Angst, an spiderweb's approach

Jan 21, 2006 20:21


Se lo dice sin darse cuenta.
- Entonces, que haces?
Él acaba de saltar, como siempre. Ahora se encuentra en fase de culpabilidad. Dirá que es idiota, algo parecido. ¿Ve? Ya lo ha hecho. Supongamos que áun es joven. Es decir, por decir algo. Que madurará.
- No lo sé.
Y es verdad. ¿Se lo imagina? De verdad no lo sabe. Desde su culpa no lo sabe, es decir, realmente no sabe qué elegir. Pero bueno, por otra parte, siempre se ha dicho que lo peor de esta juventud es que no saben lo que quieren. ¿Nunca se lo han dicho? En fin. Por su expresión, parece que a él si. Es culpable, culpable de no saberlo. Perdón, corrijo, de no atreverse a dar el palo a ciegas. Realmente es así, aunque no es lo que le estarían queriendo decir con la anterior frase hecha. La de los jovenes.

Tambíen lo es (culpable, amigo) de dar demasiados trazos en sus dibujos, se emborronan. Lo diré de otro modo: cambie "trazo" por "palabra". ¿Ve?

- Aficionado...
No, tranquilicese, eso lo piensa al cerrar los ojos. Demasiadas películas. La imagen mental se solapa con el dilema... "como se supone que haré menos daño?" Una ausencia presente o una presencia ausente. ¿Mejor estar solo que ser una mala compañía? Por favor. Eligirá, y a los cinco minutos volverá a elegir.
- Que se supone que te pasa?
- No lo quieres oir.
- Yo si.
- Me equivoqué.
Mal, mal, mal. Aficionado. Elige su ropa, la distancia del paso a dar, de que se va a arrepentir a continuación. De acuerdo, tenemos el metraje para montar la escena, con el coche parado y la tensión justa administrada por una sección de cuerdas, pero al ahora de la verdad, no se sabe de que han servido tanto libro y película. Donde se dejó el "para el coche, por favor" y el "gracias" al final?

Se recuerda demasiado tarde que no disponemos de fundidos a negro. Cuando alguien sonrie, se olvida. Entonce parece que tenemos hasta banda sonora. Aún así, es fascinante como cambia el tono de voz del culpable al quedar en evidencia. Pero seamos serios, pocas cosas causarían mayor pavor que los guiones. Tal vez por eso es fascinante verlos romperse: parejas en pleno reproche, adolescentes gritando, niños que patalean. ¿Nunca ha roto usted un juguete?
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