Tal día como hoy hace 19 años se estrenaba en Japón la película de “El caliz de fuego”. En Japón podías comprar el libreto de la película y merchandising en el propio cine. La entrada de preestreno costaba más barata y venía con regalito a elegir. Yo me llevé este bolsito de tela Slytherpuff (ni flowers por qué lo diseñaron verde lima con el estandarte del tejón).
El cuarto libro es mi favorito de la saga y la peli, en su día, me dio un subidón. Recuerdo que volví a casa andando bajo la lluvia con una sonrisa de oreja a oreja y el ánimo por las nubes gracias a la interpretación tan GAY que Robert Pattison había hecho de Cedric Diggory.
Hasta entonces, había escrito con un poco de vergüenza al único personaje popular de mi universo, pero la película me devolvió la confianza en que cualquier personaje tiene tanto derecho a ser gay como hetero, sólo hay que construir sus relaciones con el suficiente mimo y esfuerzo para que resulten verosímiles. Que guste más o menos, depende de cada lector.
A mí me acusaban en su día de que “¡todo el mundo es gay en tus historias!”. Pues claro. Porque las personas queer suelen encontrarse y formar comunidad. Eso lo aprendí en mi propio entorno, en hasta dos contextos diferentes. Nos atraemos de forma natural porque nos sentimos más cómodos.
Tal día como hoy hace 21 años nacía Tastatur. Significa “teclado” en alemán y es el nombre de un personaje secundario de una de mis novelas originales. Porque voy contracorriente, primero escribí novelas originales y luego me pasé al fanfiction, como ejercicio creativo ligero entre proyectos mientras le daba caña al japonés y a la traducción hasta graduarme de la universidad e irme a vivir a Japón, mi sueño desde niña, que fue donde terminé el fic.
Luego estuve casi una década alejada de la escritura de fanfic, pero el sentido del completismo me hizo volver, y la pandemia me hizo recaer a lo bestia. Allí donde otros empezaron a ganarse la vida con esto de escribir, yo sigo erre que erre, pico pala, con mis historias derivativas gratuitas.
¡Pero es que las amo, demonios! Me hacen muy feliz.