PROMPT: Unexpected
FANDOM: Veronica Mars/Mentes Criminales
PAREJA: Verónica Mars/Emily Prentiss (OTP total, que lo sepáis) (y Prentiss/JJ de fondo, porque, bueno... porque sí)
NOTAS: en realidad voy a escribir algo más largo con esta pareja (es una excusa para escribir porno, qué coño), pero bueno, me lo pidieron
en el meme y he escrito esta cursilada y lo dejo por aquí. El largo tendrá porno algo más de profundidad y menos de azúcar, en serio. En fin, que esto deriva del argumento de mi subconsciente de que Vero sería una gran adición para el grupo. Think about it.
Emily puede apreciar que es algo nuevo para Verónica, no necesita que lo formule con palabras. Aún así lo hace, con esa risa nerviosa cuando se separan, el pelo rubio sobre el rostro y la sonrisa amplia. Emily se está mordiendo los labios. Por nerviosismo o porque quiere recordar el sabor, la presión de hace unos segundos. Un beso decisivo pero lleno de nerviosismo, algo ortopédico, como si Verónica no supiera exactamente dónde poner las manos. “Lo siento, es sólo…” se retira un par de mechones para colocárselos tras la oreja. “No es que seas la primera, pero nunca había… Quiero decir. Fiestas, y eso. Dios, estoy sonando tan lamentable como me oigo, ¿verdad?”. Ríe de nuevo y esta vez arrastra a Emily con ella.
Ambas continúan caminando con las manos en los bolsillos del abrigo, sin mirarse a los ojos, pero con algo que no llega a rozar la incomodidad en el ambiente.
-No, está bien -dice Emily.
Trata de no pensar en lo que está mal con esta situación. Para empezar, la certeza de que es una mala idea, que algo así es capaz de hacer tambalearse la dinámica del equipo y eso puede tener consecuencias demasiado caras. También está el hecho de la edad de Verónica. O quizá no es tanto eso (porque al fin y al cabo, no es una quinceañera) como la sensación de novedad que aporta al grupo. La novata, la variable extraña. Emily puede identificarse parcialmente con ello.
Verónica continúa sonriendo pero no se detienen. Emily agradece este viento cortante que lleva persiguiéndoles la última semana en Virginia, parece aportar claridad a la situación.
-¿Podemos…? -comienza de repente, deja la frase sin completar.
Esta vez sí se detiene, como han hecho momentos antes. La primera mala idea de la noche. El primer roce. Y en realidad no tienen nadie a quien achacarle la decisión excepto a ellas mismas.
Verónica se muerde el labio inferior durante un segundo, pensativa, antes de colocar una meno en el cuello de Emily. Menos nerviosa esta vez, sin ese momento dubitativo que tuvo el anterior. Todos esos y si… que se cuelan sin remedio en cualquier primer beso.
El segundo consigue que Emily coloque sus manos en la cintura de Verónica. Es lento, cálido. Impulsivo de esa manera que Verónica transmite en cualquiera de sus actos. Eléctrico, ésa es la palabra. Emily se inclina, atrayéndola por la cintura. Verónica apenas es unos centímetros más baja que ella, su cintura parece encajar perfectamente entre sus manos. Ambas tienen los labios fríos, los desentumecen con saliva, estos roces cortos e imprecisos. Emily sonríe contra su boca antes de separarse.
No es una sonrisa que resulte del todo forzada, pero en cierto modo. Después de todo, las dudas continúan allí. Igual que la dolorosa realidad de que parece haber cierto patrón en su conducta. Las rubias menudas de eléctricos ojos azules. Las inalcanzables. Excepto que Verónica prueba esto con algo más que curiosidad, y su pulgar permanece en la mandíbula de Emily cuando se separan unos centímetros.
En la calle, se da cuenta. Están (continúan) en la calle. Casi con seguridad no es apropiado, aunque no consigue que eso le importe en ese momento.
Verónica parece acariciarle la mandíbula, roza su piel con la yema de los dedos.
Se humedece los labios despacio y vuelven a separarse.
-Verónica, no tenemos que…
-Ya, lo sé -aparta la mirada y es como si meditase algo, se mete las manos en los bolsillos de nuevo y una ráfaga de viento consigue que se estremezca mientras habla-. ¿Dónde está tu casa?
-Cerca.
Y lo cierto es que quiere, joder. Que esté mal o no, hay algo en Verónica que consigue intrigar a Emily. Esa fachada de piedra que merece ser derribada. Como si Emily fuese alguien que pudiese hablar en ese sentido. Emily compartimentaliza, Emily no confía en nadie si puede evitarlo. Después de todo, ésa es la clave para resultar herido. El primer responsable eres tú, incauto. Y sin embargo hay algo en Verónica que le empuja a ello, que parece asegurar que merece la pena, salgas escaldado de allí o no.
Verónica arruga la nariz de ese modo, sonriendo y llena de malas intenciones. Emily puede verlas en su rostro, y puede añadir unas cuantas más a la lista. Se retira los eternos mechones rebeldes del rostro, y esta vez Emily ayuda, se los coloca tras la oreja y Verónica la mira enarcando las cejas primero, negando con la cabeza y con la risa en los labios después.
Emily imita, después de todo, es un principio.