[exo fanfic trad] raise your expectations (6/7)

Dec 14, 2015 02:24



-Kim Joonmyun, ¿eres tú? -Joonmyun deja el tomate que lleva en la mano. Está demasiado blando, y tendría que usarlo hoy o se maduraría demasiado. Este puesto suele tener buenos tomates, pero es más tarde que cuando él suele venir.

Al alzar la vista, se encuentra con Choi Minho.

-¡Minho! -dice, y Minho le dedica una sonrisa torcida-. ¿Cómo estás?

-Trabajando en un bufete de abogados -dice Minho-. Son muchas horas pero me gusta lo que hago, al menos tanto como me gustaría cualquier cosa que no sea deporte.

-Genial -dice Joonmyun-. Me alegro por ti.

-No me puedo creer que no te haya visto desde el instituto -dice Minho-. ¿Qué hace últimamente el presidente del consejo estudiantil?

-Estaba haciendo un posgrado pero me he tomado un descanso -dice Joonmyun-. Historia.

Minho asiente.

-Siempre fue tu asignatura favorita. -Mira su reloj y después al otro lado de la calle, hacia la parada del autobús-. ¿Por qué el descanso?

-Razones personales.

-Siempre se te ha dado bien mantener tu vida en secreto -dice Minho. Joonmyun recuerda lo gruñón que era siempre que no estaba jugando al fútbol. Ahora es todo sonrisas-. Yo me he casado.

-¡Qué bien! Eso no entra en mis planes de momento.

El tráfico cambia, un nuevo conjunto de gente cruza la calle.

-Es casi mi turno. Tengo que coger ese bus o llegaré tarde, pero tenemos que ponernos al día. Trae a tu amigo. ¿Cómo se llamaba? ¿Kyungsoo?

-Ni siquiera tengo su número. -Joonmyun se ríe, y Minho también, alisándose arrugas imaginarias de la camisa.

-Me alegro de verte, Joonmyun. ¿Verdad que es raro vernos ahora, tan mayores?

Joonmyun se ha sentido mayor desde que tenía diecisiete y se encontró cuidando de sí mismo y de su desconsolado padre.

-¿Se supone que tiene que parecerme diferente?

-Tú no has cambiado mucho -dice Minho-. Aunque pareces más cómodo contigo mismo.

-¿Ah, sí? -pregunta Joonmyun, y Minho asiente.

-Desde luego -dice-. A todo el mundo le gustas, Joonmyun, desde siempre. Deberías mantener el contacto. Mi correo electrónico no ha cambiado.

-Lo intentaré -dice Joonmyun, y coge otro tomate mientras Minho echa a correr para cruzar la calle cuando los números del semáforo están a punto de llegar a cero. Este es más firme. Aguantará. No sabe si Chanyeol se va a quedar a cenar.

Es tan obvio, lo diferente que es la vida de Joonmyun comparada con la de sus compañeros. Y lo diferente que será, sin mujer y sin hijos y sin nadie de quien hablar en las fiestas de la facultad, si es que llega a celebrarlas. La sensación se desvanece, cuando está con Chanyeol, pero en este momento es tan abrumadora que siente que se ahoga.



Las manos de Chanyeol suben por los costados de Joonmyun mientras lo mira como si fuera la única persona del mundo que le importa. Mientras Chanyeol se mueve en su interior, con ese extraño vacío que Joonmyun ha visto últimamente derramándose por sus ojos, Joonmyun cree que, en estos momentos, lo es.

-¿Y si nos quedáramos así para siempre? -dice Chanyeol-. Sin volver a salir de la cama. Quedarnos aquí y olvidarnos de todo.

-El mundo no funciona así -dice Joonmyun-. Y tampoco querrías que funcionara así.

-No sé -dice Chanyeol-. A lo mejor sí.



Joonmyun le trae a Jongdae una taza de té y se sienta junto a él en la cama.

-¿Cómo vas, campeón?

-Nunca tendría que haber entrado a Medicina tendría que haber ido a la universidad a hacer cualquier cosa menos eso tendría que haberme metido al circo tendría que haberme tirado al mar y hacerme famoso por cruzar el Pacífico a nado tendría que haber sido idol. -Lo dice todo seguido, en un solo aliento lleno de pánico.

-Estoy seguro de que todo eso deberían haber sido frases separadas -dice Joonmyun, masajeándole los hombros-. Bébete el té.

-Está demasiado caliente -gimotea Jongdae-. Además, no tengo tiempo para tés cuando tengo Exámenes Muy Importantes.

-Tú puedes con ellos -dice Joonmyun-. Además, nunca habrías conseguido entrar al circo.

-Y nadar se me da fatal -dice Jongdae, soplando su té-. Supongo que Medicina era la única opción de verdad.

-Has querido hacer Medicina desde el primer día, cuando estabas lloriqueando en la última fila de nuestro curso de escritura introductorio.

-Si consigo terminar Medicina, le voy a pedir a Min que se case conmigo -dice Jongdae.

-Creía que no viviría para verlo.

-Y yo tampoco -dice Jongdae-. Ayer lo pensé, cuando pasó a dejarme el almuerzo; que si tuviera la oportunidad, no querría compartir mi vida con ninguna otra persona.

Chocolate en la mejilla de Chanyeol mientras ríe y abraza más fuerte a Joonmyun. Una mano en la parte baja de su espalda cuando sube al bus. Joonmyun podría imaginárselo cuando fuera mayor, si se lo permitiera. Pero no lo hace.

-Primero céntrate en tus exámenes -dice.

-Debería -dice Jongdae-. ¿Y si los haces tú por mí?

-Tus notas serían pésimas -bromea Joonmyun, poniéndose en pie-. Fighting.

-Sí, sí -dice Jongdae, haciéndole un gesto a Joonmyun para que se vaya con una sonrisa renovada. Joonmyun cierra la puerta mientras Jongdae le da un sorbo a su té.



-Chanyeol te mira de una forma muy triste últimamente -dice Jongin, masticando un chicle de forma obscena-. ¿Por qué?

-No lo sé -responde Joonmyun. Él también se ha dado cuenta, pero Chanyeol sigue hundiendo la cabeza en el cuello de Joonmyun y eso le permite ignorarlo-. Está preocupado por su padre, eso es todo.

-Si tú lo dices -dice Jongin, y Joonmyun se clava las uñas en las palmas de las manos, dejando diminutas marcas.



La madre de Joonmyun pregunta por Chanyeol.

-Ha estado muy ocupado -le dice Joonmyun-. Ahora solo tiene dos turnos a la semana en el trabajo. Su padre tuvo un infarto.

-Qué triste -dice la madre de Joonmyun-. Espero que se esté cuidando.

-Creo que sí -dice Joonmyun-. Es solo que está desbordado, si no, estoy seguro de que habría venido conmigo...

-Parece que lo echas de menos -dice su madre, y lo mira con cautela.

Joonmyun intenta leer entre líneas, pero hay demasiadas palabras ahí. Cree que una de ellas es aceptación, pero teme estar imaginando cosas así que cierra los ojos hasta que las palabras desaparecen.

-Sí que lo echo de menos -dice Joonmyun-. Es raro, echar a alguien de menos cuando lo tienes justo delante.

Su madre asiente y tose. Está tan delgada que podría desaparecer si Joonmyun dejara de mirarla un momento. Ha pasado mucho tiempo. La recuerda ligeramente regordeta, agachándose para ofrecerle comida directamente de los palillos de cocinar y con el índice de la otra mano sobre los labios, como si dijera «no se lo digas a tu padre, sabes cuánto se preocupa por los gérmenes». Es una sombra de aquella mujer pero aún hay restos de esa chispa en ella, esos gestos y costumbres que no desaparecen.

-Eres un chico muy fuerte, Joonmyun -dice su madre-. Siento que hayas tenido que serlo.

-Te quiero -dice Joonmyun, y le planta un suave beso en la frente.



-Joonmyun-hyung -dice Chanyeol, mientras friegan después de cenar, los últimos platos apilados en la pila de secar mientras Joonmyun frota una sartén.

-¿Sí? -Se gira hacia Chanyeol con una sonrisa pero Chanyeol no se la devuelve. Lo mira con los ojos muy abiertos y con la boca tensa, incómoda.

-Tengo que decirte algo.

Cuando Joonmyun era pequeño solía ayudar a su madre a arrancar las hierbas que crecían en el tejado de su apartamento. Las raíces de algunas eran tan profundas y resistentes que a Joonmyun le quemaban los dedos al tirar de ellas. Chanyeol está arrancándose las palabras como si fueran esas hierbas.

-Puedes decirme lo que sea -dice Joonmyun-. Siempre te escucharé.

-Lo sé -dice Chanyeol-. Siempre se me ha dado bien hablar, pero esto es muy difícil de decir.

-¿Por qué es difícil de decir?

A Chanyeol le cuelgan los brazos inertes, con una mano se agarra al limpiamanos húmedo como si fuera un salvavidas.

-Si lo digo -susurra- será real. No quiero que sea real.

Joonmyun se seca las manos, y posa una sobre el esternón de Chanyeol. Tiene el corazón a mil. Lo empuja así hasta el salón, donde Chanyeol se sienta en el sofá, manteniendo la espalda recta. Normalmente se encorva o se tumba cuan largo es. Joonmyun fija la vista en la rodilla inquieta de Chanyeol para evitar vomitar.

-Chanyeol -le da pie a hablar. La respiración de Chanyeol se acelera.

-Con la salud de mi padre como está, quieren saber que hay alguien preparado para hacerse cargo del negocio. -Le sale todo de corrido, las raíces arrancadas de la tierra.

-Y ese alguien tienes que ser tú.

-Mi hermana es una científica de éxito -dice Chanyeol-. Yo soy un estudiante de cuarto de literatura con un futuro incierto. -Se ríe, y suena amargo. A Joonmyun le duele-. Así que sí, tengo que ser yo.

-Qué más -dice Joonmyun. No es una pregunta. Ve la resignación en los ojos de Chanyeol; está apático, sin vida.

-Nuestro socio tiene una hija.

-¿Por la que discutiste la otra vez con él? -pregunta Joonmyun.

-Tiene veinticinco años y está soltera. La mejor forma de asegurar que nuestra empresa no le dará una puñalada por la espalda a la suya durante la convalecencia de mi padre es un tipo de alianza más permanente.

Es el primer bocado de yogur helado, como hielo recorriendo las venas de Joonmyun.

-Te vas a casar con ella. -Joonmyun está mareado. Joonmyun está muchas cosas ahora mismo, pero la realidad es una montaña delante de él y el único camino que hay es el más aterrador que Joonmyun ha visto desde que su madre se desmayó en la cocina, se abrió la cabeza contra la encimera y se derrumbó en el suelo-. Antes te negaste, pero ahora...

-Hyung...

-Pensé que... -Joonmyun se traga las palabras.

-Es por mi familia -dice Chanyeol-. No es por mí, no es lo que yo quiero...

-No tendrás que leer a Kim Manjung en Económicas -dice Joonmyun. No se imagina a Chanyeol en una oficina. Es demasiado exuberante, demasiado salvaje. Para Joonmyun es como poner un tigre en una jaula demasiado pequeña.

-No hagas chistes. No intentes quitarle hierro al asunto.

-¿Y qué otra cosa puedo hacer? -dice Joonmyun, y nota la bilis en la garganta-. ¿Debería... -¿Llorar? ¿Derrumbarse? Joonmyun no hace esas cosas, ni siquiera cuando se enteró de que su madre no vivirá para ver otra Navidad y cuando Chanyeol se está encerrando en sí mismo ante los ojos de Joonmyun.

-La empresa de mi padre sobrevivirá -dice Chanyeol-. Su legado. ¿No importa más eso que El viaje al sur de la señora Sa?

-Quiero que seas feliz -dice Joonmyun-. ¿Estarás bien, si para eso tienes que sacrificar todo lo que hace que seas Chanyeol?

-No puedes decirme eso -dice Chanyeol-. No puedes decirme que no sacrifique lo que quiero hacer, porque ¿no es eso lo que has hecho tú? ¿Por tu madre? -La cara de Chanyeol desaparece tras la cortina de sus manos-. ¿Acaso lo que estoy haciendo no es justo lo que harías tú?

Quiere decirle que él se merece algo mejor, pero solo susurra su nombre otra vez, porque Chanyeol tiene razón. Es exactamente lo que Joonmyun haría. Nunca se lo habría pedido a Chanyeol.

-No seas hipócrita -dice Chanyeol-. Ya he hecho lo que quería durante mucho tiempo. Ahora me toca ser responsable. -Alza la vista y sonríe, pero Joonmyun ya no ve la luz del sol en esa sonrisa-. He podido tenerte. Nunca volveré a tener esa suerte.

Esto debió ser lo que sintió Kyungsoo cuando Joonmyun lo dejó. Joonmyun sabe que no puede conservar a Chanyeol. Parte de él siempre ha sabido que las cosas entre ellos no durarían; no cuando Chanyeol no puede presentarle a Joonmyun a sus padres y Joonmyun no puede decirle a la chica que viene una vez a la semana y se sienta en la mesa cinco que tiene novio. Siempre ha sabido que la vida sigue y que, al final, la felicidad se le escaparía de entre los dedos como agua y que se quedaría con simples restos en sus manos húmedas.

Pero no había pensado que sería tan pronto. Había hecho lo posible por no pensar en cuándo ocurriría.

-El afortunado he sido yo -dice Joonmyun-. No tienes ni idea.

-Sí me hago una idea -dice Chanyeol-. Soy el chico más guapo de mi barrio.

Le brillan los ojos.

No parece que estén rompiendo. Más bien parece que Chanyeol vaya a partir en un viaje del que nunca regresará, como los históricos viajes de los guerreros para conquistar nuevas tierras. Una cruzada digna de Gilgamesh.

Hay tardes tranquilas, con las manos en el pelo de Chanyeol y la cadencia relajante de su voz grave que permanecerán en su corazón mucho más allá de esta noche.

Chanyeol niega con la cabeza, como para aclararse, y fija los ojos en sus pies.

-Desearía... -Joonmyun lo mira fijamente-. Desearía no tener que hacer esto. Pero debo hacerlo.

-Entonces hazlo -dice Joonmyun, y Chanyeol lo mira desde el sofá. Sus ojos son tan oscuros como su cara es pálida-. Deberías irte. Haz lo que tengas que hacer. -Le cuesta decir las palabras, y a Joonmyun no le gusta ninguna-. No te preocupes por... -Mí-. Nada.

Chanyeol se levanta y le da un fuerte abrazo, y Joonmyun siente su corazón, latiendo tan rápido que se le podría salir del pecho.

-Quería ser la persona que se preocupara por ti -dice Chanyeol, rozando con los labios la sien de Joonmyun-. Y solo te estoy decepcionando.

-No -dice Joonmyun. Se había dejado atrapar por fantasías. En su interior sabía que este tipo de felicidad no podía durar para siempre. Esa parte de él hace que sea fácil devolverle el abrazo a Chanyeol-. Puedo cuidar de mí mismo.

-Necesitas dejar que alguien cuide de ti.

-Tú no -dice. No va a llorar ahora. No cuando Chanyeol está al borde de las lágrimas-. Ahora mismo no.

-Lo siento -dice Chanyeol, y lo besa, despacio y con cuidado, como si fuera la última vez. Probablemente lo es. Joonmyun se aferra con desesperación a la camisa de Chanyeol e intenta grabar en su memoria la sensación de deslizar su lengua por los dientes de Chanyeol-. Lo siento muchísimo.

-Si hay alguien que sepa de responsabilidad, soy yo -dice Joonmyun contra sus labios, y Chanyeol tiembla.

Así es como se dicen adiós.



Joonmyun endereza el cartel de Se busca empleado en el escaparate con nerviosismo.

-Está torcido -gruñe Jongin-. Nadie vendrá si está torcido.

Joonmyun se ríe y le da unas palmaditas en el brazo.

-Nos hemos apañado solos durante meses antes. Podemos hacerlo durante unas semanas.

-Espero que esta vez sea una tía buena -dice Jongin, y Jongdae bufa-. No más competencia. Ahora que Jongdae está fuera del mercado, espero conseguir más citas.

-No estoy seguro de que Baekhyun te lo vaya a poner tan fácil. Ni Zitao.

-Ellos no trabajan aquí -dice Jongin-. No pueden estar aquí todo el tiempo. No como... -Se encoge de hombros.

Su camiseta sin mangas enseña demasiada piel para septiembre. Ya es casi Chuseok, y la lluvia cae torrencial. Jongin se va a resfriar, es un descuidado.

-Vete a hacer algo productivo -dice Jongdae-. Como flirtear con niñas.

Despide a Jongin con desdén, y Jongin le hace una cara antes de ir hacia las mesas con su sonrisa más encantadora.

-No pasa nada por decir su nombre -dice Joonmyun-. No es para tanto. Es nuestro amigo.

-No es mi amigo -gruñe Jongdae.

-Sí que lo es -dice Joonmyun-. Está pasando por un mal momento, y yo no puedo... -Se atraganta con las emociones que no consigue mantener completamente a raya-. No puedo ayudarlo. Necesita a todos sus amigos. Incluso a ti.

-Soy amigo tuyo antes que suyo -dice Jongdae-. Sé que dijiste que tenía sus razones, pero Joonmyun...

-Son buenas razones -dice Joonmyun-. No es culpa suya.

La campana de la puerta tintinea, y Joonmyun la mira, aliviado. Jongdae suelta un quejido de frustración.

-¿Mesa para dos? -pregunta.

-Hablaremos más tarde -amenaza Jongdae, mientras Joonmyun lleva a las dos mujeres a la mesa ocho.



-La culpa es de ambos -dice Joonmyun, más tarde. Está mirando por la ventana de su apartamento, hacia el mar de paraguas que recorre la calle. Todos sus colores forman un arcoíris extraño, el tipo de proyecto puntillista del que Sehun se reiría en un museo-. El optimismo de Chanyeol fue demasiado contagioso.

-No está mal tener esperanza -dice Jongdae. Está moviendo nerviosamente los pies porque no sabe qué decir. Joonmyun tampoco sabría, y agradece que Jongdae lo esté intentando.

-No -dice Joonmyun-. Pero también es de esperar que acabe doliendo.



En esencia, las cosas en la tienda de yogur siguen igual. Un amigo de Jongin empieza a trabajar para ellos, un niñato llamado Taemin que no duda en ayudar a Jongin a que la vida de Jongdae alcance nuevos extremos de miseria, aunque su carga de trabajo en la carrera aumenta tanto que tiene que recortar un montón de turnos.

Y aun así son distintas, en detalles sutiles pero que lo significan todo para Joonmyun. Lo que más echa de menos es la risa de Chanyeol.

-Qué silencioso está todo -dice Jongin, con cautela. Todos intentan no mencionar a Chanyeol cerca de Joonmyun, como si temieran que se rompa en pedazos. Pero no se va a romper. Incluso Baekhyun mide sus palabras, mencionando a Chanyeol solo de pasada. «Le va bien en las clases de economía», o «se ha vuelto un aburrido, se pasa todo el día en reuniones».

Joonmyun se lo toma con calma. Las cosas iban bien antes de Chanyeol, e irán bien después.

Es más fácil porque no se hablan, aunque no porque no quieran. Joonmyun sabe que cuanto más hablen más dolerá, porque es más difícil dejar algo ir cuando lo tienes al alcance de la mano. Si Joonmyun oye la voz de Chanyeol al otro lado del teléfono, podría hacer algo egoísta.

A veces abre su contacto en el móvil, y quiere enviarle un mensaje. «Abróchate el abrigo, Chanyeol», le diría, y Chanyeol contestaría «claro, hyung diminuto! ❤» Al final nunca los manda; espera que Chanyeol no se resfríe y se siente tonto por no poder preocuparse un poquito menos.

Joonmyun nunca ha sido capaz de preocuparse menos, así que no va a empezar a hacerlo ahora. Joonmyun se había prometido ser amigo de Chanyeol, pero por ahora, está seguro de que ninguno de los dos podría soportarlo.



Es más difícil lidiar con un apartamento vacío cuando sabes cómo suena cuando está lleno.

Jongdae se pasa las noches encerrado en la biblioteca o haciendo turnos en una clínica local, y el fantasma de Chanyeol lo acecha en las páginas de los libros favoritos de Joonmyun y en cada rincón de su habitación. Ha lavado las sábanas cien veces pero siguen oliendo a la colonia cara de Chanyeol. Está todo en su cabeza pero eso no hace que sea menos traicionero, y cuando cierra los ojos para irse a dormir sigue siendo en el lado derecho de la cama, para despertarse ante una enorme extensión de sábanas blancas vacías al llegar la mañana.

No tenía que ser así. Joonmyun nunca ha estado enamorado, nunca ha sentido tanto que se ahoga. Cada bocanada de aire que toma le llena los pulmones de agua.

Es un alivio cerrar la puerta por la mañana, pero también hay fantasmas en el trabajo, escondidos en el almacén y sentados con novelas coreanas y rodillas que no le caben del todo bajo la mesa.

La temporada de monzones ha durado más de lo normal este año, pero es una casualidad que no tiene nada que ver con cómo se siente Joonmyun.



Joonmyun no llora hasta cuatro meses después, cuando él y Jongdae reciben una invitación a la boda de Chanyeol por correo.

Jongdae es quien la coge del buzón y se para a mitad de escalera con un sonido ahogado. Joonmyun se gira para mirarlo y Jongdae la levanta y lo observa con ojos serios e inquisitivos.

-¿Se va a casar, Joonmyun? ¿Tú sabías esto?

-Sí -dice Joonmyun. Es un sonido triste, tembloroso, y Jongdae sube corriendo los escalones que quedan para poner el código de la puerta, metiendo a Joonmyun dentro justo antes de que empiece a derrumbarse.

Jongdae se sienta en el suelo del pasillo y atrae a Joonmyun hacia sí. Joonmyun apoya la cabeza en su regazo y llora hasta que no le queda líquido en el cuerpo y todo lo que queda de él es un desierto tras sus ojos que se extiende hasta su pecho.

-Lo siento -murmura contra la camiseta de Jongdae, y Jongdae le acaricia el pelo-. No quiero compadecerme de mí mismo.

-¿Lo sabías todo el tiempo?

-Esa es la razón de que... -No tiene que acabar la frase.

-Joder, Joonmyun. No tienes que enfrentarte a todo solo. Sobre todo a las cosas importantes.

-Así es como siempre he sido.

-Te lo has estado aguantando mucho tiempo -dice Jongdae-. No pasa nada por dejarlo salir.

-No creo que pueda ir. -El corazón de Joonmyun ya está pulverizado.

-Jongin irá -dice Jongdae-. Se pondrá un traje y se quejará aunque sabrá que está guapo y le pondrá comida en el pelo a Baekhyun. Nosotros nos quedaremos en casa y veremos películas nominadas al Oscar y le ordenaremos a Min que nos traiga pizza.

-Min te pegará un puñetazo si le ordenas hacer nada.

-... Y le pediremos muy amablemente a Min que nos traiga pizza, si no es mucho problema -corrige Jongdae, y Joonmyun se ríe. Le duele en la garganta, la tiene en carne viva de tanto llorar.

-Eres un mejor amigo genial -dice Joonmyun, y Jongdae se pavonea.

-Lo sé -dice-. Tú también lo eres.

Al menos, Joonmyun sigue teniendo esto.



Los pasos a seguir para hacer un smoothie de fresa perfecto no son difíciles, pero se requiere cierta elegancia para que la textura sea la adecuada.

Joonmyun le enseña a Taemin cuánta fruta mezclar con el yogur, y observa cómo Taemin maneja con maestría la batidora industrial sin derramar nada.

-No tendremos que gastar tanto en servilletas de papel -dice Jongin, y Joonmyun sonríe y asiente.

-Sí -dice-. Es verdad.



El siete de enero a las 4:55 de la madrugada, la madre de Joonmyun fallece.

-Sabía que ese médico se equivocaba -dice el padre de Joonmyun-. Al final sí que vivió para ver otra Navidad.

-Sí -dice Joonmyun. Quiere coger de la mano a su padre, pero se conforma con apoyarse en él. Su padre no es un hombre que demuestre sus emociones, pero Joonmyun sabe que aprecia el gesto.

Ninguno de los dos había dormido la noche anterior, pero a su padre le está pasando peor factura. Tiene una mancha de café en la camisa blanca. Había venido directamente del trabajo al hospital, llamando a Joonmyun de camino, y Joonmyun lo había dejado todo; Jongdae le había prometido que él se encargaría de la tienda.

Cuando el monitor del pulso se vuelve plano y los echan de la habitación, el padre de Joonmyun se ausenta para ir al baño y no vuelve en cuarenta minutos.

Joonmyun se sienta en el suelo, estampándose de espaldas contra la pared y dejándose caer hasta que su trasero choca con las baldosas. Mantiene las piernas encogidas, intentando mantenerse fuera del camino de las enfermeras y médicos que pasan corriendo por los pasillos.

No sabe durante cuánto tiempo se queda ahí, pero el sol sale, la luz empieza a filtrarse por las ventanas de la sala de espera, que puede ver desde donde está sentado. Su padre está sentado al borde de una silla ahí, con la cabeza oculta entre los brazos y la espalda encorvada, derrotada.

No se espera la vibración de su móvil, que lo despierta de su estupor.

El nombre de Chanyeol aparece en la pantalla, y Joonmyun duda si cogerlo, pero la situación le hace imposible negar cuánto le gustaría escuchar la voz de Chanyeol.

-¿Diga?

-Hyung -dice Chanyeol-. Baekhyun me ha dicho... lo de tu madre. -Joonmyun no contesta-. Hyung, ¿estás ahí?

-Te escucho -dice Joonmyun. Tiene frío, como aquella noche en el bosque en pleno diciembre. Tiene frío, pero Chanyeol no está ahí, con el pecho pegado a la espalda de Joonmyun y cientos de preguntas susurradas al oído.

-¿Estás bien? -Varias capas. Una pregunta complicada.

-Me vendría bien un abrazo -admite Joonmyun-. Pero estaré bien.

Joonmyun siempre estará bien. Lleva cuidando de sí mismo desde que tenía dieciséis, eso son muchos años, y estará bien.

-Hyung, yo... -Hay un montón de palabras que Chanyeol podría decir, y Joonmyun sabe que todas le van a doler. No debería haber contestado la llamada.

-Gracias por llamar, Chanyeol -interrumpe, y Chanyeol suspira al otro lado de la línea, con la voz suave como la seda a oídos de Joonmyun pero áspera como una lija para su corazón.

-No hay de qué -dice Chanyeol.

No hay de qué le hace pensar en paraguas compartidos y en la cara de Chanyeol demasiado cerca de la suya. Le hace recordar tiempos mejores, antes de saber que la soledad era así, como una herida que sangra constantemente.

-Buenas noches, Chanyeol -dice Joonmyun, como solía hacer cuando hablaban por teléfono durante horas, sin querer colgar aunque ya era bien entrada la noche.

-Te echo de menos. -Se le escapa, Joonmyun lo sabe, pero es sincero. Joonmyun lo cree, pero teme responder porque si deja un solo pensamiento libre, se le escaparán demasiadas cosas.

-Yo también -dice, antes de colgar rápidamente. Se inclina hacia delante, dejando caer la cabeza contra las rodillas.

-¿Kim Joonmyun-ssi? -dice una médico, y Joonmyun alza la vista para ver su gesto compasivo-. Su padre ha dicho que usted se encargaría de los papeles.

Para encargarse del cuerpo de su madre. Porque está muerta. Está muerta y su padre está destrozado y Joonmyun está destrozado de otra forma, pero destrozado al fin y al cabo.

-Sí -dice Joonmyun, y coge todas sus preocupaciones y sus miedos y las empuja, tan adentro como puede-. Yo me encargo a partir de ahora.



Chanyeol va al funeral, con Baekhyun, y Joonmyun lo mira a los ojos a través de la sala.

Está distinto. Lleva el pelo corto, oscuro y recto, y tiene sombras en los ojos. Lleva un traje oscuro que enfatiza la curva cansada de su boca.

Sigue siendo Chanyeol. Sus ojos están empapándose de Joonmyun tanto como los de Joonmyun hacen con él. Estaría genial poder cruzar la sala y hundir la nariz en su pecho.

En lugar de eso, fuerza una sonrisa débil, y atisba los dientes de Chanyeol antes de seguir saludando a los asistentes.

Cuando por fin llega a Chanyeol, con Baekhyun a su lado, Joonmyun se centra en la pelusa que hay en la costura del hombro de Chanyeol.

-Gracias por venir -dice, y Baekhyun le da unas condolencias que parecen más sinceras que la mayoría de las que ha oído hoy.

-Era una persona increíble -dice Chanyeol, cuando Baekhyun para a tomar aliento-. Me alegro de haber podido conocerla.

Joonmyun alza la vista pero Chanyeol mira al frente, hacia algo más allá de Joonmyun.

-Ella también se alegró de conocerte.

-Deberíamos dejarte hablar con el resto -dice Baekhyun, señalando a Jongin y Jongdae, que están en un rincón, hablando solemnemente con Zitao. Tira de la manga de Chanyeol, que traga saliva. Sus orejas destacan más con el pelo así, apartado de la frente.

-Voy en un segundo -dice, y Baekhyun los mira un momento antes de suspirar y marcharse. No están solos, que se diga, pero es la primera vez que han estado tan cerca desde que compartieron un último beso en el salón de Joonmyun. Joonmyun nota el aroma de la colonia de Chanyeol. Es la misma.

-Hola -dice Joonmyun. Está mareado.

-Finge, por un momento -dice Chanyeol, en voz baja para que nadie más lo oiga- que estamos en la cabaña.

-Chanyeol...

-Por favor -dice Chanyeol-. Finge. Solo un momento.

Joonmyun cierra los ojos. No le cuesta rememorar el olor de los árboles y la calidez de las mantas en las camas, y los suelos de madera.

-Vale -dice.

-Finge que estás en la cocina, con una taza de té. Y yo estoy detrás de ti. Te abrazo tan fuerte que se te derrama un poco de té. Finge que llevas uno de esos jerseys que Jongin te regala de broma y yo llevo una de mis camisetas cómodas con un estampado vulgar en inglés que tan ridículas te parecen.

Joonmyun mantiene los ojos cerrados y toma una bocanada de aire temblorosa.

-Finge que inclino la cabeza y te digo «Todo irá bien, hyung» al oído, y que tú echas la cabeza hacia atrás para inclinarla en mi hombro, y que te sientes mejor. Entonces digo «Estoy aquí para ti, hyung».

-Y yo contesto «Gracias, Chanyeol» -susurra Joonmyun, y abre los ojos. Chanyeol se está mordiendo el labio inferior y sus ojos brillan cuando les da la luz-. O quizá digo «Puedo cuidar de mí mismo».

-Seguramente dirías eso -responde Chanyeol, y sonríe con indecisión-. Y sería verdad. Pero no querría que lo hicieras. -Chanyeol se mete la mano en el bolsillo-. Si pudiera, Joonmyun, es lo que haría ahora. Te abrazaría fuerte hasta que no quedara nada de tristeza en tu interior.

-¿Ya hemos terminado de fingir? -pregunta Joonmyun.

Chanyeol asiente.

-Sí -dice-. Solo era un minuto. -Da un paso atrás, aumentando el espacio que los separa-. Lamento tu pérdida, Joonmyun-hyung.

-Ya estaba preparado. He tenido bastante tiempo para hacerlo.

-Eso no hace que sea más fácil -dice Chanyeol, antes de alejarse, y la sensación cómplice de Chanyeol no habría estado ahí, el año pasado por estas fechas.

Su tía se acerca a él.

-¿Quién era ese? -pregunta.

-Un amigo -responde Joonmyun, y cuadra los hombros-. Era solo un amigo.



La noche antes de su boda, Chanyeol aparece completamente borracho en la puerta de casa de Joonmyun.

-Chanyeol, ¿qué...?

-La última vez que me puse así -balbucea Chanyeol- me partí el labio. Tengo que hacerme muchas fotos mañana.

Joonmyun lo mira unos instantes antes de abrir más la puerta y dejarlo pasar. Lo lleva a la cocina, sentándolo con cuidado en una de las sillas.

-¿Qué haces aquí? -pregunta Joonmyun, y llena un vaso de plástico con agua fría. Se lo pone en la mano y se sienta frente a él en la mesa.

-La última vez que hice esto, me preguntaste por qué no te había llamado -dice Chanyeol. Está intentando centrar la mirada en Joonmyun, pero sus ojos no le obedecen.

-Entonces era distinto.

-Ya lo sé -dice Chanyeol-. Resulta que no me puedo poner lo suficientemente borracho para olvidar eso.

-Vamos a llevarte a la cama, señor Tengo que hacerme un montón de fotos mañana. -Joonmyun llena el vaso otra vez y coge un par de ibuprofenos del cajón para dejarlos sobre su mesita-. Arriba.

Chanyeol se pone de pie con torpeza, y se agarra a Joonmyun; su barbilla choca con la frente de Joonmyun y sus manos se aferran a sus brazos. Las manos de Joonmyun van a sus caderas de forma automática, para ayudarlo a mantener el equilibrio.

Chanyeol es tan cálido.

-¿Por qué parece que fue ayer cuando nos tocábamos de esta forma? -dice Chanyeol, y el corazón de Joonmyun da un traspié.

-No lo sé -dice-. Han pasado seis meses, así que no lo sé.

-Hueles igual.

Joonmyun deja caer las manos.

-Jongdae está durmiendo, así que intenta no tropezarte.

-Vale.

Joonmyun mete a Chanyeol en la cama con toda la ropa puesta menos la chaqueta, porque Chanyeol sigue intentando librarse de ella, así que Joonmyun se la quita.

-Duerme. Te despertaré por la mañana temprano, para que te dé tiempo a encontrar el camino a tu casa, perrito perdido.

-No estoy perdido, hyung diminuto -dice Chanyeol-. Estoy exactamente donde debería estar.

Esto... Esto es peligroso.

Joonmyun le pone las mantas encima y le da una palmadita.

-Duerme, Chanyeol. -Le aparta el pelo de la frente, una pequeña concesión, y se aleja de la cama.

-¿Adónde vas?

-A dormir en el sofá -dice Joonmyun.

-Quédate -ruega Chanyeol-. Por favor, quédate.

-Chanyeol... -Joonmyun se pasa la lengua por los labios-. Eso... no es buena idea.

-Quédate -insiste Chanyeol-. Hasta que me quede dormido. Por favor.

Joonmyun se sienta en el borde de la cama, pero los brazos largos de Chanyeol lo atrapan y lo atraen hasta su pecho. El oído de Joonmyun está justo sobre su corazón.

-Chanyeol, ¿qué...?

-Me caso mañana, hyung -dice Chanyeol, tan bajo y tan débil que Joonmyun apenas puede oírlo-. Me caso mañana y estoy tan triste...

-Yo también estoy triste -dice Joonmyun.

-Te quiero mucho, muchísimo -dice Chanyeol, y Joonmyun cierra las manos en puños en torno a la manta que los separa. Se le enganchan las uñas-. Me caso mañana y te quiero muchísimo.

Joonmyun se está asfixiando.

-Duérmete, Chanyeol -dice. Temblando, intenta separarse, pero Chanyeol lo sujeta fuerte-. Duérmete.

-Sí, hyung -dice Chanyeol. A esta distancia, el olor a soju y humo de bar que desprende Chanyeol es inconfundible.

-Me quedaré hasta que te duermas -dice Joonmyun-. No tienes que sujetarme.

-Quiero hacerlo -balbucea Chanyeol, pero Joonmyun lo entiende-. Por última vez.

Su camiseta es suave contra la mejilla de Joonmyun. Su cuerpo es cálido... Chanyeol siempre es cálido.

Descifrar sus propios sentimientos es tarea imposible. El dolor de corazón se enreda con el arrepentimiento y la comodidad de los familiares latidos del corazón de Chanyeol bajo su oído.

Cuando los brazos de Chanyeol lo sueltan y sus ronquidos llenan la habitación, Joonmyun se levanta y va a la cocina a por su móvil. Le manda un mensaje a Baekhyun, para decirle que Chanyeol está ahí por si lo está buscando y se sienta en la silla donde antes se había sentado Chanyeol, apoyando la cabeza sobre la superficie fría de la mesa.

Se queda dormido ahí, y se despierta con un tirón en el cuello cuando le dejan una taza de café delante.

-¿Jongdae?

Jongdae lo mira con solemnidad, con el pelo revuelto.

-Baekhyun está aquí -dice Jongdae-. Le he dado una llave para que cierre después. ¿Quieres ir a desayunar?

-Suena bien -dice Joonmyun.

Cuando vuelven al apartamento la cama de Joonmyun está vacía, y hay una nota sobre la almohada de Joonmyun, garabateada en la parte de atrás de un recibo.

Lo siento.

es lo único que dice, y Joonmyun lo coge y lo guarda en el cajón de su mesita, antes de quitar las sábanas.



Ven dos películas de Sundance con actores extranjeros famosos y subtítulos, y sí que acaban comiendo pizza. Joonmyun no se acuerda ni del argumento ni de cómo es ninguna de ellas, aunque una es de temática histórica, justo como le gustan.

-Me siento inútil -dice Jongdae, a mitad de la segunda-. No sé cómo te sientes, ni qué decir.

-No siento nada ahora mismo -contesta Joonmyun.

-Eso no es cierto -dice Jongdae-. Te lo estás guardando todo dentro otra vez.

-No eres inútil. -La actriz de la pantalla está llorando y chillándole al protagonista. La máscara de pestañas se le está corriendo por las mejillas-. Estar aquí sentado es suficiente.

-Joonmyun, hay...

-Mañana estaré mejor -dice-. No te preocupes.

-Siempre dices eso -gruñe Jongdae-. Deja de esforzarte tanto todo el tiempo. Nos haces quedar mal al resto. -Inclina la cabeza para apoyarse en Joonmyun-. ¿Mañana?

-Quizá pasado mañana -dice Joonmyun, y Jongdae se ríe.



-Ha sido la boda más triste de toda mi vida -es lo único que cuenta Jongin cuando Jongdae le pregunta al día siguiente. Joonmyun cree que Jongin le contaría más a Joonmyun, si le preguntara, pero no pregunta-. Nuestro imbécil de la mesa siete estaba allí -añade Jongin después, cuando cree que Joonmyun no lo oye-. Parece todavía más creído y presuntuoso cuando va de traje.

-¿Sí? -responde Jongdae.

-Chanyeol estaba... Fue súper deprimente -dice Jongin-. Me alegro de que hyung no fuera. Solo habría servido para herirle.

-La vida sigue -dice Jongdae.

Eso espera Joonmyun.



Hace tanto tiempo desde la última vez que Joonmyun estuvo en una clase que había olvidado que las sillas eran tan duras.

Tres semanas atrás se había inscrito en el nuevo semestre. Jongdae había entrado con él a la oficina, y esperó fuera mientras Joonmyun presentaba todos los papeles. Después se tomaron unos sándwiches en un café que les encantaba cuando estaban en su segundo año, y Joonmyun sonrió y se rió con sinceridad con la larga historia de Jongdae sobre Kris, el chico de Canadá que estaba en su clase y en quien Joonmyun no había pensado desde que lo vio en la fiesta de Navidad de Baekhyun.

Y ahora está aquí, en clase otra vez. Es agradable, aunque un poco desalentador. Es casi como si estuviera fingiendo que los dos años anteriores no han ocurrido, pero no es así. No podría fingir eso, aunque quisiera.

-¿Eres nuevo? -le pregunta el hombre que tiene al lado, que se inclina para llamar la atención de Joonmyun mientras éste recoge sus materiales. El pelo oscuro le cae ante una frente pálida, y lleva unas gafas negras de montura gruesa-. No te había visto nunca, pero esta clase no es de primero.

-Eso es porque no soy de primero -dice Joonmyun, cerrando su estuche antes de alzar la vista para encontrarse con un par de ojos divertidos, curiosos.

-¿Oh? -Tiene las manos bonitas, y la camisa abotonada hasta la garganta.

-Me he tomado un descanso durante un tiempo -contesta Joonmyun-. Por motivos personales.

-Bueno, me alegro mucho de conocerte. Soy Cho Kyuhyun. -Joonmyun acepta el apretón de manos. Su mano es cálida, más grande que la de él.

-Soy Kim Joonmyun -dice, y Kyuhyun sonríe, una sonrisa pequeña y disimulada. No ocupa su cara entera, pero sigue siendo agradable.

-Quizá esto sea muy directo por mi parte, Joonmyun-ssi -dice Kyuhyun-, pero ¿quieres tomar un café conmigo?

La forma de decirlo hace que su intención sea inconfundible. Su interés se clava como colmillos en la base de la espalda de Joonmyun.

Parte de Joonmyun regresa de inmediato a su forma de pensar del instituto. ¿Cómo lo sabe? Entra en pánico ante la mera idea de que alguien lo sepa. Otra parte de Joonmyun se aferra a la posibilidad de seguir hacia delante en lugar de mirar atrás.

-Suena bien -dice Joonmyun-. Tengo trabajo en una hora.

-Entonces deberíamos irnos ya -dice Kyuhyun.



Un café se convierte en cena tres días después, y esa cena en una película el fin de semana. Esa película se convierte en paseos por el parque después de clase y en citas junto al río.

A Joonmyun le gusta Kyuhyun. Le gusta su forma de ser directa, y que esté interesado en la historia, igual que él. Que Kyuhyun hable suficiente mandarín para entender las diatribas de Zitao mientras cenan curry, y que pueda interrumpir amablemente para añadir sus propios conocimientos a la conversación. Le gusta cómo Kyuhyun canta para sí mismo, perfectamente afinado, cuando debería estar en silencio en la biblioteca.

No es para nada como Chanyeol, y quizá eso sea algo bueno.



-Estos días estás saliendo mucho. ¿Trabajos de clase? -pregunta Jongdae, y Jongin y Taemin alzan la vista del menú de comida para llevar para mirarlo.

-No exactamente -dice Joonmyun, apilando con cuidado los vasos de smoothie sin usar junto a la batidora. Se asegura de poner los rosas debajo, porque las chicas que vienen sobre las cinco los prefieren y si los pone arriba estarán sucios para entonces.

-Ooooh, ya está guardando secretos -dice Jongin-. ¿Te has apuntado a algún club después de clase?

Taemin sonríe.

-No sabía que tenían clubs de recordar a la gente que se abroche el abrigo en invierno y organizar sus estanterías.

-Ja, ja, ja -dice Joonmyun-. Pero no, no me he metido a ningún club.

-Me resulta raro prepararme mi propia comida -dice Jongdae-. No estoy seguro de si me gusta.

Está bromeando, pero hay una parte de curiosidad genuina.

-Bueno -dice Joonmyun, cogiendo un trapo y limpiando una mancha de agua imaginaria-, estoy viendo a alguien.

-¿Qué? -Jongin lo mira con los ojos como platos-. Pero ¿qué pasa con...?

-Eso es genial, Joonmyun -interrumpe Jongdae-. ¿Cuándo podremos traumatizarl... quiero decir, conocerlo?

-¿Es un chico? -pregunta Jongin. Taemin está simplemente confuso.

-Sí -dice Joonmyun-. ¿Por qué no iba a serlo?

-Oh -dice Jongin-. Pensaba que era... solo con Chanyeol, no...

-Es permanente -dice Joonmyun-. ¿Hay algún problema?

Jongin bufa.

-Por supuesto que no, estoy sorprendido, ya está. Tampoco pensaba que lo estuvieras buscando. -Jongdae le da una patada y Jongin se encoge de hombros como diciendo «¿qué?». Joonmyun se toquetea el pelo, peinándose las patillas con los dedos.

-No lo estaba buscando -dice Joonmyun-. Pero pensaba que quizá debería.

-Pero... -Jongdae le vuelve a dar una patada, y Jongin le enseña los dientes mientras que Taemin se marcha para encargarse del idiota, con quien Jongin sigue negándose a interactuar a pesar de lo mucho que se lo ha rogado Joonmyun.

-Chanyeol está casado -dice Joonmyun-. ¿No crees que ya es hora de dejar de actuar como si fuera algo temporal?

Jongin se rasca el cuello y Jongdae lo mira con ojos entrecerrados.

-¿Cuándo lo vas a traer?

Traerlo. Oh, claro, Joonmyun, trae a tu novio. Queremos conocerlo. Joonmyun sigue sorprendiéndose por la aceptación. Lo hace sentir como si se derritiera y sus costillas se fusionaran por el calor que le produce no haber esperado nunca que algo así le pareciera tan bien a la gente.

-Pronto -dice, y no deja entrever su tormento interno-. Lo prometo.

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traducción, pairing: joonmyun/chanyeol, exo fanfic

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