Jun 01, 2011 18:14
Fue un sueño bien extraño. Los sueños extraños son indicios de una persona con un interior complejo o, lo que es lo mismo, rico; un interior repleto de líneas, sean buenas o malas, sean alegres o tristes.
El sueño se inició en el apartamento de mi abuelita. Éramos una especie de secta. Nos habíamos reunido no sé para qué, pero éramos solo unos pocos. De repente, por alguna razón desconocida, sentí que tenía que correr. Por el oscuro y largo pasillo se oía un sonido como el siseo de una serpiente y comenzaron a aparecer en el piso, cada cierto intervalo de tiempo y de espacio, unos símbolos, que cambiaban lentamente de colores amarillos a tonos azulados o verdosos. Los símbolos, unos círculos con algo indescifrable en su interior, se acercaban cada vez más. Sentí que unos reptiles invisibles se aproximaban. Me lancé a correr por la escalera. Aunque en la realidad el edificio de mi abuelita es pequeño, cuando comencé a bajar parecía un rascacielos de New York. Mientras me saltaba de un escalón a otro, dejando por el medio cualquier cantidad de escalones, el siseo se acercaba más y más y los sellos que se dibujaban en el piso ya comenzaban a aparecer delante de mí, antes de que mi salto llegara al mismo sitio.
Finalmente llegué la puerta de salida. Escapé. Afuera era de noche y había un nutrido grupo de personas que me esperaban. Comencé a hablar con una rubiecita flaquita, y le di indicaciones (quién sabe cuáles) a ella y a su novio de lo que tenían que hacer (fuera lo que fuera).
Luego estábamos todos reunidos en la playa. Era hermosa. El Sol mostraba todo su esplendor aquel día. Todos se quedaron comiendo en el pequeño restaurante al aire libre al que habíamos llegado. Yo me fui a caminar.
Y resulta que el pueblo de la playa estaba inundado de agua. Algunas personas jugaban desnudos en las calles inundadas como si estuvieran en la playa; milagrosamente parecía haber tanta profundidad como en la playa: era como si el mar y el pueblo se hubieran fusionado; pero yo quería llegar a… Algún lugar. El caso es que necesitaba atravesar una calle y cogí por el borde, donde el agua llegaba solo hasta mis tobillos, y anduve con cuidado pegado a una pared… Pero caí, de alguna manera… Me hundí completamente en el agua con profundidad suficiente para quedar completamente cubierto y seguir hasta el fondo… Pero me recuperé y busqué la superficie. Cuando la encontré, la corriente me arrastró… Me arrastró hasta una casa enorme pero algo destartalada.
Una mujer de bastante edad me guió: me llevó por una escalera exterior hasta el segundo piso y luego desapareció. En el segundo piso había una puerta con una cerradura electrónica: un tablero con los conocidos dígitos del 0 al 9 para insertar la contraseña que abriría la puerta.
Luego desperté.
Según el diccionario de los sueños, el agua simboliza los sentimientos de las personas. Si es clara y limpia (como la de mi sueño) indica un espíritu limpio. Si caminamos sobre el agua, indica un período peligroso; si nos hundimos, corremos grave peligro; pero si tratamos de salir revela un claro deseo de luchar…
La noche se asocia con nuestros miedos y peligros.
Escapar significa suerte.
Los monstruos simbolizan nuestros temores de la infancia.
Conspirar indica que los medios para conseguir nuestros intereses están limitados.
Reptiles, los bajos instintos.
Invisibilidad, algo que no queremos que exista.
La casa es nuestra personalidad, si está destartalada es una condición anticuada de vida. El interior de la casa es la vida íntima.
Los ancianos nos colocan en el lugar que nos corresponde.
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