[exo fanfic] words cannot describe (3/9)

Nov 11, 2014 15:20



Ser amigo de Joonmyun era a la vez mucho más fácil y mucho más difícil de lo que Jongdae había imaginado. Más fácil porque Joonmyun aceptaba y devolvía las bromas y se reía sin vergüenza, porque escuchaba con atención y nunca intentaba imponer sus ideas por encima de las del resto. Más difícil porque, cuanto más lo conocía, más imposible le resultaba a Jongdae imaginar que algún día pudiera dejar de sentirse como se sentía por él.

Durante lo que quedaba del mes de abril y el principio de mayo, Jongdae vio a Sehun varias veces más en la puerta de la cafetería, a veces con Sunyoung, con una chica de pelo largo y otro chico moreno, pero la mayoría de las veces iba solo. Además, Joonmyun parecía algo diferente. Más animado, pero a la vez más cansado, como si se acostara muy tarde todos los días.

-No deberías salir con alumnos de primero, ya te lo dije, creen que nosotros seguimos siendo personas normales con energía normal... -comentó Jongdae con una sonrisa burlona, recogiendo sus libretas y bolígrafos mientras miraba a Sehun de reojo, que esperaba en la puerta y golpeteaba el suelo con el pie como si le molestara que le hicieran esperar.

Joonmyun sonrió, avergonzado, y se presionó los ojos con los dedos para aliviar un poco el cansancio.

-Es sólo que... -comenzó, y ahogó un bostezo-. Tiene los finales de Estadística muy pronto y no se entera de nada. Le estoy ayudando.

-¿También das clases de Estadística? -preguntó Jongdae, sorprendido-. ¿Qué estudias?

-Lengua y Literatura Coreana -respondió, y al ver que Jongdae enarcaba una ceja, continuó-: Pero mi hermano es contable, estudió en la Sogang, y mi padre es profesor de matemáticas en el departamento de Económicas en otra universidad, así que... ¿digamos que viene de familia?

-Sogang... ¿Te presionaron para que tú también estudiaras en una buena universidad? -preguntó Jongdae, y vio a través de los ventanales de la cafetería que Sehun resoplaba, pero sólo quería hablar con él un poco más...

-No -respondió Joonmyun, decidido-. Yo quería estudiar aquí. Es... largo de explicar... -dijo, y se mordió el labio antes de darse la vuelta para mirar por las ventanas.

Jongdae sonrió y le puso una mano en el brazo. Era sorprendente la cantidad de contacto físico que tenían ahora, cuando sólo se conocían desde hacía unos pocos meses. Se había dado cuenta de que Joonmyun encontraba tranquilidad en ese contacto físico, y de que lo agradecía cuando Jongdae no se apartaba si posaba una mano sobre la suya. «Jongin era como un erizo cuando lo conocí, le faltaba sacar púas cuando le tocaba», le había dicho Joonmyun en una ocasión entre risas. Jongdae encontraba esperanzas en esos roces contra las que luchaba con uñas y dientes, pero también eran reconfortantes, cálidos.

-Te están esperando -dijo, y le hizo un gesto para que se marchara, señalando con la cabeza a Sehun-. No hagas esperar a tus alumnos, ya habrá tiempo para que me lo cuentes si quieres.

Joonmyun miró a Jongdae un segundo, como si fuera a decir algo más, pero al final se colgó la mochila al hombro y se despidió de él.



El dieciséis de mayo fue el último día que Jongdae vio a Sehun en la puerta de la cafetería.

-¿Ya no le das clases? -preguntó Jongdae dos días después, y Joonmyun no levantó la cabeza de la libreta donde estaba revisando las notas de Jongdae sobre el relato que tenía que escribir para la semana siguiente-. ¿Habéis discutido?

-Para nada, no, no hemos discutido -comentó Joonmyun, restándole importancia con una sonrisa-. Pero ya no me necesitaba.

Jongdae le devolvió la sonrisa y siguieron discutiendo la trama y las notas que habían escrito, pero no dejaba de darle vueltas en la cabeza la forma en que Joonmyun había dicho «ya no me necesitaba», como si no tuviera nada que ver con que Sehun aprobara Estadística. Pese a ello, no dijo nada más. Cuando terminaron de dejar claras las pautas que seguiría Jongdae para escribir, Joonmyun volvió a invitarlo a comer con él.

-Hyung, el otro día no me pudiste contar por qué estudias aquí -comentó Jongdae en mitad de la comida, y Joonmyun levantó la vista de su samgyetang para mirarlo con los ojos muy abiertos-. Bueno, no hace falta que me lo cuentes si es personal, tampoco es que sea tan raro estudiar aquí, yo estudio aquí, y... eso.

-No es nada personal -dijo Joonmyun, divertido al ver a Jongdae trabarse con las palabras, y luego dudó un momento-. Mis padres, sobre todo mi madre, no creían que pudiera sacar nada del sueño de escribir, que era sólo eso, un sueño. La verdad es que... estoy seguro de que sólo estaba preocupada por mi futuro -continuó, y aunque Jongdae lo miraba fijamente él estaba pendiente de cómo le daba vueltas a su caldo con la cuchara-, pero creo que pensaba que... ¿que yo decía que quería ser escritor para poder hacer el vago, o algo así? Y básicamente, me dijo que no iban a malgastar el dinero para mis estudios en que perdiera el tiempo.

-Así que quisiste demostrarles que no era así -concluyó Jongdae.

-Eso es. Estudié como si se me fuera la vida en ello para convencerlos de que no tenía ninguna intención de dejar nada al azar, que estaba dispuesto a esforzarme cuanto hiciera falta -dijo Joonmyun, ahora devolviéndole la mirada, tan intensa que Jongdae se removió un poco en la silla.

-Y acabaste en una de las mejores universidades de Corea -dijo Jongdae, sonriendo, admirado-. Y eres prácticamente un genio.

Joonmyun estalló en carcajadas.

-No soy un genio para nada... -aseguró mientras negaba con la cabeza.

-Sacas buenas notas en tu carrera, eres el ojito derecho del profesor Lee, y encima das clases de Estadística aunque no es para nada tu campo, venga... -explicó Jongdae, y no pudo reprimir una sonrisa de satisfacción al ver a Joonmyun reír.

-Sólo son dos cosas que se me dan bien y por las que aun así tengo que esforzarme como si no hubiera mañana, Jongdae, ¿eso cuenta como genio?

-¿Quién dijo eso de que los genios son 1% inspiración y 99% transpiración?

-¿Edison?

-¿Lo ves? -exclamó Jongdae-. Genio.

Joonmyun siguió riendo y murmurando entre dientes que «bueno, esa pregunta sale en un juego para el móvil», y aunque Jongdae ya había terminado de comer, él aún tenía el samgyetang a medias. Sin hacerle caso ya a la comida, se incorporó en la silla y miró a Jongdae.

-Ahora que estamos hablando de asuntos personales -dijo, y Jongdae se pasó la lengua por los labios-. Siempre he tenido curiosidad por una cosa...

-Dispara.

-¿Por qué es tan importante mantener tu media por encima de 3?

La verdad es que Jongdae sabía cuál iba a ser la pregunta, y aunque prácticamente tenía la respuesta preparada, dudó un poco antes de contestar.

-Mmm... Hay dos razones -comenzó-. Es un hecho que las salidas laborales son mucho más amplias cuando estudias en una universidad prestigiosa, pero supongo que sobre todo se debe... a lo orgullosa que siempre ha estado mi madre de que mi hermano estudiara aquí y de que tuviera tanto éxito. Tengo que conservar la beca para poder seguir en esta universidad, y sólo puedo conseguirlo si mantengo mi media por encima de esa nota.

-¿También tienes un hermano mayor? -preguntó Joonmyun mientras bebía de su termo.

-Sí. Jongdeok-hyung... Es pediatra -explicó Jongdae.

Jongdeok había superado con éxito su carrera de Medicina, y después de hacer prácticas en el hospital universitario de Seúl, había empezado a trabajar en una clínica en Suwon. Se había casado, había tenido una hija preciosa, y aunque se podría pensar que Jongdae debería tenerle manía por poner el listón de su familia tan alto, lo cierto es que lo adoraba. Jongdeok siempre había sido un buen hermano, a pesar de que cuando Jongdae acababa de empezar el instituto le robaba sus paquetes favoritos de ramen y siempre lo echaba del ordenador de sobremesa que compartían, y estaba lleno de propósitos y de iniciativa.

Lejos de erigirse en un rival para él, Jongdae lo admiraba y lo consideraba un modelo a seguir. Era de Jongdeok de quien había aprendido a tener sueños y metas, y sobre todo a esforzarse por cumplirlos. Ver a su hermano estudiar tantísimo para sus exámenes de la universidad, para conseguir recomendaciones y un buen puesto de trabajo, y ver cómo su madre prácticamente deslumbraba de orgullo por ello había espoleado a Jongdae para entrar también en una buena universidad.

El día que Jongdae recibió la carta de aceptación de la SNU junto con la confirmación de la beca de la fundación del gobierno, su madre lloró de emoción. Jongdae decidió que no quería ver lágrimas de ningún otro tipo en ella.

-Siempre acabamos obligándonos a tantas cosas por nuestros padres... -comentó Joonmyun, rodeando el termo de metal con las manos.

-Simplemente me gusta verla orgullosa y feliz -dijo Jongdae-. Tener que estudiar hasta que siento que me explota la cabeza es un precio pequeño a pagar a cambio de eso.

-En la SNU y con una media consistente de 3 sobre 4... -observó Joonmyun, sin quitarle los ojos de encima-. No sé quién es el genio aquí...

-Tienes razón, la verdad es que no lo puedo ocultar... -se pavoneó Jongdae, imitando los gestos de Baekhyun-. No, pero ojalá fuera un genio de verdad. Si fuera un genio no tendrías que estar aquí perdiendo el tiempo, intentando que me entre en la cabeza cómo hacer una buena caracterización.

-No estoy perdiendo el tiempo. -Joonmyun sonrió-. Me lo paso muy bien contigo.

El estómago de Jongdae se volvió del revés, además se sentía como si mil dinosaurios estuvieran bailando la conga dentro de él, y luchó por que su fiesta interna no se manifestara en sus mejillas, pero a juzgar por cómo se ensanchó la sonrisa de Joonmyun, no estaba teniendo mucho éxito. Le correspondió con una sonrisa porque no sabía qué otra cosa decir y empezaron a recoger porque si se entretenían más llegarían tarde a clase. Cuando ya estaban en las escaleras para salir de la cafetería, Jongdae le cogió la manga de la camisa a Joonmyun.

-Hago lo que puedo por aprender rápido -dijo, y tragó saliva-. Pero gracias por tomarte la molestia de tener tanta paciencia conmigo.

-No es una molestia -le aseguró Joonmyun tras poner su mano sobre la de Jongdae, siempre sonriendo-. No es una molestia en absoluto.



El quejido a voz en grito que soltó Jongdae bastó para atravesar los auriculares de Baekhyun, que se dio la vuelta a toda prisa para ver si su compañero de habitación estaba herido de gravedad, o si había muerto.

-¡¿Qué pasa?! -preguntó, alarmado.

-¡Que no sé cómo voy a escribir esto! ¿A quién diablos se le ha ocurrido esta idea?

-¡¿Qué idea?! -exclamó Baekhyun con una sonrisa al ver que su vida no corría peligro, imitando el tono chillón de Jongdae.

-Pues la que tengo que escribir como trabajo de fin de semestre de Escritura Creativa, es imposible, simplemente imposible... -refunfuñó Jongdae, apesadumbrado.

-A ver, cálmate, ¿qué es lo que tienes que escribir? -Baekhyun arrastró su silla hasta que quedó junto a la de Jongdae, y leyó el texto que había en la pantalla-: «Alguien le roba 5 años al mundo, nadie sabe cómo pero saben que pasaron esos 5 años . El culpable se entrega y no les dice cómo lo hizo, pero les dice por qué». Eh... Joder.

-¿¡Lo entiendes ahora?! Voy a suspender, es inevitable.

-Venga, no seas tan dramático, con uno en esta habitación ya tenemos bastante -le dijo Baekhyun, y luego cogió a Jongdae de un brazo y tiró de él para que se levantara de la silla-. Siempre he creído que mirar al techo ayuda a pensar, vamos a la cama y seguro que se nos ocurre algo.

Tras una hora tumbados cada uno en su cama, Baekhyun seguía soltando ideas, cada cual más alocada que la anterior, y Jongdae seguía sumido en la más profunda desesperación.

-Pero imagínate qué ocurriría con las personas que estuvieran en un vuelo transoceánico o algo así, o con las personas a las que estén operando a corazón abierto... -Baekhyun hilaba hipótesis tras hipótesis hablando a toda velocidad-. ¿Y cómo pasan esos años? ¿De repente ¡pum! y son cinco años más viejos, o qué?

-Baekhyun, todo eso no me ayuda. En primer lugar, ¿por qué alguien iba a robarle cinco años al mundo? -dijo Jongdae, exasperado, dándole vueltas a la idea en la cabeza sin éxito alguno.

-¿¡Y qué pasaría con las mujeres que estuviesen dando a luz?! ¿¡Les crece el niño cinco años dentro de la barriga?! -exclamó, sin hacerle caso alguno a Jongdae y claramente sobreexcitado.

-¡Eso me ayuda aún menos!

-Madre mía, si esto fuese una película seguro que sería una gore... -musitó Baekhyun, y luego se giró para incorporarse sobre un codo y mirar a Jongdae-. Tienes razón. La ficción no es lo mío, así no vamos a ningún lado. ¿Qué te ha dicho Joonmyun?

-No le he preguntado a Joonmyun...

-¿Y a qué esperas? Digo, para algo es tu tutor, no sé -dijo, y bajó las piernas de la cama-. Venga, llámalo mientras yo voy a por un Red Bull o algo así, porque nos va a hacer falta...

-Aún queda más de un mes para que acabe el semestre, Baekhyun, no tengo que entregarlo mañana.

-¿Eh? ¿Aún tienes tanto tiempo? ¿Y para qué estás tan agobiado? -preguntó Baekhyun sin comprender, y se volvió a dejar caer en la cama.

-¡Porque una historia así no se plantea en dos días! -exclamó Jongdae, y palpó la cama en busca de su móvil-. Venga, voy a preguntarle a Joonmyun-hyung, seguro que se le ocurre alguna buena idea...

-Podríais ser como esos dúos creativos de manga, pero en novelas, él pone las buenas ideas y tú pones... ¿la ortografía? Tenemos que buscarte un...

La voz de Joonmyun le habló desde el teléfono y Jongdae se tapó el otro oído para no oír los soliloquios de Baekhyun.

-¿Diga?

-Hyung, soy Jongdae -dijo, algo intranquilo al escuchar barullo al otro lado de la línea-. ¿Molesto?

-No, no, Jongdae, dime -contestó Joonmyun, y sonó como si se estuviera alejando del ruido hasta que dejó de oírse por completo.

-Ya nos han dado la idea para el trabajo de fin de semestre de Escritura Creativa y...

-No sabes ni por dónde empezar -cortó Joonmyun-. ¿Me equivoco?

-No, no te equivocas... Es una locura, hyung, no sé ni siquiera cómo plantearla, yo... -El propio Jongdae se notaba la respiración acelerada y sabía que tenía que calmarse, pero el simple pensamiento de suspender esta asignatura lo ponía de los nervios y tenía que ocurrírsele algo o...

-Jongdae, relájate -dijo Joonmyun con firmeza-. Bloquearte no te servirá de nada.

-Las ideas que me está dando Baekhyun tampoco me sirven de nada, y las mías mucho menos -dijo, intentando soltar una risa que sonó demasiado intranquila.

-¿Y qué tal si por hoy dejas de pensar en eso? -dijo Joonmyun, y después se escuchó una breve pausa-. Mmm... ahora estoy con alguien, pero... Sé que es precipitado, pero ¿tenéis algo que hacer esta noche?

-¿Quiénes? ¿Baekhyun y yo? -preguntó Jongdae, y Baekhyun alzó la cabeza de donde la tenía colgando por el borde de la cama-. Yo tendré que llorar por este trabajo, supongo, y Baekhyun tendrá que pasarme pañuelos... -Baekhyun le tiró un calcetín sucio a la cara. Tenía una puntería espectacular con los calcetines sucios-. No, no tenemos nada que hacer, ¿por qué?

-Voy a ir con un par de amigos a un noraebang -dijo Joonmyun-. De hecho uno de ellos es Kyungsoo, ¿es amigo vuestro, si no me equivoco? Estáis invitados a venir, tú y Baekhyun-ssi, claro.

-Pero son casi las once... Si salimos ahora no podremos volver hasta las cuatro y media, nuestro dormitorio tiene hora límite de llegada... -dijo Jongdae, pero en un abrir y cerrar de ojos Baekhyun estaba a su lado gritándole al oído.

-¡Entonces será cuestión de estar entretenidos hasta las cuatro y media, ¿verdad, Joonmyun-hyung? ¿Puedo llamarte hyung? -exclamó Baekhyun, y Jongdae oyó las risas de Joonmyun pegadas a su oído-. En fin, ¡que contéis con nosotros! ¿Dónde nos vemos?

Joonmyun les dio las indicaciones por teléfono y en menos de diez minutos ya estaban en la calle, con Chanyeol a la zaga, que había quedado con Baekhyun para jugar al LoL pero estaba encantado con el cambio de planes porque se apuntaría hasta a un bombardeo y le encantaban los noraebangs.

Joonmyun los esperaba en la puerta con un par de bolsas, y junto a él estaban Kyungsoo y el chico moreno que Jongdae había visto en un par de ocasiones y que suponía era Jongin.

-¡Hola! ¡Soy Baekhyun! -saludó Baekhyun, animado, y luego miró a Kyungsoo y le enseñó los dientes-. Anda que invitas, Kyungsoo.

-Aprovecho cualquier oportunidad que se presenta de no tener que estar escuchándote berrear, siento no ser tan bueno como Joonmyun-hyung -contestó, y los demás empezaron a reírse, Baekhyun incluido.

-Bueno, ¿entramos? -ofreció Joonmyun-. Pasad a la sala 12, ¡es la más grande! Yo voy a pagar... ¿hasta las cuatro y media, Baekhyunnie? -preguntó con una sonrisa.

-¡Eso es! No os preocupéis, tengo un gran repertorio de canciones, os mantendré entretenidos... De hecho -dijo, y se adelantó para coger a Jongdae y Kyungsoo por los hombros-, aquí estamos la vocal line... ¡El noraebang es nuestro campo de batalla!

Joonmyun ni siquiera había vuelto de pagar y Chanyeol ya tenía una pandereta en la mano y Baekhyun los dos micrófonos delante de la boca mientras Kyungsoo buscaba las canciones que sabía que más le costaban a Baekhyun en el catálogo con Jongin. Todos habían dejado un conveniente hueco en el sofá junto a Jongdae para Joonmyun. Cuando este entró, sacó de las bolsas que llevaba unos cuantos botellines de cerveza Cass y los fue pasando para todos. Veinte minutos después, Baekhyun ya estaba cantando su séptima canción de Girls Generation mientras Chanyeol tocaba animadamente la pandereta y Kyungsoo los miraba con una extraña mezcla de diversión y aversión. Jongin no dejaba de mirar su reloj.

-¿Ya te has decidido por alguna canción, Jongdae? -le dijo Joonmyun al oído, y sus palabras cálidas lucharon por ser escuchadas por encima de los gritos de Baekhyun.

-Cuando Baekhyunnie suelte los micrófonos, supongo... -dijo Jongdae, y se rio.

-Canta muy bien, ¿verdad? -volvió a decirle al oído, y Jongdae notaba su aliento en el cuello.

-No se lo digas a él, o sí que no soltará los micrófonos en toda la noche, en serio...

-Lo tendré en cuenta -le aseguró Joonmyun, con una mano sobre su rodilla, y la habitación se hacía cada vez más pequeña, o el aire más opresivo, o Jongdae había bebido demasiada cerveza en muy poco tiempo.

No se había dado cuenta, pero cuando quiso preguntarle a Kyungsoo si se aliaba con él para arrebatarle los micros a Baekhyun y cantar algo a dúo, reparó en que ni Jongin ni él estaban en la habitación. Miró su reloj, estaban a punto de dar las doce, y se preguntó si Jongin tendría alguna hora límite en su dormitorio que no pudiera saltarse, o...

La puerta se abrió de repente y lo primero que vio Jongdae fueron pequeñas llamitas que danzaban en la oscuridad. Escuchó la voz de Kyungsoo cantar Cumpleaños feliz y, de reojo, vio a Joonmyun quedarse perplejo primero para luego estallar en carcajadas mientras se tapaba la cara con una mano.

-¿Es tu cumpleaños? -exclamó, sorprendido, y enseguida se unió a la canción, junto con Baekhyun, que la gritaba por los dos micros.

Kyungsoo le puso la tarta delante a Joonmyun y Jongin se sentó al otro lado de Joonmyun, muy excitado.

-Tienes que pedir un deseo, ¿eh? -dijo, pero por alguna razón a Joonmyun le había entrado la risa al ser el centro de atención y en todo ese tiempo no había dejado de tocar la rodilla de Jongdae, quien, instintivamente, le agarró de la mano.

-Hyung, felicidades -le dijo al oído, sintiendo cada centímetro de la piel de la palma de Joonmyun contra la suya, y los dedos de Joonmyun se entrelazaron con los suyos como si fuera lo más natural del mundo-. Venga, ¡pide un deseo!

Joonmyun cerró los ojos durante unos segundos antes de soplar las velas y Jongdae no podía dejar de mirarlo, con una ligera capa de sudor en la frente por la vergüenza y por el ambiente cargado de la habitación.

-¡Ahora Jongdae te cantará una canción, como regalo! -exclamó Baekhyun, y soltó un micrófono para pasárselo a Jongdae a la vez que le guiñaba un ojo-. ¡Kyungsoo-yah! ¡Su favorita, ya sabes!

Jongdae se levantó entre risas y cogió el micrófono. Sería una tontería no admitir que cantaba bien, además había practicado esta canción un trillón de veces, y tras un par de cervezas las esperanzas vanas que tanto intentaba reprimir siempre acababan saliendo a flote. Lo seducía la idea de impresionar a Joonmyun...

Cuando las primeras notas de piano de Baby, Baby de 4MEN empezaron a sonar, a Jongin le entró una risa estridente y Joonmyun se lo quedó mirando con tal incredulidad que Jongdae pensó que tenía algo en la cara, o que se le había quedado la bragueta bajada.

-¿En serio? -dijo Joonmyun, y se levantó inmediatamente, extendiendo una mano para que Baekhyun le diera el micrófono-. Esta es mi canción de los noraebang.

La letra comenzó a salir en la pantalla y Jongdae empezó a cantar, y ahora Joonmyun lo miraba con incredulidad por otras razones. Había cogido el micrófono, pero Jongdae no vio que se lo acercara a los labios en ningún momento. Cantó toda la canción sin tener que mirar siquiera la letra en el televisor, limitándose a observar las reacciones de Joonmyun, que lo miraba cantar con una sonrisa y que sonreía aún más cada vez que Jongdae clavaba una nota alta.

Al terminar, ya sentados y con Joonmyun de nuevo a su lado, le dijo:

-No me habías dicho que tú cantabas aún mejor que Baekhyun.

-Tampoco le digas eso -suplicó Jongdae entre carcajadas-. Es una lucha que se remonta a años atrás... Y al final Kyungsoo y yo le dejamos ganar porque no nos apetecía seguir yendo a noraebangs cada maldita noche para ver quién sacaba la máxima puntuación en todas las canciones.

Joonmyun se echó a reír.

-Me ha caído muy bien, Baekhyunnie... -dijo después, viendo cómo el mencionado bailaba Gee moviendo las caderas mientras se daba en el culo con la pandereta-. Ya veo por qué sois buenos amigos.

Hacia las dos y media, Jongin y Kyungsoo se levantaron para marcharse. Jongdae acababa de enterarse de que vivían en el mismo dormitorio.

-Nosotros nos vamos ya -dijo Kyungsoo.

-¿Eh? -dijo Baekhyun, apartando la vista de la pantalla, donde Chanyeol acababa de terminar un rap de Outsider con una puntuación del 99% y se estaba aplaudiendo a sí mismo-. ¿No tenéis hora límite en vuestro dormitorio?

-Taemin está allí, nos abrirá desde dentro -explicó Jongin.

Baekhyun lo miró un segundo, y Jongdae prácticamente podía oír el «¿¡Por qué no se me ha ocurrido eso a mí?!» que resonaba en su mente antes de que Baekhyun lo dijera en voz alta.

-¡Mierda, Chanyeol, tendríamos que haberte dejado allí para que nos abrieras! -exclamó, ya casi sin voz, pero Chanyeol seguía buscando más canciones que rapear.

-Hyung, ¿y tú? -preguntó Jongdae cuando ya se habían ido, ahora que no había ninguna canción sonando-. ¿No tendrás problemas para entrar a tu dormitorio?

Joonmyun se giró para mirarlo, con las mejillas aún algo sonrojadas.

-No vivo en ningún dormitorio, Jongdae-yah... -respondió, hundiendo el dedo en el roto de los vaqueros que llevaba-. Mi casa está a apenas diez minutos en metro de la universidad.

-¿Diez minutos? ¿Tan cerca?

-Vivo en Apgujeong -dijo, y su sonrisa se volvió un poco tímida.

Jongdae se limitó a silbar, pero no dijo nada. Suponía que no todo el mundo entraba a la SNU con becas como él ni mucho menos, así que era lógico que la gente a la que conocía allí tuviera dinero.

-De todas formas hace mucho que salió el último metro, ¿cómo vas a volver a...?

-Esperaré a que podáis volver a entrar a vuestro dormitorio y pediré un taxi, no hay problema -respondió.

Jongdae estuvo a punto de quejarse, pero por una vez decidió ser egoísta y aprovechar el tiempo que le quedaba con Joonmyun. Conforme fue pasando el tiempo, Joonmyun empezó a soltarse y a perder la poca vergüenza que le quedaba y Jongdae lo vio hacer cosas tan ridículas que le dieron ganas de llorar (sobre todo cuando Joonmyun retó a Chanyeol a una batalla de rap), pero también descubrió que tenía una voz suave y dulce y que no bailaba nada bien pero no tenía reparos en intentarlo, y que de verdad pensaba aguantar hasta las cuatro y media aunque fuera jueves y al día siguiente tuvieran clase como cualquier otro día. También descubrió que no le quedaba ni un vestigio de los nervios que lo habían atenazado horas antes, y que aunque estaba cansado, se sentía feliz. En ese momento a Joonmyun se le escapó un gallo y se echó a reír él solo. Baekhyun se atragantó de la risa y empezó a toser mientras Chanyeol le daba palmadas en la espalda. Sí, Jongdae podía ser feliz así.



Ya eran las cuatro de la tarde y haber trasnochado tanto la noche anterior empezaba a pasarle factura, pero Jongdae sabía que tenía que quitarse de encima el tema de los anónimos que le quedaban pendientes antes de que empezara a estar más liado con trabajos de final de semestre y con la publicación del último número del periódico, así que se sentó en su silla de la sala de redacción y encendió el ordenador.

-Oye, ¿qué sabemos de El Anónimo? -preguntó Baekhyun con la voz ronca desde su mesa.

-Pues ahora que lo dices... hace días que no sé nada de él -respondió Jongdae.

Lo cierto es que no había tenido mucho tiempo de pensar en ello, ocupado como estaba con las clases y los trabajos, pero era cierto que hacía días que El Anónimo no había enviado nada... Jongdae se preguntó si estaría bien, y casualmente, al revisar el buzón de ChenChen, vio un párrafo que reconoció enseguida como suyo.

«[Privado] Hace tiempo que no pasaba por aquí. He conocido gente nueva y estoy ocupado, pero muchas veces entro al buzón público para leer tus respuestas aunque no te escriba... No quiero molestarte pero la verdad es que aunque no tenga ningún problema en concreto, me reconforta contar contigo. Aunque no nos conozcamos... es una locura, ¿verdad? De hecho creo que me encantaría conocerte. En persona, sólo para invitarte a una comida, para compensarte por tomarte la molestia de leer mis problemas e intentar ayudarme. Sé que es probable que digas que no, pero... me gustaría mucho.»

Jongdae leyó varias veces el mensaje mientras se pasaba la lengua por los labios y pensaba en qué hacer. No podía decirle que sí, se suponía que la identidad de ChenChen tenía que ser un secreto, ni siquiera Kyungsoo, Chanyeol o Joonmyun la conocían...

«[Privado] Me alegro muchísimo de saber de ti, y de que encuentres mis respuestas reconfortantes, de verdad. Pero me temo que lo que quieres no es posible :< ¡ChenChen tiene que seguir siendo un ayudante en la sombra, un consejero secreto! Ya encontraremos otra forma de que me compenses >:-D Pero puedes acudir aquí tantas veces como quieras, aunque no tengas ningún problema. ¡Me gusta hablar contigo! ^^»

Envió la respuesta sin decirle nada a Baekhyun e intentó olvidarlo, pero esa noche, al acostarse, la propuesta de El Anónimo seguía dándole vueltas en la cabeza.



Conforme se acercaban los exámenes, cada vez había más anónimos que preguntaban cómo hacer para poder mantenerse despierto toda la noche sin que su salud corriera peligro, o qué trucos recomendaba ChenChen para copiarse en un examen sin ser descubierto (obviamente, ChenChen tenía que responder que él era un anónimo honrado y no sabía nada de copiar), así que Jongdae, al día siguiente de que El Anónimo le pidiera quedar y él se negara, seguía metido en la redacción del periódico, bebiendo zumo de naranja de una botella de dos litros y contestando más mensajes. Cuantos más contestaba en el buzón público, más mensajes nuevos entraban. De repente recibió uno privado que hizo que se le saliera el zumo por la nariz, y Baekhyun levantó la cabeza de su teclado, donde estaba intentando echar una siesta, sobresaltado.

-En serio, Jongdae, luego te quejas de mí, pero tienes que dejar de ser tan dramático con tus reacciones o algún día mi pobre corazón no podrá seguir soportándolo... -refunfuñó Baekhyun, y se disponía a volver a apoyar la cabeza en el teclado cuando Jongdae lo llamó.

-Baekhyun. Ven.

A regañadientes, el chico se levantó y se situó detrás de la silla de Jongdae.

-Venga, qué pasa... -comenzó, pero al leer el mensaje que había en la pantalla, fue quedándose boquiabierto-. ¿Crees que puede ser...?

-Es mucha coincidencia, ¿no? -dijo Jongdae, con el corazón en la garganta-. No, no, no puede ser...

-A ver, espera, deja que lo vuelva a leer -dijo Baekhyun, aunque el mensaje era breve, conciso y estaba claro como el agua-. «[Privado] Le doy clases particulares a un chico y creo que siente algo por mí. Aunque ambos somos chicos, pero... él tampoco me es indiferente... No sé qué hacer». Madre mía, Jongdae... ¿Tú crees que es Joonmyun?

-No lo sé... No... no creo, ¿no? -dijo Jongdae, y ambos estaban mirando el ordenador como si fuera un animal peligroso-. No veo a Joonmyun enviando anónimos a alguien que no conoce por algo así...

-Vale, tenemos que pensar esto bien -dijo Baekhyun, y se sentó en la mesa de Jongdae con la mano en la barbilla, esforzándose por encontrar una forma de responder al anónimo-. Tienes... tienes que contestar como si la cosa no fuera contigo, como hasta ahora, ¿de acuerdo? ¡Pero por otro lado tienes que animarlo de forma discreta a que intente algo contigo! Quiero decir, con su alumno, suponiendo que seas tú, suponiendo que sea Joonmyun... tú me entiendes.

A Jongdae le temblaban las manos cuando las puso sobre el teclado, pero poco a poco comenzó a escribir las cosas que se le iban ocurriendo y las que le iba diciendo Baekhyun.

«[Privado] Lo principal es que no te precipites, puesto que estamos hablando de suposiciones y la situación es delicada. Es posible que sienta algo por ti y que no se atreva a decírtelo porque los dos sois chicos, así que tienes que ir poco a poco e intentar corresponder esas acciones que te hacen pensar que le gustas, pero con discreción. Seguro que, paso a paso, si le das seguridad y se siente con confianza, acabará por confesar lo que siente.»

-¿Estás seguro de que esto va a funcionar? -preguntó Baekhyun, al leer la última línea-. Porque si tenemos que esperar a que lo confieses tú no sé si yo llegaré a verlo antes de que me entierren.

-No voy a pillarme los dedos -dijo Jongdae, aún casi histérico. Recordaba la terraza de su instituto, la expresión de un amigo que había sido tan íntimo hasta ese momento al decirle que no le contaría nada a nadie, cómo salió de su vida sin más-. Ahora que Joonmyun-hyung puede considerarme su amigo no voy a arriesgarme a que se vaya al traste así como así.

-Bueno, es cosa tuya, supongo... -replicó Baekhyun, y volvió a su mesa-. Dios, qué nervios en un momento... Ahora no voy a poder dormir hasta que sepa si es Joonmyun o no...

-No es para tanto, Baekhyun, no exageres -le dijo Jongdae, pero estaba seguro de que él mismo iba a estar con los nervios de punta hasta que supiera si sus suposiciones eran ciertas o si, por una vez, había dejado que sus esperanzas lo elevaran demasiado.

Se preguntó cuánto dolería la caída si ese era el caso.



-¿Te encuentras bien, Jongdae? -La voz de Joonmyun, cargada de preocupación, sonó más cerca de lo que esperaba y Jongdae apenas pudo disimular el sobresalto cuando una mano se posó sobre la suya-. Hace unas semanas que pareces estar al borde de un ataque de nervios...

-No es nada, hyung, es sólo este trabajo... que me va a volver loco -contestó.

Pese a que llevaba tres semanas dándole vueltas al planteamiento de la historia de los cinco años robados sólo había conseguido ideas manidas y tramas mal hiladas, y sabía que con eso no conseguiría impresionar al profesor Lee en absoluto. Además, también había estado ocupado con los trabajos semanales que le seguían mandando. Pero la razón por la que estaba tan en guardia con Joonmyun alrededor era, por supuesto, el anónimo que había recibido. Se había dicho a sí mismo una y mil veces que estaba dándole demasiadas vueltas, que veía cosas donde no las había, pero no podía evitar esperar alguna muestra de cariño por parte de Joonmyun que le confirmara que era él quien había enviado el mensaje, o por el contrario, alguna muestra de rechazo que terminara de desilusionarlo y le sirviera de escarmiento por dejarse llevar por sus propias expectativas.

Sin embargo, Joonmyun seguía tratándolo exactamente igual que antes. Con amabilidad, cordialidad y educación, y con cariño, pero no uno especial que pudiera hacer a Jongdae pensar que de verdad sentía algo por él. Joonmyun no se había apartado si Jongdae se acercaba a él más de lo normal, o si le ponía la mano en la rodilla, pero lo cierto es que nunca lo había hecho, tampoco antes del mensaje anónimo. Jongdae tragó saliva, y con ella todos esos pensamientos, y decidió centrarse en el trabajo de final de semestre de Escritura Creativa. «No pierdas de vista tu objetivo, Jongdae-yah», le había dicho su hermano en una ocasión, «siempre habrá ocasiones en que te desviarás del camino, pero no pierdas nunca de vista la meta».

-Tengo que elaborar esta idea -dijo, y le enseñó la hoja de su libreta donde había apuntado el planteamiento de los cinco años robados en cinco colores y caligrafías diferentes, sólo por si eso hacía que le viniera la inspiración. Joonmyun arqueó las cejas, atónito-. Ya, ¿verdad? Es muy difícil...

-Eh... Sólo es cuestión de soltar ideas hasta que se nos ocurra algo bueno... Déjame pensar -dijo Joonmyun, pensativo, y releyó un par de veces el planteamiento-. ¿Qué ideas tienes tú?

-La verdad es que ninguna que merezca la pena... -respondió Jongdae, y le enseñó otras dos hojas donde había dibujado líneas temporales con saltos y pequeños bucles.

-«Un niño al que sus padres mandan a visitar a sus abuelos al extranjero, el avión se estrella y acaba en una misteriosa isla desierta que hace que el tiempo se vuelva loco mientras haya en ella un solo habitante» -leyó Joonmyun-. Esta podría estar bien si quieres llevarlo por el camino de la fantasía, pero no es que el tiempo se vuelva loco, es que avanza cinco años pero nadie se da cuenta... Además, se supone que según la idea, el ladrón lo hace de forma voluntaria, ¿no?

-Tienes razón -acordó Jongdae, y tachó la idea de la hoja de papel-. Pues esta fuera, de todas formas la fantasía no es lo mío. ¿Qué tal esta? -preguntó, y señaló el planteamiento que iba inmediatamente después del de la isla que volvía loco al tiempo.

-«Adelantar acontecimientos, cinco años después hay cura» -Joonmyun leyó la breve frase y sonrió-. Espero que te acuerdes de la historia que pensaste para esto, Jongdae, porque cuando yo tomo notas así luego nunca recuerdo qué quería escribir...

-Sí, puede ser alguien que por alguna razón, sepa que va a morir de una enfermedad terminal pero también sabe que cinco años después habrá una cura para su enfermedad así que se las arregla para que esos cinco años pasen en un suspiro... -explicó Jongdae.

-¿No te parece que eso ya está muy visto? -preguntó Joonmyun, mirando la hoja-. Además, tendrías que tener un montón de cosas en cuenta. ¿Qué hace para que los cinco años desaparezcan, en primer lugar? ¿Y en los años que pasan se aceleran también los ciclos biológicos de las personas? Es decir, ¿alguien que iba a morir durante esos cinco años acaba muerto, o se pospone el momento de su muerte? Porque si se diera el primer caso, no funcionaría lo de acelerar el tiempo... ¿Cómo controlaría eso el ladrón?

Jongdae frunció el ceño, frustrado, sin respuesta para ninguna de esas preguntas.

-Pues... no lo sé... -dijo Jongdae con desesperación-. A ver, la siguiente es lo contrario, el ladrón lo hace por venganza. Es un hombre que ha pasado cinco años en la cárcel y roba los cinco años al resto porque considera que el mundo se los debe. Puede ser porque estuviera encarcelado injustamente, o por pura vanidad... ¿Qué se te ocurre a ti? También podría ser alguien que lo robe por amor -preguntó, y al alzar la vista vio a Joonmyun asentir con aprobación.

-Se me había ocurrido algo así, pero también es un poco manido... El ladrón sabe que en el futuro tendrá un accidente que matará a su pareja y que lo dejará a él con secuelas de por vida, así que se las apaña para adelantar el tiempo hasta ese momento e intentar detener a su yo del futuro -explicó mientras dibujaba una línea en la hoja cuadriculada y luego una flecha sobre la misma-. Pero comete un error, y aunque salva a su yo del futuro y a su pareja; su yo del pasado, el que ha viajado, muere. ¿Es complicado de entender?

-No, no, de momento te sigo.

-Al morir el viajero, se crea una especie de paradoja temporal y los cinco años que ha adelantado viajando simplemente desaparecen -terminó Joonmyun.

-¿Para todo el mundo? -preguntó Jongdae-. ¿Y cómo viaja?

-Lo de que el tiempo pase así para todo el tiempo podría ser cosa de un error de cálculo del ladrón, por ejemplo, ¿no? Y ni idea de cómo viaja, tendríamos que seguir pensándolo... ¿Podría ser un joven genio que ha inventado máquinas de todo tipo, incluida una que le hace ver el futuro? -propuso Joonmyun, de repente se le veía muy emocionado, y Jongdae sonrió al ver cómo hilaba una idea tras otra conforme se le ocurrían-. Con ayuda de esa máquina ve a su amor del instituto, a quien nunca se ha atrevido a decirle nada, saliendo con él, pero entonces ocurre el accidente... ¡Y tiene que evitarlo a toda costa! El error de cálculo que le roba el tiempo a todo el mundo puede deberse a que es muy joven, y al crear la máquina con tanta desesperación, no es perfecta.

-No está nada mal, hyung... -dijo Jongdae, impresionado, y luego cogió los papeles donde Joonmyun había ido anotando cosas a toda velocidad.

-¡Tu idea de la cárcel también me gusta! -lo elogió Joonmyun-. Con un buen desarrollo puede ser una idea innovadora... Puedes crear un conflicto en el lector, intentar que se sienta identificado con el criminal, que sientan su angustia mientras intenta demostrar que su estancia en la cárcel ha sido injusta y que entiendan por qué el robo de tiempo está ahora justificado. Aunque sepan que lo que está haciendo no está bien, pero parece lo justo, ¿verdad?

-Y sería una revolución para la justicia, ¿cómo se castiga a alguien que ha robado el tiempo? ¿Cómo consiguen que lo devuelva? -se preguntó Jongdae, y miró su reloj. Llevaban cuarenta y cinco minutos debatiendo sin parar y Jongdae no se había acordado ni una vez del anónimo. Miró a Joonmyun, que había vuelto a coger la hoja para apuntar ideas para la idea del ladrón que quería evitar un accidente, y sonrió con la decisión de no volver a preocuparse por eso-. Oye -dijo, señalando la flecha que Joonmyun había dibujado en el papel-, y si el ladrón del pasado muere, ¿no afecta eso al ladrón del futuro?

Joonmyun se quedó mirándolo.

-Tienes razón, supongo que tendría que afectarle de alguna manera... Tendría que pensarlo... -dijo, y luego se mordió el labio y dejó el bolígrafo de golpe-. ¡Bueno, pero la idea es para ti! Lo siento, me estoy dejando llevar demasiado...

Con la hoja en las manos, Jongdae le sonrió y la partió en dos, con sus ideas en la parte de arriba y la idea del ladrón adolescente en la de abajo, que le tendió a Joonmyun.

-Yo escribiré la idea de la cárcel -dijo, y Joonmyun abrió la boca para protestar, pero Jongdae no lo dejó hablar-. Tú cogerás esa idea y la convertirás en un best-seller, con mi ayuda si la quieres, claro; pero entonces querré mi nombre en la primera página, ¿eh? -propuso, mostrándole los dientes en una amplia sonrisa.

Joonmyun se quedó boquiabierto unos segundos, durante los que Jongdae siguió sosteniendo la hoja ante él, y finalmente extendió las dos manos y la cogió con cuidado.

-Dudo que nada que yo publique llegue a ser un best-seller -dijo con una carcajada avergonzada-, pero aunque sólo se impriman dos unidades, me aseguraré de que tu nombre esté en la primera página, te lo prometo.

La ilusión y la esperanza se desbocaron en el estómago de Jongdae como siempre que Joonmyun dejaba ver su personalidad amable por naturaleza, pero consiguió sujetar con fuerza las riendas y no dejarse llevar. Cuando ya estaban en la calle, Jongdae dispuesto a ir a su habitación y Joonmyun a una reunión del Consejo, a Jongdae se le ocurrió decir:

-¿No es gracioso, cómo tu ladrón es demasiado cobarde como para hablarle siquiera a la persona que le gusta y sin embargo es tan valiente que crea una máquina del tiempo para salvarla de morir?

Joonmyun suspiró y miró a Jongdae con una sonrisa.

-El amor es una de las pocas cosas que puede hacernos sentir tan inseguros como un bebé y tan valientes como un león a la vez, supongo.

«Dímelo a mí», pensó Jongdae, aunque desgraciadamente él no hubiera pasado de la primera fase.



A mediados de junio, ChenChen recibió otra propuesta de El Anónimo. Los mensajes habían sido más regulares, donde le contaba que estaba desde hacía unas semanas con otra persona que siempre le había gustado, aunque este le había dejado claro que no quería nada excesivamente serio. Sonaba ilusionado, igual que en sus mensajes previos, aunque Jongdae también lo notaba más inseguro.

El Anónimo no había expresado sus inseguridades, así que Jongdae se limitó a intentar alegrarse por él y a darle consejo si se lo pedía. Sin embargo, últimamente le preguntaba mucho sobre qué hacer cuando te gusta la persona con la que estás, y quieres que sea serio, pero sientes que es como si estuviera en otro sitio cuando te abraza, que no te besa como si quisiera besarte sino como si no le disgustara que lo beses tú.

Jongdae se pasaba la lengua por los labios y tardaba una eternidad en contestar. Le parecía que El Anónimo no estaba interpretando el «nada excesivamente serio» que le había dicho su chico de la misma forma que él.

«No es que me arrepienta... pero da la impresión de que desde el principio me he desesperado demasiado por estar con alguien, ¿verdad? Como si me diera miedo estar solo. O peor, como si...», le decía, y a Jongdae le encantaría comprender lo que le pasaba por la cabeza a El Anónimo cuando decía esas cosas a medias, pero por desgracia no entendía nada, porque seguían siendo dos extraños que se desconocían por completo aunque tuvieran esa relación pantalla a pantalla, y siempre lo dejaba con una ligera opresión en el pecho que tampoco conseguía descifrar y que había acabado achacando a lo próximo que estaba el plazo para entregar sus trabajos de final de semestre.

«¿Cómo lo distingues, cuando es amor de verdad?», le preguntó en otra ocasión, «cada vez que conozco a alguien que me atrae pienso, es él, y siempre caigo demasiado rápido y me lo tomo todo demasiado en serio, pero entonces sale de mi vida igual que entró, y me doy cuenta de que no, no lo era».

Jongdae le contestaba como mejor podía desde su desconcierto, siempre con algo de temor porque sabía lo en serio que se tomaba El Anónimo sus palabras y no quería confundirlo más o cometer un error. Egoístamente, tampoco quería leerlo dudar más sobre sus sentimientos y sobre esa persona con la que estaba, así que en uno de sus últimos mensajes había decidido ser tan sincero como le fue posible, y le había dicho:

«¿Es posible que estés confundido sobre lo que sientes? Dices que quieres que tu relación sea en serio a pesar de que ese chico te ha dicho que no es eso lo que busca... Y te frustras porque crees que lo quieres, pero a lo mejor, en lugar de amor, sientes la simple ilusión de que conectas con esa persona. A veces el respeto, la admiración y el cariño no son ni más ni menos que eso... Y el amor no consiste sólo en eso, en mi opinión... ¡Pero bueno, las relaciones abiertas están a la orden del día! Somos jóvenes, estamos en edad de experimentar, y como dice un buen amigo mío, si te caes y te haces daño, siempre puedes curarte rápido y volver a echar a correr... Aunque, personalmente, soy de los que prefiere ir sobre seguro, así que no te lo aconsejo... ^__^u No te digo que cortes inmediatamente la relación si te sientes atraído por ese chico, porque ni tú mismo sabes con seguridad lo que sientes por él. Lo único que creo es que deberías ser sincero contigo mismo y con lo que estás dispuesto a hacer y a tolerar. ¡No dejes que te hagan daño a sabiendas, ¿de acuerdo?! Me temo que no soy ningún experto, y ojalá algún día sea capaz de explicarte lo que es el amor de verdad... ¡Tal vez ese día incluso acepte que me invites a una comida! ^^»

Desde eso, no habían vuelto a mencionar lo de verse en persona, hasta ese día, casi al final del semestre.

Sin embargo, quien leyó primero esta nueva proposición no fue Jongdae.

-Conozco tu secreto. -Oyó la voz de Baekhyun en medio de la semipenumbra, donde sólo brillaba tenue la pantalla del ordenador, y cuando Jongdae encendió la luz de la sala de redacción, la silla de Baekhyun giró para mostrar a su amigo, que lo miraba con los ojos entrecerrados y una media sonrisa. Tenía las manos sobre el abdomen, con las puntas de los dedos juntas, como si se creyera el villano de una película de James Bond.

-Tienes que dejar de ver tantas películas, Baekhyun... -dijo Jongdae, riéndose por lo bajo y dirigiéndose a su mesa.

-Así que hablando de hacer quedaditas secretas con El Anónimo sin contarme nada, ¿eh? -le dijo Baekhyun con su voz más burlona.

Jongdae se giró de inmediato.

-¿Qué?

-Ha llegado un mensajito suyo -explicó Baekhyun, y alzó una mano para señalar la pantalla del ordenador-. Léelo tú mismo.

-Hay un motivo por el que El buzón de ChenChen se llama así -dijo Jongdae, con el ceño fruncido, pero libre de culpa porque en realidad lo único que él había hecho era rechazar la invitación, como debía-. Porque es de ChenChen. No de ChenChen y Baekhyun.

-Venga, no te enfades y lee -dijo Baekhyun, y se inclinó sobre la mesa, muy animado.

«[Privado] Sé que esto es ponerte en un aprieto, pero en serio siento que tengo que compensarte por tus consejos. Me encantaría poder hablar contigo cara a cara... De todas formas, ¡gracias por tu ayuda! Me siento mejor, más feliz. Sigo con él, pero creo que por fin he empezado a asumir las cosas que pueden ser y las que no. Espero no estar cometiendo un error... ¡Sigo queriendo invitarte a algo, así que aunque aún no me puedas explicar lo que es el amor, espero que aceptes!».

En cuanto lo leyó, con la mente ya acostumbrada a ir ideando la respuesta, pensó en algo que Baekhyun le había dicho un día. El mejor consejo que le puedes dar a alguien a quien aprecias, aunque sepas que se está equivocando, es «si tú eres feliz, yo soy feliz». El problema era que Jongdae no podía saber si este anónimo era feliz de verdad o si estaba haciéndose creer que lo era.

-Bueno, ¿qué? -preguntó Baekhyun-. ¿Qué le vas a decir?

-Pues que no, obviamente -replicó Jongdae, dispuesto a cerrar la pestaña, pero Baekhyun le agarró la mano para detenerlo.

-¿¡Qué?! ¿Cómo que no?

Jongdae lo miró, con los ojos como platos, y Baekhyun le devolvió una mirada igual de perpleja.

-¿No se suponía que la identidad de ChenChen era, según tú, secreto de Estado? ¿Por qué estás tan sorprendido? -exclamó Jongdae.

-Bueno, Jongdae, sinceramente me importa un pito que todo el mundo se entere de que tú eres ChenChen si con ello consigo algo bueno para ti -le dijo Baekhyun, encogiéndose de hombros y sin mirarlo ya a la cara-. Y creo que podrías sacar cosas buenas de conocer a este chico.

-Baekhyun, ¿qué tramas? -le dijo Jongdae al ver el semblante preocupado de su amigo-. Cuando te pones así y no me miras es que tramas algo.

-¡No tramo nada! No sé, es sólo que me da la impresión de que este chico es demasiado inseguro, y que está dando palos de ciego buscando algo que no acaba de encontrar y... ¿quizá podrías ayudarlo tú? Pero de otra manera, no como hasta ahora -explicó, e hizo una pausa durante la que miró a Jongdae y éste no supo qué decir-. No sé si entiendes a lo que me refiero.

Sí, no cabía duda alguna de lo que estaba proponiendo Baekhyun.

-O sea, quieres que quede con él por si surge la posibilidad de que tengamos algo.

-¿Por qué no? -preguntó Baekhyun, y se sentó en la mesa de Jongdae-. No es tan descabellado, Jongdae, y aceptémoslo, ya concluimos que ese anónimo que nos hizo sospechar no era él, así que en algún momento vas a tener que superar lo de Joonmyun... -dijo, y Jongdae agachó la mirada-. Siempre te lo he dicho con lo de tus padres, ahora te lo digo también con esto, y no es por gusto. No me gusta ver cómo estás reprimiéndote todo el tiempo. No me gusta verte pasarlo mal.

Jongdae era demasiado listo como para hacerse más ilusiones de las justas y necesarias, pero también era demasiado tonto como para liberarse de las pocas a las que aún se aferraba en su interior.

Había una parte dentro de él que aún deseaba con todo el fervor del mundo que un día Joonmyun lo cogiera de la mano como siempre pero que esa vez significara todo, y una voz loca le susurraba a veces que se lo dijera, «Hyung, me gustas muchísimo, y ojalá yo te gustara igual». Nunca sacaba coraje para hacerlo, pero no podía decir que estuviera pasándolo mal. Disfrutaba estando con Joonmyun como lo que eran, amigos, a pesar de esa pequeña parte suya que se negaba a creer que fuera imposible. Era cuando Baekhyun intentaba que sacara esas ilusiones al exterior que le dolía, era pensar lo que lo estropeaba todo...

-Tampoco tiene por qué surgir nada -dijo Baekhyun, interrumpiendo sus pensamientos-. Pero piénsalo de este modo, todos tus amigos son heteros, y todos los amigos de tus amigos son heteros... ¿Tal vez... ampliar tus círculos puede ayudarte a encontrar a alguien? Aunque no sea este chico.

-¿Tan desesperado estás por buscarme novio? -dijo Jongdae. No era el fin del mundo. Un amor no correspondido no es el fin del mundo. Su felicidad dependía sólo de él mismo, así que sonrió y alzó la cabeza-. ¿Tan desesperado estás por librarte de mí? No te ofendas, pero debería ser al revés.

-Sólo quiero que seas feliz, y poder enseñarle a alguien que no sea Kyungsoo o Chanyeol tus fotos de bebé en la bañera, cuando tenías la misma cabeza que ahora pero con un cuerpo en miniatura -respondió Baekhyun, con una sonrisa de oreja a oreja y la mano en el hombro de Jongdae.

-¿Estás seguro de que eres Baekhyun y no la encarnación de Satán en la Tierra? -exclamó Jongdae, riendo. «Tiene razón. No pierdo nada por conocer a alguien nuevo y ya está, supongo», pensó, y se sentía como si se hubiera quitado un peso del estómago que no sabía que tenía.

-Pues no le digas que te lo he dicho yo -susurró Baekhyun, sin perder la sonrisa-, pero eso es exactamente lo que me pregunto yo sobre Kyungsoo. ¿Te acuerdas de cuando...?

Baekhyun cambió de tema con toda la facilidad del mundo y ahora que Jongdae se sentía un poco más ligero, no le costó seguirle el ritmo.

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