De Heridas y Corazones. (2/?).

Jul 08, 2011 20:02

Título: De Heridas y Corazones.
Fandom: Katekyo Hitman Reborn!
Personajes: Sawada Tsunayoshi, Gokudera, Hayato, Yamamoto. Kyoko & Hana.
Género: Amistad, Romance implícito.
Rating: T.
Advertencias: Leve Shonen Ai. 5927.
Resumen: Porque el día después de confesarte y ser rechazado nunca es grato. Mucho menos, si tienes que ver a esa persona en la escuela, ¿cierto, Tsuna?
Disclaimer: Porque Katekyo Hitman Reborn! no me pertenece, sino a Amano Akira-sama.

08/07/11.

Capítulo 2 - Punzadas.
Es Lunes... inicio de semana. Esa mañana, Tsuna se siente un poco mejor.

Llorar por quién sabe cuánto tiempo bajo la lluvia y sobre el pecho de Gokudera, le ha hecho más bien del que esperaba, pues no sólo se ha despertado solo esa mañana, sino que se siente con un poco más de fuerzas y ánimo pese a lo ocurrido.

Se estira sobre la cama y bosteza, sintiendo su cuerpo más relajado.

Es cierto, esa no es su habitación. Se ha quedado a dormir en el departamento de la Tormenta, y al parecer lo ha hecho de maravilla.

La quietud en la que se queda trae a su mente algunos recuerdos del día anterior y el motivo por el que ha terminado ahí.

"Lo siento, Tsuna-kun... yo...".

"¡Go-Gokudera-kun...! ¡K-Kyoko-chan... ¡Kyo…ko-chan…".

No, no, no. Niega un par de veces para alejar esas escenas, y que su pecho no comience a doler. No debe pensar tan temprano en eso.

Por su bien.

- ¿Décimo?

Un par de golpes en la puerta atraen su atención, cambiando su expresión al escuchar esa voz.

- Pasa, Gokudera-kun.

La puerta se abre, y el bombardero entra con una sonrisa en su rostro.

- ¡Muy bueno días, Décimo!

- Buenos días. -le corresponde el saludo, con más entusiasmo del que esperaba mostrar.

- ¿Durmió bien?

- Sí. -asiente, con una pequeña sonrisa.- Recién me acabo de despertar y... me siento mucho mejor. Gracias.

Hayato lo mira por varios segundos, como si tratara de ver tras sus palabras y su semblante.

Es verdad, luce más animado y sus ojos ya no están hincados y rojos como ayer. Eso es bueno.

- ¡Me da gusto escuchar eso! -confiesa, regalándole otra de sus sonrisas. Luego, recuerda porque está ahí.- ¡Oh, es cierto, Décimo! Venía a ver si ya se había despertado; aún es temprano, pero recuerde que todavía tiene que ir a su casa para cambiarse e ir por sus cosas, además de que su Mamá y Reborn-san lo están esperando.

- ¡Cierto!

Se baja de la cama, poniéndose la pantuflas para ir al baño con su ahora ropa seca del día anterior.

Y es que luego de estar tanto tiempo bajo la lluvia, y decidir qué iban a hacer, y ya en su casa, su amigo le había dicho que tomara una ducha y hasta le prestó algo de ropa para que se cambiara y así no se resfriara mientras la suya se secaba.

Gracias a eso, su salud no se vio afectada.

- Muchas gracias por recordármelo, Gokudera-kun. -antes de salir de la habitación, le regala una pequeña sonrisa.- ¿Qué es lo que haría sin ti?

- ¡N-no diga eso, Décimo!

Gokudera se sonroja un poco, sintiéndose feliz y porque no, también nervioso al escuchar sus amables palabras.

Una vez solo en la habitación, se pregunta si dejar que vaya a la escuela es la mejor opción.

Sí, quizá su Mamá ni Reborn-san saben lo que ha pasado y él les prometió que iba a cuidar muy bien al Décimo y que lo iba llevar muy temprano en la mañana, pero... aún podrían encontrar alguna excusa para que su querido capo se quede en casa y no asista.

Después de todo, es muy pronto para que vea a "aquella mujer".

- ¿Gokudera-kun, me escuchaste?

- ¿Q-Qué? -es obvio que no, pero eso no explica por qué de pronto está tan rígido como un soldado.- ¿M-Me decía algo?

Un par de ojos castaños lo miran por largos segundos desde el marco de la puerta al asomarse al no obtener contestación de su parte.

- Sí, te decía que si querías quedarte a desayunar en mi casa. Aún es muy temprano para que te vayas a la escuela o muy extraño que vuelvas de nuevo aquí.

- ¡A-Ah! ¡Si al Décimo y a su mamá le parece bien... por mí no hay problema, sería todo un honor!

- D-De acuerdo. -de nuevo una pequeña risita, y Tsuna está a punto de darse la vuelta para ir a cambiarse ahora sí, pero la tenue voz de Gokudera lo detiene.

- Décimo...

Se gira para verlo, dándose cuenta del cambio enérgico de su voz por uno serio. Su expresión incluso está ensombrecida.

¿Qué sucede tan de repente?

- S-Sé que no tengo derecho a decirle esto, pero... -alza su vista, denotando preocupación.- ¿No sería mejor que hoy... se quedara en casa? Yo... la verdad es que estoy preocupado por usted.

La confesión que le hace, el tema que toca, sorprende e incomoda al Guardián del Cielo. Es obvio que su intención no es sacar ése tema que lo lástima y que para ser sinceros, él tampoco quiere tratar. No ahora. Sin embargo, la palabra clave está ahí:

"Estoy preocupado por usted".

¡Y con justa razón! Pues Gokudera-kun es el que lo vio desmoronarse ante sus ojos; quién estuvo ahí, tratando de confortarlo, calmar su dolor mientras escuchaba su historia entre sollozos y más lágrimas.

Pero no hay opción. Lo sabe.

- G-Gracias. -contesta, sin mirarlo a los ojos.- Pero no puedo faltar. Después de todo... no quiero que mi mamá, Reborn o incluso Kyoko-chan, se preocupen por mí. Yo... -hace una pausa, en la que tiene que respirar y calmarse; tranquilizarse, pues sus ojos comienzan a llenarse de lágrimas. No quiere llorar, no otra vez.- Yo... voy a estar bien, Gokudera...-kun.

Quizá si lo dice en voz alta una y otra vez, y se lo cree, así suceda.

- Iré... iré a cambiarme, entonces. -hace un ademán con su mano para indicarlo, sonriendo un poco.- Tú... también deberías de hacerlo, o se nos hará tarde, ¿de acuerdo?

- S-Sí.

Se queda en el mismo lugar sin poder moverse, con la imagen grabada en su mente de su Décimo. Y se enoja.

"¡Maldición!" -golpea su puño contra la pared, sin poder creer lo que ha conseguido.- "¡He hecho que el Décimo se vuelva a sentir mal! ¡Felicidades, Hayato! ¿En qué diablos pensabas?".

Camina hasta la cama, dejándose caer en ella y con su brazo, se cubre sus ojos. Se siente tan frustrado y avergonzado, qué no sabe qué hacer.

- Maldición…

.::.
Tsuna no está enojado con el italiano. Simplemente no se sentía con muchos ánimos para mantener una larga conversación de camino a su casa. El desayuno transcurrió como cualquier otro día en el que Reborn se comía su porción, Gokudera-kun le daba gustoso la suya, Lambo e I-pin discutía, y su mamá sonreía y sin ninguna objeción le preparaba otro poco.

Un desayuno normal, en el que el castaño se esforzó por ser el mismo de siempre y que nadie más se diera cuenta de lo que le pasaba. Al parecer lo logró, pues ni Reborn le dijo nada.

Ahora... seguir aparentando que está bien en la escuela.

- ¿Tsuna?

- ¿E-Eh?

Yamamoto le habla, al darse cuenta que de pronto deja de caminar con ellos y se queda atrás. El de ojos verdes lo mira.

- ¿Qué pasa, no te sientes bien? Estás muy distraído.

- Yo…

- ¡Tú, idiota del béisbol! -le regaña el bombardero, poniéndose tras su espalda y empujándolo para que camine.- ¡Deja en paz al Décimo y muévete, llegaremos tarde!

- ¿Pero qué haces, Gokudera? ¿Quieres que juguemos? Haha.

Takeshi se ríe, continuando con su camino ante la mirada penetrante que el otro le lanza.

- Décimo... -se gira hacia él, con una pequeña sonrisa nerviosa.- Estoy con usted, no lo olvide. No está solo.

Sus palabras y su gesto lo reconfortan.

Lo cierto es que con cada paso que daban para llegar a la secundaria, su corazón latía con más fuerza, su pecho dolía y se ponía más nervioso. Quizá Gokudera-kun había tenido razón y debió de haberse quedado en casa. Eso es lo que pensaba, cuando había dejado de caminar. Cuando quería dar marcha atrás y salir corriendo de ahí.

Pero ahora... la ansiedad, el miedo que sentía por ver de nuevo a Kyoko-chan, disminuía al saber que no estaba solo. Su guardián de la Tormenta, pero sobre todo su mejor amigo, estaba ahí para respaldarlo, apoyarlo, y darle la fuerza que necesitaba para seguir adelante y no caer. Si lo hacía, ahí estaba Gokudera para sostenerlo como la noche anterior.

- G-Gracias. -una pequeña sonrisa se posa en sus labios, continuando ambos con su caminar.

Cuando llegan a su aula 2-A, el corazón de Tsuna se detiene por un segundo antes de abrir. Recuerda que no está solo, atrás de él está Gokudera-kun y Yamamoto.

"Estaré bien". -se repite un par de veces, y al final abre la puerta.

Justo como era de esperarse, la castaña ya está ahí, hablando con su amiga. No obstante, por algún motivo se gira hacia la puerta viendo en ese momento entrar a los tres Guardianes. Tanto ella como Tsuna se ponen nerviosos e inquietos.

Aquello… es tan incómodo que ambos tienen que bajar la mirada apenados.

- Décimo...

- S-Sí.

La simple voz de Gokudera lo trae de nuevo a la realidad, haciendo que siga caminando hacia su banca. Una vez que deja su mochila y siente una mirada sobre él (sabe que es ella) se gira con una pequeña sonrisa.

- B-Buenos días, Kyoko-chan... Kurokawa-san.

- ¿Eh? -la sorpresa se puede ver claramente en su rostro, al no esperar un saludo de su parte.- B-Buenos días... Tsuna-kun.

Lo dice bajito y mirando hacia otro lado, pero aún así es suficiente para que el Décimo Vongola la escuche.

Sí, su corazón duele, mucho; siente algunas punzadas en su pecho, pero al menos… su amistad sigue ahí.

No todo está perdido. Eso es... ¿bueno?

No, no es así.

Continuará...
 

a: katekyo hitman reborn!, p= 5927, reto diario

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