Titulo: Visitando a Gokudera.
Fandom: Katekyo Hitman Reborn!
Personajes: Gokudera Hayato. Tsuna, Reborn, Yamamoto y Hibari. Mención de Lambo y Nana Sawada.
Género: Amistad, Familia.
Rating: T
Advertencias: Ninguna.
Para:
30vicios. Tabla: 24 Horas. Hora: 17:00. = Recuperándose de una caída.
Resumen: La visita de ese día no sería como ninguna de las que le habían dado a Gokudera en esos días.
Disclaimer: Katekyo Hitman Reborn! no me pertenece. Es de Akira Amano-san.
30/04/12.
Gokudera lleva días que no asiste a la escuela, que permanece en su departamento solo la mayor parte del día y sin poder moverse libremente, y por ende, completamente aburrido.
Aún no se puede creer que en una de esas intensas y absurdas peleas que tuvo con la Vaca Estúpida terminara de esa forma al rodar escaleras abajo al esquivar las granadas que le lanzaba a mitad del pasillo en la escuela, sin conseguir salir ileso de esa situación.
La caída le ha dejado algunos moretones, un par de raspones en los brazos y en la cara, una pierna vendada más no fracturada y por último, un collarín en el cuello al torcerse éste.
Si bien el percance no fue tan "grave", tampoco es algo que pueda curar con unas banditas o pasar por alto como si nada.
El reposo es más que necesario, y su Décimo lo ha convencido al final para que descanse y se recupere de aquella caída en su departamento sin preocuparse de nada más; él ha terminado aceptando con una de sus mejores sonrisas y la promesa de que se recuperará lo más rápido que pueda para no preocuparlo y tampoco faltar a su responsabilidad como Mano Derecha, Tsuna en cambio y agradecido con su decisión, le promete que irá diario a visitarlo y así lo ha hecho los últimos días.
Ese día no es la excepción.
Son las cinco de la tarde cuando su Décimo, Reborn-san y Yamamoto han ido a visitarlo. Los tres están sentados en los sillones contiguos al suyo, ahí en la sala.
- ¿Y cómo sigues, Gokudera-kun? ¿Ya te sientes mejor?
- ¡Sí, no se preocupe por eso, Décimo! ¡Estoy bien, mire! -al tratar de bajar sus pies un dolor intenso le recorre todo el cuerpo, quejándose por eso.- ¡Auch!
- ¿G-Gokudera-kun?
- No te esfuerces, Gokudera.
Ambos lo ayudan a recostarse de nuevo, tratando de no lastimarlo en el proceso.
- ¡Lo siento, Décimo…! -dice por lo bajo y algo apenado al desviar su mirada.- ¡No era mi intención preocuparlo!
- Está bien. -le regala una pequeña sonrisa al acomodarle la manta que tenía encima.- Sólo no tienes que mentirnos sobre tu condición, ¿de acuerdo?
- ¡Sí!
- Ya verás que pronto estarás recuperado por completo. -agrega, para hacerlo sentir mejor.
- ¡Sí, eso espero yo también!
- Oh, es cierto… -de pronto Reborn recuerda algo, atrayendo la atención de todos.- Tsuna inútil, dale a Gokudera el postre que Mamá le manda.
- ¡Tienes razón! -lo saca de la bolsa de plástico que lleva y que todo el camino ha estado cuidando, mostrándole una cajita con un pastel adentro en perfectas condiciones, gracias a Dios.- Mi mamá te manda esto, Gokudera-kun; ella también espera que te recuperes pronto y nos visites como siempre.
- ¡Oh! ¡Se ve muy rico, Tsuna!
El italiano ignora el comentario de Yamamoto al mirar el pastel que su capo le muestra y que en efecto, se ve delicioso. Está tan feliz y emocionado por el detalle que quiere llorar.
- ¡Su mamá no debió de… haberse molestado, Décimo! -se pasa su mano por su cara (porque él no llora) limpiándose el par de lágrimas que contra su voluntad se han formado en sus ojos.
- Sabes que para ella esto no son molestias, al contrario.
- Muchas g-gracias de todos modos. -sonríe ligeramente al recobrar la compostura y volver a ser él.- ¡En cuanto me recupere, yo mismo voy a ir para agradecerle en persona y le llevaré un pequeño detalle, ya verá! ¡Dígaselo por favor, Décimo!
- D-De acuerdo. -se ríe nervioso, imaginándose la escena.- ¿Dónde tienes los platos, Gokudera-kun, para servirte un poco?
- En la alacena del fondo, ¡pero déjelo, iré yo! -trata de levantarse de nuevo, quedándose sentado en el sillón ante las palabras del castaño.
- No. -le interrumpe al negar ligeramente.- Recuerda que no debes de moverte tanto, iré yo.
- Pero ustedes son mis invitados y… -murmura, alzando por momentos más la voz.- ¡Además, no puedo permitir que el Décimo haga algo como eso!
- Haha. Entonces los buscaré yo. -se acomide el beisbolista sonriendo despreocupado como siempre, fastidiando aquello a la Tormenta.
- ¿Hah? ¡Y por qué iba a dejar que un idiota como tú ande buscando entre mis cosas, ni hablar, no!
- Les digo que yo lo haré. -los mira con una expresión graciosa.- No pasa nada, Gokudera-kun. Déjame hacerlo.
- ¡Pero…!
- Bueno, entonces le ayudó a Tsuna a traerlos. ¿Contento, Gokudera?
- ¡Tu cállate idiota del béisbol que no te estoy hablando a ti!
- Cálmense chicos, está bien. Vayamos los dos, Yamamoto.
- Sí.
Ambos van a buscarlos, quedándose el Hitman a su lado en el mismo sillón. Aprovecha este momento para preguntarle cómo es que se encuentra y es que la Tormenta suele restarle importancia a sus heridas, problemas y demás, si Tsuna está presente.
Un mal hábito sin duda, para no preocupar de ninguna forma a su alumno.
- ¿Cómo están realmente tus heridas, Gokudera? ¿Aún te duelen mucho?
- No, ya no tanto. ¡Están mejor!
- ¿En serio? Déjame ver.
Pone un dedo en su pierna vendada, consiguiendo un pequeño quejido de su parte al presionar un poco.
- ¡Ay!
- ¡Oh! Mira... -señala de pronto hacia la puerta del otro lado de la estancia para hacer que voltee.- La Vaca Estúpida.
- ¿Qué…? -se gira rápidamente, arrepintiéndose de eso.- ¡Auch!
- Eso no suena como si estuvieras mejor. ¿La medicina que Shamal te recetó no es suficiente?
- No es eso, Reborn-san. -suspira, al ver que sólo han sido pruebas por parte del Hitman para comprobar su estado.- Sólo es que la recuperación está siendo muy lenta.
Su tono de voz revela la frustración que tiene pues eso es algo que él ya había notado. Han pasado tres días desde el incidente y su cuerpo no muestra gran recuperación ante ese tipo de heridas tan "sencillas"…
… quizá simplemente es un efecto adverso después de todo el daño que ha sufrido su cuerpo en los últimos meses y años desde que está en el mundo de la Mafia. Quien sabe.
- Hablaré de todos modos con Shamal para ver qué recomienda.
- S-Sí.
Si Reborn-san lo dice, entonces no se puede quejar u oponer.
- Listo, aquí están los platos.
Justo en ese momento su Décimo y Yamamoto regresan con ellos y algunos cubiertos más.
La conversación de ambos queda hasta ahí.
Al final es el idiota del béisbol quien le sirve una porción a él y a los demás porque a su capo las manos no paraban de temblarle y tampoco dejaba de llorar y decir que "él no podía" y que "no sabía cómo partirlo correctamente";claro que los insultos y las llamadas de advertencia del Arcobaleno no lo ayudaban a hacerlo bien, pero bueno.
- También saque algo de Leche, Gokudera. -informa Yamamoto con el recipiente entre sus manos y sin dejar de sonreír al pasarle un vaso de leche.
- ¡Sí, ya vi! -afila su mira, llevando una cucharada de pastel a su boca.- ¡Está delicioso, Décimo!
- ¿Verdad que sí? -esta vez llora de alegría, pues el pastel está más que delicioso.- ¡Mi Mamá es increíble!
- ¡Yo estoy de acuerdo con eso, Tsuna! Haha.
- ¡Su mamá es la mejor, Décimo!
La conversación se ve interrumpida por un tercero.
- ¿Y se supone que el herbívoro rebelde ya se estaba muriendo? -las miradas de todos van hacia la ventana donde ven encima de ésta al Guardián de la Nube con una media sonrisa en su rostro.- Por desgracia, yo lo veo igual de ruidoso y escandaloso que siempre.
- ¡H-Hibari-san!
Tsuna casi se atraganta con el pedazo de pastel que tenía en la boca, mientras Yamamoto se ríe divertido al ver por dónde ha entrado y Reborn, simplemente observa todo en silencio y con una pequeña sonrisa en sus labios al ver que Hibari al final sí ha ido a visitar a Gokudera.
Al único que su vista no le parece en absoluto es a la Tormenta.
- ¡Bastardo! -al verlo ahí, dentro de su departamento y con esa actitud, como puede se incorpora del mueble y con la ayuda de su muleta que tiene a un lado se acerca a él para encararlo.
Tsuna y Yamamoto observan esto totalmente sorprendidos (y preocupados) pero no intervienen ni le dicen nada, simplemente observan la escena, esperando que su amigo no se dé cuenta de pronto que se ha movido como si nada o el dolor será más que intenso y ahora si tendrán que correr para ayudarlo.
- ¡Qué diablos estás haciendo en mi casa! ¡Lárgate ahora mismo, yo no te invite!
- ¡Wao! En verdad no tienes nada, debes de estar fingiendo para atraer la atención de tu adorado herbívoro, ¿cierto?
- ¡Q-Qué dijiste!
Un sonrojo cubre sus mejillas, molestándose al mismo tiempo por sus palabras. Avergonzado y enojado como está, trata de golpearlo con la muleta pero en el proceso casi se cae, manteniendo a duras penas el equilibrio y quedando a tan solo dos pasos de Hibari.
- ¡Tú no te muevas, bastardo! ¡Quédate ahí!
- Hn. Fingir para no ir a clases va en contra de las reglas. -saca sus tonfas y se pone en posición de ataque, ensanchándose su sonrisa al verse reflejado en los ojos verdes.- Tendré que morderte hasta la muerte, herbívoro.
- ¡Inténtalo y ya verás, maldito! -saca también su dinamita, manteniéndole la mirada.- ¿Crees que permitiré que un sádico como tú se invite a venir solo a mi casa, hah?
Como respuesta, Hibari sonríe de medio lado burlón.
- El bebé fue el que me invitó.
- ¿Eh? -la mirada del castaño y el espadachín van hacia el Hitman que sonríe pero no dice nada.
¿Será eso posible?
Gokudera no se lo cree ni por un segundo.
- ¡Ja! ¡Mientes! ¡Reborn-san jamás haría eso!
- En realidad sí invite a Hibari a venir, Gokudera.
- ¿Reborn-san? -su expresión se descoloca un poco del mismo modo que su postura cuando voltea a verlo extrañado.- ¿Pero por qué ha hecho…?
Su pregunta es completada por su Décimo.
- ¡Por qué has hecho eso, Reborn!
Seguramente es uno de sus planes extraños y llenos de problemas.
- Hn.
Él simplemente sonríe y oculta su mirada tras su sombrero. Sabe que no puede decirles que es obligación de todos los miembros de la Familia visitar al familiar enfermo, y Hibari no es la excepción…
- Hn. -el Guardián más fuerte sonríe otro poco más.- Me dijo que te estabas muriendo por fin, Gokudera Hayato, y sólo he venido para comprobarlo aunque veo que no es así. Una lástima, sin duda.
… claro que sólo hacía falta decirlo de la forma correcta para que el prefecto accediera a venir, y así lo ha hecho.
- Aunque puedo ayudarte para que dejes de una vez por todas este mundo, herbívoro. Ese no es problema.
- ¿Eh?
Le lanza un golpe con una de sus tonfas que lo hace hacerse para atrás, luchar por el equilibrio y luego, y con algo de dificultad, utilizar la muleta de nuevo como escudo para hacerle frente a su ataque.
- ¡Pero qué diablos crees que… estás…! ¡Tú, maldito!
- ¡Wao! Así que aún tienes algo de fuerza. -sonríe un poco más.- Perfecto. Te morderé hasta la muerte.
- ¡Hii! ¡Gokudera-kun, Hibari-san, basta!
- No te metas en esto herbívoro, esto es entre Gokudera Hayato y yo.
- ¡Retroceda por favor, Décimo! -le dice en cambio para protegerlo.
- Haha. Este juego es tan divertido, déjalos un poco más, Tsuna.
- ¡Yamamoto! -vuelve a llorar al ver que como siempre, entiende todo mal.- ¡No es un juego…!
Claro que siempre existe una alta probabilidad que en vez de ser sólo una pequeña visita casual, aquello se transforme en una pelea si Hibari está implicado de por medio.
Reborn no se equivocó al pensarlo. Aunque supone que es el precio a pagar porque Hibari haya ido a visitar a Gokudera, que dicho sea de paso, en vez de mejorar… su recuperación se alargará un poco más con esta pequeña disputa.
Bueno, ir a visitarlo a su casa no está tan mal si mamá manda un postre como esos todos los días.
Fin.