Título: Para mí persona más importante.
Fandom: Katekyo Hitman Reborn!
Personajes: Gokudera Hayato & Sawada Tsunayoshi.
Género: Romance.
Rating: T.
Advertencias: Fluff, en serio, lo más dulce y empalagoso que he escrito en mi vida. Shonen Ai. 5927.
Resumen: Era el cumpleaños de Tsuna, Gokudera por supuesto que tenía algo especial para él.
Disclaimer: Katekyo Hitman Reborn! no es mío, es de Amano Akira-sama.
14/10/11.
Tsuna dormía de lo más tranquilo en su cama. El sol todavía no salía y él estaba teniendo un agradable sueño hasta que...
- ¡Décimo!
- ¿Uhm?
Alguien le habla por lo bajo, dándose la vuelta en la cama y tapándose más con las cobijas pues aún no se quiere despertar.
Gokudera, que es quien le llama esboza una pequeña sonrisa al verlo, apareciendo un pequeño sonrojo en sus mejillas.
"Tan lindo".-piensa, sintiéndose infinitamente feliz.
Lo ama. Ama a su querido Décimo, a Sawada Tsunayoshi. Es, y siempre será lo más importante en su vida, lo mejor que le pudo pasar. Por eso es que está ahí, a las seis de la mañana aquel viernes tan temprano, casi de contrabando, y es que quería ser el primero en hacerlo.
Pero al verlo así, plácidamente dormido, tan a gusto, no quiere despertarlo. No aún.
- Décimo... -esta vez se inclina hacia él, susurrándole en su oído un tenue y amoroso.- Feliz cumpleaños.
Dándole después un beso en la mejilla, para luego dejarle una carta y un pequeño presente en la cama.
Sin hacer el menor ruido y viéndolo una vez más se abre paso entre todos los globos de diferentes colores y formas que le ha dejado; todos, con alguna dedicación, pensamiento o incluso fotografías.
- Te quiero tanto, Décimo.
Son las últimas palabras que le dice, antes de salir y cerrar la puerta tras de sí. Sin alcanzar a escuchar lo que Tsuna dice entre sueños.
- ¿Gokudera…-kun? -sonriendo, debido a lo que está soñando.
.::.
Poco más de dos horas después, el castaño corre con prisa por los pasillos de la escuela sin importarle siquiera que Hibari-san lo pueda ver y lo muerda hasta la muerte por romper las reglas. De momento, tiene algo más importante que atender… aunque se haya quedado dormido y se le haya hecho tarde.
- ¡Go-Gokudera-kun!
Sin más, abre la puerta de la azotea de par en par, encontrándose con el aludido mirando el patio de la escuela. La Tormenta se gira para verlo, regalándole una radiante sonrisa al ver que es él.
- ¡Buenos días, Décimo! -lo saluda como de costumbre, provocando una peculiar reacción en el Guardián del Cielo.
Y es que Tsuna puede jurar que por un segundo su corazón deja de latir, desbocándose al segundo siguiente y latiendo tan rápido y tan fuerte que el italiano lo debe de escuchar desde donde está. Por supuesto que aquello nada tiene que ver con que ha venido corriendo desde que Yamamoto le dijo que Gokudera estaba en la azotea cuando se lo preguntó.
No, es claro que no. Aquello tiene que ver más bien con lo atractivo y sexy que el de ojos verdes se ve, y su sonrisa… ¡Dios! Pero si se ha puesto rojo hasta las orejas y no sabe ni qué hacer o decir.
- ¡Bu... Buenos días, Gokudera-kun!
Está nervioso, tan apenado, tan feliz, que aquel sonrojo se instaura en sus mejillas sin la menor intención de desvanecerse y aquello es tan vergonzoso que tiene que mirar hacia otro lado y respirar, porque hasta eso ha olvidado hacer.
- ¿Cómo amaneció hoy? ¿Tuvo un sueño agradable?
"En realidad s-sí". -piensa, caminando hacia él.- "He soñado contigo, Gokudera-kun".
Pero no se lo dice, la situación ya de por sí es bastante embarazosa como para todavía agregarle más "detalles".
- Yo... yo leí tu mensaje. -lo mira a los ojos, mostrándole el papel que lleva en su mano.- También... vi tus presentes, muchas… muchas gracias.
Él siempre tan lindo, tan atento con su persona. Esa parte le gusta mucho del bombardero.
- Décimo. -Gokudera lo atrae hacia sí, dándole un fuerte abrazo y un beso en sus cabellos.- No me lo tiene que agradecer, es lo mínimo que podía hacer por usted en su cumpleaños.
- S-Sí, pero… -se aparta un poco para verlo, tratando de olvidarse de lo rápido que late su corazón, lo sonrojado que sigue, o lo bien que se siente estar entre sus brazos.- Me hubieras despertado al menos… fue tan vergonzoso que me vieras así y yo…
- ¡Qué dice, Décimo! -el también se sonroja y se ríe abiertamente.- ¡Se veía tan lindo que no pude despertarlo!
Le da un rápido beso en la mejilla, volviendo a hacer que se ponga más colorado.
-Esto... -y sentirse cada instante así, tan nervioso, tan vulnerable, tan feliz, no es bueno, no le gusta. Por eso es que murmura por lo bajo y hace una especie de puchero.- ¿Sabes que me consientes mucho, Gokudera-kun?
- ¡Sólo trato de hacerte feliz, Décimo!
Y lo consigue, de verdad que sí.
Desde hace tres semanas que comenzaron a salir, no hay ni un solo día que Gokudera-kun no le diga o le muestre cuánto lo quiere y lo aprecia. Lo feliz que es de estar con él, y por supuesto que él también lo es, como no se imaginó que sería nunca.
- Décimo… -la Tormenta le muestra otro presente que no le ha dejado en su casa, pero es igual de significativo que los demás y lo ha estado cargando y cuidando desde entonces.- Pida un deseo, por favor.
Enciende la vela con un "15" sobre el pequeño pastel que sostiene, consiguiendo que el castaño sonría y dé un paso más confiado hacia él.
- Pero si ya tengo todo lo que puedo pedir.
Sin más lo toma de la chaqueta, dándole un buen beso en la boca. Hayato apenas y pueda alzar el pastel, sorprendido por la acción de su Décimo aunque le gusta, debe de admitir, que sea su capo quien tome la iniciativa y le agradezca de esa forma que le gusta mucho.
- Décimo… -el beso termina, y Tsuna aprovecha para apagar la vela.- ¡Feliz cumpleaños, y que cumpla muchos más!
- Sólo si tú estás conmigo, Gokudera-kun. -un sonrojo más tenue y encantador cubre sus mejillas, consiguiendo la misma reacción en el bombardero.
- ¡Por supuesto! ¡Siempre!
Aquella promesa en sellada con un beso, seguido de muchos más.
Hoy, es un día muy especial para Tsuna, y ellos lo celebran de la mejor manera que pueden: juntos, y siendo muy felices con ello.
Fin.