun está lleno de inquietud cuando cuelga el cartel de Se busca empleado en la ventana. Debería poner algo en internet, pero intentará esto primero porque le gustaría que fuera alguien que viva por ahí. Preferiblemente un estudiante de la Universidad de Seúl que pase por ahí por casualidad.

Decir que está sorprendido cuando un chico alto y desgarbado entra esa tarde de sábado, apenas veinticuatro horas después de poner el anuncio, con una mata de pelo rizado y unas gafas de sol casi en la punta de la nariz, sería quedarse corto. Lleva una mochila, pero parece vacía, y Joonmyun detiene su labor de licuar un smoothie de plátano para coger un menú cuando el hombre se queda delante de la barra, titubeando.

-¿Puedo ayudarte? -pregunta Joonmyun-. ¿Quieres sentarte, o algo para llevar…?

Se toma un momento para examinarlo. Lleva una camisa sin mangas y unos vaqueros tan ajustados que Joonmyun teme por su circulación, y tiene los labios gruesos. El inferior está un poco seco, como si se lo mordisqueara constantemente.

-La verdad... -comienza el hombre, y Joonmyun se sorprende por su voz. Es grave y relajante, y para nada es lo que Joonmyun se esperaba-. ¿He venido por el cartel de la ventana…?

Joonmyun vuelve a sorprenderse, y se siente un poco tonto y avergonzado.

-C-cierto -dice-. ¿Lo de que necesitamos a alguien? ¿Estás buscando empleo?

-Tal vez -contesta el hombre-. ¿Me preguntaba si podría hablar con el encargado?

-Ese soy yo -dice Joonmyun, volviendo a la batidora y haciéndola funcionar otros diez segundos mientras se recompone. Echa el smoothie en un vaso amarillo y pone dos pajitas en forma de tirabuzón para la pareja que lo ha pedido, en la mesa cinco-. Dame solo un segundo.

Lleva el smoothie a la mesa, y cuando vuelve, el hombre lo mira con ojos curiosos.

-No pareces lo suficientemente mayor para ser el encargado. -Joonmyun cree que se está metiendo con él en broma, por la forma en que una de las comisuras de sus labios se curva hacia arriba. Joonmyun está relativamente acostumbrado a que se metan con él sobre todo tipo de cosas, así que se lo toma con filosofía.

-Créeme, lo soy. -Frunce el ceño-. ¿Y tú, tienes más de dieciocho? -El hombre flexiona los brazos. Parece fuerte. Sería agradable tener a alguien fuerte además de Jongin, que siempre está presumiendo, levantándose la camiseta lo justo para provocar y diciendo uups de forma muy poco convincente cada vez que Jongdae le lanza una mirada asesina.

-Sí -contesta el hombre-. Me llamo Chanyeol. Estudio en la Nacional de Seúl.

-¿Podrías trabajar en turno de tarde, Chanyeol? -Joonmyun se pone a enjuagar la batidora, y la voz de Chanyeol es tan grave y clara que puede oírla por encima del agua que cae del grifo.

-Sí -dice Chanyeol-. Estaré haciendo prácticas durante medio día los próximos dos meses, algo de negocios, muy aburrido, pero estoy libre a partir de las cinco, y…

-El sueldo no es maravilloso -continúa Joonmyun, y mira de reojo a Chanyeol. Chanyeol le está sonriendo, y las gafas se le han deslizado aún más por la nariz, revelando un enorme par de ojos enmarcados por unas pestañas largas y espesas-. Y no es un trabajo particularmente emocionante. -Se da la vuelta para mirarlo directamente, y se queda perplejo, de repente, por lo alto que es el otro hombre-. Jongin es un gruñón y Jongdae es un estudiante de medicina al borde de un ataque de nervios, y yo soy…

La sonrisa de Chanyeol se hace aún más amplia.

-Mono -dice, y Joonmyun no sabe qué contestar a eso-. Tú eres muy mono. ¿Me das el trabajo?

-Empiezas el lunes -dice Joonmyun. Chanyeol suspira de felicidad y se deja caer sobre un taburete. Sus largos brazos se estiran sobre la barra al sentarse.

-Genial -dice Chanyeol-. Estaré aquí a las cinco. -Mira el menú un segundo, y como Joonmyun sospechaba, sus dientes, grandes y cuadrados, atrapan su labio inferior-. ¿Puedes ponerme un smoothie de fresa y chocolate, para celebrarlo?

Suena adorablemente ilusionado, y a Joonmyun le gusta cómo parece que Chanyeol está dando golpecitos en el suelo con los pies siguiendo un ritmo inaudible, moviendo la cabeza al compás mientras mira la tienda. A Joonmyun le gusta la gente alegre, pero está seguro de que Chanyeol pondrá a Jongin de los nervios.

-Enseguida -dice Joonmyun, y no siente en absoluto una extraña chispa cuando sus dedos se rozan al darle a Chanyeol el vaso lleno.



-He contratado a alguien -dice Joonmyun, cuando están descargando unas pesadas cajas del camión de suministros el domingo por la mañana. Jongin está resoplando, tratando de presumir y de levantar dos cajas a la vez. Las rodillas de Joonmyun le agradecen que él ya haya pasado la edad del pavo.

-¿Qué? -jadea Jongin, y empuja la puerta lateral con el hombro, con Joonmyun en los talones.

-He contratado a alguien. Empieza mañana por la tarde.

-¿Otro chico? -Jongin deja las cajas y hace un mohín-. Esperaba que fuera una tía buena. -Se limpia las manos en los pantalones de chándal sucios y se cala más la gorra de béisbol-. Dime al menos que su aspecto es horriblemente mediocre. No necesito competencia.

-Es… -Joonmyun no sabe cómo describírselo a Jongin. Está seguro de que Jongin no está interesado en las enormes manos de Chanyeol, o en los bonitos labios de Chanyeol. Medio modelo, medio perro Labrador, eso podría funcionar, pero Joonmyun no quiere darle a Jongin ningún prejuicio raro- …alto.

-¿Más alto que yo?

-Casi seguro que sí -dice Joomyun, y Jongin maldice por lo bajo-. No te preocupes, estoy seguro de que seguirás conquistando el corazón de la mitad de las adolescentes.

Le da unas palmaditas en el hombro, y Jongin vuelve a hacer pucheros durante un segundo antes de empezar a examinar con intensidad y sumo interés sus Pumas en lugar de devolverle la mirada a Joonmyun.

-Si eso significa que te tomarás más días libres -dice Jongin, aún sin mirarlo- podrías contratar a un animal de circo amaestrado y no me quejaría.

Ahhh, piensa Joonmyun. Sentimientos.

Jongin nunca ha sido de los que admiten sus emociones, pero es obvio (e innecesario) que está preocupado por Joonmyun, y eso hace que Joonmyun le sonría para tranquilizarlo, a pesar de que parece que Jongin se niega a mirarlo.

A veces, Jongin puede ser bastante adorable.

-Bueno, no es exactamente un animal de circo amaestrado… -Piensa en la forma de reír de Chanyeol, mientras Joonmyun le explicaba los turnos usando sus chistes malos habituales, los que Jongdae describe como tan tristes que me rompen el corazón y cuya mera existencia Jongin se niega a aceptar. Chanyeol había dado palmadas muy fuertes y se había reído con todo el cuerpo como si fuera lo más divertido que había oído en todo el día. Entonces se había tirado medio smoothie en el brazo y lo había limpiado con timidez mientras Joonmyun lo miraba, preocupado-. Tengo mis dudas sobre lo de «amaestrado».

-Con la cara que estás poniendo me estoy empezando a preocupar -dice Jongin, y Joonmyun sonríe.

-Irá bien -dice Joonmyun-. Espero.



-Me alegro de que tengamos a un futuro médico entre el personal -dice Jongin cuando Chanyeol se rebana la mano con un trozo de cristal roto. Tres atractivas mujeres de unos veintitantos años sacan inmediatamente tiritas de sus bolsos, y el gesto de Jongin se ensombrece aún más-. Y esto es tremendamente injusto. Lo único que hace es tropezarse, soltar risitas e ir dando tumbos por la tienda, equivocándose con los pedidos de la gente. ¿Cómo es esto posible?

-No te pongas celoso, Jongin -dice Joonmyun con una sonrisa, poniéndole recto el cuello de la camisa-. No es igual que el estilo de «alto, moreno y taciturno» que llevas tú, pero tienes que admitir que su alegría es bastante contagiosa.

-Estoy seguro de que la voz sexy y grave también ayuda -dice Jongin a regañadientes, y Joonmyun niega con la cabeza, para quitarse ese pensamiento de la mente o para reprender a Jongin por mencionarlo.

-No lo mates cuando yo no esté -le dice Joonmyun, y Jongin se pone la gorra de lado, hasta que el logo de los Kia Tigers se convierte en nada más que unos dientes visto desde delante-. Y por el amor de Dios, no le vuelvas a dejar usar la batidora.

Aunque Chanyeol había insistido con entusiasmo en limpiarlo todo él solo, Joonmyun no quiere una segunda parte del incidente del smoothie de fresa del pasado miércoles.

-No lleva aquí ni dos semanas y las chicas ya han descubierto cuándo son sus turnos. Esto es ridículo. Anda como un ciervo recién nacido, todo piernas patizambas torpes y chocándose con lo que encuentra a su paso.

-Adiós, Jongin.

-¡Su pelo es estúpido! -dice Jongin con desesperación mientras Joonmyun se aleja-. ¡No me dejes solo con él!

La puerta corta las protestas de Jongin, y a Joonmyun lo golpea una ola de la terrible humedad de Seúl cuando sale a la calle.

Es agradable, piensa Joonmyun, poder salir de la tienda una tarde entre semana. Es un lujo que no había podido permitirse desde que Minseok se fue a principios de marzo. No se había dado cuenta de lo grande que sería la diferencia entre tener cuatro empleados o tener tres, cuando Minseok había avisado por primera vez de que se iba, pero tener a Chanyeol en el personal, aunque Chanyeol sea un accidente detrás de otro, es un peso menos sobre los hombros de Joonmyun.

El día es abrasador, así que cuando llega al hospital, el aire acondicionado le provoca un escalofrío. Se mete las manos en los bolsillos de los pantalones cortos después de apartarse el flequillo sudado de la cara, cohibido.

Se dirige al tercer piso. Sus zapatillas rechinan sobre el linóleo limpio, saluda a las enfermeras con la cabeza y va a la habitación 315.

-Joonmyun -dice la mujer que hay en la cama, y Joonmyun va a su lado a toda prisa, apartándole el pelo de la cara-. Has venido.

-Sí, sí -dice Joonmyun-. Tenemos a alguien nuevo en el trabajo, así que he podido venir antes de que acabaran las horas de visita.

-Me alegro de verte -dice, y Joonmyun arrastra una silla al lado de la cama antes de tomarla de la mano. Está fría, así que le frota los dedos arriba y abajo, un suave masaje para mejorar su circulación.

-Y yo a ti, mamá. -Le sonríe-. Lo siento.

-No lo sientas -dice-. Sé que estás trabajando mucho. -Se ríe, y la risa se convierte en tos-. Las enfermeras dicen que llamas todos los días para preguntar por mí. Todas quieren saber cuántos años tienes y si estás disponible.

-Mamá… -Joonmyun le aprieta la mano, y ella vuelve a reír. Ambos se parecen en esa sonrisa. Joonmyun tiene una foto de los dos, descolorida y con los bordes gastados, que guarda en el bolsillo izquierdo de su cartera junto con su tarjeta de la seguridad social y su carnet de estudiante, solo para recordárselo.

-Vas a volver a estudiar el semestre que viene, ¿verdad, cariño? -pregunta, y Joonmyun asiente.

-Si puedo, lo haré -dice-. Pero no te preocupes por eso. -El aire en el hospital es denso-. Deberías centrarte en tu salud. Yo puedo cuidar de mí mismo.

-Siempre has podido -dice su madre-. Pero eres demasiado duro contigo mismo, Joonmyun. -Cierra los ojos-. Ojalá encontraras a alguien que cuidara de ti.

-Todo va bien, mamá -dice Joonmyun. La mayor parte del tiempo, él lo cree de verdad, pero su madre consigue hacerle pensar si de verdad todo va bien o no, y eso lo hace sentirse culpable, lo que refuerza su decisión de esforzarse más y ser más fuerte.

Puede que Joonmyun no sea capaz de levantar dos cajas pesadas a la vez del camión de suministros como Jongin, pero en los pasados siete años se las ha apañado para ser fuerte de un millón de formas diferentes.

-Si tú lo dices -responde ella, y sonríe otra vez, pero esta vez le tiemblan las comisuras, como le pasa a Joonmyun cuando hay muchas cosas que quiere decir pero sabe que nunca lo hará. También se parecen, en esa sonrisa.



En un mundo perfecto, Joonmyun ya habría recorrido tres cuartos del camino del doctorado en Historia de las civilizaciones occidentales. En lugar de asegurarse de que hay suficientes perlas de chocolate en el frigorífico para rellenar las bandejas, estaría sentado, con las gafas puestas y falto de sueño, en el sótano de alguna biblioteca, escribiendo sobre las batallas con los druidas por el control de las Islas Británicas.

Pero este no es un mundo perfecto. Joonmyun se sube las mangas y deja a un lado los pensamientos sobre los primeros acueductos y las sucesiones de Césares.

No es que Joonmyun eligiera la historia, es más bien que la historia, con sus fechas memorizables, sus cronologías sistemáticas y sus relaciones causa-efecto, lo llama como el canto de la sirena que mandó a Odiseo directo hacia las rocas.

-Si lo pones así -dice Jongdae-, es un poco como cuando yo me sentí atraído por la medicina por la promesa de ver muchas tetas.

-Jongdae -dice Joonmyun, mientras intenta separar la basura para poder sacarla por primera vez en una semana-. Uno no se hace médico para ver tetas.

-Seguro que algunos no -dice Jongdae-. Pero yo no soy uno de esos «algunos».

-Seguro que en el laboratorio ves más sangre y tripas que tetas. -Joonmyun saca otra lata de aluminio de la basura orgánica y mira primero a la lata y luego a Jongdae antes de echarla en su bolsa correspondiente.

-Bueno, eso lo sé ahora -dice Jongdae-. Aunque cuando estaba en primero quería ser cirujano plástico. -Le guiña un ojo a Joonmyun antes de acercarse a ayudarle a anudar las bolsas-. Pero solo ves la verdad después de cometer el error, y la verdad es que debería haberme metido a Arte renacentista italiano si lo que quería era ver mujeres desnudas todo el tiempo.

-Creo que ya ves bastantes mujeres desnudas en tu vida privada. -Joonmyun suspira-. La bolsa con las letras verdes es para basura, no para latas, Jongdae.

-Cuando son las cinco de la mañana y tienes un examen de química orgánica en tres horas para el que no estás preparado en absoluto -dice Jongdae-, no sé por qué, pero todas las bolsas se vuelven del mismo color. -Levanta una bolsa-. Además, soy un hombre nuevo. He sentado la cabeza. Min es la única mujer para mí.

-Si tú lo dices -bromea Joonmyun, levantando la bolsa de basura y la de latas. El caso es que Joonmyun sí lo cree. Aunque sea, comprensiblemente, un firme defensor de que la historia siempre se repite, también ha visto cómo Jongdae mira a Min, y cree que podría ser su Helena. (Las notas de Jongdae, desde luego, son su Troya).

-A ti no te vendría mal ver más mujeres desnudas. -Jongdae se dirige a la puerta principal de su piso, y los bajos del pantalón le arrastran por el suelo de la cocina. Joonmyun no tiene fuerzas para protestar hoy.

-Mmm -dice, y no vuelven a hablar hasta que la basura está en los contenedores y ellos de vuelta en el salón, frente al ventilador, donde Jongdae se quita la camiseta y se queda solo con una camiseta interior.

-Estás muy callado hoy -dice Jongdae-. Jongin me ha dicho que te has tomado la tarde libre.

-Fui a ver a mi madre. -Joonmyun se lava las manos con Jongdae tras él. Cuando se da la vuelta, se encuentra con una mirada fija de su mejor amigo.

-¿Cómo está? -pregunta.

-Bien -dice Joonmyun, y no quiere preocupar a Jongdae, así que no menciona el ceño fruncido de los médicos o cómo los ojos de su madre no acababan de enfocar bien. Se guardará esas preocupaciones para sí mismo-. ¿Cómo te ha ido el día a ti?

-El chico nuevo -dice Jongdae-. Joonmyun, he ido a trabajar, y el chico nuevo.

Hasta pensar en Chanyeol hace a Joonmyun sonreír. Cuando se había ido del trabajo esa tarde, Chanyeol acababa de aprender cómo mezclar yogures en las máquinas de acero inoxidable. Joonmyun no se había reído tanto en mucho tiempo.

Chanyeol no es torpe para todo, pero siempre parece que sus extremidades sean más largas de lo que él espera cuando intenta aprender algo nuevo. Esto a veces hace de él más una amenaza que una ayuda, pero Joonmyun tiene mucha paciencia, y siempre le ha gustado enseñar. «Así», le había dicho a Chanyeol, y Chanyeol había copiado su postura con cuidado, agachándose por la diferencia de altura mientras echaba leche en la batidora industrial. La sonrisa que le había dedicado Chanyeol cuando Joonmyun había dicho «buen trabajo» le había hecho sentir un hormigueo hasta los dedos de los pies.

-Estás sonriendo. Seguro que piensas que el caos es encantador o alguna ridiculez por el estilo.

-Pues sí -dice Joonmyun, y su sonrisa se hace aún más amplia al pensar en toda pulpa de fresa que había en la cara de Chanyeol el miércoles pasado, y cómo Chanyeol había ido limpiando en silencio lo que dejaba Jongdae, porque se había dado cuenta de que Joonmyun siempre estaba limpiando la barra.

-Entonces ya me gusta ese tío -dice Jongdae-. Puede que hasta me digne a aprenderme su nombre.

-¿Así de simple?

-No sonríes tanto como antes, Joonmyun. Soy un fan acérrimo de cualquier cosa que te haga feliz. -Jongdae se encoge de hombros, Joonmyun se sonroja-. Y si eso significa aceptar a ese Bigfoot en mi vida laboral, bueno, hay sacrificios que estoy dispuesto a hacer.

-No es un Bigfoot -dice Joonmyun-. Es… Chanyeol.

El estómago le da un pequeño vuelco, pero es bastante fácil de ignorar.



Hoy es un día tranquilo en el Black Pearl. Los lunes siempre lo son, por eso Joonmyun nunca ha odiado ir a trabajar el primer día de la semana.

Chanyeol está mirando un libro con el ceño fruncido. Joonmyun no había alcanzado a ver el título cuando Chanyeol lo había sacado de su mochila, pero sabe que es para clase por cómo Chanyeol entrecierra los ojos y relee secciones, o vuelve a páginas que ya ha leído con una mirada escrutadora. No es que Joonmyun lo esté mirando tanto.

Chanyeol parece enorme sentado en la pequeña silla del local, que fue diseñada más para chicas adolescentes que para hombres más grandes que la media. Las gafas se le deslizan por la nariz y el labio inferior le sobresale en un mohín.

-¿Necesitas que haga algo? -pregunta Chanyeol, dejando el libro y mirando hacia Joonmyun.

-No -dice Joonmyun-. No pasa nada.

Deja el último de los vasos limpios y se acerca a Chanyeol, sentándose en la silla que hay frente a él. Chanyeol parece asombrado por la facilidad con la que Joonmyun se acomoda, antes de sonreírle como bienvenida.

-Sé que es como, uno de los grandes clásicos -dice Chanyeol, y levanta los brazos sobre su cabeza para revelar una franja de su abdomen-, pero es muy difícil leer a Kim Manjung. -Se cruza de brazos-. Me identifico con el tema de esta novela, ¿sabes? La fugacidad del placer y de las riquezas. Pero no tanto con una prosa tan densa y sinuosa. La verdad es que me recuerda a mi mejor amigo. Cambia de un tema a otro sin pararse siquiera a tomar aliento.

-¿Lo estás leyendo para un trabajo de clase?

-Sí -dice Chanyeol-. Estoy en tercer año de Literatura Coreana. -Hunde los dedos en su cabello, y los rizos enseguida se tragan sus nudillos-. Pocas veces me arrepiento de mi decisión, pero Kim Manjung siempre es una de esas veces.

Su rostro se retuerce en esa sonrisa de medio lado con la que Joonmyun se está encariñando cada vez más, y su otra mano aterriza sobre la de Joonmyun. La mano de Chanyeol hace que la suya parezca diminuta.

-¿Lady Hyehyeong es otra de esas veces? -bromea Joonmyun, con cuidado de no dejar que la sorpresa por el contacto físico con Chanyeol se le note, y los ojos de Chanyeol se iluminan de placer.

-¿Conoces…?

La campanita de la puerta suena, y Joonmyun se levanta rápidamente, liberando su mano de la de Chanyeol y dirigiéndose ya hacia los menús.

-Hola, bienvenido al Black Pearl… ¡Ah, Zitao!

-Hyung -dice Zitao. Mira con curiosidad a Chanyeol, y Chanyeol le saluda-. ¿Nuevo?

-Sí -dice Joonmyun-. Chanyeol.

Zitao parpadea y sus labios se estremecen. Examina a Chanyeol durante un segundo más antes de encogerse de hombros y devolver su atención a Joonmyun, cambiando a su lengua nativa.

-No has venido a la inscripción.

Joonmyun se toma un momento para pensar, y se mordisquea el labio superior.

-No voy a volver el semestre que viene.

-Todos estábamos esperando que lo hicieras -dice Zitao, y Joonmyun se pasa la lengua por los dientes. Esperar es una palabra que pesa sobre los hombros de Joonmyun, porque se siente constantemente inadecuado bajo la misma.

-Lamento decepcionarte -murmura Joonmyun, mirando al suelo, procurando que sus hombros no se hundan porque sabe que Chanyeol está observando.

-No -dice Zitao, rápidamente-. No es eso lo que quería decir. Quería decir que te echamos de menos. El profesor Lee ha preguntado por ti.

-Aún no consigo sacar tiempo para eso-dice Joonmyun.

-¿Crees que podrás alguna vez? -pregunta Zitao, y su intención no es que suene cruel. Su expresión es sincera y está mirando a Joonmyun como si quisiera que le asegure que por supuesto que podrá, así que Joonmyun lo hace.

-Sí, sí, Zitao -dice Joonmyun, y Zitao sonríe-. Asegúrate de presentarte voluntario para ser tutor de mis estudiantes favoritos.

-Claro, hyung -le dice Zitao, antes de atraparlo en un abrazo que aplasta la nariz de Joonmyun contra su pecho.

Cuando Zitao ya se ha marchado, Chanyeol aún lo está mirando.

-¿Qué?

-No sabía que hablaras mandarín.

-No sabes mucho sobre mí -responde Joonmyun, y va a la barra para ponerse un poco de agua-. Zitao es un compañero de clase.

-¿Vas a la universidad? -Chanyeol se levanta y se acerca a Joonmyun, antes de sentarse en el mismo taburete que el primer día que vino al local-. ¿Qué estudias?

-Historia -dice Joonmyun-. Y ahora mismo no estoy yendo a clase… por motivos personales.

-Tienes muchos secretos -dice Chanyeol, y se inclina sobre la barra hasta que su cara está demasiado cerca de la de Joonmyun. Chanyeol no conoce el concepto del espacio personal. El estómago de Joonmyun hace un salto mortal.

-No es para tanto -contesta Joonmyun, pero no es del todo cierto. Las pestañas de Chanyeol parecen aún más largas cuando puede verlas desde tan cerca-. Es solo que no me conoces todavía.

-Joonmyun-ssi -dice Chanyeol, cogiendo del antebrazo a Joonmyun. Su pulgar y su dedo corazón casi se tocan, formando un anillo alrededor de sus finos huesos-. ¿Me puedes poner un vaso a mí también?

Joonmyun toma una bocanada de aire, tembloroso.

-Claro -dice, y se suelta del agarre de Chanyeol para coger otro vaso limpio.

-Me gustaría -dice Chanyeol, cuando Joonmyun vuelve a estar frente a él, apretando el vaso contra el botón del dispensador de agua-. Llegar a conocerte.

Sus ojos brillan muchísimo. Lo único más brillante aún en él es su sonrisa. Joonmyun tiene que parpadear para deshacerse de las luces bailarinas que hay en sus ojos.

-Puedes llamarme hyung -dice Joonmyun, y le da el agua a Chanyeol.

Chanyeol da una palmada, lleno de alegría.

-Eres el hyung más adorable que he tenido jamás -dice, y Joonmyun tiene que taparse la boca con la mano para ocultar su propia risa cuando un cliente entra al local.



Minseok vuelve a la ciudad a mediados de septiembre, y es muy fácil convencer a Joonmyun para ir a comer con él, Zitao y Lu Han en un restaurante que hay justo fuera del campus, al que solían ir mucho cuando eran estudiantes.

Joonmyun piensa que debería haber llevado una chaqueta que abrigara más. Todos los años se le olvida lo rápido que se escapa el otoño de entre sus dedos y se convierte en invierno antes de que pueda cerrar el puño para aferrarse a él. Se tiene que conformar con ceñirse más la bufanda y encogerse sobre sí mismo antes de salir del autobús.

-¡Hyung! -oye, y mira a la izquierda para ver a Chanyeol saludándolo efusivamente desde el otro lado de la calle. Joonmyun no puede controlar cómo le tiran las mejillas cuando oye la voz grave de Chanyeol. Es como un acto reflejo, ver a Chanyeol, sonreír.

En cuanto el semáforo se pone en verde, Chanyeol cruza la calle, arrastrando con él a un amigo.

-Buenas tardes, Chanyeol.

-¿Qué haces en el campus, hyung? -Chanyeol lleva el abrigo totalmente desabrochado. Joonmyun se acerca inmediatamente y empieza a abrocharle los botones.

-Hoy hace frío, Chanyeol, y la semana de exámenes está a la vuelta de la esquina. -Chanyeol se echa a reír y deja que Joonmyun abroche todos los botones, y solo cuando éste ha terminado se da cuenta de la mirada de incredulidad del compañero de Chanyeol.

-No lo había pensado -dice Chanyeol, y se levanta las gafas-. Este es mi mejor amigo, Baekhyun. Baekhyun, este es Joonmyun-hyung.

Joonmyun se imaginaba que conocería al famoso Baekhyun estando vestido inadecuadamente para el tiempo que hacía y tratando a su mejor amigo como a un bebé.

-Encantado de conocerte -dice Joonmyun, y espera que el rojo de sus mejillas se pueda achacar al viento en lugar de a lo avergonzado que se siente. Se da cuenta de que aún tiene las manos en el cuello del abrigo de Chanyeol y se apresura a dejarlas caer, escondiéndolas en los bolsillos de la chaqueta-. He quedado con unos amigos para comer y, bueno, no pensaba que fuera a encontrarme contigo.

-¡El mundo es un pañuelo! -dice Chanyeol, y Joonmyun siente un escalofrío a pesar de que se está riendo. El pelo de Chanyeol queda oculto por una gorra de béisbol, pero se le salen algunos rizos sobre la frente y delante de las orejas.

-Ya veo por qué Chanyeol siempre habla de lo mono que eres -dice Baekhyun, dándole un puñetazo a Chanyeol en el brazo-. Chanyeol, deberías haberme dicho que no estabas exagerando. -Joonmyun se pregunta si el hobby de Chanyeol es coleccionar a gente bajita que siempre le esté dando órdenes, o si él y Baekhyun son excepciones y no la regla-. ¿Estás seguro de que es mayor que nosotros?

-Segurísimo -dice Joonmyun, alzando la voz por encima de los gruñidos indignados de Chanyeol. Intenta no pensar demasiado en el hecho de que Chanyeol le haya dicho a su mejor amigo que piensa que Joonmyun es mono. Chanyeol se lo dice a la cara todo el tiempo, y significa tan poco en este contexto como en el otro.

-No siempre hablo de… -empieza Chanyeol, pero Baekhyun resopla.

-La novia de Chanyeol siempre bromea diciendo que a lo mejor debería ponerse celosa -dice Baekhyun.

Joonmyun no sabía que Chanyeol tenía novia, pero tiene sentido. Chanyeol es alto y seguro de sí mismo y listo y guapo. Los chicos así suelen tener novia. Joonmyun tampoco lo había pensado.

-No tiene por qué -dice Joonmyun-. Ha sido un placer conocerte, Baekhyun, pero tengo que irme.

Vuelve a temblar porque hace mucho frío. Chanyeol lo mira con el ceño fruncido, antes de descolgarse la mochila de un hombro y rebuscar en el bolsillo delantero para sacar un par de guantes.

Joonmyun ya está abriendo la boca para protestar pero Chanyeol le coge la muñeca y se los pone en la mano a la fuerza, y con la otra mano cierra los dedos de Joonmyun sobre los guantes.

-Mañana me los devuelves -dice, antes de darle un abrazo rápido y retroceder de un salto-. ¡Pásalo bien en la comida, hyung!

Joonmyun se pone los guantes. Son demasiado grandes para sus manos, y eso también le hace sonreír. A lo mejor la novia de Chanyeol también tiene las manos pequeñas.

Para cuando llega a donde han quedado para comer, la sonrisa se ha desvanecido, pero ver a sus amigos se la devuelve enseguida.

-Lo siento por tardar -dice Joonmyun-. Me he encontrado con un amigo.



-¿De quién son estos guantes? -pregunta Jongdae cuando llega a casa.

-De Chanyeol -dice Joonmyun-. Me lo he encontrado en el campus cuando iba a ver a Minseok, Zitao y Lu Han.

Lu Han se había reído y le había dicho a Joonmyun que con esos guantes tan grandes y los labios azules parecía un pitufo.

-Siempre se te olvida lo rápido que llega el frío -dice Jongdae.

-¿Sabías que Chanyeol tiene novia?

-¿Existe gente que se siente atraída por hombres que parecen más bien avestruces? -Jongdae se ríe de su propio chiste-. No, pero sí que lo sabía. Hasta ha venido a la tienda alguna vez. Se llama Sooyoung. Es un poco seca, pero parece bastante amable.

-No lo sabía -dice Joonmyun-. Quiero decir, ni siquiera había pensado en preguntar.

-¿Por fin estás listo para dar el paso? -Jongdae parece muy feliz-. Conozco a una chica que…

-No -corta Joonmyun-. Esto no es una invitación para que me montes una cita con nadie.

-En algún momento querrás a alguien -dice Jongdae-. Hasta los avestruces humanos tienen novia, te estás quedando atrás.

Joonmyun se hace una taza de chocolate e intenta sentir algo de calor en el pecho. Sus manos ya están bastante calientes.



-Sal con ella una vez -dice Jongdae-. No creo que sea tan malo.

-Sí que lo es -dice Joonmyun de inmediato-. No quiero salir con nadie.

Pone los brazos en jarras y le lanza una mirada asesina a Jongdae, que está despatarrado en el sofá del salón con una enorme bolsa de galletas entre las piernas.

-Tus miradas no tienen ningún efecto conmigo -le dice Jongdae-. Ambos sabemos que no estarás enfadado mucho tiempo.

-Voy en serio, Jongdae. Tienes que parar de hacer eso. -Recoge el abrigo de Jongdae del suelo y lo deja en el reposabrazos del sofá-. ¿No tienes suficiente con el trabajo, las clases de medicina y la tienda, para estar tan ocupado que no puedas meterte en mi vida?

Jongdae lo mira como diciendo obviamente no, y Joonmyun suspira.

-¿Hazlo por mí? -suplica Jongdae, haciendo esa cosa con las cejas que hace que Joonmyun ceda todas y cada una de las veces-. Una cita, Joonmyun. Es lo único que te pido.

-Está bien -acepta Joonmyun-. Pero es la última vez, Jongdae.

Acaba llevando «una de sus camisas menos repulsivas» y sentado frente a una universitaria menor que él llamada Jinri, en un famoso restaurante japonés de shabu shabu justo en la salida 7 de Gangnam.

Es agradable. Guapa, con uñas cortas, labios gruesos y un corte de pelo estilo chico. A Joonmyun le gusta su vestido, con sus mangas amplias y falda de vuelo. A Joonmyun también le gusta su risa.

Habría sido una buena elección, si estuviera interesado.

-No, no tiene nada que ver contigo... -Joonmyun suspira-. La verdad es que no quiero salir con nadie ahora mismo, pero Jongdae no para de... -Se encoge de hombros, incómodo, y se mete un poco de rábano en la boca para no seguir yéndose por las ramas.

-Ya veo -dice Jinri, mirándolo con intención-. Entiendo.

Hay un destello de comprensión en sus ojos que hace que Joonmyun quiera irse a casa y acurrucarse bajo las mantas hasta el día siguiente.

-Probablemente sí -contesta Joonmyun.

-Deberías decírselo a tu amigo -dice Jinri, ajustándose el abrigo sobre los hombros cuando salen del restaurante. El aire sopla frío, anunciando el cercano invierno-. Para que pare de... hacer esto.

-Ya lo sé -dice Joonmyun, y ella le sonríe otra vez, le da a entender que no le reprocha nada, antes de alejarse hacia la parada del autobús. Joonmyun la observa marcharse, y después se va en dirección contraria, hacia el tren.



Joonmyun se da cuenta de que de verdad es gay, y no es solo una fase, cuando está en tercero en el instituto. La enfermedad de su madre está en sus primeras fases, pasa más tiempo en el hospital que en casa, y Joonmyun se sumerge en el trabajo de clase, lecciones extra de música, y en cualquier cosa que haga que no piense en eso.

Entonces conoce a Kyungsoo, que se ríe con nerviosismo y que besa a Joonmyun como si tuviera miedo de que vaya a huir si insiste demasiado. Probablemente Kyungsoo tenga razón sobre eso, así que Joonmyun no lo culpa.

Hay tantas cosas en Kyungsoo que Joonmyun encuentra encantadoras, y ninguna chica ha hecho jamás que su corazón dé semejantes tumbos, acelerándose y tropezando ante él como si intentara evitar que caiga al suelo y se haga pedazos.

-No sé qué es esto -dice Joonmyun, y Kyungsoo hace un gesto de negación y sonríe.

-Yo tampoco -contesta, y se cogen de las manos, y Joonmyun sabe que nunca, nunca ha querido besar a una chica tanto como quiere besar a Kyungsoo.

Al final, no funciona. Joonmyun tiene demasiado miedo de ir a la universidad con novio, y Kyungsoo no le discute cuando le dice que quiere dejarlo.

-Estamos en el instituto -dice Kyungsoo-. Las cosas que pasan en el instituto no están hechas para durar para siempre, de todas formas. Pero espero que aprendas a sentirte feliz contigo mismo, Joonmyun. De verdad.

Joonmyun también lo espera, pero está tan abajo en su lista de prioridades que no tiene tiempo que dedicarle a eso.

Cuando Jongdae empieza a buscarle citas, lo tiene en la punta de la lengua. Teóricamente, «no me gustan las chicas» no son muchas palabras, pero en la práctica a Joonmyun le resulta imposible decírselas a su mejor amigo. Cuanto más espera, más imposible parece.

-¿Cómo ha ido la cita? -pregunta Jongdae en cuanto entra por la puerta.

-Era muy simpática -dice Joonmyun mientras se quita los zapatos y entra al salón.

-¿Simpática? -Jongdae frunce el ceño-. No vas a volver a salir con ella, ¿verdad?

Parece tan decepcionado... Joonmyun se sienta en la mesa de la cocina junto a Jongdae, lleno de culpabilidad.

-Ya está bien, Jongdae. -Jongdae abre la boca para protestar-. No más citas.

-No lo entiendo -dice Jongdae-. Le gusta la historia, tiene piernas de modelo y le gustan las mismas comidas que a ti. ¿Por qué no te gusta?

Joonmyun se agarra al borde de la mesa, y contempla contárselo a Jongdae en ese mismo instante, que su tipo es un poco menos Jinri y un poco más, bueno, Chanyeol, pero le falta coraje, y acaba agachando la mirada.

-Buenas noches, Jongdae -dice, y se va a la cama. Le lleva un buen rato quedarse dormido.

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traducción, pairing: joonmyun/chanyeol, exo fanfic

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