[exo fanfic trad] raise your expectations (2/7)

Dec 14, 2015 02:36



El otoño ataca con saña. Nadie quiere comer yogur helado en invierno, pero aún hay mucha gente que va por el chocolate caliente de Joonmyun y el café de Jongdae. También vienen por el ánimo exacerbado de Chanyeol y la falta de sentido común de Jongin, que aún lleva camisetas que dejan al aire sus clavículas.

Hoy, la tienda está hasta los topes. Cuando no está sirviendo mesas o fregando el suelo, Chanyeol le suplica a Baekhyun.

-Pero necesito tu ayuda -dice Chanyeol.

Baekhyun lo mira con los ojos entornados mientras toma sorbos de su bebida favorita, que Joonmyun preparó especialmente para él la primera vez que vino a la tienda por la noche, «solo para ver al jefe tan mono de Chanyeol». Joonmyun está seguro de que Baekhyun es un sádico que disfruta haciendo que la gente se sonroje, pero sus bromas inofensivas son iguales para todos así que a Joonmyun no le importa. También le gusta cómo se sonroja Jongin, cuando Baekhyun le pregunta cuándo piensa empezar a vestirse de acuerdo a la temperatura.

-Ya hace casi dos años que estás con Sooyoung, Chanyeol. ¿De verdad me estás diciendo que no se te ocurre nada que pudiera gustarle?

-Sabes que soy un desastre para los regalos -dice Chanyeol, y Jongin, que está pasando por al lado con una bandeja de tazas vacías de la mesa tres, se echa a reír.

-¿No querrás decir «desastre con todo»? -se burla Jongin, y Chanyeol sonríe.

-¿Cómo te va con las mates, Jongin? -Inclina la cabeza y abre los ojos tanto como puede mientras Jongin se mantiene apartado de la conversación, ocupado en ayudar a una niña a elegir sabores para su yogur mientras su hermano mayor la sostiene en alto para que pueda ver a través del cristal-. He oído que estás aprobando ahora que has conseguido emboscar a tu compañero de habitación de primero para que te ayude.

-Oooh, también sabe morder -dice Jongdae, antes de pasar junto a Joonmyun para coger los dos chocolates que acaba de preparar-. Jongin, más te valdría esconderte en el fregadero y dejar todas esas tazas limpias antes de las cuatro, que es hora punta -sonríe con provocación y Jongin hace un puchero antes de seguir caminando.

-Lo siento mucho, Chanyeol, pero ya deberías saber lo importantes que son las cenas del negocio familiar. No puedo escaparme. Deberías haberme preguntado la semana pasada, ¿es que se te olvidó?

-No, he estado ocupado. -Cada rato libre de las últimas semanas, Chanyeol lo ha pasado con la nariz metida en sus libros. Joonmyun había comprobado, divertido, que uno de ellos era Lady Hyegyeong-. Trabajos, trabajos, y ah, sí, más trabajos.

Chanyeol suelta un suspiro tan profundo que su flequillo vuela hacia arriba, y Joonmyun siente una tirantez en el pecho.

-Yo puedo ayudarte -dice Joonmyun. Es una de esas veces en las que su pasión por ayudar supera su reticencia-. No se me da tan mal comprar regalos para chicas. -Ha ayudado tantas veces a Jongdae que ya debería poder, al menos, ofrecer una segunda opinión sólida. Probablemente sea mejor que nada-. Ambos salimos a las cinco hoy.

-Gracias, gracias, gracias -canturrea Chanyeol.

Espera hasta que Joonmyun le da su yogur a la niña con una sonrisa antes de atraparlo en un abrazo. Joonmyun se remueve un poco, para liberar su cara y poder respirar algo que no sea el aroma de la colonia de Chanyeol, que huele como la zona de los perfumes caros de la primera planta del Shinsegae de Chungmuro.

-De nada -dice Joonmyun, cuando Chanyeol se aleja de él para darle espacio para respirar-. No me supone nada.

Baekhyun los mira con interés mientras se prepara para marcharse.

-Pásalo bien -le dice a Joonmyun, como si supiera algo que él no sabe, y Joonmyun se pregunta si de verdad Chanyeol es tan malo con las compras como él cree.

A las cinco, se mete en la parte de atrás para ponerse el abrigo, y Jongdae le dirige una de esas miradas.

-¿Te vas de compras con Chanyeol? -dice, fingiendo una taquicardia-. ¿Quién eres, y dónde está el Joonmyun al que creía conocer?

-Necesita ayuda -dice Joonmyun, contando las grietas de la baldosa que hay bajo sus pies en lugar de devolverle la mirada a Jongdae.

-Interesante -apunta Jongdae-. Que el avestruz atontado necesite ayuda está por encima de «pero-Jongdae-no-he-hecho-la-colada» y de «tengo-que-hacer-la-compra-o-moriremos-de-inanición»...

Joonmyun se enrolla la bufanda dos veces en torno al cuello y busca su paraguas. Lo encuentra debajo de la sudadera de Jongin.

-Vaya, ¡sí que trae ropa! -dice Joonmyun, para distraer a Jongdae. Funciona, y Jongdae mira la sudadera con incredulidad.

-Vaya un embustero -dice Jongdae-. «Hyung, es que tenía mucha prisa esta mañana así que no tenía más opción que llevar esta blusa que compré en la sección de niñas de Lotte», los cojones.

-Te veo esta noche, Jongdae -dice Joonmyun, y se escapa mientras Jongdae se aferra a la sudadera con una mezcla de furia y diversión.

Chanyeol está esperando en la puerta de la tienda, mirando afuera con la desolación pintada en la cara. A Joonmyun le encanta lo abierto que es el rostro de Chanyeol, como el de un niño. Joonmyun se siente inseguro a menudo, de qué relación tiene exactamente con las personas, de si está diciendo algo inapropiado, pero nunca siente ese miedo con Chanyeol, cuyas emociones están siempre tan claras en su cara.

-¿Qué pasa?

-Se me ha olvidado el paraguas -dice Chanyeol, y Joonmyun le da un golpecito con el codo.

-El mío es bastante grande -dice, y Chanyeol lo mira, confuso-. Tú me prestaste tus guantes, así que yo puedo compartir mi paraguas sin problema.

Apenas caben bajo el paraguas. Chanyeol acaba sujetándolo y pasando un brazo por los hombros de Joonmyun para acercarlo más a él. El brazo derecho de Joonmyun está empapado en cuestión de segundos, pero apenas se da cuenta con la calidez de que alguien lo mantenga tan cerca.

-Eres tan diminuto... -dice Chanyeol-. Como un bebé pájaro.

-Soy tu hyung -dice Joonmyun con firmeza, y la risita de Chanyeol es tan fuerte como para oírla por encima del sonido de la lluvia.

-Mi hyung diminuto -corrige Chanyeol-. Eres muy adorable.

-Eso dices siempre.

-Lo digo en serio.

Joonmyun inclina la cabeza para mirar a Chanyeol, que está observando las señales de las calles aunque ha aumentado el paso, forzando así a Joonmyun a dar el doble de pasos para mantenerse a su ritmo.

-¡No puedo caminar tan rápido! -dice, y Chanyeol sonríe.

-Ya casi estamos -dice, y señala la parada de autobús-. Este autobús es la forma más rápida de llegar adonde vamos.

-Se me ha olvidado preguntar dónde vamos -dice Joonmyun, una vez se han refugiado en la parada-. Sé que tienes que elegir un regalo de aniversario, pero...

-Tiene una pulsera con charms -dice Chanyeol-. De una marca en concreto. Tengo que elegir, no sé, un buen charm. -Suspira-. O tres.

-O tres -repite Joonmyun-. ¿Tan difícil es elegir un charm?

-No lo entiendes -dice Chanyeol-. Tengo un gusto exquisito cuando compro para mí, pero cuando es para Sooyoung, elijo las cosas más horrorosas. -Chanyeol sacude el paraguas y consigue que sus vaqueros se mojen todavía más. Joonmyun extiende la mano para cogerlo y le quita el agua como un experto mientras Chanyeol sonríe con timidez-. ¿Voy hecho un desastre?

-Sí -dice Joonmyun, y es Chanyeol, piensa, el que es adorable-. Te ayudaré.

Puede que aún le dé tiempo a ir al supermercado cuando acaben, después de todo.

En el autobús, Joonmyun se sienta junto a la ventana, y Chanyeol se apoya en él, descansando la cabeza sobre la de Joonmyun mientras este mira las calles mojadas a través del cristal. Sabe que va mojado, pero no tiene frío. No con el brazo de Chanyeol sobre su muslo y el aliento de Chanyeol en su pelo.

No, se dice Joonmyun, cuando se le acelera el pulso. Siempre se le ha dado muy bien decirse que no, y este no es momento de hacer excepciones.

-Esta es nuestra parada -dice Chanyeol, muy cerca de su flequillo, y Joonmyun traga saliva antes de seguir a Chanyeol fuera del autobús. Levanta el paraguas, pero Chanyeol niega con la cabeza y señala una pequeña tienda a unos cinco metros, así que se dirigen a ella corriendo. Cuando llegan a la puerta, Chanyeol se pasa una mano por el pelo mojado y sonríe.

-Conozco al dueño de esta tienda. Fue él quien me ayudó a elegir la pulsera de Sooyoung.

-Seguro que él podría haberte ayudado -dice Joonmyun-. No es que me importe haber venido. Para nada.

Tiene la boca seca.

-Me alegró mucho que te ofrecieras -dice Chanyeol-. Además, es agradable hablar contigo así, sin clientes que nos interrumpan. Y siempre estás tan ocupado...

-Nunca sales conmigo, con Jongdae y con Jongin -replica Joonmyun-. Siempre te invitamos.

-Es porque... Tengo cosas que hacer, los fines de semana. Asuntos familiares. -Chanyeol abre la puerta-. Adelante.

El dueño sí que conoce a Chanyeol. Los deja solos para que miren los charms bajo el cristal, y Joonmyun le hace preguntas a Chanyeol sobre los intereses y hobbies de Sooyoung. Chanyeol tiene muchas respuestas y ningún límite de presupuesto (lo que hace que Joonmyun levante las cejas), y al final se deciden por dos charms que Joonmyun, a juzgar por las descripciones que Chanyeol ha hecho de ella, cree que a Sooyoung le gustarán mucho.

Chanyeol se los indica al dueño de la tienda, y el hombre los envuelve mientras Chanyeol tararea, una melodía suave de pop que a Joonmyun le recuerda al instituto. También le recuerda a Kyungsoo, y a otros momentos en los que tuvo que obligarse a no tener sentimientos inoportunos.

Cuando Chanyeol coge los paquetes envueltos sin que Joonmyun se dé ni cuenta de la transacción, éste asume que la sonrisa de Chanyeol se debe a que está imaginando la alegría de Sooyoung cuando vea el regalo.

El tema de la novia es algo que Joonmyun ya sabía desde hace tiempo. Comprarle un regalo no la hace ni más ni menos real.

-Gracias por todo, hyung -dice Chanyeol, cuando regresan a la parada de autobús de la que se habían alejado hace horas. Ya es de noche, y Joonmyun irá corriendo a casa con la esperanza de llegar a su frutería favorita antes de que la dueña cierre-. No podría haberlo hecho sin ti.

-No hay… -nada que no haría por ti, es lo que tiene en la punta de la lengua, extrañamente-. No hay de qué -dice al final, y Joonmyun sabe que es de noche, pero por un segundo, la brillante sonrisa de Chanyeol le hace olvidar que no está amaneciendo.

-Eres tan amable -dice Chanyeol, y a Joonmyun le gusta esa palabra. Quiere conservarla-. Y guapo también, pero cuando pienso en ti, pienso en amabilidad.

-Pero tú también eres amable.

Joonmyun ha visto a Chanyeol agacharse con otra tarrina de yogur al ver que a un niño se le había caído la suya, lo ha visto limpiar con cuidado la cara del niño sin dejar de sonreír. Entre otras cosas.

-No como tú -dice Chanyeol-. No de forma tan desinteresada.



-He comprado la verdura -dice Joonmyun cuando llega a casa.

Pero los zapatos de Jongdae no están junto a la puerta, y el piso está vacío.



Sooyoung va a la tienda ese viernes. Su mirada encuentra a Chanyeol de inmediato, y mantienen una conversación en susurros que Joonmyun no consigue entender, con el ruido de los corazones de las cinco chicas universitarias al romperse, en la parte de atrás de la tienda. Les manda a Jongin con un cuenco gratis de pequeños donuts, y ocupe el lugar de Chanyeol tras el mostrador de yogur mientras él habla.

No puede parar de mirar.

A Joonmyun no le gusta la forma en que sus manos encajan a la perfección, o lo guapa que está cuando le sonríe a Chanyeol. Le hace sentir... bueno, no está seguro. Tiene platos que fregar.

-¿Así que ella es tu tipo? -dice Jongin, y Joonmyun aparta la vista de Chanyeol y Sooyung de inmediato para dirigirla a su amigo.

-No -dice Joonmyun, pasándose la lengua por los labios y levantando una mano para arreglarse el flequillo-. Para nada.

-¿Y por qué pareces tan celoso? -La palabra celos es horrible. Joonmyun se esfuerza al máximo por no hacer nada que se pueda asociar a esa palabra.

-No estoy celoso -dice Joonmyun-. No seas tonto. -Se frota las manos-. Ayúdame a llevar todos estos platos al fregadero.

-¿Pero entonces por qué la estás mirando así? -insiste Jongin-. Es terriblemente guapa.

-Lo es -dice Joonmyun, porque es cierto-. Pero no es mi tipo. -Eso también es cierto.

-Algo está fuera de lugar -dice Jongin-. De verdad que es como si fueras...

-Todo va bien -corta Joonmyun, y Jongin se queda atónito. Joonmyun suaviza el tono-. Estás viendo cosas donde no las hay.

-Si tú lo dices... -dice Jongin, y lo deja correr. Jongdae no lo habría dejado correr, pero Jongin valora lo suficiente su propia privacidad como para no presionar en las escasas ocasiones que Joonmyun se pone serio.

Joonmyun se siente más mentiroso que de costumbre, cuando se fuerza a no levantar la mirada al oír la risa de Chanyeol y, de forma no tan desinteresada, desea que fuera toda para él.



-¡Feliz jueves! -dice Chanyeol cuando llega a las cuatro, y Jongdae gruñe.

-Solo lo dices porque nunca antes has trabajado un jueves.

-¿Qué... les pasa a los jueves? -pregunta Chanyeol, y Jongdae suspira mientras Joonmyun intenta contenerse la risa.

-El idiota -sisea Jongdae, y Joonmyun ya no puede contener la carcajada que se le escapa antes de poder dibujar una sonrisa inocente en su rostro-. Apuesto que Jongin te ha cambiado el turno esta semana solo para tomarse un descanso de este dios de la miseria.

-Jongin le ha cambiado el turno porque tiene un examen de matemáticas mañana -dice Joonmyun-. Está estudiando con Sehun.

-Estudiando -repite Jongdae con sarcasmo-. Así lo llaman los chavales de hoy en día. -Apila unos cuantos menús que se habían quedado en el mostrador y los devuelve al montón del final-. Cuando yo estaba en la uni lo llamábamos «vamos a cambiar la clase por videojuegos».

-El idiota -recuerda Chanyeol al volver de la parte trasera, solo con la sudadera y unos vaqueros muy ajustados, y Jongdae hace una mueca.

-Sí -dice-. El tío al que sentamos en la siete.

-¿La mesa de la gotera? No puede ser tan malo.

Joonmyun toquetea la caja registradora y decide no involucrarse en esta conversación. Jongdae le dirige a Chanyeol una sonrisa dulce.

-¿Por qué no lo atiendes tú hoy?

-Vale -dice Chanyeol-. Lo haré.

Chanyeol coge un menú y va a la mesa siete. El idiota alza la vista justo cuando Chanyeol se acerca, y ambos se quedan muy quietos.

-Changmin-hyung -dice Chanyeol, sorprendido, mientras el idiota levanta una ceja impecablemente arqueada y observa las manos de Chanyeol sujetando el menú.

-¿Esto es lo que has estado haciendo con tu tiempo libre? -Es evidente que el idiota, o Changmin, como lo ha llamado Chanyeol, está pasándoselo muy bien-. Vaya, vaya, qué sorpresa se va a llevar tu papá.

-Para -dice Chanyeol. Está visiblemente molesto, y Joonmyun no cree haber visto a Chanyeol con la boca tan apretada antes, con las comisuras curvadas hacia abajo por el disgusto y los músculos tensos-. Aquí no.

-¿No me vas a tomar nota, Chanyeol-ah?

Chanyeol asiente, rígido.

-¿Qué quiere tomar, señor?

Joonmyun no quiere ver a Chanyeol así. Es demasiado personal, y Chanyeol no le ha dado la bienvenida a nadie a esta parte de su vida. Jongdae no parece tener tantos miramientos, ensimismado con el mini-drama que está ocurriendo en la mesa siete.

Chanyeol vuelve al mostrador y repite el pedido con rabia.

-Tenías razón -le dice a Jongdae, un momento después-. Hay un idiota en la mesa siete. -Los hombros de Chanyeol se van relajando poco a poco-. Uno que es... un amigo de la familia, más o menos.

-Chanyeol, ¿por qué no te ocupas de los platos? -dice Joonmyun, y Chanyeol asiente-. Yo me ocupo de la mesa siete.

-Gracias, hyung -dice Chanyeol, y aunque Joonmyun lo sustituye, Chanyeol no deja de mirar con nerviosismo al idiota hasta que se marcha, no sin antes pasar por el mostrador para pagar y dirigirle a Chanyeol una despedida más personal e irónica. Chanyeol se desinfla cuando por fin se va.

-¿No eres muy amigo suyo? -murmura Joonmyun después, mientras secan los platos uno al lado del otro, a última hora de la tarde. Jongdae está flirteando sin vergüenza alguna con una mujer de cincuenta años que viene al menos tres veces a la semana a tomar café.

-Trabaja para mi padre -dice Chanyeol-. Y eso no es algo que yo quiera hacer. Por mi carrera de literatura, y todo eso. -Chanyeol agita su pelo teñido-. No estoy hecho para un trabajo en el que hay que encajar en un molde. Soy demasiado guapo y demasiado divertido para meterme en un traje gris día tras día. Changmin-hyung no está muy... de acuerdo con mis decisiones.

-Ya veo -dice Joonmyun, y no hace más preguntas. Chanyeol parece agradecido.

-Estoy leyendo a Kim Manjung otra vez -dice Chanyeol, tras cinco minutos de silencio cómodo en los que Joonmyun ha atrapado dos vasos antes de que caigan al suelo. A Chanyeol no le gusta el silencio, pero a Joonmyun no le molesta el ruido que hace para llenarlo-. El viaje al sur de la señora Sa.

-Cuéntame de qué va -dice Joonmyun. Chanyeol lo hace, y su voz va ganando entusiasmo mientras detalla el cuento para los oídos deseosos de escuchar de Joonmyun.



En Chuseok cierran pronto la tienda. Joonmyun se ofrece a invitarlos a todos a cenar, y es una sorpresa que Chanyeol acepte, ya que había mencionado que tenía una cena con su padre.

-La ha cancelado -explica Chanyeol mientras caminan, y algo en su postura tensa no invita a hacer más preguntas.

Acaban en un restaurante de estilo occidental, piden hamburguesas gigantes y se ríen de Jongdae, que corta la suya en pedazos para poder comérsela con tenedor. Chanyeol da unos bocados enormes y se llena la cara de salsa. Joonmyun se aguanta las ganas de limpiársela.

-¿Le gustó a tu novia el regalo? -pregunta Jongin, y Chanyeol asiente.

-Mucho, mucho. Pero solo porque Joonmyun-hyung básicamente lo eligió por mí. -Sonríe con una sonrisa cálida, que hace que las mariposas salgan de sus crisálidas a revolotear por el estómago de Joonmyun en la estación equivocada-. Me alegro de que me ayudara.

Jongdae sonríe.

-Ojalá dejara de rechazar a las chicas que elijo para él, y fuera en serio con alguna -dice, comiéndose un aro de cebolla-. Sería un novio esclavo tan genial...

Jongin rompe a reír.

-Estoy completamente de acuerdo -dice-. Debería tener una noona, como Chanyeol. «Noona, deja que lo haga todo por ti. Noona~».

-¡Encima conozco a la chica perfecta! -Jongdae da una palmada en la mesa.

-Jongdae, ya hemos acordado que...

-¡Pero Joonmyun, te encantaría!

-¿Y si no quiero salir con nadie? -pregunta Joonmyun. Es casi una pregunta retórica, llegados a este punto. Llevarles la contraria a Jongin y Jongdae no merece la pena, son dos contra uno.

-Creo que Joonmyun-hyung debería hacer lo que quisiera -dice Chanyeol-. Salir con alguien si quiere o no salir si no quiere.

Chanyeol está dibujando una cara sonriente con ketchup en lo que queda del pan de su hamburguesa, pero levanta la vista para mirar a Joonmyun, que nota el pecho tirante con tanta calidez.

-Gracias, Chanyeol. Es gracioso, solo me conoces un mínima parte del tiempo que me conocen ellos, pero eres el único que ve que soy un adulto capaz de decidir si quiero salir con alguien o no yo solito.

-Eso es porque aún no te conoce bien -dice Jongdae-. No ha visto tus deprimentes tendencias a ser un ermitaño, o tu colección todavía más deprimente de jerseys de invierno...

-Mis elecciones en cuanto a ropa no tienen nada de malo -dice Joonmyun, seco, y Jongin se atraganta con el sándwich-. Y aunque lo fueran, Jongin es la última persona que puede hablar.

-Ahí tienes razón -dice Jongdae-. Pero eso no quiere decir que no seas trágicamente antisocial...

-¡Estoy aquí!

-¡Con tus compañeros de trabajo!

-Con mis amigos -corrige Joonmyun, y la mano de Chanyeol se posa sobre la rodilla de Joonmyun un momento bajo la mesa, y aprieta suavemente. A Joonmyun se le seca la garganta.

-Joonmyun-hyung es capaz de elegir por sí mismo -dice Chanyeol con firmeza-. No depende de vosotros lo que haga con su tiempo, tíos. Es muy simpático, y guapo -y Joonmyun se sonroja-, así que estoy seguro de que si quisiera salir con alguien, no tendría ningún problema.

Joonmyun se toquetea el flequillo y mantiene la mirada fija en la mesa hasta que Jongdae tose y rompe el momento. Cuando alza la vista, Jongdae parece... arrepentido, y Joonmyun no está acostumbrado a eso.

-Tienes razón -dice, y Jongin lo mira como si lo hubiera traicionado.

-Pero...

-Déjalo correr, Jongin -dice Jongdae-. O voy a tener que empezar a hablar de tu novio Sehun...

-Compañero de habitación -insiste Jongin-. Nadie te acusa a ti de estar saliendo con Joonmyun-hyung solo porque pasáis un montón de tiempo juntos.

-Porque yo tengo novias de verdad, en lugar de pasearme a medio vestir por mi lugar de trabajo sin resultado alguno -replica Jongdae.

-Gracias -le dice Joonmyun a Chanyeol, y apenas se oye con la riña de Jongin y Jongdae. La mano de Chanyeol ya se ha retirado de su rodilla y está sobre su propio regazo, mientras con la otra le clava el tenedor a sus patatas fritas. Mastica con la boca abierta. No es nada atractivo-. Por defenderme. Minseok solo se reía y los dejaba montarme citas.

-No parecías muy emocionado por conocer a esa chica. -Chanyeol se inclina para dar un trago a su refresco, y vuelve a reclinarse para mirar a Joonmyun, pensativo. Joonmyun no cree haber visto antes una expresión tan pensativa en su rostro-. Además, sé lo que es no poder tomar tus propias decisiones.

Las comisuras de sus labios se curvan hacia abajo.

Joonmyun quiere preguntar, pero algo que le dice que Chanyeol no contestaría.

Joonmyun levanta el plato en silencio y echa las patatas que le quedan en el plato de Chanyeol.

-Supongo que al final fue un acierto contratarte.

Eso hace que la sonrisa característica de Chanyeol vuelva, y Joonmyun no se molesta en reprimir el temblor de su corazón en su pecho.

Joonmyun intenta pagar la cuenta al salir, pero la camarera lo mira, sorprendida.

-Ya la han pagado -dice, y Chanyeol está sonriéndole cuando se vuelve para mirar a sus amigos.

-¿No había dicho que invitaba yo?

Chanyeol se encoge de hombros.

-Deberías haber sido más rápido, entonces -dice, se cala la gorra de béisbol y guiña un ojo. Al menos Joonmyun cree que está guiñando un ojo, porque a veces el ojo izquierdo de Chanyeol se cierra cuando sonríe.

-Gracias -dice Joonmyun-. Otra vez.

-No hay de qué -dice Chanyeol, un eco de las palabras de Joonmyun el miércoles, y guía a Joonmyun hacia la calle con una mano al final de su espalda.



-He hecho un nuevo amigo -le dice Joonmyun a su madre mientras ella le acaricia la mejilla-. Se llama Chanyeol.

-¿Es un buen chico? -pregunta, y el nudo en la garganta de Joonmyun le dificulta la respiración-. Quiero saber que serás feliz antes de...

-¿Antes de qué? -dice Joonmyun, con falso optimismo, y redirige la conversación a los adornos de Gyeongbeokgung por Chuseok.

Cuando se va del hospital, su padre lo coge del brazo.

-Ven a casa a cenar la semana que viene -dice-. Ya hace tiempo que no vienes. Trae a Jongdae.

-Veré si está libre -dice Joonmyun, y espera que lo esté, porque si no serán Joonmyun, su padre y la silla vacía de su madre.



La primera nevada del año encuentra a Baekhyun y Zitao inclinados sobre la mesa de Baekhyun, viendo un drama. No se entienden el uno al otro, pero han desarrollado una extraña amistad compuesta sobre todo de risas y gestos de las manos, y dramas coreanos con subtítulos en chino.

Joonmyun los mira, divertido. Chanyeol aparece por detrás y apoya la barbilla sobre la cabeza de Joonmyun.

-Nunca había oído a Baekhyun decir tan pocas palabras.

-La amistad no siempre está en las cosas que dices. A veces está en las que no dices.

-Suenas como un programa de tarde para niños. -Las manos de Chanyeol aprietan los hombros de Joonmyun-. A veces desearía que tú dijeras más.

-¿Qué quieres decir? -Se libera del agarre de Chanyeol y va a comprobar las bandejas. Les quedan pocos fideos de colores.

-Tienes tantos secretos -dice Chanyeol-. Todo lo que sé sobre ti es por accidente. Como que eres un estudiante de historia en hiatus, o que se te da bien elegir regalos para las novias de otras personas.

-¿No se supone que es así como debe ser? Creo que tú tienes más secretos que yo.

-Las cosas importantes las sabes -dice Chanyeol-. El resto de mi vida son cosas que no me interesan ni a mí.

-¿Qué es lo que quieres saber?

-No estoy seguro -dice Chanyeol-. ¿Y si me lo cuentas todo?

Joonmyun se agacha para sacar de debajo del mostrador una gran bolsa de fideos de colores, y rellena la bandeja con cuidado. Chanyeol lo mira en lugar de ayudar, porque la última vez había convertido todo el mostrador en un espectáculo arcoíris.

-No querrías saberlo.

Chanyeol está a punto de decir algo más, pero entonces Jongin se acerca y se agarra a sus hombros.

-Chanyeol, ayúdame con las cajas del reparto.

-Sí, sí -dice Chanyeol, y cuando se va, Joonmyun respira hondo.



Joonmyun nunca había guardado secretos. Aprendió a hacerlo en el instituto, entre besos robados con Kyungsoo e intentos de evitar decirles a sus profesores o amigos lo de su madre. Tras eso, guardarse sus propias preocupaciones se volvió algo natural para Joonmyun.

Cuando deja el caldo a hervir sobre el fogón, Jongdae entra y se sienta en la mesa de la cocina. Se oye el sonido pesado de un libro al caer sobre el mueble.

-¿Examen?

-Siempre -dice Jongdae, y Joonmyun asiente-. Yo cocinaré la semana que viene, ya que tú me estás cuidando esta semana.

-No me importa -dice Joonmyun.

-Nunca te importa -dice Jongdae-. Pero eso no quiere decir que me vaya a aprovechar de ti.

Joonmyun continúa removiendo el caldo en silencio.

Pasan unos minutos de silencio cómodo, y Joonmyun rompe la calma.

-¿Tengo muchos secretos?

-Sí -responde de inmediato Jongdae-. No sé por qué, pero siempre has sido de guardarte las cosas para ti.

Joonmyun baja el fuego y mira a Jongdae, que le devuelve la mirada, inquisitivo.

-Chanyeol me ha dicho que tengo muchos secretos.

-Mira quién habla -dice Jongdae-. Mira, no sé qué te ha llevado a pensar que tienes que hacerte cargo de todo tú solo. Quizá sea lo de tu madre, o a lo mejor es que siempre has sido así, desde mucho antes de que nos conociéramos.

Joonmyun se apoya en la encimera.

-Pero... -Jongdae se rasca las mejillas-. Supongo que tienes todo el derecho a guardar secretos, por mucho que yo desee que me cuentes algo.

-Lo siento -dice Joonmyun-. No es que no confíe en ti, es...

Jongdae echa hacia atrás la silla, y chirría contra el suelo. Joonmyun debería poner protectores bajo las patas. Jongdae va a su lado.

-Yo vigilo esto. Ve y date una ducha, no has dejado de moverte desde que has llegado a casa.

-Tus exámenes... -dice Joonmyun, Jongdae bufa.

-Pueden esperar veinte minutos. Deja que me preocupe de mí mismo. No tienes que cargar con las preocupaciones de todo el mundo sobre tus hombros. El resto también tenemos hombros. -Jongdae le da un golpecito con la cadera-. Largo.

En la ducha, Joonmyun deja que el agua le limpie el día de hoy y se cuele por el desagüe, e intenta imaginarse cómo sería contarle a alguien las cosas que piensa día a día. Es imposible, así que hace una bola con sus secretos y los esconde entre sus costillas, tras su corazón.



La mayoría de ellos se las apaña para encontrar un rato el martes, y van a ver una película al cine. Hay muchísimas butacas vacías, lo que es bueno, porque sus amigos son muy escandalosos. Lu Han llama para decir que no va a ir en el último momento, para decepción de Sehun, que tiene un terrible caso de admiración extrema por el chico mayor.

Sehun está sentado a su derecha y Zitao a su izquierda.

-No recuerdo la última vez que vine a ver una película -dice Joonmyun, y Jongdae asiente, condescendiente.

-Ah, sí, Joonmyun, esto es lo que llamamos «pasarlo bien» -dice Jongdae-. La gente hace esto cuando no están preocupándose constantemente por cada mínima cosa.

Baekhyun se ríe.

-Pobre Joonmyun-hyung -dice Baekhyun-. Tan mono, aunque su estatus de más mayor no lo proteja.

-Yo también me lo paso bien -dice Joonmyun-. ¡A lo mejor yo me preocupo mucho pero es que tú no te preocupas lo suficiente!

Jongin, que está medio acurrucado sobre Sehun y mirando a la pantalla en blanco con ojos soñolientos, suelta una risa.

-He oído que Jongdae tiene problemas con las clases. ¿Significa eso que van a dejar de meterse conmigo por las matemáticas?

Jongdae sonríe ampliamente, a punto de disparar una respuesta, y Min le pone una mano tranquilizadora en el brazo.

-No -dice Baekhyun, y entonces vuelve a centrar su atención en Zitao. Joonmyun se siente extrañamente solo, aunque esté en el centro de su fila de amigos.

Las luces del cine empiezan a oscurecerse, y Baekhyun se inclina sobre el regazo de Zitao.

-Estoy seguro de que Chanyeol vendrá la próxima vez, así que deja de lloriquear -susurra, y Joonmyun se sonroja como un adolescente y tira de las mangas de su jersey hasta que sus manos desaparecen bajo los puños-. Él también estaba decepcionado.

-¿En serio?

-Le gustas más que yo -dice Baekhyun, y Joonmyun no puede verle los ojos-. Me estoy empezando a poner tan celoso como Sooyoung.

-Eso está de más, de verdad -dice Joonmyun, cuando empiezan los tráilers-. Yo no soy nadie.

-Eres alguien, créeme -dice Baekhyun, y Zitao le da un empujoncito para que se siente bien y le indica que guarde silencio con gestos.

Joonmyun no consigue concentrarse en la película. Le gustaría mucho ser alguien para Chanyeol, y eso, piensa Joonmyun, es un problema.



El caso es que Joonmyun ya ha aprendido a no enamorarse de chicos hetero. En su primer año de carrera, Joonmyun miró a Lu Han y enseguida supo que tenía problemas. Lu Han tenía ese tipo de despreocupada seguridad en sí mismo que Joonmyun envidiaba.

Desde Lu Han, Joonmyun se las había apañado para evitar obsesionarse con sentimientos que nunca llegarían a nada. Hasta Chanyeol, que quiere saber todos los secretos de Joonmyun y que le dice al menos una vez al día lo adorable que es.

A Joonmyun siempre le han gustado las personas que se quieren mucho a sí mismas, y Chanyeol tiene todo lo que encuentra atractivo, todo en un paquete cálido y afectuoso, un rayo de sol en un cielo gris de invierno.

Están a principios de diciembre, y ahora importan la fruta. Jongdae ha reclamado una caja de arándanos como su propiedad.

-Chanyeol, ¿quieres venir a patinar sobre hielo con nosotros este fin de semana? -dice Jongdae, y luego tira un arándano al aire para atraparlo con la boca.

-¿Qué? -Chanyeol deja de organizar diligentemente los tenedores de ensalada y los de postre en montones distintos para mirarlo.

-Ya llevas seis meses aquí y casi siempre consigues librarte de salir con nosotros -dice Jongin-. Eso es profunda e intrínsecamente injusto, visto que yo nunca tengo derecho a librarme de nada.

Jongdae le da un golpecito en la oreja y coge otro puñado de arándanos.

-Tráete a tu novio...

-Compañero de habitación -corrige Jongin, quitándole de un tirón la caja de arándanos-. Es mi compañero de habitación, y si le dices eso a la cara...

-Se reirá con incomodidad y yo lo sentiré tanto -dice Jongdae, y Joonmyun suspira, pasándose una mano por el flequillo.

-Chicos, ¿en serio...?

-Puedo ir -dice Chanyeol, y todos se giran para mirarlo. Está sonriendo, y a Joonmyun le encanta cómo su pelo cae en rizos ante sus ojos hoy-. Si vais el domingo, puedo ir. El sábado he quedado con mi novia y sus padres, pero el domingo lo tengo libre.

-El domingo está bien -dice Joonmyun-. Aún no habíamos decidido un día, pero el domingo es un día tan bueno como cualquier otro, y...

Es un poco desafortunado que la mención de la novia de Chanyeol le haga marearse así.

-Te estás yendo por las ramas -dice Jongdae-. El domingo está bien. ¿Vale, Jongin?

-Sí, vale -dice Jongin, asintiendo-. Mientras Chanyeol pueda venir por fin a «estrechar lazos».

-Lo dices como si esto fuera una reunión de trabajo obligatoria, en lugar de un grupo de amigos que salen a pasárselo bien un finde.

Joonmyun le pasa un brazo por los hombros a Jongin, y lo agradece cuando Jongin no lo aparta, demasiado ocupado metiéndose todos los arándanos que le caben en la boca para que Jongdae no pueda comérselos.

Chanyeol termina con los tenedores y se ajusta las gafas, aún sonriendo.

-Lo siento por no haber podido venir antes, Jongin -dice-. Sé que has echado de menos que mi preciosa cara ilumine tus días libres igual que ilumina tus días laborales, pero...

Jongin tiene la boca demasiado llena para hablar, pero coge un puñado de arándanos y se baja del taburete, se acerca a Chanyeol y le estampa los arándanos en la cara.

-Ahora eres igual de bonito que un cuadro -dice Jongin con dulzura, tras tragar, mientras Chanyeol y Joonmyun lo miran con los ojos como platos hasta que regresa al taburete.

-El período arandanístico de Picasso -dice Jongdae, y Chanyeol se estremece una, dos veces antes de explotar de risa, con un ojo entrecerrado y los dientes brillantes.

Joonmyun, a medio camino entre divertido y escandalizado, acaba riéndose con ellos, y Jongdae se da palmadas en las rodillas.

-¿Es esto lo que tengo que esperar del domingo?

Tiene las pálidas mejillas cubiertas de púrpura, y tiene piel de arándano en el pelo y gotas del jugo en la camisa blanca. Joonmyun opina que, de algún modo extraño, le sienta bien.

-Te diría que no -dice Joonmyun, alisándose la camisa por reflejo-, pero sería una vil mentira.

Chanyeol se acerca al mostrador y coge una servilleta para limpiarse la cara, y Joonmyun va a toda prisa detrás de la barra para humedecer una toallita de papel. Tiene la intención de dársela a Chanyeol, pero en lugar de eso, le pone una mano en el cuello, tira de él hacia abajo y empieza a limpiar el desastre. Chanyeol tiene los ojos como platos por la sorpresa, pero entonces sonríe y se encoge de hombros, y se inclina aún más cerca. El cerebro de Joonmyun solo reacciona cuando casi ha terminado.

-Lo siento -murmura-. No lo puedo evitar.

Nota la calidez del cuello de Chanyeol en la mano, y su pelo es suave. Los labios de Chanyeol aún están estirados en esa amplia sonrisa cada vez más familiar, y Joonmyun tiene unos nudos tan grandes en el estómago que le están dando de sí las entrañas.

-Ya lo sé -dice Chanyeol-. La primera vez que nos encontramos fuera del trabajo me abrochaste la chaqueta, incluso cuando tú mismo estabas tiritando.

Jongdae esconde su risa con la mano de forma muy poco efectiva, y Jongin niega con la cabeza.

-Mamá pato haciéndose cargo de sus patitos -dice Jongin, y Joonmyun deja caer la mano que aún sujetaba la toallita contra la cara de Chanyeol, ahora casi sin arándanos.

-Lo siento.

-No pasa nada -dice Chanyeol-. Seguramente tú lo has limpiado mejor de lo que lo habría hecho yo. -Joonmyun deja que su mano se deslice y deje de tocar el cuello de Chanyeol. Nota su piel como seda bajo las yemas de los dedos al separarse-. Y aquel día hacía frío.

Joonmyun se sonroja, y baja la mirada hacia el mostrador a tiempo de ver cómo Chanyeol coge rápidamente otro puñado de arándanos. Antes de que a Joonmyun le dé tiempo a parpadear, Chanyeol ya ha agarrado el cuello de la camisa de Jongin y metido los arándanos en el hueco entre piel y tela. Jongin grita y se inclina hacia delante, y Chanyeol lo persigue con la mano cerrada en un puño, aplastando los nudillos en la parte baja de su espalda, justo arriba del cinturón. Todos oyen las frutas reventar.

-Os veo el domingo -dice Chanyeol, se separa de Jongin y se despide desenfadadamente.

La campanilla de la puerta repica cuando sale, y Joonmyun aún puede sentir el calor del cuello de Chanyeol en la palma de la mano. Se siente tonto, y estruja la toallita de papel, ahora azul.

-Me gusta el avestruz ese -dice Jongdae, viendo a Jongin quitarse la camisa y la camiseta interior. Se le queda atascada en la cabeza, y caen un montón de arándanos al suelo y probablemente también dentro de sus pantalones.

-Yo lo odio -dice Jongin, y apenas se le entiende a través de la tela de la camisa.

-Te lo tienes merecido, por echar a perder mis arándanos -dice Jongdae, cogiendo los pocos que quedan y echándoselos a la boca. Entonces mira a Joonmyun, con los ojos brillantes de curiosidad al ver las mejillas todavía rojas de Joonmyun.

Joonmyun se gira y tira la toallita sucia a la basura.

Jongin lo está mirando fijamente, cuando se da la vuelta, con gesto pensativo, y hay algo en su expresión que hace que Joonmyun se sienta descubierto.

next >>©

traducción, pairing: joonmyun/chanyeol, exo fanfic

Previous post Next post
Up