Título: Acosador y espía.
Fandom: Katekyo Hitman Reborn!
Personajes: Gokudera Hayato. Reborn, Tsuna, Yamamoto y Hibari.
Género: Familia. Romance implícito.
Rating: T.
Advertencias: Insinuación de Shonen Ai entre líneas.
Para:
retos_a_lacarta. Tabla: Abecedario. Tema: #56. Ojos.
Resumen: Alguien sigue y espía a Gokudera. ¿Y quién se hace cargo de la situación? Curiosamente el Guardián de la Nube.
Disclaimer: Katekyo Hitman Reborn! no es mío, es de Amano Akira.
25/07/12.
Tsuna, Gokudera y Yamamoto caminan esa mañana a la escuela. Van hablando sobre cosas triviales mientras Reborn que también va con ellos va más serio y callado que de costumbre.
Su vista no deja de mirar al frente, hacia la intersección a la que se aproximan y lo que ha visto oculto entre los botes de basura. El brillo de cierto objeto termina por confirmarle su posición. De nuevo, ahí está ese elemento.
- ¿Reborn-san, sucede algo?
Gokudera que se ha dado cuenta de la expresión que tiene se lo pregunta, atrayendo la atención de su Décimo y Yamamoto. Ahora los tres lo miran fijamente y la Tormenta agrega.
- Parece que algo le preocupa, ¿es así?
Los Guardines esperan su respuesta y él aprovecha esos segundos para pensarlo. Para decidir si les dice la verdad o no.
Pero ahora que lo piensa con más calma llega a la conclusión de que ese no es su problema y por lo tanto no debe informarles si ellos, si Gokudera mejor dicho, no se ha dado cuenta de eso.
- No. -niega entonces, mirando a la Tormenta al contestarle.- No pasa nada malo. Vamos… -vuelve su atención al frente al cambiar el tema.- Si no se dan prisa llegarán tarde y Hibari los morderá.
- ¿Eh?
- Haha. El bebé tiene razón. -comenta entre risas Yamamoto al mirar su reloj, lo que asusta un poco más al castaño.
"¡Hibari-san nos morderá hasta la muerte de nuevo!".
- ¡Décimo! -trata de calmarle al poner una mano sobre su hombro.- ¡Démonos prisa!
- ¡S-Si!
Asiente, comenzando a correr por las calles para tratar de llegar a tiempo.
En cuestión de segundos pasan la intersección, volteando hacia atrás el Hitman y viendo como alguien se levanta de entre los botes y les apunta con un objeto. Una cámara fotografía que se centra y hace un acercamiento hacia el de cabellos grises.
- Hn.
Reborn regresa su vista al frente y frunce ligeramente el ceño.
Si Gokudera no se ha dado cuenta de que alguien tiene puestos sus ojos en él y lo está espiando, siguiendo y hasta fotografiando desde hace un par de días, entonces no tiene por qué decírselo él. Como Mano Derecha de Tsuna está fallando (no se lo dice) pero sí lo apunta en sus notas y reportes para el Noveno con el progreso de cada uno de los Guardianes y de Tsuna mismo.
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No obstante… Hibari Kyoya no es tan despistado como Gokudera y él se da cuenta al instante de otra presencia tras ellos. De alguien que los observa mientras ellos van a su salón casi arrastrándose debido al esfuerzo de correr las últimas cuadras al ir contrarreloj.
Para su mala suerte esa mañana no pudo morderlos hasta la muerte pues llegaron justo a tiempo y además iban con el bebé. Pero lo que en verdad los ha salvado sin duda alguna ha sido esa presencia desconocida que sigue en la acera contigua escondido tras un árbol y observando todo con ojo crítico.
- Hn.
Hibari continúa con su camino tras los herbívoros que ya han desaparecido de su vista, pero no por eso dejará las cosas así. Investigará quién es y qué quiere ahí en su preciada escuela. Y si altera de alguna forma la paz y tranquilidad de Namimori entonces lo morderá hasta la muerte. Lo tiene decidido.
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A Hibari le toma medio día y salir de su escuela a la misma hora que los demás herbívoros para ver y entender a quién seguía aquel herbívoro intruso: a Gokudera Hayato ni más ni menos.
¿Por qué no le sorprende que sea alguien precisamente de la manada de Sawada Tsunayoshi?
Cómo sea, las preguntas ahora se resumen a: ¿Mafioso? ¿Aliado o enemigo?
Pero basta con ver a este herbívoro de espaldas, oculto tras un poste que ni siquiera lo tapa y frente al edificio del herbívoro rebelde tomando algunas fotos para saberlo.
Suspira, sacando sus tonfas al querer acabar con todo eso lo antes posible para poder regresar a su escuela a patrullar.
- Tú. -le dice tras su espalda haciéndolo saltar.
- ¡Ah!
El hombre da tal brinco asustado que hasta suelta la cámara de sus manos. Si no la hubiera traído colgada del cuello el aparato se había estrellado contra el suelo y con suerte hecho añicos, pero no ha sido así.
Hibari gruñe mentalmente pues parecer no ser su día.
- ¿Q-Qué? ¡Qué quieres! -se enoja y frunce el ceño al girarse y ver ante sí a un estudiante de la Secundaria Namimori.- ¡Estoy ocupado! ¿Qué no ves? ¡Lárgate, niño!
El prefecto aguarda con calma, notando como éste herbívoro trae una mochila con algunos papeles y demás, viendo algunas fotografías sobresalir del herbívoro rebelde. Su mirada se centra en él, sintiéndose asqueado al tener ante sí a un herbívoro pervertido y tan repulsivo que fácilmente les dobla la edad.
Y Gokudera Hayato ajeno a todo esto. Eso es lo que le molesta más.
- ¿Haciendo qué? -le reprocha.- ¿Espiando y siguiendo a un estudiante de Namimori?
- ¡E-Eso no es…! -al verse descubierto tartamudea, dándose la vuelta para escapar de él.- ¡No es tu asunto! -le dice, echándose a correr.
Claro que no puede llegar muy lejos cuando Hibari lo golpea con sus tonfas en las piernas y lo hace caer de brucen contra el duro cemento.
- ¡Ahg!
- Error. -se acerca a él con una aura amenazante.- Espiar, fotografía o acosar de cualquier forma a los estudiantes de Namimori está prohibido. Cualquiera que lo haga será mordido hasta la muerte por mí, el Presidente del Comité de Disciplina. Así que prepárate herbívoro, te morderé hasta la muerte. -alza sus tonfas para golpearlo y morderlo ya.
- ¿Qué? ¡No, no, espera! -trata de retroceder pero no puede.- ¡Espera! ¡No soy un acosador o pervertido! ¡Soy... soy un detective privado! -grita, cerrando con fuerza sus ojos y esperando sus golpes que… no llegan.
- ¿Qué dijiste?
Hibari aguarda con sus tonfas aún en alto, esperando que el herbívoro le repita eso. Pero como no lo hace se empieza a impacientar.
- ¡Habla de una vez o te morderé, herbívoro!
El hombre así lo hace, apresurado y asustado.
- ¡S-Soy un detective privado, mira….! -busca entre sus ropas los documentos que lo certifican como tal. Hibari ve las placas y gafetes con sellos, firmas y nombres pero todos en italiano.
Lo cual no le dicen nada (y tampoco entiende) y quizá por eso no deja de desconfiar del herbívoro.
- No es suficiente. -admite al cruzarse de brazos y esperar.- ¿Quién te contrató y por qué?
- El Jefe… el padre de Gokudera Hayato, por supuesto. -guarda sus cosas y se sienta ahora en el suelo. Es preferible eso a estar tendido sobre el pavimento.- Él quiere saber cómo se encuentra su hijo después de todos estos años pero no quiere que se dé cuenta de que lo sigo o que él me mandó, por eso es que estoy encubierto.
¿Su padre?
Frunce el ceño y piensa molesto "cosas de familias" porque él no sabe ni le interesa saber sobre eso.
- Hn. No me interesa. -se gira, dándole a entender que no quiere saber más. - Sin embargo… tu trabajo aquí ha terminado. Ya casi puedes marcharte. -le mira sobre su hombro y con una media sonrisa. Una sonrisa sádica y que no augura nada bueno.
- ¿Qué?
- Te morderé hasta la muerte de todos modos, herbívoro.
- ¡N-No! ¡No!
Pese a su grito, Hibari lo muerde y en cuestión de segundos (puede que en un minuto aproximadamente) lo deja inconsciente y herido sobre el pavimento.
- Hn. -guarda sus tonfas y se agacha para quitarle su mochila y su cámara.- Confisco esto. Nadie tiene permitido fotografiar a ningún herbívoro de mi escuela sin mi consentimiento o autorización, y Gokudera Hayato no es la excepción.
Toma la memoria de la cámara y las fotografías que ya tenía de él para aventarle el resto de papeles en su cara porque estos no le sirven para nada.
El herbívoro tiene muchas fotografías de la Tormenta en diferentes lugares, ángulos y con los demás herbívoros también. Sus expresiones y rasgos también varían. Mira con detenimiento éstas y por alguna razón no puede apartar su vista del rostro del herbívoro.
Sin pensarlo guarda las fotos y la memoria en la mochila. Esto ahora es suyo y se lo llevará, ya verá qué hacer luego con esto.
- Ahora sí, ya puedes volver a Italia. -le dice al cuerpo inconsciente delante de él, decidido a volver a su escuela.
Sin embargo no puede alejarse mucho cuando una voz tras su espalda lo llama.
- ¿Hibari? -Gokudera se sorprende al salir y verlo ahí. - ¿Qué estás haciendo... aquí?
El aludido se gira y lo mira un par de segundos, manteniendo su expresión seria. El herbívoro no debe de saber de esto o lo que ha tomado como botín.
- … Nada.
- ¿Nada? -no le cree.- ¡Qué es esto! -se pone a la defensiva al no entender por qué está ahí y tampoco quién es la persona que ha mordido pero eso no le interesa mucho.- ¿Has venido aquí para morderme hasta la muerte, es eso, bastado?
- Por supuesto que no. -una pequeña sonrisa curva sus labios.- Si hubiera venido a eso ya lo hubiera hecho y no estarías causando tanto escandalo en este momento, ¿no crees?
Él tiene razón. Si hubiera venido a eso ya lo hubiera hecho.
- ¿Y entonces? -frunce el ceño al no entender qué hace ahí.
- Sólo iba pasando. Eso es todo.
Por alguna razón tampoco le cree, pero deja las cosas así.
- ¡Ah, bueno!
La conversación termina y ambos inician su caminar por el mismo camino a varios pasos de distancia del otro.
- ¿Me estás siguiendo, herbívoro?
- ¡Por supuesto que no! -se indigna de sólo escuchar esa absurda posibilidad.- ¡Voy a la casa del Décimo que es por este mismo camino!
- Oh.
Se hace un nuevo silencio entre los dos, caminando sin decirse nada. No, hasta que cinco minutos después Hibari vuelve a hablar a unos pasos de que sus caminos se separen.
- Deberías cuidar mejor tu espalda, herbívoro.
- ¿Mi espalda? -se detiene pues no sabe a qué se refiere el prefecto con eso.- ¿Qué quieres decir con…? ¡Eh, Hibari! ¿A dónde crees que vas? ¡Respóndeme, imbécil!
- Si vuelven a llegar tarde mañana los morderé hasta la muerte sin falta, herbívoro. Estás advertido.
Es la última advertencia que le da, ignorando los gritos y desplantes de la Tormenta al alegarse de él y continuar con su camino.
Porque si hay alguien que debe de tener los ojos sobre esos herbívoros, sobre Gokudera Hayato en especial, es él y nadie más. Es el Guardián de la Nube después de todo, y vela por el bienestar de la Familia a la distancia.
Fin.