(no subject)
TÍTULO: (Viendo) Doble
FANDOM: X-Factor (X-Men)
PAREJA: Jamie Madrox/Julio Ricther (Rictor)
SPOILERS: um, hasta el número 24
NOTAS: los spoilers por lo de Rictor y Rahne, pero realmente estoy muy desconectada de estos cómics, así que bien podría ser AU. Whatevs. Para mina_lovette, por la prompt de este meme
Jamie está borracho, y cuando Jamie está borracho, tiende a hacer cosas estúpidas. Muy estúpidas. Realmente, realmente estúpidas. Sin embargo, el camarero (un hombre modelo armario ropero, barba espesa y el aspecto de poder partir nueces con la barbilla) acepta su número de teléfono antes de echarle del bar. El por qué Jamie se lo está dando en primer lugar no es del todo claro. Y es probable que sea el teléfono de Monet, después de todo.
Se ayuda a levantarse, porque Jamie siempre es educado, incluso borracho como una cuba, y luego se absorbe de nuevo. No quiere dobles inestables merodeando por ahí, eso lo recuerda. No más compañeros embarazados, muchas gracias.
-Eso no ha sido educado.
Rictor arrastra las sílabas y su acento se espesa, observa la puerta trasera del local con rencor contenido y los ojos vidriosos.
-No lo sé, el barman me ha golpeado muy cortésmente -Jamie responde quitándose la suciedad del suelo a manotazos.
Tiene la gabardina pegajosa de algo, pero no puede recordar si fue algo que hubiera en la barra del local, o simplemente haber caído sobre alguna sustancia que no necesita averiguar qué es. Y prefiere no pararse a pensarlo, en realidad.
Rictor se sienta en las escaleras de uno de los portales, con una expresión ligeramente abatida que hace pensar a Jamie que aún no han ingerido el suficiente alcohol. Así que se sienta a su lado, cuidándose de que lo único que toque la superficie de los escalones sean sus zapatillas y su abrigo. Es un espacio reducido, y ambos están lo suficientemente descoordinados como para que lo sea aún más. El codo de Rictor se clava en su brazo.
-Necesitamos más alcohol -murmura Jamie.
Siempre se necesita más alcohol. Axioma universal donde los haya. Rictor contesta con algo similar a “uh”, que le hace pensar que no está del todo por la labor. Le da una ortopédica palmada en la espalda, buscando algo de consuelo ebrio, que consigue arrancar una risa que parece un ladrido de su amigo. Se acaba pronto, sin embargo.
-Creo que quiero volver ya -Rictor se deja caer hacia atrás, hasta apoyar la cabeza contra la puerta del lugar.
Jamie gira el rostro para observarle con algo que no acaba de ser incredulidad. “Pero la noche aún es…” recapacita, “madrugada.” Luego recapacita de nuevo. “Seguro que hay sitios de los que no nos han echado a aún.” No le queda ninguna duda de ello, de hecho. Tampoco son hombres tan productivos, y se están haciendo lo suficientemente mayores como para que una noche no dé tanto de sí. Especialmente una noche que pretende liberar tensiones, olvidarse de todas esas mierdas que pasan últimamente. Jamie y Terry y Monet. Rictor y lo que coño le haya ocurrido con Rahne. La única persona cuerda que tienen cerca en ese momento es Guido, y eso es decir mucho.
Son algo patéticos, a decir verdad. Claro que no es como si Jamie no imaginase eso ya. Es algo denso, pero hasta para él hay cosas que no se escapan.
-¿Julio? -intenta de nuevo. Suena ortopédico, acostumbrado al otro nombre. Julio. Sin entonación ni acento.
Rictor se ríe ante esto, observándole desde su punto de apoyo en la puerta. Genuinamente divertido por algo. Jamie se frota el puente de la nariz con dos dedos. “Creo que estoy muy, muy borracho,” sentencia.
Rictor continúa en silencio durante unos segundos, simplemente escrutándole en la oscuridad. Muy patético, se repite. Esta necesidad de aliviar sus problemas así, el uno con el otro, como tratando de consolarse mutuamente, de hacerlos desaparecer por arte de magia. Y Rictor se incorpora de nuevo. Duda un momento, antes de colocar una mano en su mandíbula.
Tiene las manos ásperas, Rictor. Jamie no se inmuta cuando se mueve, pero no sabe exactamente si es por lentitud de reflejos, o porque no ve nada extraño en la situación. Un poco de las dos, supone. Ambos están cansados. Ambos están un poco hartos. Ambos están dispuestos a hacer estupideces, qué coño. Por eso no se inmuta con la mano de Rictor en su mandíbula, y tampoco segundos después (porque Julio espera, humedeciéndose los labios y como si lo meditase detenidamente), cuando siente unos labios sobre los suyos.
Rictor sabe a alcohol, y Jamie tiene esa sensación pastosa y amarga que traen las borracheras. Ambos huelen a tabaco, y Jamie es consciente de que él incluso sabe a ello. Uno de sus dobles, resultado de una caída desafortunada. Lo encontró fumándose un puro con una encantadora pelirroja que conoció dos bares atrás. Rictor no parece quejarse, incluso si el beso no es nada del otro mundo. Después de todo, alcohol. En grandes cantidades. Ambos tratando de encontrar un ritmo acompasado y suavizándose los labios con saliva. Jamie le agarra de la camiseta para atraerle y profundizar en el beso.
Se separan respirando pesadamente y Jamie tiene una extraña sensación de ligereza, de haberse quitado un peso de encima. No sabe desentrañar la expresión de Rictor.
Así que se ríe. Es lo que hace siempre, después de todo. “Muy, muy borracho,” repite.
Permanecen en un silencio sólido durante unos segundos, a pocos centímetros y sin saber muy bien dónde poner las manos. Qué es lícito, qué deberían hacer, cuándo deberían hacerlo.
Jamie no le suelta la camiseta. De hecho, le atrae de nuevo, para besarle algo más urgente esta vez.
Después de todo, noche de tonterías. Y no hay riesgo de que éste se quede embarazado.
(Teóricamente.)
FANDOM: X-Factor (X-Men)
PAREJA: Jamie Madrox/Julio Ricther (Rictor)
SPOILERS: um, hasta el número 24
NOTAS: los spoilers por lo de Rictor y Rahne, pero realmente estoy muy desconectada de estos cómics, así que bien podría ser AU. Whatevs. Para mina_lovette, por la prompt de este meme
Jamie está borracho, y cuando Jamie está borracho, tiende a hacer cosas estúpidas. Muy estúpidas. Realmente, realmente estúpidas. Sin embargo, el camarero (un hombre modelo armario ropero, barba espesa y el aspecto de poder partir nueces con la barbilla) acepta su número de teléfono antes de echarle del bar. El por qué Jamie se lo está dando en primer lugar no es del todo claro. Y es probable que sea el teléfono de Monet, después de todo.
Se ayuda a levantarse, porque Jamie siempre es educado, incluso borracho como una cuba, y luego se absorbe de nuevo. No quiere dobles inestables merodeando por ahí, eso lo recuerda. No más compañeros embarazados, muchas gracias.
-Eso no ha sido educado.
Rictor arrastra las sílabas y su acento se espesa, observa la puerta trasera del local con rencor contenido y los ojos vidriosos.
-No lo sé, el barman me ha golpeado muy cortésmente -Jamie responde quitándose la suciedad del suelo a manotazos.
Tiene la gabardina pegajosa de algo, pero no puede recordar si fue algo que hubiera en la barra del local, o simplemente haber caído sobre alguna sustancia que no necesita averiguar qué es. Y prefiere no pararse a pensarlo, en realidad.
Rictor se sienta en las escaleras de uno de los portales, con una expresión ligeramente abatida que hace pensar a Jamie que aún no han ingerido el suficiente alcohol. Así que se sienta a su lado, cuidándose de que lo único que toque la superficie de los escalones sean sus zapatillas y su abrigo. Es un espacio reducido, y ambos están lo suficientemente descoordinados como para que lo sea aún más. El codo de Rictor se clava en su brazo.
-Necesitamos más alcohol -murmura Jamie.
Siempre se necesita más alcohol. Axioma universal donde los haya. Rictor contesta con algo similar a “uh”, que le hace pensar que no está del todo por la labor. Le da una ortopédica palmada en la espalda, buscando algo de consuelo ebrio, que consigue arrancar una risa que parece un ladrido de su amigo. Se acaba pronto, sin embargo.
-Creo que quiero volver ya -Rictor se deja caer hacia atrás, hasta apoyar la cabeza contra la puerta del lugar.
Jamie gira el rostro para observarle con algo que no acaba de ser incredulidad. “Pero la noche aún es…” recapacita, “madrugada.” Luego recapacita de nuevo. “Seguro que hay sitios de los que no nos han echado a aún.” No le queda ninguna duda de ello, de hecho. Tampoco son hombres tan productivos, y se están haciendo lo suficientemente mayores como para que una noche no dé tanto de sí. Especialmente una noche que pretende liberar tensiones, olvidarse de todas esas mierdas que pasan últimamente. Jamie y Terry y Monet. Rictor y lo que coño le haya ocurrido con Rahne. La única persona cuerda que tienen cerca en ese momento es Guido, y eso es decir mucho.
Son algo patéticos, a decir verdad. Claro que no es como si Jamie no imaginase eso ya. Es algo denso, pero hasta para él hay cosas que no se escapan.
-¿Julio? -intenta de nuevo. Suena ortopédico, acostumbrado al otro nombre. Julio. Sin entonación ni acento.
Rictor se ríe ante esto, observándole desde su punto de apoyo en la puerta. Genuinamente divertido por algo. Jamie se frota el puente de la nariz con dos dedos. “Creo que estoy muy, muy borracho,” sentencia.
Rictor continúa en silencio durante unos segundos, simplemente escrutándole en la oscuridad. Muy patético, se repite. Esta necesidad de aliviar sus problemas así, el uno con el otro, como tratando de consolarse mutuamente, de hacerlos desaparecer por arte de magia. Y Rictor se incorpora de nuevo. Duda un momento, antes de colocar una mano en su mandíbula.
Tiene las manos ásperas, Rictor. Jamie no se inmuta cuando se mueve, pero no sabe exactamente si es por lentitud de reflejos, o porque no ve nada extraño en la situación. Un poco de las dos, supone. Ambos están cansados. Ambos están un poco hartos. Ambos están dispuestos a hacer estupideces, qué coño. Por eso no se inmuta con la mano de Rictor en su mandíbula, y tampoco segundos después (porque Julio espera, humedeciéndose los labios y como si lo meditase detenidamente), cuando siente unos labios sobre los suyos.
Rictor sabe a alcohol, y Jamie tiene esa sensación pastosa y amarga que traen las borracheras. Ambos huelen a tabaco, y Jamie es consciente de que él incluso sabe a ello. Uno de sus dobles, resultado de una caída desafortunada. Lo encontró fumándose un puro con una encantadora pelirroja que conoció dos bares atrás. Rictor no parece quejarse, incluso si el beso no es nada del otro mundo. Después de todo, alcohol. En grandes cantidades. Ambos tratando de encontrar un ritmo acompasado y suavizándose los labios con saliva. Jamie le agarra de la camiseta para atraerle y profundizar en el beso.
Se separan respirando pesadamente y Jamie tiene una extraña sensación de ligereza, de haberse quitado un peso de encima. No sabe desentrañar la expresión de Rictor.
Así que se ríe. Es lo que hace siempre, después de todo. “Muy, muy borracho,” repite.
Permanecen en un silencio sólido durante unos segundos, a pocos centímetros y sin saber muy bien dónde poner las manos. Qué es lícito, qué deberían hacer, cuándo deberían hacerlo.
Jamie no le suelta la camiseta. De hecho, le atrae de nuevo, para besarle algo más urgente esta vez.
Después de todo, noche de tonterías. Y no hay riesgo de que éste se quede embarazado.
(Teóricamente.)