† DOBLE AMOR †
por
Tary Nagisa
Bey Blade No me pertenece sino a Takao Aoki. Yo... no pretendo hacer lucro de su trabajo, solamente tomé prestado a sus personajes para hacer un pequeño y simple Fic.
14/12/07
2. Capitulo 2- Guerra: Infortunios o Malentendidos
Al Día Siguiente...
Martes.
Un largo y simple día había pasado desde aquel gran inicio de clases.
En ese tiempo, el joven Hiwatari no había vuelto a ver a ése condenado ruso pelirrojo. De hecho, apenas y lograba recordar aquellos incidentes, suscitados la semana pasada.
Por parte de Tala y Yuriy, tampoco habían vuelto a ver a ese muchachito, ni juntos ni por separado, aunque eso no quitaba el hecho de que el asunto los seguía perturbando.
09:35 a.m.
En la Cafetería.
- Iré por un Cappuccino, ¿Quieres uno, Tala? -preguntó el menor de los rusos, levantándose de la mesa en la que estaban mientras esperaba su respuesta.
- Hn -asintió levemente éste, especificando su sabor.- Tráeme uno de vainilla... -indicó al limpiarse levemente la boca, viendo como su pequeño pelirrojo iniciaba su andar.
- Bien... -le dijo, desapareció enseguida de su vista, pues permanecía de espaldas.
En ese preciso momento.
Un bicolor y un pelirrojo entraban al lugar.
- Ya sabes, Kai, lo mismo de siempre... -señaló un arrogante europeo, dándose la vuelta tranquilamente para dirigirse a una de las mesas.
- Johnny, espera...-el mencionado fue retenido del brazo, encontrándose con la mirada fija que Hiwatari le dirigía.- ¿Quieres decirme por qué siempre soy yo el que tiene que formarse e ir por la comida de ambos? -cuestionó al cruzar sus brazos, entrecerrando sus ojos pues no estaba conforme con los roles de cada uno.
- Porqué... -inició serio.- mientras tú te formas... yo consigo la mesa; y eso Kai, no es tan fácil como tú piensas... -sonrió divertido y satisfecho, alejándose y dejando al bicolor desconcertado por sus palabras.
De nuevo se había salido con la suya, pensó un cansado ruso-japonés.
¿Por qué... no era posible que en verdad Johnny creyera que él se creía aquello, cierto?
- ¡Hmf!. ¡Idiota!-murmuró cansado el bicolor, infiltrándose entre tanta gente mientras pensaba en lo qué era de su vida al lado del europeo.
¿Qué otra opción tenía con alguien como Johnny McGregor como su amigo?
Ambos eran amigos desde pequeños, y Johnny, era el único y mejor amigo que tenía.
Cada uno sabía perfectamente como era él otro, de hecho, eran muy parecidos; aunque el pelirrojo era más temperamental que cualquier otra persona que conociera y pudiera conocer, y literalmente, explotaba con mucha facilidad, agregando el pequeño detalle, de que le encantaba presumir, y se cargaba un ego y autoestima, que no sabía como no era aplastado por estos.
Suspirando de nuevo, sus cavilaciones desaparecieron al avanzar por un camino que se había formado entre la gente, donde al inicio de lo que sería la fila, únicamente permanecía una persona, dándole con esto acceso libre hasta lo que sería el segundo puesto, por lo que caminó tranquilamente.
Eso, hasta que estaba a punto de llegar y...
¡Zas!
Aquella persona se dio la vuelta, chocando contra él y derramándole encima el cappuccino que apenas iba a tapar.
- ¡Ah!, ¡Ah!. ¡Esto quema! -decía una y otra vez el ruso-japonés, al alejarse su saco y camisa, echándose aire con esta acción, y evitando que el liquido derramado le quemara.
Mientras hacía esto, era observado fijamente por aquella persona, la cual al reconocerlo, no pudo evitar entrecerrar sus ojos y dejar en su rostro una sonrisa presuntuosa.
- ¡Hmf!. El distraído Idiota... -dijo con burla, tirando a la basura el vaso que había quedado vacio por su culpa.
Y al escuchar esas palabras, el aludido levantó su vista, encontrándose con aquel pelirrojo que se reía de él.
“¿Tú?” -inquirió para sí mismo, dirigiendo su vista a la placa que el ruso llevaba en su pecho.- “Tala I.” -dijo confundido, una vez que leyó ésta.
- ¡Hmf! -el pelirrojo aumentó su sonrisa, alejándose con el Cappuccino que había sobrevivido.
Suficiente por el día de hoy.
- ¡Hey, espera!-donde al apenas dar algunos pasos fue retenido, siendo girado del hombro para encontrarse con una mirada molesta del bicolor.
- Fue un accidente... -le dijo frío y molesto después de algunos largos y pesados segundos de silencio, encarándolo fijamente, y liberándose con brusquedad de su agarre para marcharse.
Dejando con esto, a un confundido y molesto Kai.
De nuevo... no se había disculpado.
- Kai, también quiero un... -el europeo enmudeció al ver la enorme mancha en el saco del mencionado, viéndole de nueva cuenta a los ojos.- café... -completó confundido.- ¿Qué fue lo que te pasó? -cuestionó intrigado, señalando aquella gran mancha que parecía tan fresca y reciente.
- ¡Cállate!-fue la respuesta que obtuvo del menor, entrecerrando sus ojos molesto.
- No te alteres, Kai... -le apaciguó con burla.- yo sólo preguntaba... -terminó sonriente, continuando sus pasos para quedar primero en la barra.
- Pues hazme un favor, ¡Y no preguntes, Johnny! -le demandó molesto, tomando algunas servilletas y limpiándose su saco.
- Realmente hoy estás muy susceptible, ¿eh?... -dijo por lo bajo, viéndolo de reojo.- Si, disculpe, un Frappuccino... -pidió con una gran sonrisa, al ver a la mujer que atendía.
“¡Ese Infeliz! -decía en su mente realmente molesto Hiwatari.- ¡Estoy seguro que lo hizo a propósito!, ¡Por eso no se disculpó!” -tenía como conclusión, centellando sus ojos y cerrando con fuerza sus manos.
Pero eso...
- Kai, ¿Ya pediste nuestro almuerzo? -lo jaló de la manga, atrayendo la atención del furioso ruso-japonés.
- ¡No, Imbécil! -gritó indignado, mirándole de forma amenazadora.
- ¡Lo sabía! -suspiró y entrecerró sus ojos cansado sin que sus palabras le afectaran.- ¡TODO tengo que hacer yo...! -apuntó fingidamente, girándose para recibir su pedido.- ¿Si podría darme también un...? -sus palabras quedaron inconclusas, al sentir y mirar cómo su Frapushino le era arrebatado por su enojado amigo.
- Esto no se quedará así... -fue lo único que escuchó Johnny, siendo testigo de cómo se iba con su bebida en mano-.
- ¡Hey, Kai!, ¿También querías uno? -cuestionó confundido, perdiéndole la pista.
En una de las mesas.
- Toma... -dejó su capuchino en la mesa, permaneciendo de pie a su lado.
- Pensé que tú también querías uno... -señaló confundido el mayor de los pelirrojos al percatarse de que sólo traía uno, y de igual forma, no se sentaba de nuevo.
- Si, bueno... -divago un poco con la mirada hacia otro punto.- Un idiota se lo vació encima... -al recordarlo, sonrió un poco, mirándolo de nueva cuenta a su hermano.- Iré a limpiarme... -le mostró las pequeñas manchas de la bebida sobre su ropa, dirigiéndose hacia la salida.
Ni 1 minuto había pasado desde que el menor de los rusos se había ido, cuando un oji-violeta bicolor se dirigía al mayor de los Ivanovs con un aura rojiza y muy enojado.
- Lo siento... -articuló entre serio y presuntuoso, tomando su bebida y vaciándole ambas encima.
En cuanto el ruso oji-violeta las sintió caer sobre sí, se levantó rápidamente, mirando confundido hacia un lado y el otro.
- ¡¿Pero qué diablos?! -sentenció indignado y molesto, viendo alejarse a un altanero y sonriente bicolor.
- ¡Fue un accidente! -dijo éste al girarse para verle, aumentando descaradamente su sonrisa, y enfureciendo más con eso a Tala.
- ¿Un accidente?. ¡¿UN ACCIDENTE?! -repitió con dificultad el pelirrojo, temblando de rabia e impotencia.-¡IDIOTA! -espetó furioso, fulminado con su mirada a toda persona que se atreviera a verle.
“¡¿Esto no fue una accidente?! -apuntó.- ¡Puedo jurar que fue intencional! -se levantó de su asiento, dirigiéndose a salir de ahí, al mismo tiempo que se limpiaba con un trozo de servilleta.
Y en ese momento, la puerta de la cafetería fue abierta.
- ¿Ta-Tala? -llamó confundido el menor al verle en ese estado.
- ¡Un bastardo me vació encima las bebidas! -y continuó su camino maldiciendo a todo el mundo.
“No creo que...” -divagó, apareciendo en su mente la imagen de aquel bicolor.- No; seguramente es una coincidencias... -concluyó, dirigiéndose enseguida tras su hermano.
12:35 p.m.
En las duchas.
Después de aquel incidente en la cafetería, Tala seguía enfadado.
¡De nuevo aquel desconocido Imbécil!. ¡Cómo desearía volvérselo a encontrar y darle su merecido!
-Tala... -su hermano le llamó.- Es tu turno... -le indicó, saliendo de la ducha con una toalla amarrada a la cintura y su cuerpo estilando.
-Hn... -fue su única respuesta, entrando sin decir nada más.
Para ser la primera clase de Educación Física, había estado muy pesada y agotadora.
Y mientras el mayor de los rusos se duchaba, el otro permanecía sentado en una banca, secando su cuerpo y cabello.
Y mientras eso sucedía, en otra parte de los baños.
- ¿Cuándo me pagaras, Johnny?. Sabes que te gané limpiamente... -decía altanero Kai Hiwatari, al caminar con una toalla en la cintura y otra, más pequeña, sobre sus hombros.
- ¿Limpiamente? -repitió el otro con escepticismo.- Te aprovechaste de mi calambre... -objetó indignado el oji-violeta, deteniéndose afuera de las duchas en la misma condición que el bicolor, a excepción de la pequeña toalla que colgaba de sus hombros.
-Eso es una excusa para decir qué... ¿No me pagarás? -sugirió presuntuoso, deteniéndose para verle.
- No, sólo te estoy diciendo que hiciste trampa... -contrapuso el europeo.
En ese preciso instante un jabón salió patinando, deteniéndose a mitad de ambos chicos.
- ¡Yo no hice trampa! -demandó un ofendido bicolor, avanzando hacia su amigo sin percatarse, claro, de dicho objeto en el suelo, por lo que lo pisó y... patinó, haciendo movimientos muy curiosos mientras caía hacia atrás y directo al suelo.
Cuando abrió sus ojos, se encontró ante una mata rojiza, unos ojos violetas y una sonrisa burlona en aquel rostro, sonrojándose inexplicablemente, pero... no sabía muy bien el por qué. De fondo se escuchaba algunas carcajadas de algunas personas que había observado semejante espectáculo, y entre ellas, las de su mejor amigo quien también reía a más no poder.
-¡Hmf! -y aquella persona entrecerró sus ojos, dándose la vuelta y alejándose con aquella sonrisa.
Mientras el joven Hiwatari se incorporó un poco, sentándose aún aturdido por el golpe. Las risas seguían, pero eso no le importaba. Sé sentía humillado y avergonzado por haber hecho semejante espectáculo ante aquel pelirrojo, aquel que podía ser considerado su enemigo.
- Kai, estás... ¿estás bien? -Johnny se acercó a él, riéndose todavía.- ¿Quieres... quieres ver tú caída? -le mostró su celular con el cual había grabado “coincidentemente” la escena, e incluso, a aquel ruso que también se había burlándose de él.
- ¡Dame eso!-le arrebató el aparato muy enojado, poniéndose de pie y pensando rápidamente.
- Yuriy... ¿Y tú toalla? -cuestionó el joven heredero Ivanov, al verlo completamente seco y cambiado.
-En mi casillero, ¿la ocupas? -y asintió.- Iré por ella... -se dio la vuelta, yendo de nueva cuenta a su locker.
Al parecer aquella ducha había calmado al ruso, pues ya ni maldecía y murmuraba por lo bajo, y ahora sólo sacaba su ropa limpia.
Eso, mientras que...
Kai por su parte, buscaba al ruso. Al verlo de espaldas y con la toalla en la cintura, sonrió, acercándose a él y jalándole la toalla, para tomarle después una foto con el celular.
Para Tala todo fue tan rápido, que sólo pudo articular un “¡Hey!”, girar, juntar la toalla, taparse y ver algo que parecía ser... ¿una mata bicolor?
-¡Perfecto! -vio la fotografía, apretó unas teclas, seleccionó unas direcciones y seleccionó Ok.-
Aquello estaba hecho.
- ¿Qué hiciste, Kai? -cuestionó confundido el joven McGregor, al verlo sonreír malévolamente.
-Nada. Sólo... me vengué. -le mostró la imagen, viendo con sus propios ojos a dónde y a quiénes la había mandado.
En eso, Yuriy pasó a su lado...
Ambos le vieron, y éste sólo les ignoró.
- Oye, Kai... -trató de decirle algo importante.
-¡Shhh!, no digas nada, Johnny. No arruines mi momento de gloria... -vio desaparecer al oji-violeta, pensando en su reacción cuando se diera cuenta de lo que había hecho.
- ¡Pero, Kai...! ¡Él es...! -fue callado por su amigo.
-Aquí tienes... -le dijo Yuriy, extendiéndole la toalla para que se secara mientras el ruso permanecía un poco... confundido.- Oye... te espero afuera, ¿si? -se dio la vuelta, llendose con la finta de que Tala seguía molesto.
- Bien... -le confirmó, continuando secando su cuerpo.
En eso y al mismo tiempo, resonó por toda la escuela un “Bip”.
Yuriy, al igual que todos, al ver que tenía un nuevo mensaje, lo abrió, abriéndose grade sus ojos y, empalideciendo con lo que vio.
En toda la escuela, hubo un silencio sepulcral.
Era... era una fotografía de... de... ése era Tala y... estaba... ¡¿Desnudo?!. Se le veía mirar hacia la cámara, con una expresión... ¿Inocente?
Sin duda, era una imagen muy controversial y podía pasar por pornográfica, al mostrarlo al natural y sin censura.
La expresión y aura de Yuriy se volvieron serias y rojizas; ahora si que estaba enojado.
¿Quién había sido el Mal Nacido que se había atrevido a hacer semejante estupidez?
En ese momento recordó al bicolor ése y a su amigo, la forma en qué le vieron...
Sí, no hubo duda, él había sido.
Rodeado de su aura maligna y ese semblante digno de un psicópata, el pelirrojo caminó lentamente en busca del oji-violeta ése; en su camino podía escuchar susurros y miradas dirigidas hacia él, y claro, como no, si aquella imagen había sido subida a la página escolar y mandada a cada uno de los estudiantes y personas de la preparatoria.
Pero eso, definitivamente no iba a...
- Oye, Kai, ¿Por qué hiciste eso?. ¿Acaso no sabes que son dos...? -se quedó en blanco al ver que se dirigía a ellos con un semblante y expresión aterradora, aquel pelirrojo.
-¡Tú!, ¡TÚ! -decía con dificultad al tratar de controlarse y señalándolo con el dedo.
El bicolor se giró para verle. Todos enmudecieron.
-Creo que ahora si estamos a mano, ¿no? -y Kai sonrió con ironía y satisfacción.
-¡Eres un...! -se le dejó ir encima, comenzando a golpearlo.
Hiwatari reaccionó, cubriéndose, y luego golpeándolo también.
Los presentes que veían aquella escena, comenzando a emocionarse y a echarles porras.
A lo lejos, y sin interés alguno, Tala oía semejante alboroto, sin imaginarse siquiera de que era su hermano el que participaba en aquello.
-¡Tu broma llegó demasiado lejos! -sentenció, separaron un poco y viéndose con ira.
-¡Tú fuiste él que inicio con esto! -objetó en el mismo estado el bicolor.
-¡Pero fuiste demasiado lejos!, ¡Además Tal...! -no pudo terminar, ya que se le había lanzado de nueva cuenta al ruso-japonés.
Golpes, patas y demás, eran lanzados entre ambos.
Como música de fondo se escuchaba un “¡Pelea!, ¡Pelea!, ¡Pelea!...” acompañado de gritos y chiflidos.
Tanto alboroto atrajo la atención de los que pasaban por ahí, y un chismoso, había corrido a decirle al Director.
En menos de 5 minutos, y ya ambos golpeados, heridos, despeinados, desfajados, sangrantes y agitados, fueron separados a la fuerza por el mismísimo director y algunos maestros.
Ambos fueron llevados a la dirección, teniendo que volverlos a separar en varias ocasiones más, al volverse a agarrar en el trayecto.
- Me pueden decir... ¡¿Qué es lo qué pasa entre ustedes dos?! -el director estaba indignado y decepcionado por ese comportamiento tan irracional.
-¿Qué no lo sabe?. ¡Mire su celular! -exclamó Yuriy, enojado.
El hombre estaba muy confundido por sus palabras por lo que sacó el objeto, viendo únicamente que tenía un mensaje, por lo que miró a ambos sin entender eso que tenía que ver.
-Ábralo, y véalo por usted mismo... -agregó fríamente, al tratar de contenerse.
Mientras tanto en los baños.
La gente ya se había disipado, quedaban muy pocas personas, entre ellos... Johnny.
Los pocos presentes, le veían insistentemente y susurraban cosas de él con cada paso que daba.
Pero él, simplemente no entendía qué pasaba.
Así que ignorando eso, el ruso pelirrojo salió de los baños, encontrándose con que Yuriy no se encontraba ni afuera ni en el pasillo; no se veía por ningún lado.
Cosa que, le resultó rara y extraña, y más, al percatarse de la sensación que creció en su pecho, pues... algo le decía que su hermano estaba ahora mismo en problemas.
Iba a entrar de nuevo al baño a buscarlo, cuando, alguien se le puso enfrente de improvisto.
- Buscas a tu hermano, ¿verdad? -fueron las palabras de Johnny al cruzar sus brazos, viéndole fijamente.- Él está en la dirección... -dijo, sin darle tiempo al ruso de responder a su primera mención.
Sin tiempo que perder, se hecho a correr, pasando por alto el motivo de cómo era que aquél estudiante sabía dónde estaba su hermano y él no.
¿Qué era lo que había pasado para que su hermano estuviera ahí?
Sus pensamientos quedaron ahí, al sonar su móvil, deteniéndose a mitad del pasillo, encontrándose con una no muy buena noticia, y... explicación.
En la Dirección.
- ¡¿Me pueden decir... qué significa esto?! -demandaba un molesto Director.
-Pregúntele a ése Imbécil... -dijo despectivamente el pelirrojo.
-¡¿Quieres decir que... es mi culpa?! -mencionó molesto el otro.
-Tú tomaste, subiste y mandaste esa fotografía, ¿o no? -repuso con mucha dificultad y poco autocontrol.
- Pero eso fue porqué... -e Hiwatari fue interrumpido.
- ¿Quiere decir que... usted tomó esa fotografía, la subió a la página escolar y la mando a todos los usuarios? -tanteó el hombre ante semejante revelación.
- ¡Por supuesto que sí! ¡¿Qué no está viendo?! -apuntó indignado ante absurdo comentario, ¿Qué no estaba viendo?.
- Joven Hiwatari, conteste por favor... -pidió pasivamente la máxima autoridad del instituto.
-Sí, yo lo hice... -aceptó.- ¡Pero sí lo hice fue por qué él ha estado...! -calló repentinamente.
La puerta fue abierta de golpe.
- ¡Yuriy! -los presentes voltearon a ver al recién llegado.
- ¡Ah, joven Tala!, ¡Qué bueno que llega!, Así podremos aclarar este incidente... -se levantó de su asiento, caminando hacia el involucrado y afectado.
Por su parte, Kai estaba en blanco y petrificado.
¿Acaso... aquellos golpes habían afectado su vista? ¿Ahora estaba viendo doble?
Y Tala, dirigió una mirada a aquella persona que permanecía sentado en extremo contrario al su hermano, era aquel bicolor.
Vio a su hermano, el estado en que ambos se encontraban, y comprendió lo que pasaba y había pasado.
Con pasos decididos se dirigió al ruso-japonés, viéndole fijamente; éste pareció reaccionar al verse reflejado en aquellos penetrantes ojos violetas que querían...
Lo siguiente que sintió, fue como le golpeaba una y otra vez.
- ¡Tu fuiste él que subió esa foto, ¿verdad?! -lo tumbó de la silla, cayendo ambos al suelo, golpeándolo más fuerte.
El director y los profesores se acercaron para separarlos. Yuriy, simplemente veía la escena; realmente aquel bicolor se merecía eso y más.
5 minutos después...
De un lado permanecían Tala y Yuriy -despeinados, golpeados y heridos-, del otro lado, Kai -más herido y en peor estado que ambos pelirrojos-, en medio de estos, estaban los 4 profesores que los habían separado varias veces.
- Joven Hiwatari, jóvenes Tala y Yuriy Ivanov... -la mayor autoridad de la escuela les veía fijamente, mientras el bicolor reflexionaba sobre aquellos nombres.
“¿Tala?, ¿Yuriy?...” -recordó cada uno de los incidentes ocurridos con... ¿ambos?
Continuará....