Con cada paso que lo acercaba hasta la puerta de la cafetería, iba arrepintiéndose un poco más de haber aceptado la proposición de El Anónimo. Le había dicho que se verían en la mesa más central de la cafetería, que lo esperara allí una hora, y que si no acudía en ese tiempo, podía marcharse porque significaría que a ChenChen le había surgido algo y no podría asistir. «Así tienes una vía de escape si lo ves y es... Kyungsoo, por ejemplo. ¡Pero ni se te ocurra acobardarte por tonterías, ¿me oyes?! Aunque la tontería es que haya pensado en Kyungsoo, ¿te imaginas? -rompió a reír-. ¡Kyungsoo mandando anónimos para que lo aconsejen sobre el amor! ¡Me estaría riendo de él hasta que nos jubiláramos!», le había dicho Baekhyun.
El Anónimo le había contestado diciendo que llevaría una camisa de cuadros azul y un sombrero negro, para que ChenChen pudiera reconocerlo fácilmente, ya que era él quien había propuesto que se vieran.
Entró en la cafetería con el corazón en un puño y escaneó la sala. La verdad es que con la hora que era, prácticamente la mitad de los estudiantes de la universidad estaba allí: vio a Kyungsoo con Jongin en una de las mesas más alejadas de la puerta, Kyungsoo miraba a Jongin muy serio, como si quisiera hipnotizarlo, y Jongin, rojo hasta las orejas, parecía haber encontrado algo muy interesante que examinar en la cordonera de su zapatilla izquierda. Estaba claro que Kyungsoo le estaba regañando por algo que no sabía hacer, se imaginó Jongdae con una risa ahogada. Chanyeol y Yixing estaban subiendo por las escaleras hacia el edificio principal, ambos con sendas guitarras colgadas a la espalda. Había divisado un par de gorras entre la multitud, pero no veía ningún sombrero negro... ¿Había llegado demasiado pronto? No, se había asegurado de esperar cinco minutos después de la hora acordada para entrar. ¿Lo habría dejado plantado...?
Se adentró dos pasos más en la sala y entonces reparó en el pelo rubio de Joonmyun, que estaba encorvado sobre una libreta, escribiendo a toda velocidad. La sonrisa en el rostro de Jongdae fue automática, y estaba a punto de ir a saludarlo cuando se fijó en algo que hizo que se detuviera a medio paso. El aire se le congeló en la garganta y el peso en el estómago del que creía haberse librado el día anterior regresó multiplicado por diez. Joonmyun se había incorporado para pasarse los dedos por el pelo, y acto seguido, había mirado su reloj y había abierto su mochila para sacar un sombrero negro. Los cuadros azules de su camisa estaban cegando a Jongdae, que parecía haber olvidado cómo respirar. Cuando Joonmyun se colocó el sombrero negro sobre la cabeza, pasándose los dedos por el pelo sobre las orejas para alisarlo como Jongdae lo había visto hacer incontables veces, y giró el rostro para mirar hacia la puerta, buscando a alguien con los ojos, el instinto de Jongdae lo llevó a esconderse detrás de una de las grandes columnas de la cafetería.
Se llevó una mano al estómago. La cabeza le daba vueltas y sus ojos le tenían que estar engañando. Tenía que ser una coincidencia, no podía ser que Joonmyun...
Miró con atención al resto de estudiantes que había en la cafetería, buscando desesperadamente otro sombrero negro y otra camisa de cuadros azules que le dijeran que no, no había estado todo el semestre aconsejando a la persona de la que estaba enamorado sin remedio y sin esperanza alguna para que saliera con otros chicos.
Su búsqueda no dio frutos. Joonmyun era el único chico de la cafetería que vestía así. Joonmyun era El Anónimo.
Se sacó el móvil del bolsillo, aún escondido detrás de la columna y oculto a los ojos de Joonmyun, y estaba tan nervioso que al marcar el primer número en el registro de llamadas casi se le escapó una risa histérica.
-Baek... Baekhyun -dijo cuando se descolgó la llamada.
-¿Qué pasa? -respondió este, al notar el tono de voz de Jongdae-. ¿Tengo que ir a matar a alguien?
-Necesito que vengas. Ya -le pidió, porque no sabía qué otra cosa hacer.
Baekhyun se quedó callado durante unos segundos y Jongdae se sentía como si estuviera aguantando el peso de la enorme columna sobre sus hombros.
-Espérame en la puerta. Llego en cinco minutos -contestó al fin.
-No me lo puedo creer -dijo Baekhyun, con el rostro lívido, pero no más que el de Jongdae, que parecía estar a punto de vomitar-. No me lo puedo creer. ¿De verdad? Seguro que es una cámara oculta de Chanyeol para su estúpida cuenta de YouTube o algo, te juro que si lo es le arranco las orejas...
Baekhyun inclinaba la silla hacia atrás para sacar la cabeza por un lado de la columna y observar lo que hacía Joonmyun. Jongdae se miraba las manos, y de repente todo encajaba. Lu Han, el que lo había besado como si fueran a verse al día siguiente antes de marcharse a China; «supongo que odio las despedidas», había dicho Joonmyun. Sehun, la montaña rusa que ya no lo necesitaba.
Siempre había tenido tan claro que Joonmyun estaba fuera de su alcance y que cuanto menos se inmiscuyera, menos daño se haría, que jamás se le había ocurrido preguntar. ¿Joonmyun le habría sido sincero, si lo hubiera hecho? ¿A él, Jongdae, sin el escudo de ChenChen por delante?
-Ha sacado el móvil -dijo Baekhyun, y Jongdae levantó la cabeza. Ya había pasado la hora que ChenChen le había dado de plazo-. Va a llamar a alguien.
Jongdae casi soltó un grito cuando su móvil empezó a sonar en el bolsillo. Baekhyun lo miró con la boca abierta y Jongdae se quedó mirándose el pantalón, confuso. Sacó el teléfono y leyó el «Joonmyun-hyung» de la pantalla como si estuviera escrito en un alfabeto extranjero incomprensible para él.
-Cógelo, ¡cógelo! -le urgió Baekhyun, y Jongdae aceptó la llamada.
-Di... ¡dime! -respondió, con voz temblorosa pero alegre, intentando que nada sonara fuera de lo normal.
-Jongdae-yah -dijo Joonmyun, con la voz grave, seria-. ¿Estás ocupado? Había quedado con... una persona, pero parece que no va a poder venir, así que si quieres podemos aprovechar para revisar juntos lo que llevas escrito de tu trabajo de fin de semestre.
Baekhyun, que había aguzado el oído para oír la conversación, negó con la cabeza y cruzó los brazos formando una equis.
-Eh... Lo siento, hyung, Baekhyun y yo hemos tenido que... quedar con otros dos compañeros para un trabajo de grupo -se disculpó-. Pero podemos vernos mañana, donde siempre.
-No pasa nada -le dijo Joonmyun, y su voz sonaba llena de amabilidad que enseguida se tornó en preocupación-. ¿Va todo bien? Suenas agobiado.
-¿Eh? No, bueno, es... por tantos trabajos, vamos muy liados -mintió Jongdae, aunque sólo era una mentira a medias.
-¿Llevas bien el de Creativa? ¿Necesitas algún consejo rápido? -ofreció Joonmyun, siempre dispuesto a ayudarle, y a Jongdae le resultó gracioso que El Anónimo... que Joonmyun llevara tanto tiempo buscando formas de compensarle por sus consejos, cuando Jongdae ya se había conformado de sobra con lo que tenía.
-Creo que de momento lo llevo bien, estoy a punto de empezar con el desenlace, pero mañana probablemente tendrás que ayudarme con un par de ideas que se me han ocurrido y que no sé cómo explicar -dijo Jongdae, ahora con la voz más firme-. Muchas gracias.
-Nos vemos mañana, entonces -se despidió y colgó, y Jongdae se quedó mirando el móvil con el ceño fruncido, sin saber cómo sentirse.
-Por qué me está pasando esto a mí...
-Sinceramente, aún no he descartado del todo la idea de que sea una cámara oculta -dijo Baekhyun, observando todavía a Joonmyun, que había vuelto a llevarse el teléfono a la oreja-. He oído que Joonmyun estaba en el grupo de teatro de su instituto y que era muy bueno, ¿y si le han pagado para...?
-No. No, Baekhyun, lo peor... es que tiene sentido -dijo Jongdae-. Y no sé cómo no lo vi antes.
-¿Pero cómo puede ser? ¿No estaba con Sunyoung?
En ese momento, Baekhyun volvió a echar la silla hacia atrás y vio que un chico se había acercado a la mesa donde estaba Joonmyun. Un chico mayor, probablemente un estudiante de posgrado, con el pelo ondulado y la sonrisa amplia. Tenía una mano sobre el hombro de Joonmyun y Joonmyun le sonreía como si ya se le hubiera olvidado que acababan de dejarlo plantado. Se levantó de la mesa enseguida y salieron de la cafetería juntos.
-Tenemos que seguirlos -sentenció Baekhyun, y cogió del brazo a Jongdae para salir corriendo tras ellos.
-¿¡Estás loco?! -exclamó Jongdae cuando atravesaron la puerta. Joonmyun y el otro chico iban bastantes pasos por delante, y si se daban la vuelta, podrían verlos sin ningún problema... Mientras Jongdae intentaba liberarse de la mano de Baekhyun, vio cómo los dedos de Joonmyun rozaban los nudillos del chico, y entrelazaron las manos, y no quería seguir mirando. Si Joonmyun era El Anónimo, saber quién era ese otro chico no era más difícil que sumar dos y dos.
Baekhyun tiró de nuevo de él para esconderse detrás de un árbol cuando consideró que había riesgo de que los vieran (la verdad es que el riesgo estaba ahí desde el primer momento, porque habían estado corriendo como locos por el campus y lo extraño era que los otros dos chicos no se hubieran dado la vuelta ya). Se disponía a salir de nuevo cuando Jongdae forcejeó con él para soltarse y siseó, en voz tan baja como pudo:
-¡No quiero seguir a Joonmyun! Es... -tragó saliva-. No necesito ver nada más, Baekhyun, vámonos a casa, ¿vale?
Baekhyun miró a Jongdae a los ojos, y aunque parecía a punto de protestar, Jongdae apretó un poco los labios y Baekhyun acabó por rendirse. Le pasó el brazo por los hombros y se dirigieron hacia el dormitorio.
-Bueno, al menos esta vez en las cafeterías ya están haciendo bingsoo -comentó Baekhyun, mirando a Jongdae con cautela, como si esperara que se echara a llorar. Pero Jongdae no sabía por qué, ya que le sobraban dedos en una mano para contar las veces que Baekhyun lo había visto llorar. Y lo cierto es que lo que sentía no eran ganas de llorar.
-Menos mal. Siempre nos queda el bingsoo -dijo, intentando sonar animado, positivo. Baekhyun le sonrió, y él pudo devolverle la sonrisa sin tener que forzarla.
Estaba esforzándose por no pensar demasiado. Por no mirar atrás, donde Joonmyun estaba sonriéndole a otro chico, donde estaba poniendo patas arriba todas sus ideas preconcebidas, y Jongdae quería convencerse de que Joonmyun seguía siendo tan inalcanzable como siempre, pero por alguna razón, las esperanzas a las que mantenía atadas tan corto estaban tirando de las riendas que las retenían, más desbocadas que nunca.
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Las clases con Joonmyun a partir de ese momento fueron algo que Jongdae no sabría cómo describir. Las pasaba bastante tenso, tanto que Joonmyun le preguntaba varias veces si se encontraba bien, pero el mismo Joonmyun estaba inestable. Había días en que estaba como siempre, bromeaba, y le reía las gracias a Jongdae, pero otros estaba apagado, y Jongdae casi se sentía tonto por no haber visto el patrón tan claro antes. Los días tristes eran cuando Jongdae recibía mensajes con preguntas llenas de confusión, y los días normales eran cuando no recibía nada. Joonmyun sólo contactaba con ChenChen para intentar aclararse y a Jongdae le ponía muy nervioso verlo así, tenerlo delante y no poder decirle lo que pensaba de verdad. Que ese chico nunca iba a quererlo como él, y si lo dejara...
-Creo que está muy, muy bien escrito, Jongdae -le dijo Joonmyun, maravillado, tras leer el trabajo definitivo, que Jongdae había reescrito y revisado aproximadamente unas mil veces con la ayuda de Joonmyun.
-¿Por qué ese tono de sorpresa? ¿No decías que soy un genio? -bromeó Jongdae-. ¿Lo dices en serio, hyung? ¿Crees que podré sacar una buena nota?
-Estoy seguro -le confirmó Joonmyun con una sonrisa-. El profesor Lee tendría que darse un golpe muy fuerte en la cabeza para ponerle a esto menos de una B+. La trama está bien llevada de principio a fin, el conflicto interno del personaje y cómo se va envileciendo pero sin perder la humanidad... Es genial. Estoy muy orgulloso de tu progreso, Jongdae.
Jongdae olvidó por un momento que Joonmyun era el anónimo, que no era feliz con la persona con la que estaba, olvidó sus dudas y preocupaciones y abrazó a Joonmyun con todo su ser. Este se sorprendió al principio y luego se echó a reír, poniéndole las manos en la espalda, y Jongdae se separó sólo un poco de él para hablar, pensando en que lo genial sería poder besarlo y no volver a ver nunca en su rostro el aspecto triste que Joonmyun había traído esa tarde, porque era uno de los días malos. Ahora parecía un poco más animado. Jongdae apretó un poco la mano que tenía en su hombro.
-¡Te juro que si de verdad saco una B+, te invitaré a todas las cosas que quieras, seré tu esclavo todo el verano, te daré un masaje en los pies, te...! -Jongdae estuvo a punto de decir «te querré para siempre», pero cabía la posibilidad de que eso ocurriera aunque sacara la peor nota de la historia.
-Bueno, bueno -dijo Joonmyun, entre risas, sin separarse de Jongdae-, no hace falta que hagas nada de todo eso. ¿Cuándo te dirán la nota?
-El diez de agosto, según el profesor -contestó Jongdae-. Será una de las últimas notas del semestre en salir...
-Me basta con que me mandes un mensaje ese día para darme la gran noticia -le dijo-. ¡Así de seguro estoy de que vas a sacar buena nota!
Jongdae volvió a abrazarlo sin pensar en que había más estudiantes en la cafetería y le prometió que lo haría sin falta.
-¿Quieres acompañarme a encuadernar el trabajo? -le propuso a Joonmyun-. Dentro de cuatro días tengo que volver a casa y quiero dejarlo entregado cuanto antes.
Él se quedó quieto un momento, dudoso, y comprobó algo en su teléfono.
-He quedado con alguien... -dijo, y a Jongdae se le encogió un poco el corazón, pero entonces Joonmyun apretó los labios y guardó el teléfono para mirarlo con una sonrisa-. Pero creo que puede esperar un poco.
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-La verdad es que me sorprende que te lo hayas tomado tan bien. Pero es que si lo piensas bien, esto es una mejora considerable -dijo Baekhyun tras levantar las cajas de los periódicos impresos para dejarlas junto a la puerta-. Hemos pasado de que estés enamorado de un Joonmyun-hyung hetero y con novia a que estés enamorado de un Joonmyun-hyung que parece desesperado por encontrar el amor y que ahora mismo está con un chico por el que no sabe lo que siente con exactitud y que encima no quiere nada serio con él -soltó de un tirón, sin pararse a coger aire, y luego suspiró-. Lo mires como lo mires, es ideal.
-Uy, sí, es la situación perfecta -replicó Jongdae, soltando una risotada sarcástica y sin apartar la vista de la pantalla, donde estaba revisando la última tanda de anónimos antes de cerrar el buzón durante el verano.
-Hablando de eso... Sabía que no querías que preguntara así que nunca lo hice, pero supuse que ahora ya daba igual, y el otro día dejé caer el tema de Sunyoung con Kyungsoo, sólo por investigar un poco. ¿Y sabes qué me dijo? -hizo una pausa de efecto, y Jongdae cedió y esperó a que continuara con las cejas arqueadas, esta vez mirándolo a él y no a la pantalla-. Yo le dije: «He oído por ahí que Joonmyun-hyung está saliendo con Sunyoung, la del coro», porque él también está en el coro, y se dio la vuelta y me miró con esa cara que pone él, como si yo fuera un mosquito muy molesto o algo, y me dijo: «¿De qué hablas? Toda la universidad sabe que Sunyoung está con Lee Jinki. Lo que pasa es que ahora está en el extranjero, estudiando. De hecho Sunyoung se va dentro de diez días a verlo», y yo puse cara de sorpresa y le dije «vaya, qué cosas, pues yo estaba convencido de que estaba con Joonmyun», y entonces me dijo «Pues no, y lo cierto es que el otro día estaba bromeando con él sobre que la dejaba muy sola últimamente... pero sólo son amigos», y que tenía que dejar de jugar tanto al LoL y salir más con personas reales y a lo mejor así me enteraría bien de las cosas. Lo que creo es que quiere que salga más con él y no sabe cómo decírmelo... En fin, esa es la historia. ¿A que ahora te arrepientes de que no le preguntara antes?
Jongdae estuvo a punto de decirle que sí, pero de todas formas, ¿qué habría cambiado eso? Nunca se habría imaginado que a Joonmyun le gustaran los chicos, así que incluso sin que tuviera novia conocida, Jongdae no habría intentado nada.
-Supongo que si lo hubiera sabido, al menos no habría estado proyectando celos sin razón alguna en la pobre chica -dijo Jongdae-. Pero por lo demás, tampoco habría cambiado mucho. Además, que a Joonmyun le gusten los chicos no implica que automáticamente se vaya a enamorar de mí.
-¿Y has pensado ya qué vas a hacer? -preguntó Baekhyun.
-¿Por qué siempre me estás preguntando qué voy a hacer? -protestó Jongdae-. ¡Si no sé ni lo que voy a cenar! ¡Yo improviso! -Baekhyun lo miró sin hablar, nada impresionado, y Jongdae cerró el navegador porque estaba claro que Baekhyun no se iba a ir de ahí sin sus respuestas-. ¿Qué voy a hacer con qué?
-Pues con Joonmyun.
-Pues querría hacer muchas cosas con él -dijo, levantando las cejas, y Baekhyun frunció el ceño y fingió tener una arcada-, pero te acabo de decir que no tengo por qué gustarle, y sobre todo, no sé si a su novio le parecería tan bonito como a mí.
-Venga ya, Jongdae, sabes que le va a durar como mucho... ¿un par de semanas más? -dijo Baekhyun-. Ya has visto los anónimos que te manda últimamente, puede luchar por convencerse a sí mismo de que lo que ese chico le ofrece es lo que quiere pero está claro que no es feliz. No puede durar mucho más.
Recordó las palabras anónimas que ahora sabía que pertenecían a Joonmyun. «Cada vez que conozco a alguien que me atrae pienso, es él, y siempre caigo demasiado rápido y me lo tomo todo demasiado en serio, pero entonces sale de mi vida igual que entró, y me doy cuenta de que no, no lo era». Esa frase fue lo que hizo que Jongdae se diera cuenta de por qué sus esperanzas no se habían apagado del todo pero tampoco se habían encendido.
-Yo... no quiero ser otro más en el que intente encontrar lo que quiere -dijo-. Quiero ser lo que quiere, ser esa persona. ¿No sé si me explico?
-No mucho -adujo Baekyhun-. Le quieres, es posible que él se sienta atraído por ti, ¿lo mejor no sería intentarlo y ver qué ocurre?
-No quiero ser el siguiente sobre el que le mande mensajes a ChenChen. No querría que esté conmigo y siga preguntándole qué se siente cuando el amor es real. Quiero que me quiera, que me quiera con sinceridad, y sólo entonces, intentarlo -Baekhyun iba a decir algo pero Jongdae no lo dejó empezar a hablar-. Si va a estar conmigo, no será porque se haya tenido que convencer de que lo que le ofrezco es lo que quiere. Será porque yo soy lo que quiere, con lo que le puedo ofrecer y con lo que no. Es la única forma de la que puedo hacerle feliz, y sobre todo, de la que podré ser feliz yo. Es, si no exactamente, muy parecido a lo que está pasando él ahora mismo, pero yo... yo sí sé lo que siento. Lo quiero demasiado, y lo aprecio demasiado como amigo como para arriesgarme a estar con él sin que esté seguro y que acabe haciéndome daño. Así que no, de momento no sé lo que voy a hacer. Preferiría que Joonmyun se tome un tiempo para estar solo y para aclarar sus ideas.
Baekhyun lo miró, perplejo, y dio una palmada antes de sentarse sobre una de las cajas.
-Pues... no se hable más, creo. Parece que lo tienes bastante claro -dijo, y aún parecía un poco atónito-. Ay, Jongdae, no estoy acostumbrado a que hables tanto sobre estas cosas sin que te quedes sin palabras a la mitad. Me alegro.
-Alguien me dio un consejo que me ha ido bastante bien -explicó Jongdae, sonriendo.
Desde hacía dos meses, escribía en un diario, como le había dicho Joonmyun que hacía. Lo cierto es que al principio Jongdae garabateaba cosas como «hoy Baekhyun ha vuelto a chillarle a la pantalla algo sobre malgastar un ultimate y se le ha salido un fideo por la nariz», y no dejaba de preguntarse en qué iba a ayudarlo eso, pero poco a poco, comenzó a escribir sobre más cosas, a ahondar más en los detalles de cada situación, y se esforzaba por intentar retratar con exactitud cómo se había sentido en cada una de ellas, tratando de planteárselo como un artículo en el que su estado mental y emocional fueran la noticia, y no el evento que había provocado ese estado en sí.
A veces, cuando en alguna de sus tareas de Escritura Creativa tenía que hablar de algún sentimiento que hubiera experimentado, Jongdae ojeaba su diario y copiaba las descripciones, adaptándolas al personaje. Joonmyun solía elogiarlo mucho. Jongdae también había escrito alguna que otra hoja sobre esos elogios y el calor que desprendía su cuerpo al oírlos, había narrado los viajes de la mano de Joonmyun hasta que se situaba sobre la suya, sobre su muslo. Había escrito sobre cosas que sólo habían ocurrido en su imaginación, cosas que esperaba que nadie llegara a leer nunca...
Y ahora, semanas después, se había descubierto poco a poco más hábil a la hora de hablar de lo que sentía. Le debía una a Joonmyun por ese consejo. Aunque Joonmyun estaba empeñado en que era él quien le debía una compensación por todos los consejos de ChenChen, y Jongdae estaba decidido a aprovechar eso, llegado el momento. Pero para eso...
-De todas formas, estamos dando por hecho que él no es tan tonto como nosotros y que ya sabe que eres gay -repuso Baekhyun-. ¿Pero y si ni lo ha pensado, como te pasó a ti con él? Tal vez deberías decírselo.
Jongdae reflexionó unos segundos. Sí, tal vez debería hacerlo, pero para eso tendría que contarle quién era ChenChen en algún momento.
-Joonmyun está siendo muy discreto con esto, y te recuerdo que yo no tengo ningún motivo para pensar que es gay salvo el hecho... de que sé que es gay, porque me lo ha dicho, sólo que él no sabía que se trataba de mí y yo no sabía que se trataba de él -explicó-. Ni siquiera Kyungsoo lo sabe, no puedo ir y decirle «sé que eres gay, yo también, quiéreme por favor».
-¿Piensas contarle lo de ChenChen, entonces? -preguntó Baekhyun.
Ese era el problema, Jongdae no las tenía todas consigo. ¿Y si Joonmyun se sentía incómodo al saber que quien había estado leyendo todas sus inseguridades era Jongdae? ¿Y si... dejaba de hablarle, tanto a ChenChen como a Jongdae? Aunque por otro lado, él mismo se sentía incómodo leyendo a Joonmyun y teniendo que fingir que no sabía nada de lo que ocurría cuando lo tenía delante y él ponía excusas para su cansancio o para su tristeza.
-No lo sé -respondió, sin ninguna idea clara sobre cómo debía actuar-. No me atrevo a... Es que no sé cómo va a reaccionar. Quizá lo mejor es que espere un poco, ¿no?
-Dios mío, ¿ahora que sabes que hay posibilidades de que Joonmyun te corresponda y no te atreves a decirle al menos «Eh, hyung, me gustan los chicos»? ¡Sólo eso! -exclamó Baekhyun-. También puedes decirle «Eh, hyung, me gustan los chicos en general y tú en particular, sólo por si te interesa saberlo», pero sé que nunca lo harás. ¿Qué vas a hacer entonces, esperar a que sea él quien dé el primer paso? -se quejó-. Espero que lo haga pronto entonces porque si no ya te lo dije, tú te declararás el día de mi funeral, aunque sólo sea para fastidiarme...
-Ahora que lo has dicho, no hemos vuelto a saber nada de ese anónimo. Me pregunto cómo le iría...
-No cambies de tema, Jongdae -refunfuñó Baekhyun, y se puso en pie-. Sabes que esperar a que él te lo cuente todo primero conlleva el riesgo de que pases años esperando, o que directamente nunca lo haga...
-¡No es eso! Es sólo que quiero esperar un poco, pensar en la mejor manera de decírselo, sobre todo si tengo que contarle que soy ChenChen... -le aseguró Jongdae-. Puede ser una situación muy incómoda, y las circunstancias...
-Siempre dices lo de tus circunstancias -cortó Baekhyun, exasperado-. Mira, sé que es cierto que no son fáciles, pero la verdad es que creo que tú mismo las estás complicando todavía más. Quizá Joonmyun podría enseñarte algo más aparte de cómo escribir bien, porque cuando alguien le gustó por primera vez te dijo que las circunstancias no acompañaban, y aún así siguió tu consejo y se lanzó a la piscina.
-Pero yo no soy Joonmyun, yo no... -comenzó a decir Jongdae.
-No eres Joonmyun, pero eres ChenChen, ¿no eres capaz de seguir tus propios consejos, aunque sólo sea por una vez? Puedes seguir esperando todo lo que quieras, Jongdae, y yo te apoyaré, pero que sea porque de verdad estás esperando que la situación sea más adecuada -dijo Baekhyun-, no porque tengas miedo de ser sincero. La sinceridad, aunque sea a la larga, aunque al principio sus consecuencias te parezcan malas, siempre te hace la vida más fácil -concluyó.
Jongdae sabía a qué se refería su amigo, y ahora no hablaba precisamente sobre Joonmyun. Sabía que lo había oído esquivar las preguntas de su madre por teléfono sobre cuándo iba a llevar a una novia a casa tantas veces que ya había perdido la cuenta, y sabía que no podría seguir ocultándolo toda la vida. Pero Jongdae tenía miedo de las consecuencias, y de momento, con Joonmyun como un simple amigo que probablemente no sospechaba lo que Jongdae sentía por él y sin que sus padres supieran que lo más seguro es que nunca llevara una novia a casa, estaba bien. Esperar un poco más no haría daño a nadie.
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Baekhyun tenía razón en que la relación de Joonmyun no duraría ni un par de semanas más, pero se equivocaba en que fueran a pasar años antes de que Joonmyun le abriera su corazón a Jongdae y no sólo a ChenChen.
Era el último día del semestre. Jongdae ya había entregado todos sus trabajos, hecho todos sus exámenes, y ahora sólo quedaba esperar. Esa misma tarde volvía a Siheung, a casa de sus padres, para pasar allí las vacaciones de verano, pero no quería marcharse sin despedirse de Joonmyun, así que le mandó un mensaje para que se vieran a la hora de comer en un restaurante de jjajangmyun que había en la puerta de la universidad.
-Me ha sorprendido que quisieras verme -dijo Joonmyun, y parecía aún más pálido que de costumbre-. Ahora que ya has entregado tu obra maestra, suponía que ya no te haría falta para nada...
-Venga, no seas tonto -dijo Jongdae, cazando un trozo de pollo del plato de tangsuyuk que compartían y siguiéndole la broma-. Quería honrarte con mi presencia una última vez para que estas vacaciones me extrañes un poco menos.
Joonmyun fingió un gesto dolido, como si no pudiera soportar la idea de separarse de él, y cuando Jongdae se echó a reír, le robó el trozo de pollo que tenía en los palillos.
-Dejando las bromas aparte -dijo Joonmyun, masticando el trozo de pollo que le había arrebatado a Jongdae-, sí que voy a echar esto un poco de menos en verano.
Jongdae se estremeció, y decidió tentar a la suerte.
-¿El qué?
Joonmyun le dedicó una sonrisa burlona que pareció devolverle un poco de color a su rostro.
-¿Ahora vas a ser tú el que me interrogue para sacarme lo que siento? -bromeó-. Pues... no sé, la verdad es que es algo que pensé esta misma semana, pero... hacía mucho que no me sentía tan cómodo hablando con una persona a la que conozco desde hace poco tiempo. Ni siquiera con... -se mordió el labio y no continuó-. En fin, lo que quiero decir es que supongo que voy a echar de menos hablar contigo este verano.
Jongdae se quedó callado un momento. No sabía cómo hacer para no delatarse, pero había tantas cosas que quería decirle...
-Hyung -comenzó-. Sabes que yo no soy muy de contar mis cosas, y entiendo que los demás tampoco lo sean así que no pienses que te estoy forzando a nada, ¿eh? Pero si alguna vez necesitas consejo, o ayuda, o... yo qué sé, ¡un abrazo! Puedes... puedes contar conmigo.
El afecto con el que lo miró Joonmyun casi hizo que Jongdae se derritiera, pero de algún modo también hizo que el cansancio y la palidez de Joonmyun fueran aún más evidentes.
-¿Hay algo que te preocupe? -aventuró Jongdae, y Joonmyun sonrió con un poco de tristeza.
-No es nada -contestó-. He dormido mal.
Jongdae sonrió, se preguntó si Joonmyun también lo hacía así porque no quería explicar lo que pasaba o porque no quería preocuparle.
-¿Sabes? Cuando éramos pequeños, Baekhyun se peleaba mucho con su hermano mayor. A veces me lo encontraba en el parque, llorando, y cuando me acercaba a preguntarle qué le pasaba, tenía que intentarlo muchas veces y él siempre contestaba a gritos. «¡Qué te pasa a ti, a mí no me pasa nada, yo estoy muy bien!», y mientras chillaba todo eso le caían por la cara unos lagrimones y unos mocos enormes -explicó Jongdae, recordándolo con cariño-. Me costaba lo mío, pero al final siempre me lo contaba y entonces dejaba de llorar enseguida. Ya ves, ahora pasa al revés... -se rio-. Pero te lo digo por experiencia, uno se siente mejor cuando lo suelta, y la otra persona se preocupa más cuando te ve mal y te niegas a explicarle por qué que cuando sabe qué te pasa. Entonces puede ayudarte. Así que, ¿por qué ibas a dormir mal? Has sacado unas notas impecables, en serio, ¿qué te preocupa? Me lo puedes contar si quieres. No te voy a juzgar. Hasta podría ayudarte a ocultar el cuerpo si es que has matado a alguien y se lo merecía.
Joonmyun se rio, y Jongdae se sentía un poco hipócrita por seguir insistiendo, pero parecía que se había ablandado, parecía a punto de contar algo que se moría por decir en voz alta pero que no sabía cómo expresar.
-He quedado con... una persona ahora -dijo, aún con una sonrisa, pero su mirada estaba seria-, y algo me dice que me va a dar malas noticias.
Jongdae se pasó la lengua por los labios, y se imaginó qué era lo que ocurriría. Ya anticipaba el mensaje anónimo que iba a recibir esa tarde, así que decidió adelantarse.
-Espero que no sea nada -le deseó, con una mano sobre su brazo. Precisamente por lo mucho que quería a Joonmyun odiaba verlo sufrir-. Es mejor que todos los malos tragos pasen rápido, como decía mi madre cuando quería darme jarabe. Siempre puedes seguir el truco de Baekhyun, cree que cualquier mal se pasa yendo a por bingsoo inmediatamente.
Joonmyun soltó una risita, y le dijo:
-Lo tendré en cuenta.
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Cuando abrió la puerta de su dormitorio, listo para sacar las maletas al recibidor y marcharse, casi pegó un grito al ver a Joonmyun en el pasillo, a punto de tocar a la puerta.
-¿Joonmyun? -dijo, agarrándose el pecho-. Dios, qué susto me has dado... ¿Qué haces aquí?
Entonces reparó en sus ojos rojos, y en cómo le temblaba el labio inferior, y Jongdae lo cogió de la mano que aún tenía a medio levantar.
-Hyung...
-No creo que se vaya a pasar con bingsoo -dijo, con la voz congestionada-. Pero necesitaba un abrazo, espero que no te importe que...
Jongdae ya había tirado de él y cerrado la puerta antes de que se le saltara la primera lágrima, sin importarle que no se hubiera quitado los zapatos siquiera. Joonmyun se estremecía un poco entre sus brazos, aunque Jongdae no oía sollozos, y estaba seguro de que Joonmyun podía notar su corazón desbocado contra su pecho. Llevó a Joonmyun hasta su cama, y este se dejó guiar.
-¿Pero qué ha pasado? -preguntó, aunque se lo imaginaba-. Anda, túmbate y espérame un momento, ¿de acuerdo? -le pidió.
Cuando Joonmyun lo hizo, le quitó los zapatos y los dejó junto a la puerta. Se sacó el móvil del bolsillo y llamó a su madre, para decirle que un amigo necesitaba su ayuda con urgencia y que llegaría al día siguiente.
-Sí, mamá, ya sé que Baekhyun ya ha llegado a casa, pero yo sólo tardaré un día más, ¿vale? -le aseguró-. No, no te preocupes, yo estoy muy bien... Hasta mañana, mamá.
Colgó y apagó el teléfono, y fue hasta la cama, donde Joonmyun estaba tumbado de espaldas a él, ya sin estremecerse.
-¿Te importa si me tumbo? -preguntó.
-Por favor -murmuró Joonmyun.
Así lo hizo, y cuando ya estaba sobre el edredón, con el cuerpo de Joonmyun tan cerca, le puso una mano sobre el brazo para acariciarlo arriba y abajo, porque le pareció que lo reconfortaría.
-¿Quieres contarme lo que ha ocurrido?
Después de un rato de silencio, Joonmyun habló por fin, con voz ronca.
-No he sido del todo sincero contigo, Jongdae-yah -le dijo Joonmyun, y Jongdae tardó un poco en pensar cómo contestar porque sí lo había sido, aunque no supiera que se tratara de él.
-Bueno, no podemos mostrar todo nuestro ser desde el principio -lo tranquilizó, sin dejar de acariciarle el brazo-. ¿Dónde quedan las sorpresas si no?
-Estoy... estaba saliendo con una persona. Bueno, en palabras suyas, teníamos algo, supongo que no se podía llamar salir.
Jongdae esperó a que continuara, y Joonmyun parecía estar pensando mucho en cómo expresar lo siguiente que iba a decir.
-Esa persona es Cho Kyuhyun. Del coro.
Sabía que su reacción en ese momento dependería de si Joonmyun volvía a ponerse a la defensiva o seguía hablando, así que se limitó a apretar un poco la mano en torno al brazo de Joonmyun.
-¿No estás... no te parece... raro? -preguntó Joonmyun, aún de espaldas a él, como si le diera miedo ver su rostro.
Y ahí estaba, la oportunidad que Baekhyun no creía que se fuera a presentar nunca, brillando delante de Jongdae, que por fin tuvo el valor de aprovecharla.
-Eso sería muy hipócrita por mi parte -dijo Jongdae, y se permitió acercarse un poco más a él-. Entonces también tendría que considerarme raro yo, hyung. Aunque... raros somos, los dos, pero no por eso.
Joonmyun giró la cabeza, mirando a Jongdae completamente perplejo, con los ojos llenos de preguntas que Jongdae prefirió atajar por el momento.
-Ya tendremos otro momento para hablar de eso -le aseguró-. Ahora sigue con lo que me estabas contando, por favor. ¿Qué ha pasado con Cho Kyuhyun? ¿Es su cadáver el que tengo que ayudarte a ocultar?
Joonmyun hizo un sonido entre carcajada y sollozo, y volvió a tumbarse de espaldas a él. Jongdae juraría que la espalda que tenía delante se había pegado un poco más a su pecho.
-Lo conocí por Sunyoung, mi amiga, y... me atrajo desde el primer momento. Yo sabía que era gay, porque Sehun, con... con quien también estuve, también tuvo algo con él. Parece que la vida de Kyuhyun consiste en eso, en tener algos -explicó-. Siempre me dejó claro qué era lo que quería y lo que no, así que supongo que la culpa fue mía por hacerme ilusiones, incluso cuando pensaba que ya lo tenía asumido...
-Sé lo que es querer a alguien que aparentemente nunca se va a fijar en ti de la manera que quieres -dijo Jongdae, y bajó el brazo hasta que envolvió la delgada cintura de Joonmyun con él-. Las ilusiones son inevitables, créeme.
-El caso es que... siempre pensé que me dejaría porque simplemente no quería estar más conmigo, y me preparé para eso, pero hoy... -La voz de Joonmyun volvía a sonar tomada y Jongdae lo abrazó más fuerte. Su pecho estaba ya totalmente pegado a su espalda, pero Joonmyun no hizo ni el más mínimo ademán de apartarse-. Hoy nos hemos visto y me ha dicho que se ha enamorado de otra persona. Que se ha enamorado de verdad. Como nunca lo estuvo de mí.
Se estaba estremeciendo otra vez y Jongdae notaba el olor de su champú en la punta de la nariz.
-El error es mío por esperar más de lo que debía -sollozó Joonmyun-. El error es mío por estar desesperado por que me quieran, por sentirme como si tuviera que probarle algo a alguien...
Empezó a balbucear cosas que Jongdae no entendía, y las lágrimas debían de estar formando una mancha en su almohada. Entonces, Joonmyun se dio la vuelta y hundió la cabeza en su cuello, y estaba seguro de que debería decir algo para consolarlo pero no encontraba ni una sola palabra, mientras Joonmyun seguía murmurando que el error era suyo...
-Hyung, no, hyung, tú eres perfecto -dijo por fin, aunque sabía que era cierto que Joonmyun había cometido errores, pero lo soltó tal y como lo sentía.
Joonmyun dejó de murmurar y alzó el rostro para mirarlo directamente a los ojos. Tenía las mejillas surcadas de lágrimas y los labios y la nariz sonrosados y era horrible lo fácil que le habría resultado a Jongdae besarlo ahí mismo, en ese mismo instante, pero se negaba a aprovecharse de lo vulnerable que estaba en ese momento. Levantó la mano para secarle las lágrimas con el pulgar y le apartó el flequillo de la cara.
-...Pero te pones feísimo cuando lloras -concluyó con una sonrisa, y a Joonmyun se le volvió a colar otra risa entre sollozos-. Aunque si lo necesitas, hazlo. Puedes quedarte aquí toda la noche, si quieres.
-Lo siento mucho por molestarte, Jongdae... Estabas a punto de ir a casa, y yo...
-¿No te he dicho antes que si necesitabas un abrazo podías contar conmigo? ¡Era una situación de emergencia! Venga, cuéntame todo lo que necesites, o llora cuanto te haga falta para que se te pase -dijo, volviendo a pasarle una mano por el pelo, y eso fue lo que Joonmyun hizo.
Se pasó mucho tiempo, horas, a ratos intentando contar cómo se sentía en murmullos y a ratos, cada vez más escasos, derramando lágrimas silenciosas mientras Jongdae le acariciaba el pelo. En algún momento, cuando ya estaban agotados, susurró algo como «cómo puede ser que seas real, Jongdae-yah...», pero Jongdae no sabría si se lo había imaginado, porque ninguno de los dos supo cuándo se habían quedado dormidos. Al día siguiente, cuando Jongdae se despertó con la cabeza de Joonmyun oculta en su cuello y un calambre en el brazo, sintió que el peso que había en su estómago de verdad se había ido para no volver.
Joonmyun le pidió perdón mil veces por haberse presentado así, sin avisar, y Jongdae le hizo prometer otras mil que si de verdad echaba de menos hablar con él ese verano, que lo llamara. Cuando lo acompañó al metro para ayudarlo con las maletas, Jongdae se dio cuenta de cuánto le costaba despedirse de él, y reparó, esperanzado, en que Joonmyun tampoco parecía tener prisa por irse.
-No olvides mandarme un mensaje cuando sepas tu nota de Creativa -le dijo, subiéndole el asa de la mochila, que se le estaba deslizando por el brazo.
-Y tú no olvides llamarme de vez en cuando -le recordó Jongdae a la vez que el tren entraba en la estación.
La mano de Joonmyun apretó un poco en su hombro y luego le acarició levemente el brazo antes de soltarlo para que subiera al vagón. No había mucha gente en el andén.
-No te preocupes -le aseguró, despidiéndose con la mano, como siempre hacía-. No lo olvidaré.
✉
El tono de voz de su madre era muy parecido al suyo, es lo que siempre le decía Baekhyun, y Jongdae no pudo menos que estar de acuerdo cuando fue lo primero que oyó al salir del taxi, el penetrante «¡¡Hola!!» que le lanzó desde la puerta mientras él le pagaba al taxista.
-¡Tu padre te va a matar por pagarle a la competencia! -exclamó su madre al llegar junto al coche, aunque luego saludó al taxista con una sonrisa de oreja a oreja, era un vecino de toda la vida.
-Esto no es la competencia, papá trabaja en Incheon y Seúl... -le dijo, y le quitó la maleta de las manos a la mujer, que ya estaba dispuesta a cargarla hasta la casa, antes de darle un beso en la coronilla-. Hola, mamá.
La mujer se agachó para comprobar si no había nadie más en el coche, y se giró para enfrentarlo con la misma sonrisa gatuna que el propio Jongdae tenía, pese al ceño fruncido.
-¿Otra vez vienes solo, hijo? -le preguntó.
-¿A quién esperabas, a Baekhyun? -Jongdae sabía muy bien de qué estaba hablando, pero prefirió hacerse el tonto.
-¡¡No, a Baekhyunnie ya lo veo bastante!! -replicó su madre entre risas, y aparcó el tema para preguntarle cómo le había ido a Baekhyun el curso.
Atravesaron el restaurante, donde Jongdae saludó a sus tías, que estaban preparando kimbap (no eran sus tías de verdad, pero eran amigas de su madre y habían trabajado codo con codo durante tanto tiempo que ya eran prácticamente de la familia), y cruzaron un patio hasta llegar a su casa. Su madre fue quitándole la mochila de la espalda, intentando arrebatarle la maleta a la vez que le hacía mil preguntas sobre su vida en Seúl, y al final Jongdae le pidió que fuera a prepararle algo de beber mientras dejaba las cosas en su habitación.
-¿No está Hana? -preguntó Jongdae al volver a la cocina.
-Tu hermano no la traerá hasta finales de semana -contestó su madre, y dejó un vaso de zumo de naranja en la mesa, delante de Jongdae-. Cuéntale a tu madre cómo te ha ido el semestre, ¿no? Has aprobado todo, ¿verdad? ¿Qué tal esa asignatura que se te resistía?
Levantó la mirada del zumo, perplejo, porque él se había asegurado de no contarle nada a su madre sobre el riesgo que suponía Escritura Creativa para su media.
-¿Cómo lo sabes?
-Deberías aprender de tu amigo Baekhyun, que no tiene secretos para su madre -le reprendió, aunque el cariño de su mirada dejaba claro que sabía por qué su hijo no le había contado nada-. Su madre tampoco tiene secretos para mí.
Jongdae se pasó la lengua por los labios.
-Sé casi todas las notas, pero esa precisamente... aún falta un poco para que me la digan -explicó-. Lo he puesto todo de mi parte y además, recibí muchísima ayuda, mamá, así que... creo que todo saldrá bien. No quería preocuparte.
Su madre dejó las naranjas partidas sobre la encimera de la cocina y se limpió las manos con un paño antes de acercarse a él y darle un beso tan sonoro que le pitaron los oídos.
-Estoy segura de que sí -le dijo, y volvió a estrujarlo entre sus brazos-. Estoy segura de que me harás sentir tan orgullosa como siempre.
A pesar de estar apretujado entre los brazos de su madre, Jongdae sintió un escalofrío, y rezó por que Baekhyun sí hubiera mantenido algunos de sus secretos a salvo bajo siete llaves.
✉
Tres días después, mientras Jongdae estaba ayudando a envolver rollos de kimbap en papel de aluminio y a meter platos en el microondas porque el restaurante estaba lleno, sonó su teléfono.
Esperaba que fuera Baekhyun, en una de sus llamadas interminables sobre cuánto había crecido su sobrino y a qué juegos lo había enseñado a jugar ese día y lo mucho que echaba de menos el internet por cable de Seúl. Sin embargo, no fue su nombre el que Jongdae leyó en la pantalla.
-¡Hola, hyung! -dijo, con algo de trepidación-. ¡No esperaba que me llamaras!
-Hola, Jongdae -respondió Joonmyun, y al oír las voces del restaurante, titubeó-: ¿Molesto? ¿Estás ocupado?
-¡No, no te preocupes! -exclamó, y le hizo un gesto a una de sus tías para que continuaran sin él porque iba a tomarse un descanso, antes de salir al patio-. ¿Cómo estás?
-Bien -dijo Joonmyun, consciente de que la última vez que había visto a Jongdae fue cuando apareció en su habitación, llorando-. Bastante bien. Tengo mucho tiempo para pensar y aclarar mis ideas, estos días.
-¿Van bien las vacaciones? ¿Sigues en Seúl? -preguntó Jongdae.
-No -contestó-. Estoy en Jeju.
-¿Con tu familia?
-Sólo mis padres -dijo Joonmyun, y sonaba algo desanimado-. Mi hermano ha decidido no venir este año... Demasiado trabajo.
-Oh... Bueno, ¿pero has visto muchas cosas allí? Las montañas, y las playas… -exclamó, para cambiar un poco el hilo de la conversación-. ¡Jeju tiene que ser alucinante, ¿no?!
-Pues me encantaría saberlo, pero lo cierto es... -comenzó Joonmyun, y luego bajó un poco la voz- que a mis padres no les va demasiado lo del turismo cultural. Estamos en un resort al que han venido a relajarse, así que no salimos mucho de aquí...
Jongdae frunció el ceño al oír a Joonmyun tan apagado.
-Hyung, si tienes ganas de explorar un poco, ¿por qué no lo haces?
-Pero... Tendría que ir solo, y...
-Debe de haber unas ochocientas visitas guiadas al día -insistió Jongdae-. Métete en alguna de ellas y disfruta del sitio en el que estás. Quién sabe, quizá hasta conozcas a alguien.
-No estoy muy interesado en conocer a nadie ahora mismo, la verdad -dijo Joonmyun, pero esta vez Jongdae supo escuchar la sonrisa que se había dibujado en su rostro-. Pero tendré en cuenta tu consejo.
-Sobre eso... -dijo Jongdae, esta vez con más inquietud-. ¿Estás bien?
-Sí, Jongdae, no te preocupes, en serio -le aseguró Joonmyun-. Y lo siento muchísimo por haberme presentado así, yo… se me han acumulado demasiadas cosas, y...
-Me alegró que lo hicieras -cortó Jongdae-. Quiero decir, no me alegró que de repente aparecieras llorando porque tu novio te había dejado, pero me alegró que supieras que podías contar conmigo.
Joonmyun soltó una risita.
-No sé por qué me afectó tanto... Sabía que iba a ocurrir. Fue como con los otros chicos con los que estuve, ¿sabes? Siempre tuve claro que tarde o temprano iba a acabar. Pero creo que fue porque me dejó porque esta vez sí que estaba enamorado de verdad, como sabía que nunca lo iba a estar de mí... -Joonmyun estaba dejándose llevar, como si le hubieran quitado el tapón a una botella que contenía todas sus palabras dentro de él y ahora las estuviera dejando marchar para quitarse todo el peso de encima-. ¡O quizá fue por el hecho de que lo hiciera porque se había enamorado de Choi Siwon...! ¿Sabes que mi madre siempre me ha dicho que yo soy clavadito a él, sólo que él es más alto? Es vecino mío, y mamá siempre decía que me bebiera toda la leche si quería llegar a ser como él... En fin, por lo menos fue sincero. Supongo que aprecio mucho el hecho de que lo fuera desde el principio.
Jongdae se pasó la lengua por el labio inferior, nervioso. Quizá ahora fuera el mejor momento para...
-¡Jongdae-yah! -llamó su madre desde el interior del restaurante, tan fuerte que Joonmyun lo oyó a través del teléfono.
-¿Te necesitan? -dijo Joonmyun, y Jongdae soltó un suspiro antes de decidir que sería mejor dejarlo para otra ocasión.
-Sí -respondió-, el restaurante de mi madre no es nada sin el camarero apuesto. Tengo que ir a atraer clientela.
Joonmyun se echó a reír, ni rastro ya del desánimo que antes empañaba su voz.
-¿Me creerías si te digo que sólo han pasado tres días pero ya te echaba de menos, Jongdae?
-Claro que sí -dijo, con voz nasal-. ¡Una vez que alguien me conoce, ya no puede vivir sin mí! Así que llámame cuando quieras, para que no sufras mucho.
Las risas de Joonmyun podrían ser una buena recompensa para todos esos consejos que Joonmyun creía que le debía. Si pudiera oírlas cada día... sería pago más que suficiente.
-Está bien, te llamaré para contarte lo que haga en mis expediciones por Jeju -aceptó Joonmyun, y le siguió la broma-, así se pasará más rápido este mes antes de que volvamos a vernos.
-Y yo te contaré a cuántas clientas he engatusado para que prueben nuestro kalguksu -dijo, y su madre volvió a llamarlo a voz en grito desde el restaurante-. ¡Tengo que irme! ¡El negocio me necesita!
-Hasta la próxima, Jongdae -se despidió Joonmyun, y ahora sonaba feliz.
Jongdae volvió al trabajo dándole vueltas al comentario de Joonmyun sobre la sinceridad, y sabía que debía hacerlo, pero cuanto más lo pensaba, más miedo le daba cometer un error y perder la risa de Joonmyun para siempre.
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